Seminario
El Ejercicio Actual de la Medicina

Envejecimiento exitoso

Dr. Héctor G. Aguirre Gas
Dr. Leobardo C. Ruiz Pérez

INTRODUCCIÓN.
En todas las épocas de la historia de la humanidad, ha existido el miedo ineludible a la vejez. Se ha buscado todo tipo de “remedios” para evitarla o cuando menos retrasarla, desde brujerías y exorcismos, hasta la investigación de alto nivel, con resultados poco alentadores. En toda esta búsqueda se ha llegado a responsabilizar al tiempo, como el factor determinante de la vejez y al transcurrir de los años, como el responsable de la muerte.

Se acepta que la vejez no esta determinada exclusivamente por la edad, no es una enfermedad, sino un deterioro orgánico y funcional, que afecta a los humanos en cualquier edad. Actualmente se sabe que las causas del envejecimiento radican en un 33% en los genes, en tanto que el estilo de vida y el ambiente son responsables del resto. Por lo tanto, tendremos que empezar a trabajar de inmediato, independientemente de nuestra edad, para lograr un envejecimiento exitoso. Si ya estábamos determinados genéticamente, para lograr una edad avanzada, adicionalmente lograríamos una vida y una vejez con mayor calidad.

Al mismo tiempo que científicos han dedicado gran parte de sus esfuerzos a lograr la meta de mejorar las condiciones de salud de los humanos, retrasar el proceso de envejecimiento y prolongar su vida, los avances alcanzados están convirtiendo a los adultos mayores en un problema social, demográfico, familiar y económico. Zvonco Kusic se refiere a esta situación en su país Croacia), en las siguientes formas: “Los estudios de población demuestran un alarmante aumento en el número de personas ancianas”, “Este hecho tiene implicaciones económicas y de salud negativas” y “Aumenta la preocupación sobre la viabilidad a largo plazo de los sistemas de apoyo social entre generaciones” (1).

Conforme a los conocimientos vigentes, los humanos empezamos a envejecer alrededor de los veinticinco años, justamente en la época en que se abre el panorama de los éxitos en la vida, situación que nos lleva a reflexionar acerca de la necesidad de hacer todo lo necesario, para que ese envejecimiento, no limite las posibilidades de lograr nuestro proyecto de vida, nos permita vivir con calidad y recorrer el camino de la vida con satisfacción, salud, dignidad, autosuficiencia y en forma productiva.

Aún cuando el envejecimiento no pueda ser evitado, el éxito que se pueda alcanzar en el proceso de envejecimiento, dependerá del balance entre los buenos y los malos hábitos, con que se hubiera vivido durante los años previos, las enfermedades que hubiera padecido y el cuidado que se hubiera tenido de ellas. El cuidado o descuido que tengamos con nuestro organismo, puede ser la diferencia entre el éxito o fracaso que alcancemos en este proceso natural, entre una vejez prematura, oportuna o tardía y de la buena o mala calidad de vida que tengamos durante ella. Por ello, es importante una buena planeación de la vejez, desde la juventud.

Deberemos trabajar para retrasar las causas y las manifestaciones del envejecimiento fisiológico de nuestro organismo, en los aspectos: físico, mental, emocional, intelectual y espiritual, tanto como para desarrollar buenos hábitos y combatir los malos; prevenir y controlar las enfermedades que aceleran el envejecimiento y el deterioro de nuestro organismo, como el tabaquismo, el sedentarismo, el sobrepeso, la ingesta excesiva de alcohol, la falta de uso de los filtros solares, el cinturón de seguridad, la diabetes, la hipertensión y otros.

Los tejidos del cuerpo humano se encuentran en recambio metabólico constante y se adaptan en respuesta a las necesidades que el propio organismo les demanda: la capacidad intelectual se desarrolla en la medida que se utilice con mayor intensidad, los músculos se vuelven más fuertes y voluminosos cuando se ejercitan, el corazón es más eficiente cuando se somete a esfuerzos, los huesos están mejor calcificados si están en activo y las articulaciones son más elásticas cuando se están en movimiento. Por otra parte, el sedentarismo físico e intelectual, nos conducirá irremediablemente a la pérdida de sinapsis neuronales, atrofia cerebral y pérdida progresiva de las capacidad intelectual; atrofia muscular, menor eficiencia del corazón e inclusive insuficiencia cardiaca; osteoporosis, rigidez articular y a la larga a la pérdida de la autonomía, a la invalidez y a la dependencia.

Un organismo fuerte podrá enfrentar en mejores condiciones el declive de la vejez o llegar a ella más tarde, evitar la dependencia física o emocional, así como para afrontar con más a éxito las enfermedades.

Hasta aquí se ha hablado de envejecimiento, vejez y éxito, como si todos estuviéramos de acuerdo en el significado de estos conceptos, no fáciles de definir en forma consensuada.

La Real Academia Española de la Lengua (2) define al envejecimiento como: “hacerse viejo o antiguo, durar o permanecer por mucho tiempo”.

Establecer el concepto de envejecimiento es ciertamente complicado, pues a un deterioro natural del cuerpo humano, en su estructura y sus funciones, como consecuencia de los años vividos, se puede agregar una actitud pasiva, que lo lleva a aceptar que ha perdido la autosuficiencia física y emocional, la capacidad de proveer y la necesidad de depender de otros o de aislarse de ellos. Se propone el siguiente concepto:

El envejecimiento es un proceso de la vida, durante el cual el cuerpo humano está perdiendo parte de su capacidad física, intelectual y emocional, como consecuencia del tiempo vivido, que le ocasionan limitaciones en su desempeño, para mantener su salud y su autonomía, al tiempo que esta en posibilidades de adquirir conocimientos, habilidades, experiencia y sabiduría”.

En cuanto al término: “viejo”, se ha empleado para todos aquellos objetos que han permanecido por mucho tiempo, a diferencia de otros como las obras de arte o los buenos vinos, llegarán a ser clásicos o añejos, antes que viejos. En este sentido, se relaciona a lo viejo con el tiempo que ha transcurrido desde el inicio de su existencia.

La Real Academia Española de la Lengua (2) se refiere como acepciones del término: “viejo”, aplicables a los humanos a la: “persona de edad”, “que cumplió 70 años”, “que viene de mucho tiempo atrás”, “acostumbrado o experimentado”.

Sin embargo, también registra otros términos aplicables a estas acepciones, que podrían reemplazar al término “viejo”, para referirse a los humanos (2):

  • veterano”: persona de edad madura que se ha desempeñado mucho tiempo en una profesión o esta experimentado en un ejercicio, situación o actividad.
  • senior”: antecedente de señor o senador.
  • sénior”: el que es mayor que otro, habitualmente su hijo, con el mismo nombre”, por su experiencia en la vida, las capacidades desarrolladas y la sabiduría acumulada, que les da una jerarquía superior.

El viejo, veterano, senior o sénior, tiene el compromiso de aportar sus conocimientos y su experiencia, para desarrollar nuevos conceptos de vida en beneficio de la humanidad. Existen numerosos ejemplos de grandes hombres de la historia, que realizaron sus obras más importantes, cuando habían rebasado ese límite arbitrario de los 65 años.

En nuestro país se ha asignado a la vejez una variada serie de términos honoríficos, con el claro propósito de no ofender o hacer sentirse mejor a los viejos, especialmente a aquellos que no son capaces de reconocer sus propias capacidades y limitaciones y no pueden transitar con dignidad y elegancia, por el proceso de envejecimiento.

Se les ha llamado personas “de la tercera edad”, ¿para distinguirlas de las de la segunda y la primera?; “adultos mayores”, ¿para distinguirlos de los adultos menores? y “adultos en plenitud”, ¿para distinguirlos de los que no están en esta condición? y hasta “rucos“, para distinguirlos de los “chavos”. Si no podemos aceptar como bueno y digno el término de “viejo”, aún se podría proponer otras opciones ya mencionadas.

Tenemos que reconocer que todavía no hay un término feliz, para identificar cuál es la edad, en la que las personas tienen la fortuna de ingresar en el selecto grupo de quienes han vivido muchos años, como tampoco hemos podido definir cuantos son muchos años; es más: ¿son los años los que determinan la vejez de las personas?

Propongo perder el miedo al término: “viejo” y evitar aplicar a las personas una connotación de lo caduco e inservible, en lugar de dignificar el término, para referirnos a las personas, que aún teniendo muchos años, son productivas, propositivas, autosuficientes y capaces de aportar a los demás conocimientos, experiencia, sabiduría e inclusive, algunas veces, bienes materiales.

Con estos preámbulos propongo el siguiente concepto: “Viejo es una persona que ha vivido muchos años, con limitaciones físicas, intelectuales y emocionales, que reducen su autonomía y que puede aportar su acervo de conocimientos, habilidades, experiencia y sabiduría”.

