Historia de la Anatomía en México en el Siglo XVIII Joaquín Reyes Téllez-Girón
Para abordar el estudio sobre la enseñanza de la anatomía en el siglo XVIII dentro de la Real y Pontificia Universidad de México será preciso mencionar, en primer lugar, cuál era el enfoque que tenían los estudios anatómicos en Europa durante este siglo, ya que a finales del siglo XVIII y principios del XIX es cuando van a tener influencia en México, donde las teorías son propagadas por aquellos científicos que, de alguna manera, habían tenido acceso a esos estudios; de esta forma, es como el hombre novohispano tiene contacto con los conocimientos modernos. Es el Siglo de la Ilustración donde predomina el poder de la razón y el hombre defiende una nueva ideología que lo libera del sistema establecido, se trata de buscar desde el punto de vista científico las causas de los fenómenos, a través de la observación y la experimentación.
La Anatomía de la Ilustración en Europa, recogió los conocimientos aportados por los grandes anatomistas de los siglos anteriores, como fueron Vesalio y Fallopio, entre otros. En el siglo anterior, la anatomía había dado un giro para transformarse de morfológica en animada; ya no sólo se trataba de describir las estructuras de los órganos aislados de su función, sino que se quería que los conocimientos tuvieran una aplicación práctica, por lo que se buscaba encontrar características comunes en los órganos y en la composición de los diversos aparatos que constituyen el cuerpo humano. Se realizaron magníficos atlas del cuerpo humano, en un deseo por mostrar la descripción iconográfica, tarea que se facilitó con las nuevas formas de impresión como el grabado, lo que fue posible gracias a las diferentes técnicas de investigación utilizadas y al artista dibujante que pudo recoger en láminas lo disecado por el anatomista. De las diversas escuelas europeas podríamos mencionar una lista muy amplia de los grandes anatomistas que se distinguieron en este siglo; así, tenemos en la italiana a Giovanni Battista Morgagni, a quien se le deben importantes estudios de anatomía patológica y quien publicara en 1716, su libro titulado Sitio y causa de las enfermedades según las investigaciones anatómicas. En España, la enseñanza de la anatomía tuvo un gran desarrollo en las universidades, debido a la llegada de extranjeros (franceses) con el primer monarca borbónico Florencio Kelli, quien se dedicó a la enseñanza de la anatomía, donde se distinguieron discípulos como Manuel de Porras y Martín Martínez. Otros hechos relevantes fueron que Carlos III y Carlos IV se preocuparan porque las disecciones fueran hechas frecuentemente en el Hospital Real de Madrid y la creación de los Reales Colegios de Cirugía de Cádiz (1748), Barcelona (1764) y San Carlos de Madrid (1787); en ellos, sus fundadores fueron Pedro Virgili y Antonio Gimbernat. Entre los textos de anatomía publicados en este siglo tenemos: el de Manuel de Porras, Martín Martínez, Blas Beaumont, Juan de Dios López y, para finales del siglo, la obra de Ignacio Lacaba y Jaime Bonells titulada Curso completo de anatomía del cuerpo humano. Podemos darnos cuenta que en la enseñanza de la anatomía en Europa y especialmente en España, se lograron grandes avances; sin embargo, la enseñanza de la asignatura dentro de la Real y Pontificia Universidad de México no sufrió modificaciones durante gran parte de este siglo, pues siguió siendo la tradicional, basada en los textos de Hipócrates y Galeno. Las Constituciones de Palafox seguían vigentes, aunque cabe hacer notar que no se cumplían cabalmente como estaba estipulado, ya que las prácticas de disecciones no se hacían con frecuencia, motivo por el cual fueron sancionados los cirujanos anatómicos que no cumplían como es el caso de José García, quien argumentó que la causa de esta situación era la escasez de cadáveres en buenas condiciones. Ocuparon el cargo posteriormente, Fray Bernabé de Santa Cruz, quien realizó disecciones en el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción, y Francisco Almonte, que al igual que los anteriores, llevó a cabo disecciones, aunque esporádicas. Se contaba para la práctica de disecciones con instrumental de cirugía, un esqueleto y una estatua, material del que eran responsables tanto el cirujano anatómico como el maestro de anatomía. Sabemos que las disecciones no se llevaban a cabo en el recinto universitario, ya que no se contaba con un anfiteatro para hacerlo, aunque en 1753 existió un proyecto para su construcción, pero no se consolidó, de ahí que los alumnos tuvieran que asistir al Real Hospital de los Naturales a realizar sus prácticas de disección; además de que tenían la facilidad de utilizar los cadáveres de las personas que morían en ese lugar.
