La investigación en la FM Departamento de Anatomía Una de las investigaciones que se realizan en el departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina versa sobre la epilepsia, enfermedad que se define como una alteración patológica del sistema nervioso que afecta a millones de personas en el mundo. Sin embargo, "aunque la práctica de la medicina ha mostrado cierto éxito en el tratamiento de esta enfermedad con fármacos (anticonvulsivos), o en algunas ocasiones con procedimientos quirúrgicos, el conocimiento de la causa primaria de la epilepsia o del mecanismo celular responsable de la actividad convulsiva aún no es del todo conocido", afirmó el doctor en Ciencias Biomédicas Hugo Solís, investigador y coordinador de investigación de este departamento. La epilepsia, dijo, también se concibe como un conjunto de síntomas que tienen cierta complejidad para su detección y que se manifiestan como una serie de alteraciones en la actividad eléctrica cerebral y alteraciones en la conducta del individuo. Etimológicamente, la palabra epilepsia deriva de una preposición y de un verbo irregular griego, epilambanien, que significa "ser sobrecogido bruscamente". A su vez, la Liga Internacional contra la Epilepsia y la Organización Mundial de la Salud la definen como una afección crónica de etiología diversa, caracterizada por crisis recurrentes, debidas a una descarga excesiva de las neuronas cerebrales (crisis epilépticas), asociadas eventualmente con diversas manifestaciones clínicas y paraclínicas. Esta enfermedad afecta a un 2 por ciento de las personas en algún momento de su vida y el uno por ciento padece epilepsia crónica. "La mayoría de los pacientes no asisten al hospital y sólo lo hacen si no responden al tratamiento médico. Por esta razón, el estudio de los mecanismos fisiológicos del fenómeno convulsivo, el conocimiento de sus características y la investigación de procedimientos terapéuticos que prevengan, impidan o disminuyan la epilepsia ha sido siempre motivo de interés para las neurociencias", señaló el doctor Solís. Hasta el momento, numerosos estudios han resaltado los problemas psicosociales con los que se enfrentan las personas epilépticas. Una revisión de la literatura, basada en más de 150 artículos, ha mencionado aspectos tales como una menor tasa de matrimonios, mayores dificultades sexuales, mayor desempleo y empleo en puestos de inferior categoría, rechazo de sí mismo, dudas para contar a otros su enfermedad y discriminación; sin embargo, estos estudios han llegado a conclusiones diferentes y a veces contradictorias. Un estudio reciente sobre los efectos sociales y psicológicos de un diagnóstico de epilepsia han puesto aún más en entredicho la suposición de que los epilépticos se encuentran siempre en desventaja. Se ha podido crear una imagen falsa debido a que los datos antiguos procedían en su mayoría de los archivos hospitalarios, en los que los pacientes con enfermedad crónica solían ser la mayoría. Para obtener estos resultados, dijo también el profesor titular de tiempo completo, se distribuyó un cuestionario por correo entre 124 consultorios generales en el Reino Unido, elegidos al azar tanto en áreas rurales como urbanas, al que respondieron un total de 192 adultos que habían sido diagnosticados con epilepsia desde hacía 36 meses como máximo. Aunque el 91 por ciento había tenido problemas en al menos una de las áreas, éstos fueron menores que los encontrados en los pacientes crónicos. Pero el mayor problema se basaba en la aceptación del diagnóstico, el miedo a los ataques, el miedo a perder el empleo, a los distintos efectos sobre las actividades recreativas y a la falta de energía. Los problemas psicosociales se correlacionaron con el número y la frecuencia de los ataques, lo que sugiere que los pacientes epilépticos pueden llevar una vida relativamente normal si se controlan los ataques con una terapia adecuada. Otro estudio, recientemente realizado en dos consultorios del Reino Unido, describe el nivel de información y el tipo de actitud frente a la enfermedad entre 29 epilépticos y 32 controles. Aunque el número de participantes es pequeño, se pueden destacar algunos puntos interesantes: los epilépticos no sabían mucho más que los controles sobre la naturaleza y etiología (causa) de su enfermedad o sobre los factores que precipitan los ataques, pero la mayoría sabía que existen diferentes tipos de epilepsia y estaban también más predispuestos a considerarla una enfermedad grave. Los pacientes se sentían sobre todo preocupados porque no se pudieran prever los ataques, por los posibles efectos durante el embarazo, las reacciones de la gente, por la posibilidad de sufrir un ataque fuera de casa o estando solos, por su futuro modo de vida y por los efectos secundarios de los fármacos. Otras causas de estrés fueron la pérdida de memoria y la vergüenza asociada con los ataques, la pérdida de control (sobre todo delante de extraños), largos periodos de medicación y no tener permiso para conducir. Los resultados de otros estudios señalan que a la mayoría de los pacientes les gustaría saber más sobre las causas de la epilepsia. Muchos de ellos limitan su estilo de vida y es raro un cumplimiento completo y regular de la medicación, posiblemente debido a que no se dan cuenta de su verdadera importancia. Por tal motivo, una forma adecuada de comprender a la epilepsia, señaló el doctor Hugo Solís, es estudiar directamente el tejido nervioso que está alterado. "Una forma de valorar el proceso convulsivo es a través del estudio de la actividad eléctrica cerebral por medio del electroencefalograma (EEG) registro de la actividad eléctrica cerebral, en el que se valora el patrón de actividad cerebral que tiene cada uno de los individuos afectados. Hoy en día, el EEG se realiza con la ayuda de la computadora y se valora mejor la actividad eléctrica cerebral". Con este patrón de actividad se pueden identificar, caracterizar y clasificar ciertos tipos de epilepsias; por ejemplo, la descarga a tres ciclos por segundo con morfología de espiga onda tiene un correlato clínico que consiste en que el individuo presenta un periodo de ausencia. "Es frecuente, mencionó, observar este patrón de actividad en niños; por lo tanto, es necesario hacer un buen diagnóstico, ya que el niño se verá muy afectado en su vida social". Actualmente, dijo, la investigación trata de establecer la causa común de las epilepsias. "Se sabe que el sistema nervioso central funciona con dos principios básicos: la excitación y la inhibición. Ha resultado práctico establecer que el exceso de la excitación es lo que determina la aparición del proceso convulsivo. Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que la falta de inhibición ─desinhibición─ determina de manera significativa la aparición del fenómeno convulsivo. Las herramientas que han sido útiles para el estudio de las epilepsias son los modelos que se desarrollan en animales de experimentación. El primer modelo que sirvió para caracterizar la descarga epiléptica fue el foco penicilínico, el cual consiste en colocar directamente en la corteza cerebral unas cuantas unidades de penicilina y se obtiene como resultado la descarga de una neurona epiléptica. En este modelo, Matsumoto y Ajmone-Marsan (1964) describieron por primera vez lo que caracteriza a la descarga de una neurona epiléptica y le llamaron a estos cambios de despolarización de la membrana celular, despolarización paroxística (DP). Este fenómeno ha sido el denominador común y el objetivo de muchas investigaciones para entender el porqué una neurona, que en su fisiología normal se caracteriza por generar potenciales de acción, genera un patrón de actividad que sugiere fuertemente alteración de la membrana y, por lo tanto, alteraciones en la excitabilidad neuronal. Por esta razón, cuando están alterados estos potenciales de acción aparecen de mayor amplitud y con mayor frecuencia sin mostrar el ciclo de despolarización-hiperpolarización. En resumen, son cambios de la excitabilidad de la célula los que observamos en la neurona epiléptica. |