En sus análisis estadísticos, los expertos en estadística y los epidemiólogos han establecido divisiones arbitrarias para los diferentes grupos de edad, con el propósito de facilitar su trabajo, asignando a los “viejos” o “post productivos” el grupo de 65 años y mayores.

EL ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIÓN.
A nivel mundial, en 1950 las personas con 65 años de edad o más, alcanzaban únicamente el 5%; para 2005, ya eran del 7% y las previsiones son de que para 2050 sean el 16% (3), superando a la proporción de jóvenes. En los países desarrollados se espera que aumenten de 15% en 2005 a 25.9% para 2050, y que sí actualmente los ancianos son más que los niños, para 2050 duplicarán esta cifra. En 2006 la esperanza de vida se calculó en 17 años para los hombres y 21 para las mujeres, aún cuando en países desarrollados alcanzaron 19 y 23 años (4).

En México en 1950 la esperanza de vida al nacer era de 46.9 años y para 1990 aumentó a 70.6 años, estimándose que llegará a 76.5 para 2020. Mientras que Francia requirió de 115 años para que la población de adultos mayores creciera del 7% al 14%, México solo requerirá de 30 años (5).

En 1950 éramos un total de 25,791,017 mexicanos, dentro de los cuales 865,614 correspondían a personas de 65 años y mayores, equivalentes a un 3.36%. En 2005 la población de nuestro país era ya de 103’263,338 habitantes, con 5’716,359 de ellos con edades de 65 años y mayores, un 5.54% (5).

En cifras absolutas los adultos mayores aumentaron en 55 años, de 865,614 personas en 1950 a 5,716, 359, equivalente a un total de 4’850,745 personas, correspondiendo a un incremento del 560%, al tiempo que la población general aumento de 25,971,017 millones de personas a 103,263,388, equivalente a 77’472,321 personas, correspondiendo únicamente a un incremento del 400%. Esto permite concluir que la población de habitantes de 65 años y mayores se está incrementando más rápidamente (5).

Vale la pena mencionar que durante los primeros 10 años de este periodo (1950-1960), la tasa de crecimiento de la población de adultos mayores fue de un 38%, contra 35% de la población general; en tanto que en los últimos 10 años (1995-2005), la tasa de crecimiento fue de un 42%, en comparación con tan solo 13% de la población general (5).

Estas cifras hacen evidente que la tasa de crecimiento de la población de adultos mayores que en 1960 era tres puntos porcentuales por arriba de la población general, durante los 10 años previos, en tanto que en 2005 fue de 29 puntos porcentuales por arriba, durante los 10 años anteriores. Información que confirma el envejecimiento acelerado de la población en nuestro País.

Proyecciones.
En el año 2000 las personas con 60 o más años de edad, correspondieron al 6.8% de la población total del país, y se espera que para 2050, sean del 28% (5).

La División de Población de las Naciones Unidas, en una revisión realizada en 2002 en las regiones más desarrolladas del mundo, señaló que la población de adultos mayores era de 11.7% en 1950 y se espera que llegue a 32.3% en 2050 (6).

DEMANDA DE ATENCIÓN EN ADULTOS MAYORES.
El Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica, a través del Sistema Único de Información de la Secretaría de Salud, en enero de 2006 presenta la los casos reportados de morbilidad hasta la semana 52 de 2005.

Por estar más relacionadas con lo enfermos de 65 años y mayores, haré referencia a las enfermedades no transmisibles informadas, con especial atención a las crónico-degenerativas. En primer término por su frecuencia y trascendencia, está la hipertensión arterial con 505,006 casos, la diabetes mellitus no insulino dependiente, con 380,393; la enfermedad isquémica del corazón con 56,354 y la enfermedad cerebrovascular con 32,801. Aparecen también la enfermedad ácido péptica, con1,368,809 casos, la gingivitis con 425,520, el asma bronquial con 280,361 y la cirrosis hepática con 11,284, aun cuando sabemos que estas no afectan con mayor frecuencia a los adultos mayores (7). No se menciona a los cánceres debido a que solo se informa en cáncer cérvico uterino y el de mama.

En 1995 se llevó a cabo un análisis epidemiológico, con el propósito de determinar la “Demanda de atención médica en el I.M.S.S. por derechohabientes de 65 años y mayores” en las áreas de consulta externa de medicina familiar, especialidades, urgencias y estomatología; atención hospitalaria, cirugía y las defunciones ocurridas en este grupo de edad (8). Como complemento de este trabajo se hizo un seguimiento diez años después, con el propósito de actualizar el diagnóstico situacional y determinar las variaciones que hubieran ocurrido en la epidemiología de las enfermedades en los adultos de 65 años o mayores en el transcurso de dos quinquenios (9).

Consulta externa de medicina familiar a pacientes de 65 años y mayores durante 2005.

Enfermedad

Número de Consultas

Por ciento

1

Hipertensión arterial

3,769,407

29.1

2

Diabetes mellitus

2,432,163

18.8

3

Infecciones de vías respiratorias superiores

410,798

3.1

4

Artrosis

357,434

2.8

5

Enfermedad isquémica del corazón

298,497

2.3

6

Trastornos del sistema urinario

144,490

1.1

7

Dorsalgia

116,686

0.9

8

Trastornos de los lípidos

113,817

0.9

9

Otras

5,309,104

41.0


Total

12,952,396

100.0

Fuente: Anuario Estadístico de Servicios Médicos. División Técnica en Información Estadística en Salud. Dirección de Prestaciones Médicas. Instituto Mexicano del Seguro Social.

Se hace evidentes el predominio de la diabetes mellitus y la hipertensión arterial, las infecciones de vías respiratorias superiores, las artrosis y la enfermedad isquémica del corazón. En diez años las consultas de medicina familiar aumentaron de 7,377,516 a 12,952,396 (75.6%); la hipertensión arterial aumentó de 23.9% a 29.1% y la artrosis de 1.8% a 2.8%, el resto con valores similares.

Consulta externa de especialidades a pacientes de 65 años y mayores durante 2005.

Enfermedad

Número de Consultas

Por ciento

1

Diabetes mellitus

213,698

6.8

2

Hipertensión arterial

122,844

3.9

3

Crecimientos de la próstata

120,819

3.8

4

Cataratas

116,921

3.7

5

Enfermedad isquémica del corazón

98,845

3.2

6

Insuficiencia renal crónica

87,228

2.8

7

Otras

2,372,173

75.8


Total

3,132,528

100.0

Fuente: Anuario Estadístico de Servicios Médicos. División Técnica en Información Estadística en Salud. Dirección de Prestaciones Médicas. Instituto Mexicano del Seguro Social.

A nivel de la consulta especializada, continúa la prevalencia de la diabetes mellitus, la hipertensión y la enfermedad isquémica del corazón, apareciendo las enfermedades de la próstata, las cataratas y la insuficiencia renal crónica. En comparación con 1995, las consultas de especialidades aumentaron de 1,929,811 a 3,132,528 (62.3%); se observaron incrementos ligeros en insuficiencia renal crónica de 1.6% a 2.8%, diabetes mellitus de 6.5% a 6.8% y en hipertensión arterial de 3.7% a 3.9%, el resto sin variaciones significativas.

Consulta de urgencias a pacientes de 65 años y mayores durante 2005.

Enfermedad

Número de Consultas

Por ciento

1

Diabetes mellitus

125,815

6.9

2

Hipertensión arterial

108,065

5.9

3

Infecciones intestinales

99,915

5.5

4

Infecciones de vías respiratorias altas

91,815

5.0

5

Traumatismos y contusiones

55,457

3.0

6

Gastritis y duodenitis

47,474

2.6

7

Trastornos del sistema urinario

46,452

2.5

8

Dorsalgia

34,105

1.9

9

Otras

1,214,696

66.7


Total

1,823,794

100.0

Fuente: Anuario Estadístico de Servicios Médicos. División Técnica en Información Estadística en Salud. Dirección de Prestaciones Médicas. Instituto Mexicano del Seguro Social.

En las atenciones de urgencias, siguen prevaleciendo la diabetes y la hipertensión arterial, pero aparecen los procesos infecciosos agudos del sistema digestivo y de vías respiratorias altas, así como los traumatismos y contusiones. Con referencia a 1995, las consultas de urgencia aumentaron de 1,105,303 a 1,823,794 (65.0%); no se observaron variaciones significativas en la frecuencia de las enfermedades con relación a 1995.

Consultas de estomatología a pacientes de 65 años y mayores durante 2005.

Enfermedad

Número de Consultas

Por ciento

1

Caries

87,879

30.0

2

Gingivitis y enfermedades periodontales

76,932

26.3

3

Enfermedades de la pulpa dentaria

44,485

15.2

4

Otras

83,707

58.5


Total

293,003

100.0

Fuente: Anuario Estadístico de Servicios Médicos. División Técnica en Información Estadística en Salud. Dirección de Prestaciones Médicas. Instituto Mexicano del Seguro Social.