Real Colegio de Cirugía El estudio de la enseñanza de la anatomía durante este periodo se impartió en el Real Colegio de Cirugía, el cual constituyó otra institución más que brindó la oportunidad de hacer estudios profesionales a quienes desearan obtener el título de cirujano. Desde 1763, el administrador del Real Hospital de Indios, Antonio Arroyo había mostrado un gran interés porque se hicieran frecuentes disecciones en este lugar y se nombrara un encargado de dirigirlas, por lo que después de solicitar al Rey y al Virrey la creación de una Academia de Cirugía en dicho Hospital, es creado el Real Colegio de Cirugía por Cédula Real el 20 de mayo de 1768, y donde quedó establecido que se impartirían dos cursos, uno de Anatomía Práctica y otro de Operaciones. Las disecciones sólo podían ser en los meses de noviembre a febrero, y se practicarían 10 en cada mes.
El Real Colegio de Cirugía tuvo como primer director a don Andrés Montaner y Virgili, con el título de cirujano mayor, como su ayudante y encargado de las disecciones fungió Manuel Moreno, ambos procedentes del Real Colegio de Cirugía de Cádiz. Como hemos mencionado no existía un lugar adecuado para hacer las disecciones en la Universidad, por lo que se decretó que los estudiantes de medicina de la Universidad (latinos) acudieran junto con los que hacían estudios de cirugía (romancistas) a recibir tanto las lecciones de anatomía como las prácticas de disección en dicho colegio. La cátedra de anatomía fue creada por el decreto del rey Carlos III el 16 de marzo de 1768, en la cual, además del catedrático, que era el director de la Escuela, se nombró a un prosector o disector quien tenía la obligación de hacer, en lo más fresco del año, un Curso de Anatomía Práctica. Los cursos dieron principio el 10 de abril de 1770, el año escolar duraba seis meses, de octubre a marzo, las lecciones eran matutinas y las preparaciones vespertinas y el libro de texto utilizado era el de Juan de Dios López, titulado Compendio anatómico. Se empezaba con el estudio de la Osteología y Artrología, con demostraciones en los esqueletos artificiales, siguiéndose con la Miología, con el apoyo de un maniquí de madera, previo a las disecciones que se llevaban a cabo en cualquiera de los dos anfiteatros de la escuela, se les enseñaba a los alumnos a inyectar los vasos con sustancias hechas de trementina, cera blanca, sebo y bermellón, utilizando el color verde para las venas y el rojo para las arterias. Con la creación del Real Colegio de Cirugía se dio un cambio en la enseñanza, ya que las prácticas de disección fueron básicas para la formación tanto de los médicos como de los cirujanos, además de que se introdujeron libros europeos modernos. La influencia de la Ilustración se dejo sentir en algunos científicos mexicanos que tuvieron acceso a la nueva ideología, como Ignacio Bartolache, quien impartió varias cátedras en la Universidad, entre ellas la de Anatomía y Cirugía en 1769; a él se le debe la edición de un periódico llamado Mercurio Volante, considerado como la primera revista médica en América. Entre sus artículos se encuentran dos números dedicados a destacar la importancia que la anatomía tiene en la formación de los médicos, ya que a través de las disecciones pueden lograr un conocimiento más amplio del cuerpo humano, lo que generó el aprendizaje de un nuevo concepto de la enfermedad y dejó atrás la teoría humoral. Asimismo, se distinguió Luis José Montaña, quien impartió la cátedra de Anatomía de 1782 a 1789. Este maestro contribuyó también al cambio en el sistema de enseñanza de esta época, ya que consideró de vital importancia el estudio clínico.
Al iniciarse el siglo XIX, la enseñanza de la medicina se vio interrumpida por la lucha de Independencia que duró 11 años, tiempo en que prevaleció una gran inestabilidad económica y política en el país; la Universidad fue ocupada por las tropas realistas; y, aunque las cátedras se impartieron en otros sitios, no dejó de verse afectada la vida académica. En 1821, al consumarse la Independencia, la vida en el país fue difícil en todos los aspectos; sin embargo, una vez rotos los nexos con España, hubo una gran afluencia de libros europeos y un gran intercambio cultural con Francia, lo que habría de influir en la enseñanza médica durante el siglo XIX. Finalmente, el gran cambio en la enseñanza médica durante el siglo XIX se da el 23 de octubre de 1833, cuando es clausurada la Universidad y el Real Colegio de Cirugía y se crea la Dirección de Instrucción Pública y los Establecimientos de enseñanza superior; entre ellos, el de Ciencias Médicas que fusiona los estudios médicos y los de cirugía. |