Las consultas por problemas dentales, se ubican principalmente en los aspectos relativos al cuidado e higiene de la boca, apareciendo en primer lugar las caries, la gingivitis y parodontitis, derivadas de un cepillado deficiente y las enfermedades de la pulpa. En comparación con 1995 las consultas de estomatología se incrementaron de 184,791 a 293,003 (58.6%); no se observaron variaciones significativas en la prevalencia de los padecimientos, en comparación con 1995.

Egresos hospitalarios en pacientes de 65 años y mayores durante 2005.

Enfermedad

Número de Egresos

Por ciento

1

Diabetes mellitus

28,564

7.2

2

Insuficiencia renal crónica

19,448

4.9

3

Cataratas

18,114

4.6

4

Colelitiasis

9,649

2.4

5

Hernia abdominal

8,543

2.2

6

Neumonía

7,705

1.9

7

Otras

305,190

76.8


Total

397,213

100.0

Fuente: Anuario Estadístico de Servicios Médicos. División Técnica en Información Estadística en Salud. Dirección de Prestaciones Médicas. Instituto Mexicano del Seguro Social.

En las hospitalizaciones sigue predominando como primera causa, la diabetes mellitus en función de su descontrol y complicaciones, seguida por la insuficiencia renal crónica, que en una buena proporción es determinada por nefropatía diabética y la neumonía; conjuntamente con las hospitalizaciones para la atención de problemas quirúrgicos como las cataratas, enfermedades de la vesícula biliar y las hernias de la pared abdominal. En comparación con 1995, los egresos hospitalarios aumentaron de 234,021 a 397,213 (69.7%); se observó un ligero incremento de la insuficiencia renal crónica de 6.9% a 7.2%

Cirugías practicadas en pacientes de 65 años y mayores durante 2005.

Enfermedad

Número de Cirugías

Por ciento

1

Extracción extracapsular del cristalino

17,286

10.5

2

Biopsia de piel

11,489

7.0

3

Hernioplastías

9,649

5.9

4

Colecistectomía

9,430

5.7

5

Reducción de fracturas

6,754

4.1

6

Amputaciones

4,781

2.9

7

Laparotomías

3,398

2.1

8

Otras

102,040

61.8


Total

164,827

100.0

Fuente: Anuario Estadístico de Servicios Médicos. División Técnica en Información Estadística en Salud. Dirección de Prestaciones Médicas. Instituto Mexicano del Seguro Social.

Dentro de las cirugías practicadas, además de las ya mencionadas para la extracción de cataratas, hernioplastías de la pared abdominal y colecistectomías, se registraron las biopsias de piel, la reducción de fracturas y las amputaciones por isquemia y microangiopatía diabética. Con referencia a 1995 las cirugías se incrementaron de 88,239 a 164,827 (86.8%); se encontraron incrementos en las biopsias de piel de 4.2 a 7.0 y en las colecistectomías de 5.0% a 5.7%.

Motivos de defunción en pacientes de 65 años y mayores durante 2005.


Enfermedad

Número de Defunciones

Por ciento

1

Diabetes mellitus

5,808

17.1

2

Tumores malignos

2,972

8.8

3

Enfermedades cerebrovasculares

2,769

8.2

4

Cardiopatías isquémicas

2,453

7.2

5

Enfermedad pulmonar obstructiva crónica

1,970

5.8

6

Neumonía

1,612

4.7

7

Insuficiencia renal crónica

1,531

4.5

8

Cirrosis hepática

1,309

3.9

9

Hipertensión arterial

1,271

3.7

10

Otras

12,276

36.1


Total

33,971

100.0

Fuente: Anuario Estadístico de Servicios Médicos. División Técnica en Información Estadística en Salud. Dirección de Prestaciones Médicas. Instituto Mexicano del Seguro Social.

Como sería de esperarse como principal causa de mortalidad, apareció la diabetes mellitus, seguida por los tumores malignos, las enfermedades cerebrovasculares, las cardiopatías isquémicas y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Dentro de la enfermedad cerebrovascular se incluye los infartos por trombosis o embolia y las hemorragias por hipertensión arterial. En comparación con 1995 las defunciones se incrementaron de 19,332 a 33,971 (75.7%); el por ciento de defunciones se incrementó significativamente en diabetes mellitus de 8.2% a 17.1%, en enfermedad cerebrovascular de 5.3% a 8.2%, en cardiopatía isquémica de 2.8% a 7.2%, en enfermedad pulmonar obstructiva crónica de 3.7% a 5.8% y en cirrosis hepática de 2.3% a 3.9%.

 

¿CUÁNDO INICIA LA VEJEZ?

Tener muchos años, no es lo mismo que ser viejo”.
Emma Godoy.

Es lícito cuestionarse: ¿Es correcto el concepto de que las personas son viejas a partir de los 65 años?

Utilizando la edad de 65 años únicamente como un marco de referencia, se puede afirmar que: cuando una persona rebasa esta edad, y se mantiene en una etapa productiva, sin limitaciones físicas, mentales y sin fallas en la actitud; que le limiten su participación en actividades personales, familiares, sociales o profesionales, tanto desde el punto de vista físico como intelectual; conservando capacidades productivas y disposición para hacer aportaciones en beneficio de los demás, está cursando por un envejecimiento exitoso. Entre mayor sea el número de años en que una persona se mantenga en estas condiciones, mayor éxito tendrá en su proceso de envejecimiento.

En las personas de 65 años y mayores se puede distinguir cuatro etapas, como parte del proceso de envejecimiento, teóricamente iniciado a los 25 años de edad:

  1. Etapa productiva: en ella se encuentran los individuos propositivos, con éxito en el ámbito laboral o profesional, que no tan solo se sostienen a sí mismos y a su familia, sino que apoyan a otras personas, tanto en lo económico como con su madurez, sus conocimientos, capacidades, experiencia, prudencia y asertividad; son personas que aportan beneficios para la sociedad, la comunidad o la familia. Cabe considerar que no es necesario llegar a los 65 años, para alcanzar la madurez y el resto de atributos mencionados.

Estas personas no requieren apoyo de terceros, pueden apoyar a otros y para que tengan un envejecimiento exitoso, únicamente debe cuidarse que reciban las inmunizaciones y se sometan a la detección oportuna de las enfermedades que de mayor prevalencia en este período.

Es frecuente observar cómo algunas personas, con pocos años vividos, se comportan como viejos, tanto en el aspecto físico, como en el intelectual y emocional, en tanto que algunos individuos con muchos años, se siguen desempeñando como jóvenes entusiastas, productivos y propositivos.

  1. Etapa de autonomía: los individuos autónomos, aún cuando no están en condiciones de aportar beneficios para su familia, la comunidad o la sociedad, son autosuficientes para satisfacer sus necesidades personales, desde el punto de vista físico, económico, social y emocional, sin problemas para realizar las actividades de la vida diaria. En la medida de que además de su madurez, conserven su prudencia, su asertividad y una actitud propositiva y positiva, tienen la capacidad de ofrecer sus conocimientos, su experiencia y su sabiduría, a través de consejos, asesorías o apoyo moral.

En estas condiciones una persona mayor, que ya se encuentra en la etapa de autonomía, puede ofrecer sus conocimientos y experiencia a través de la docencia o de la publicación de sus trabajos. Habitualmente son poseedores de sabiduría en grados variables, con un conocimiento profundo de las ciencias, las letras o las artes; en un sentido amplio de la palabra y son conocedores de múltiples conceptos de la vida, las ciencias o la filosofía y han desarrollado el juicio necesario, para asesorar y aconsejar a los demás.

El Senado Romano, como reconocimiento a los conocimientos y experiencia de los ancianos, les asignaba la responsabilidad de autorizar las decisiones trascendentes y los nombraba “Senador”.

En esta etapa, como en la etapa productiva, las personas requieren contar con las inmunizaciones y que se les practique oportunamente las detecciones de enfermedades que les correspondan. Ayuda económica adicional, podría serles útil.

  1. Etapa de dependencia: las personas “dependientes”, no están en condiciones de satisfacer al 100% sus necesidades personales o de realizar las actividades de la vida diaria, sin apoyo de terceros. Pueden requerir apoyo económico o asistencia de otras personas. Aún así, pueden aportar sus conocimientos y experiencia, cuando se les requiere. Podemos llamarlos ancianos, con el orgullo que el término representa.

Estas personas además de las inmunizaciones y de las detecciones de enfermedades, requieren apoyo económico y con frecuencia apoyo de miembros de la familia; habitualmente no pueden vivir solos y requieren de la incorporación a otra familia o en su defecto a instituciones especializadas en atención de personas mayores, así como, de la participación de profesionales para el cuidado y atención de su salud.

  1. Etapa de senectud: los individuos “senectos”, son incapaces de relacionarse adecuadamente con el medio ambiente y con los demás, existe una decadencia física general: visual, auditiva e intelectual. Requieren soporte y asistencia constante para satisfacer sus necesidades vitales.

Los individuos en estas condiciones requieren de atención profesional, médica y de enfermería, apoyo para sus funciones de la vida diaria: aseo, alimentación y administración de medicamentos o tratamientos rehabilitatorios, a nivel domiciliario, instituciones especializadas o de hospitales.

En el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, se maneja el concepto de “fragilidad” en geriatría, para referirse a un síndrome clínico en el adulto mayor, caracterizado por debilidad generalizada, pobre tolerancia al esfuerzo, pérdida de peso o desnutrición manifiestas, inactividad o hipoactividad físicas y marcha inestable, que ponen a la persona en riesgo de pérdida de la autonomía funcional, predice discapacidades y mayores estancias hospitalarias (10).

MANIFESTACIONES CLÍNICAS DEL ENVEJECIMIENTO.
Las manifestaciones de la vejez no se desarrollan en la misma magnitud ni al mismo tiempo, en individuos diferentes y en los diferentes aparatos y sistemas.

Un individuo que no ha planeado su proceso de envejecimiento y que no está incorporado a un programa para la prevención de sus efectos, las manifestaciones de envejecimiento son más tempranas, más severas y más incapacitantes.

Astenia y depresión.
Una de las primeras manifestaciones del envejecimiento es la astenia, como un cansancio permanente y progresivo. Con frecuencia el cansancio y la inactividad dependen de depresión, que limita a las personas para desempeñar sus funciones en el trabajo, inclusive para realizar las actividades de la vida diaria. La depresión no es parte del proceso de envejecimiento, pero con frecuencia lo acompaña y lo complica, conduciendo a las personas a la apatía, a la indiferencia, al aislamiento, al abandono de sí mismos y de su pulcritud, al alcoholismo, a la incapacidad y al suicidio, cuando no se trata a tiempo.

En la génesis de la depresión intervienen tanto el abandono que sufren los ancianos, como el deterioro general del funcionamiento de su organismo. Una de las formas más útiles de combatir la astenia e inclusive la depresión, es el ejercicio programado, de preferencia cotidiano.

Apetito.
En los ancianos existe una pérdida progresiva de los sentidos del gusto y del olfato, que contribuye a disminuir el apetito por los alimentos. Con frecuencia los ancianos no comen porque no pueden prepararse sus alimentos o les da flojera preparárselos, como parte de su astenia y depresión, esto los mantiene en un bajo nivel de peso y los lleva a la malnutrición.

Cuando los ancianos tienen más apetito, como consecuencia inmediata, ingieren una dieta excesiva, que unida a la disminución del metabolismo propio del anciano y a un sedentarismo importante, los conduce a la obesidad y sus consecuencias, cualquiera que sea su magnitud; por lo que si queremos mejorar su nivel de salud, debemos eliminar esa grasa excedente, mediante un programa de nutrición y ejercicio.

Sistema Nervioso Central.
La memoria se deteriora progresivamente, con olvidos cada vez más frecuentes y más importantes; la capacidad de aprendizaje es cada vez menor, requiriéndose más tiempo y mayor esfuerzo, para asimilar los conocimientos. Es impresionante la facilidad de un adolescente y hasta de un niño, para aprender a manejar una computadora, en comparación con un individuo mayor.

No debe confundirse los olvidos del anciano con la enfermedad de Alzheimer, que es una enfermedad cerebral, que habitualmente se inicia después de los 65 años, con pérdida progresiva de la memoria, incapacitante, y mortal. También es necesario diferenciar la enfermedad de Alzheimer de la enfermedad cerebral multiinfarto y de la demencia senil.

Además del deterioro habitual de las funciones intelectuales, propio del envejecimiento, en edades avanzadas aparecen temblores que deben diferenciarse de la enfermedad de Parkinson, ya que ésta es progresiva e incapacitante.

Sistema músculo esquelético.
Los dolores articulares en rodillas, en las caderas, en la columna y en las manos, como consecuencia de una oteoartropatía degenerativa, del desgaste de los cartílagos articulares o aplastamiento óseo consecutivo a osteoporosis, son frecuentes. A nivel dorsal alto, se produce encorvamiento, con grados variables de compresión radicular o medular e inclusive fracturas graves, incapacitantes e inclusive mortales.

La masa muscular tiende a disminuir progresivamente, con pérdida de su capacidad de contracción y la consiguiente disminución de la fuerza, que llega a impedir las actividades laborales y a limitar las de la vida diaria. Los tendones pierden su elasticidad y fácilmente se desgarran con los movimientos violentos. Esta situación a nivel de la pared abdominal predispone a la formación de hernias inguinales, umbilicales y de la pared abdominal.

Un obrero que realiza en forma cotidiana trabajo pesado que le requiere esfuerzo músculo esquelético, va a tener huesos mejor calcificados, ligamentos más elásticos y resistentes, articulaciones más flexibles y músculos más fuertes y voluminosos, en contraposición con la osteoporosis y la atrofia muscular del enfermo que guardó reposo en cama, por tiempo prolongado.

La capacidad del cuerpo humano para regenerarse, restaurarse y la plasticidad, que permiten adecuar sus estructuras a las funciones que se requiere realizar, conduce a cambios físicos destinados a desarrollar de manera cada vez más eficiente las funciones que le demanda el organismo.

Teniendo en cuenta que en un momento determinado se inicia el proceso de deterioro del cuerpo humano, como parte del envejecimiento, es importante que nuestro organismo se encuentre en las mejores condiciones posibles, para cuando se inicie ese proceso y que el inevitable deterioro, tarde en llegar o nunca alcance a la etapa de dependencia.

Con frecuencia en los ancianos que son portadores de problemas ortopédicos, el cuidado deficiente de los pies y de las uñas, favorece el desarrollo de callosidades que dificultan de manera importante la deambulación, favorecen las caídas, los llevan al sedentarismo, a la depresión y al aislamiento. En los diabéticos un mal cuidado de pies y uñas puede ocasionar ulceraciones y gangrena.

En las personas en proceso de envejecimiento, además del ejercicio programado, con frecuencia es necesario administrar suplementos de calcio y vitamina D y tomar el sol, para prevenir la osteoporosis, particularmente en las mujeres posmenopáusicas, mismas que pueden requerir adicionalmente medicación hormonal.

Sistema cardiovascular.
Como consecuencia de diversos factores de riesgo, entre los que se encuentran: los genéticos, el sedentarismo, la obesidad, la diabetes, la hipertensión arterial, el tabaquismo y las hiperlipidemias; se desarrolla la ateroesclerosis, como el depósito de lípidos en el interior de las arterias, que puede evolucionar hacia la calcificación, a la obstrucción vascular o a su desprendimiento de placas calcificadas, para constituir embolias.

La obstrucción parcial de las arterias puede llevar la insuficiencia coronaria crónica y a la insuficiencia cardiaca, a la claudicación intermitente y a la isquemia cerebral; la obstrucción total al infarto cerebral o del miocardio, y a las amputaciones por obstrucciones arteriales periféricas. Las embolias causan principalmente enfermedad multi infarto cerebral.

La hipertensión arterial se presenta habitualmente en adultos a partir de la cuarta década de la vida, sujetos a estrés, con antecedentes familiares del padecimiento, sedentarios y con sobrepeso, es la causa principal de las muertes por enfermedad cerebrovascular.

Sistema respiratorio.
Es frecuente que en los ancianos se presente tos con expectoración, principalmente por las mañanas, situación que en los fumadores o en sujetos a respirar aire contaminado, se presenta en edades más tempranas, con probabilidades de ocasionar enfisema, enfermedad pulmonar obstructiva crónica e inclusive cáncer pulmonar.

Sistema digestivo.
La saliva disminuye, las encías retroceden, los dientes se vuelven más obscuros y se requiere tener especial cuidado con el cepillado dental, para prevenir la gingivitis, que contribuye a deteriorar el implante y favorecer la pérdida de las piezas dentarias; todo ello dificulta progresivamente la masticación. Una boca saludable garantiza una buena función de masticación y contribuye a una buena digestión.

La capacidad gástrica disminuye, se percibe plenitud con cantidades cada vez menores de alimentos, con frecuencia existe reflujo gastroesofágico manifestado como regurgitaciones o “agruras”. La digestión se vuelve lenta, disminuyen los jugos digestivos y la superficie de absorción; con ello la capacidad para digerir alimentos abundantes está disminuida, situación que pudiera ser benéfica si tenemos en cuenta, que en función del sedentarismo, existe el riesgo de caer en la obesidad. La motilidad intestinal puede estar disminuida y ocasionar constipación. En ocasiones los ancianos pueden presentar alteraciones en el tono del esfínter rectal que resulten en incontinencia fecal.

Sistema génito-urinario.
En el hombre como consecuencia del crecimiento de la próstata, existe micción nocturna frecuente, incontinencia, retención urinaria y obstrucción de las vías urinarias, predisponentes de infecciones agudas y crónicas. El cáncer de próstata es el tercer motivo de consulta de especialidades y uno de los cánceres más frecuentes en hombre (9).

En la mujer, la pérdida de la elasticidad de los tejidos, da lugar a incontinencia urinaria de severidad variable, la disminución de secreciones genitales condiciona vaginitis atrófica y con frecuencia infecciones secundarias. La presentación de la menopausia con su cortejo sintomático agregado, con frecuencia deteriora la autoestima de la mujer, la predispone hacia la depresión y favorece la osteoporosis.

Actividad sexual.
La actividad sexual depende del mutuo acuerdo de la pareja. En ambos géneros tiende a disminuir la libido y las secreciones genitales; son útiles los lubricantes con base en agua. Debe tenerse mucho cuidado con el Sidenafil y medicamentos similares, particularmente cuando se toma anti hipertensivos y vasodilatadores coronarios; siempre debe estar sujeto a autorización y prescripción médica. Es importante tener en cuenta los medicamentos que toman cualquiera de los miembros de la pareja, como generadores de disminución del apetito, y en el hombre, de la capacidad sexual.

En el adulto mayor, tanto como en el joven debe privilegiarse la relación sexual exclusivamente con su pareja. Si alguna vez se llegara a requerir, no dejar de usar el condón, aún en la tercera edad.

Visión.
El cristalino con frecuencia se opaca por la presencia de cataratas, que representan una de las principales causas de consulta especializada, de hospitalización y la principal de cirugía en adultos mayores en el IMSS (9), que pueden disminuir significativamente la visión y predisponerlos a accidentes. Es necesaria la revisión oftalmológica desde antes de los 65 años y con la periodicidad que el propio oftalmólogo lo determine, para identificar y tratar oportunamente tanto las cataratas, como el glaucoma y la degeneración macular, capaces de llevar a la ceguera.

Audición.
La capacidad auditiva disminuye por otosclerosis, conduciendo a las personas mayores al aislamiento y a la depresión. El sentido del equilibrio se deteriora y puede haber caídas frecuentes.

Piel.
La piel se adelgaza, se reseca y aparecen en ella manchas café, que es necesario vigilar y tratar cuando se requiera. La pérdida de elasticidad en la piel predispone hacia las “honorables” arrugas, que unidas a las “elegantes” canas y la implacable caída del cabello, se asocian con el envejecimiento.

Especial cuidado es necesario tener con manchas obscuras, de color no uniforme y contornos irregulares, que crecen rápidamente, se ulceran y sangran, particularmente si están cerca de los epitelios de transición, que pudieran representar procesos neoplásicos malignos.

La exposición excesiva al sol, especialmente cuando no se utilizan bloqueadores de las radiaciones solares, los jabones antibacterianos y el tabaco, aceleran la evolución de los problemas degenerativos de la piel.

Accidentes.
La previsión y la prevención que deberían caracterizar a los adultos mayores, serían suficientes para llevarlos a evitar riesgos innecesarios y hacer conciencia de las limitaciones propias. Se hace necesario adoptar prácticas seguras como: utilizar alfombras antiderrapantes, particularmente en el baño, eliminar cables o juguetes sueltos en el piso que representen obstáculos, evitar subirse a escaleras portátiles, instalar antiderrapantes en pisos y escaleras y usar barandales para sujetarse en el baño.La conducción prudente de vehículos y el uso del cinturón de seguridad, permitirán la prevención de daños. El adulto mayor debe ser particularmente responsable y consciente de sus facultades y habilidades para conducir vehículos y no exponerse, ni exponer a otros a un accidente.

Se estima que un tercio de los adultos mayores sufren caídas cuando menos una vez al año, que entre 10% y 15% de ellos sufren lesiones como fracturas de muñeca (entre el 3% y 5%) y cadera (2%), que deterioran en grados variables su autonomía para actividades de la vida diaria (11).

Mal trato.
Conjuntamente con el mal trato infantil y las agresiones de género, el mal trato a los ancianos es una de las manifestaciones de violencia intrafamiliar y de violación de los derechos humanos. También hay que “reconocer” que la especie humana es la única que “en ocasiones” protege a sus progenitores.

No hay estadísticas precisas de su frecuencia, aun cuando se estima que en el 70% de los casos no se reporta (12). Puede tratarse de un acto único o repetido o la omisión de una acción requerida; puede ser mal trato físico, psicológico, sexual, explotación material como robo, fraudes o despojos; o negligencia en el cuidado, como falta de cuidado en la alimentación, el aseo o la administración de medicamentos.

En la medida que el anciano haya perdido su autonomía y haya llegado a la dependencia, es más vulnerable a las agresiones.

¿CÓMO PLANEAR EL ENVEJECIMIENTO EXITOSO?
La planeación de un envejecimiento exitoso requiere de: un organismo saludable, a través de una alimentación adecuada de una actividad física y mental congruentes con las condiciones de cada persona; de la prevención de las enfermedades en que existen inmunizaciones disponibles; de la detección oportuna de enfermedades, cuando todavía hay opción de curarlas o limitar su daño; modificar los riesgos conocidos por antecedentes familiares, con base en medidas preventivas y limitar su desarrollo o sus complicaciones; diagnosticar y tratar en forma oportuna las enfermedades crónico degenerativas, que permita disminuir sus complicaciones y en caso necesario llevar a cabo la rehabilitación de sus secuelas y discapacidades.

Una falta de cuidado y auto cuidado de la salud, invariablemente llevaría a una aceleración del envejecimiento, a desarrollar enfermedades y a que el proceso de envejecimiento no fuera exitoso.

Teniendo en cuenta que en un momento determinado se inicia el proceso de deterioro del cuerpo humano, como parte del envejecimiento, es importante que nuestro organismo se encuentre en las mejores condiciones posibles para cuando se inicie ese proceso y que el inevitable deterioro, tarde en llegar o nunca alcance a la etapa de dependencia.

La calidad de vida de los adultos mayores se ha hecho radicar en gran medida en la autopercepción de su salud, su capacidad para realizar actividades de la vida diaria, la presencia de enfermedades crónicas, las discapacidades y su bienestar intelectual, emocional, social y espiritual; sin embargo, no se puede dejar de tomar en cuenta su bienestar y solvencia económica, para enfrentar y satisfacer sus necesidades propias.

Cada persona es responsable de planear tanto una vida con calidad, como un envejecimiento exitoso, todo ello como parte de un hábito constante y permanente, para cuidar de su persona, que tenga en cuenta una alimentación saludable, ejercicio físico programado y actividad intelectual constante.

Alimentación saludable.
En los adultos mayores se puede observar los extremos de la mala nutrición, desde el bajo peso y carencias nutricionales, hasta la obesidad. A ello contribuyen de manera importante, sus limitaciones físicas para proveerse de alimentos, las enfermedades, la carencia de dientes y el aislamiento social, que con frecuencia sufren estas personas, que les limita el acceso a una alimentación adecuada y les facilita comer alimentos ricos en calorías y grasas.

En este sentido es necesario adoptar un sistema de alimentación congruente con las necesidades, actividad física y riesgos para la salud de cada persona.

  • Es recomendable una nutrición con alimentos que aporten las calorías suficientes para mantener a la persona dentro de su peso y masa corporal ideales, teniendo en cuenta la actividad física que desarrolle; sin olvidar que en los ancianos el metabolismo es más lento y por ello requieren menos calorías. Es recomendable restringir las harinas y los azúcares y dar el aporte de carbohidratos a expensas de cereales integrales, verduras y frutas de colores intensos, que aportan además de los carbohidratos: fibra y vitaminas.
  • Con abundantes líquidos.
  • Baja en grasas saturadas, colesterol, purinas y sodio, limitar los embutidos, la carne de cerdo y los mariscos.
  • Rica en fibra, que le permita un funcionamiento intestinal regular y arrastrar grasas saturadas;
  • Aportes suficientes de minerales, aminoácidos esenciales y vitaminas. Las vitaminas y los complementos nutricionales no son substitutos de los alimentos.

Es tan importante prevenir una desnutrición general o especifica de algún nutriente, como la obesidad y sus consecuencias.

Ejercicio programado.
Menciona Vega García (13) que el Center for Disease Control (CDC) de Estados Unidos en 1999, señaló que las inversiones de un dólar para promover la actividad física moderada, proporcionan ahorros de 3.20 dólares en gastos médicos. Actualmente no existen programas estructurados, inversiones, ni investigación sobre actividad física en adultos mayores. Poca atención se da por los médicos a la evaluación de la actividad física de sus pacientes mayores y cuando la prescriben, lo hacen de manera muy superficial. Con frecuencia los adultos mayores evitan hacer ejercicio para no lesionarse o agravar lesiones existentes, además de que con frecuencia carecen de apoyo familiar y facilidades para hacerlo con seguridad.

En México a partir de 1982 el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), al hacerse cargo de la Asistencia Social en nuestro país, tomó bajo su responsabilidad el cuidado de los ancianos, tanto en asilos como en centros comunitarios. Fue en estos últimos donde se crearon los “Consejos de Ancianos”, que brindan atención médica y psicológica, orientación y apoyo alimentario, pero fundamentalmente programas de actividad física, utilizando además clases específicas, pistas para acostumbrarse a sortear diferentes obstáculos, como serían: banquetas, escaleras, ascenso y descenso del transporte público o desniveles.

Una persona que permanece dentro de su peso ideal y se mantiene activa, conserva en condiciones adecuadas su funcionamiento cardiovascular y el de su sistema músculo esquelético, con posición erecta; más jovial y más saludable, es decir, un viejo saludable.

Para lograr este propósito es indispensable que paralelamente a una alimentación saludable, se cuente desde los años previos a la vejez (entre más temprano mejor), con un programa de ejercicio, que le permita mejorar las condiciones aeróbicas de su organismo; que le dé tono y fuerza muscular, conjuntamente con flexibilidad y elasticidad articular, y contribuya a evitar el desarrollo de osteoporosis.

El ejercicio programado contribuye a controlar el peso corporal y una mejor respuesta al tratamiento para los diabéticos, ya que mejora su respuesta tisular a la insulina y su consumo de calorías.

El ejercicio programado se prescribe como parte de la rehabilitación de un paciente que ha sufrido un infarto y es una medida preventiva para el desarrollo o para mejorar una insuficiencia coronaria crónica ya establecida; ayuda para combatir las consecuencias de la artrosis y el dolor crónico, mejora el estreñimiento, la depresión y el insomnio.

Un cuerpo más saludable y más fuerte permitirá al viejo ser productivo y ser autónomo por más años. Adicionalmente el ejercicio ayuda a desarrollar redes sociales fuera de la casa.

Actividad intelectual.
De la misma forma que el ejercicio físico permite que la persona se mantenga físicamente fuerte, activa, ágil y flexible, la actividad intelectual mantiene a la persona con una mente clara y una actitud positiva. Es importante mantenerse en activo en su profesión, mientras esto sea posible.

Por otra parte un intelectual, que en forma cotidiana realiza esfuerzos mentales, para la realización de su trabajo y solución de sus problemas, va a desarrollar una mayor proporción de conexiones sinápticas que hagan más eficiente a su cerebro, a diferencia de quien solo realiza trabajo rutinario, sin mayor esfuerzo mental.

Determinar el momento adecuado para retirarse parcial o totalmente, aún no tiene una regla confiable. Cuando ya no es posible mantenerse activo en la profesión o actividad en que la persona desarrolló tosa su vida, es necesario desarrollar actividades nuevas dentro de una gran gama de posibilidades como: dedicarse a la pintura, a escribir, estudiar lo que siempre quiso saber, leer los libros que estaban pendientes o algunos nuevos; dar clases en su tema favorito, impartir instrucción religiosa, “jugar” con la “Internet”, asistir a conferencias y conciertos, visitar museos, viajar si es posible; o hacer amigos a través de involucrarse y desarrollar habilidades en redes sociales.

PREVENCIÓN Y DETECCIÓN OPORTUNA DE LAS ENFERMEDADES
La ciencia ha puesto al servicio de la humanidad numerosas y muy eficientes herramientas que permiten anticipar y prevenir la presentación de enfermedades, así como detectarlas en etapas tempranas, cuando los resultados del tratamiento pueden ser más efectivos.

Las inmunizaciones en la práctica pediátrica, han permitido desde hace muchos años, disminuir la morbilidad y la mortalidad infantil e incluso la erradicación de varias enfermedades.

Como parte del cuidado y auto cuidado de la salud, cada persona debe ser responsable de llevar a cabo las medidas de prevención que le correspondan, a nivel de inmunizaciones, detección oportuna de enfermedades y de acudir con el médico para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades que padeciera y que así lo requirieran, aún antes de que se manifestaran clínicamente.

En la población de adultos y particularmente en los adultos mayores, por mucho tiempo las inmunizaciones se limitaron al toxoide tetánico en caso de heridas potencialmente contaminadas. En la actualidad, además del toxoide tetánico que debe aplicarse cada 5 años, se cuenta con las vacunas anti influenza, que debe aplicarse cada año y antineumococcica cada cinco años (14,15), así como las vacunas anti hepatitis A y B, en casos de personas en riesgo y la antidiftérica.

Sin embargo, la prevención de las enfermedades en las personas en proceso de envejecimiento, no se limita a las inmunizaciones, es imprescindible la identificación oportuna de las enfermedades y su tratamiento efectivo, para limitar el daño, su rehabilitación para recuperar parte de lo perdido y mejorar la calidad de vida de los enfermos (16)

La detección y el tratamiento oportunos de las enfermedades neoplásicas es prioritaria, particularmente en aquellas en que se puede ofrecer una mayor probabilidad de curación, como son los cánceres de mama y cervicouterino, en la mujer y el de próstata y pulmón en el hombre.

La identificación y tratamiento oportuno de la diabetes mellitus y la hipertensión arterial, antes de que haya daño secundario en órganos blanco es prioritaria, dada su frecuencia y su mortalidad.

Dado que el cáncer cervicouterino y el de mama, son los cánceres más frecuentes y con más alta mortalidad en la mujer, es indispensable incorporarse a los programas para su detección oportuna, vigentes en la actualidad.

A nivel mundial existen campañas intensivas dirigidas a la prevención de las enfermedades secundarias al uso y principalmente al abuso y adicción a substancias tóxicas, entre las que destacan: tabaquismo, alcoholismo y drogas. El grave daño multi orgánico, físico y mental, ocasionado por las drogas, en cualquier edad, no requiere mayores comentarios.

La suspensión del tabaquismo permitirá contribuir a evitar el daño provocado por el humo a nivel bronco pulmonar, a través de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, propensión a las infecciones y al cáncer broncogénico es una conducta bien conocida; a éste hay que mencionar los efectos nocivos en el sistema cardiovascular, la propensión a infartos del miocardio, a insuficiencia arterial periférica, a la enfermedad ácido péptica y otros padecimientos no bien demostrados, como la maculopatía retiniana, mismos que justifican su exclusión de nuestra vida en aras de un envejecimiento exitoso.

El consumo del alcohol es un buen ejemplo de los efectos benéficos o nocivos de una sustancia, en función de su consumo moderado o de su transformación en una enfermedad por adicción, que puede dañar gravemente el éxito en la vida de cualquier persona; particularmente si se encuentra en proceso de envejecimiento y aún más si se trata de un recién jubilado, que ha caído en la depresión.

En las etapas terminales de cirrosis, insuficiencia hepática e hipertensión portal, acaban con el éxito en la vida de cualquier persona, joven o en proceso de envejecimiento.

Los conflictos personales, familiares, sociales y laborales afectan negativamente a cualquier persona, especialmente si esta envejeciendo.

El cuidado de la postura en los adultos mayores y la importancia de evitar levantar pesos muertos excesivos, empujar o jalar muebles u objetos pesados puede ayudarnos a prevenir la dorsalgia y evitar las hernias degeneraciones discales, así como las fracturas vertebrales predispuestas por la osteoporosis.

Una buena práctica, para lograr un envejecimiento exitoso, está representada por la revisión médica periódica, tan frecuente como sean los riesgos o la predisposición de desarrollar algún padecimiento.

El examen médico periódico, que en su primera versión, debe incluir: historia clínica completa, que incluya la práctica de tacto rectal y en las mujeres, vaginal y exploración de mamas. En el laboratorio biometría hemática completa, química sanguínea, con enzimas, antígeno prostático específico, colesterol, triglicéridos, colesterol de alta y de baja densidad, homocisteina, examen general de orina y sangre oculta en heces; estudios endoscópicos de colon o colon por enema; Papanicolaou cérvico vaginal y mastografía, electrocardiograma, densitometría ósea, estudio oftalmológico y de audición. En exámenes posteriores el médico indicará cuáles estudios y con qué periodicidad.

En el IMSS se propuso el “Plan general de atención a la salud de los de los adultos de 65 años y mayores por parte del internista” (16), a través de la identificación de las enfermedades que lo afectan con mayor frecuencia (8) con el propósito de sistematizar su atención a través del autocuidado y promoción de la salud, la prevención y detección oportuna de las enfermedades de mayor prevalencia; monitoría y modificación de los factores de riesgo; atención médica oportuna y eficiente, tendente a prevenir que las enfermedades pasen a su etapa de cronicidad; control de las enfermedades crónicas y en los casos que se requiriera, la rehabilitación de secuelas y discapacidades, con el propósito de mejorar su nivel de salud, su calidad de vida y abatir los costos de la atención.

Indudablemente que el costo de un examen médico integral es muy alto, sin embargo en la Unidad de Salud Pública del Instituto Mexicano del Seguro Social, se desarrollo y se puso en operación con éxito en programa PREVENIMSS, que en su capítulo para los individuos de 65 años y mayores, presenta esquemas de inmunizaciones y detecciones a través de una revisión médica anual, para la identificación y tratamiento oportuno de enfermedades (17).

La detección oportuna de enfermedades, permitirá su atención correcta, limitar el daño y con ello dará oportunidad de un envejecimiento exitoso. La identificación de la diabetes mellitus en sus etapas iniciales, con mínimo daño en órganos blanco; la hipertensión arterial poco severa que no ha tenido repercusiones importantes en el organismo; una dislipidemia, antes de haber contribuido a una ateroesclerosis severa; una infección crónica de vías urinarias antes de que ocasioné insuficiencia renal crónica, o una neoplasia incipiente de mama, del cervix uterino, de la próstata o el pulmón, que permita un tratamiento curativo mediante cirugía, quimio o radioterapia; van a permitir que el individuo llegue a viejo, con éxito o sin él, pero seguramente, contribuirán a lograrlo.

Es recomendable el cuidado de aspectos que sin representar un problema grave de salud, de las personas en proceso de envejecimiento, las afectan familiar y socialmente, tales como: el cuidado de la vista, en cuidado de la salud de los pies y el cuidado de la audición. Estos tres problemas conducen invariablemente a las personas hacia el aislamiento, al no poder desplazarse por si mismas, no poder comunicarse y relacionarse con las familia y la sociedad.

Cualquier manifestación de depresión en un anciano debe ser atendida con prontitud, pues puede conducirlo al abandono de si mismo, por falta del deseo de vivir y así dejarse morir.

Se ha presentado ya la hipótesis de que como parte de la prevención de las enfermedades y sus consecuencias, de que las personas mayores en algún momento del proceso de envejecimiento legarían a requerir cinco tipos de medicamentos: vitaminas antioxidantes del tipo de las vitaminas A, C y E, medicamentos del tipo de las estatinas, para prevenir o tratar la hiperlipidemias; inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina, para mantener la presión arterial en un nivel bajo o tratar la hipertensión y proteger la función renal; antiagregantes plaquetarios del tipo de la aspirina a dosis bajas, para prevenir las trombosis e inhibidores de la bomba de protones para tratar o prevenir la enfermedad ácido péptica.

ATENCIÓN OPORTUNA Y EFECTIVA DE LAS ENFERMEDADES.
En el proceso normal de envejecimiento, a las manifestaciones propias de la vejez, se agregarán en cada caso las propias de las enfermedades que padezca la persona.

En la Encuesta Nacional sobre las Enfermedades en México (18), se menciona que a los 70 años un adulto mayor ya tuvo al menos una enfermedad diagnosticada por médicos (56% de los hombres y 66% de las mujeres); la hipertensión arterial en el 31% de los hombres y 50% de las mujeres; las enfermedades reumáticas en el 24.2% de los hombres y 28.4% en las mujeres y la diabetes con 14.6% en los hombres y 17.8% en las mujeres. En un 40% existe una limitación física y entre un 38% en los hombres y 52% en las mujeres han sufrido una caída en el último año, casi siempre en el propio hogar. Uno de cada cuatro adultos mayores sufren una discapacidad: para caminar, para ver, para oír, deterioro mental o pérdida del control de esfínteres, mismas que afectan de manera significativa su autonomía en las actividades de la vida diaria.

Es muy importante que cada anciano cuente con acceso a servicios de salud y un médico de su confianza, aquien pueda acudir cuando tenga un problema; que esté localizable y que ese médico disponga de tiempo suficiente para darle las explicaciones que requiera. Conviene que sea un médico general, un internista o un geriatra.

La identificación oportuna y el tratamiento efectivo de las enfermedades crónico degenerativas, la eliminación de las causas que les dieron origen cuando sea factible; que permitan su control, la limitación del daño y la prevención de complicaciones, deben ser prioridades insustituibles en la atención de la población en general y en particular en los pacientes en proceso de envejecimiento.

Especial atención merecen la atención oportuna y control adecuado de la obesidad, la diabetes mellitus y de la hipertensión arterial, tanto por lo que se refiere un mejor nivel de salud y bienestar, como por el riesgo de complicaciones crónicas como la insuficiencia renal, los eventos cerebrovasculares, el infarto del miocardio y las amputaciones.

Cuando las medidas de prevención, la eliminación o control de los riesgos y el tratamiento correcto, no son efectivos y la enfermedad pasa a una etapa de cronicidad o el cáncer se desarrolla, invade o se disemina, la calidad de vida que se puede ofrecer y el éxito en el envejecimiento, son miserables y en muchos casos, solo se puede contemplar como la historia natural de la enfermedad, termina con el enfermo.

El anciano y su familia deben estar bien enterados de cuáles son los signos y síntomas de alarma, que deben motivar a una llamada inmediata a su médico de cabecera o a su traslado urgente a un hospital:

  • Mareo, desmayo, confusión o pérdida del conocimiento.
  • Presencia de sangre roja o negra en el vómito, expectoración o en las heces.
  • Dolor opresivo intenso, agudo, en el pecho, cuello o espalda, sobre todo si se acompaña de diaforesis y angustia.
  • Pérdida transitoria de la visión.
  • Mucosas secas con confusión, sobre todo en pacientes con diabetes mellitus, diarrea o vómito.
  • Hernia no reductible.
  • Vómito de aspecto y olor fecaloide.
  • Incapacidad para expresarse verbalmente, sobre todo si se ha perdido parcial o totalmente la movilidad de un miembro o se ha desviado la comisura bucal
  • Caídas con fracturas evidentes o incapacidad para mover algún miembro.
  • Dificultad para respirar con tiros o cianosis.

Sin que represente una emergencia, debe consultarse lo más pronto que sea posible, en casos de:

  • Baja de peso inexplicable.
  • Hormigueos y adormecimientos permanentes.
  • Falta de aire progresiva con los esfuerzos o en reposo

Con frecuencia en las personas mayores coinciden varia/s enfermedades crónico degenerativas o sus complicaciones; las intercurrencias agudas de cualquiera de ellas, hacen necesaria la prescripción de un número importante de medicamentos, que en promedio alcanzan entre cinco y doce, incurriendo en riesgos importantes de efectos secundarios e interacción de medicamentos, con consecuencias negativas para el paciente.

En un estudio realizado en el I.M.S.S. en 2001 encontramos que las reacciones adversas a fármacos, son responsables del 3% al 10% de las admisiones hospitalarias. Cuando el anciano recibe de dos a cuatro medicamentos, el riesgo de tener una interacción es de un 6%, aumenta al 50% con cinco medicamentos y al 100% con ocho (19). Es necesario tener en cuenta que en los ancianos es más fácil tener efectos adversos e interacciones y que el cuerpo tarda más en recuperarse, como consecuencia de mecanismos de depuración menos eficientes. Cuidados especiales debe tenerse con los analgésicos, los somníferos y el sidenafil o similares.

Por su frecuencia y severidad, vale la pena mencionar los efectos negativos de los antiinflamatorios no esteroideos y de la aspirina, produciendo o agravando la enfermedad ácido péptica, facilitando el sangrado de tubo digestivo y el reflujo gastroesofágico.

Muchas veces las manifestaciones de los efectos de los medicamentos se confunden con el proceso de envejecimiento, como: olvidos, debilidad, desorientación, temblor, anorexia y ansiedad. A esto debe sumarse la automedicación, la prescripción simultanea por varios médicos y la administración incorrecta de los medicamentos (19).

Rehabilitación oportuna y efectiva de secuelas y discapacidades.
El nivel de prevención terciaria a través de favorecer la rehabilitación de las secuelas de las enfermedades y de las discapacidades consecutivas, nos permitirá lograr recuperar parte del éxito perdido en el proceso de envejecimiento, como consecuencia de las enfermedades, tratando de revertirlo para regresar del nivel de dependencia al de autonomía y el de autonomía al de productividad.

El programa de rehabilitación necesariamente debe contemplar, además de la evaluación completa de la persona, su desempeño en las actividades de la vida diaria, de traslación y de comunicación. Igualmente importante es el estudio de la familia, tanto nuclear como extensa, ya que en la mayoría de los casos, es en ese ámbito donde se proporciona el mayor y mejor apoyo al anciano, además de constituir una responsabilidad. La intervención oportuna de la terapia física, ocupacional y de lenguaje, siempre bajo prescripción médica, hará factible mantener la independencia del paciente y la posibilidad de reducir la carga adicional, que la atención del anciano en la familia representa. En caso de requerir ayudas y aditamentos como sillas de ruedas, bastones o muletas, estos deberán ser prescritos de manera estrictamente personalizada.

¿EN QUÉ RADICA EL ÉXITO EN EL ENVEJECIMIENTO?
En primer término es necesario decir que el envejecimiento de una persona, no radica en el número de años transcurridos a partir de la fecha de su nacimiento, sino en el grado en que ha conservado y desarrollado sus facultades físicas, intelectuales y emocionales, como consecuencia del cuidado y la promoción de su salud, prevención de enfermedades y atención de sus enfermedades, en el transcurso de los años, sin discapacidades y sin dejar de tener en cuenta que el envejecimiento tiene un componente fundamental de actitud.

En función de lo antes dicho, no es admisible establecer una tiempo fijo, a partir del cual, quien lo rebase, será considerado como viejo, sino la edad en la cual una persona deja de ser productiva, para ser únicamente autónoma; cuando pierde su autonomía, para pasar a ser dependiente y cuando pasa de ser dependiente a ser senil.

En cuanto al término de: “éxito”, la Academia de la Lengua Española (2) lo señala como: “resultado feliz de una actuación o la buena aceptación que tiene alguien”. Sería necesario definir ¿cuándo deja de ser exitosa la vida de los humanos?:

Como criterio inicial, se puede decir que el envejecimiento es exitoso conforme a los siguientes criterios:

  • Entre más tiempo permanezca una persona en la etapa productiva desde los enfoques de salud, con control adecuado de sus enfermedades, con éxito en las áreas profesional o laboral, familiar, social y económico, con posibilidad de aportar algo para la familia o la sociedad.
  • Conforme a más tardío sea el transito de una vida con autonomía en cuanto a salud, desempeño profesional o laboral, autosuficiencia física, económica, emocional y de relaciones familiares y sociales, a una vida de dependencia.
  • Cuanto más tarde una persona en proceso de envejecimiento en ser dependiente para solventar sus necesidades vitales y requiera de la participación de terceros para sobrevivir.
  • Qué en cualquier etapa el viejo cuente con el amor y el apoyo de su familia.

También es necesario tener en cuenta que el tránsito por estas etapas como parte del proceso de envejecimiento, puede iniciarse desde varios años antes de los 65 años y tener viejos con poca edad.

Éxito Laboral.
En el aspecto laboral, en Estados Unidos de Norteamérica, la fuerza laboral incluye a un 12% de personas de 65 o más años de edad y un 7% de mayores de 70 años; en Europa occidental un 15% de personas con 60 o más años de edad, laboran en el sector formal; en México esta cifra alcanzó el 32%, en Brasil el 32.7%, en Chile el 25.1%, en Argentina el 23.6% y en Cuba el 20.6% (20)

La Encuesta Nacional de Salud y Envejecimiento 2001(18) mostró que el 35.5% de los adultos mayores habían tenido un empleo durante la semana previa, el 77% de ellos con edades entre 65 y 74 años, 20.5% entre los 75 y 84 años y 2.5% mayores de 85 años. Los trabajos incluyen: actividades agrícolas en el 40.6%, comercios establecidos en el 8.4%, actividades domésticas en el 5.8% y en la industria de la construcción 5.2%. Los trabajadores afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social con 60 o más años de edad, son menos del 10% para los hombres y menos del 5% para las mujeres.

Pero: ¿Qué pasa cuando una persona deja de ser productiva a nivel profesional?, ¿Deja de ser exitosa? o ¿Existen otros factores de éxito?, ¿Cómo se mide el éxito en cada etapa?

Una persona que ha rebasado los 65 años, tanto en la etapa productiva, como en la de autonomía e inclusive en la de dependencia, pueden ser exitosos a través de aportar su conocimientos y experiencia y hacer aportaciones a la familia, la sociedad y las empresas; a expensas de actividades como: asesoría, consejería, cuidando a los nietos, la pintura, la literatura y la docencia, aprovechando sus conocimientos, experiencia y sus habilidades, en la medida de sus propias limitaciones y nivel de dependencia.

A nivel profesional, un envejecimiento exitoso permite a las personas en proceso de envejecimiento una mayor permanencia, misma que puede autolimitarse o llevarlos a la necesidad de decidir el momento oportuno de retirarse, decisión ciertamente difícil.

En este sentido siempre es bueno contar con una persona de nuestra confianza, con la capacidad de decirnos asertivamente cuando empezamos a cometer errores no explicables o a tener olvidos y omisiones relevantes.

Ahora bien, ¿Cuáles son los atributos de las personas de mayor edad que les permiten ser productivas y hacer aportaciones a favor de los demás?

Salud física.
Desde el punto de vista físico el envejecimiento exitoso incluye a individuos que mantienen un organismo sano, a manera de estar en condiciones de realizar todas las actividades de la vida cotidiana, desde el punto de vista personal, familiar, social y profesional; sin padecer enfermedades que los limiten en sus capacidades, por sus manifestaciones o por su falta de control. Todo ello les dará una mejor calidad de vida y mayor felicidad. Si adicionalmente la persona, independientemente de su edad, sigue realizando ejercicio programado, congruente con sus condiciones físicas, como la caminata o la bicicleta estacionaria, podremos considerarlo como exitoso.

La falta de prevención y atención de las enfermedades, puede llevar al individuo en proceso de envejecimiento, en cualquier edad, a un evento catastrófico, como un infarto del miocardio, una enfermedad cerebrovascular, una insuficiencia renal crónica y otras que el pueden quitar lo exitoso al envejecimiento y con frecuencia dan por terminado el proceso de envejecimiento.

Salud intelectual y emocional.
A nivel intelectual, una persona que ha envejecido en forma exitosa, ha desarrollado un conjunto de cualidades y capacidades, que les permite aportar: sus conocimientos, experiencia, madurez y la fe, que pueden ubicarlos en un nivel de sabiduría exitosa, particularmente cuando han mantenido o desarrollado una actitud positiva, propositiva y asertiva, en beneficio de la familia, de la sociedad o de la empresa en que laboran.

A nivel personal, el solo hecho de estar en condiciones de mantener la mente activa y creativa, aportar algo en provecho de los demás, ya implica éxito en el envejecimiento. El maestro que se mantiene enseñando tarda más en envejecer.

La madurez puede ser considerada como el proceso de análisis, síntesis, depuración e integración de conocimientos y experiencias previas, para producir conocimientos y experiencia nuevos.

La sabiduría de los ancianos es uno de los dones más preciados que tienen los humanos, sin embargo habitualmente no se acude a ellos para obtenerla, con lo cual los humanos volveremos a cometer los mismos errores ya superados

Es importante que el adulto mayor tenga acceso a programas sociales y recreativos, congruentes con sus capacidades físicas e intelectuales y que se integren en redes sociales de autoprotección y ayuda.

Éxito familiar.
El ámbito familiar es un territorio propicio para alcanzar el éxito durante el proceso de envejecimiento, mediante el aprovechamiento de los conocimientos, experiencia y habilidades, en beneficio de la familia en general y de los hijos y nietos en lo particular, a expensas de dar un consejo, ayudar las tareas o leerles un libro. Esto puede realizarse tanto en la etapa de productividad, como la de autonomía e inclusive de dependencia. El solo hecho de estar en condiciones de dar y recibir amor y apoyo de la familia, es un factor de éxito.

El prototipo de una persona que está teniendo un envejecimiento exitoso, es el de una persona erecta, con peso corporal cercano al ideal, bien presentada, pulcra, con una actitud jovial, servicial, que se mantiene activo, que se relaciona afectuosamente y es apreciado por las personas de su entorno.

Sin embargo, existen otras opciones que permiten procurar una satisfacción importante para las personas que están envejeciendo, tanto en las etapas de productividad, como las de autonomía e inclusive de dependencia.

Las personas que están envejeciendo deben tener la posibilidad de estudiar y aprender tópicos o temas nuevos, o simplemente leer. En esta etapa de la vida es importante vivir la vida más intensamente, como si cada día fuera el último, disfrutar los pequeños placeres cotidianos: un buen amor, una buena compañía, una buena música, un buen libro, una buena comida, comer poco y en bocados pequeños para saborearlos mejor, sin prisas y en compañía. Si se tuviera la oportunidad de viajar, se lograría una aportación muy importante para el éxito de quien está envejeciendo.

Aunque la definición ubica al éxito en la aceptación de los demás, debemos considerar que la propia aceptación, por lo que se está haciendo o lo que se hizo en la vida, con un enfoque positivo, nos permite alcanzar un nivel de satisfacción personal que nos ubica dentro del término: “exitoso”. Cuando la actitud de un viejo se vuelve negativa, se terminó el éxito.

Visión de futuro.
En las personas mayores se observa con frecuencia su resistencia a hacer planes, tomándose esto como una manifestación de que se ha acabado el éxito en el proceso de envejecimiento. Cuando un individuo no sea capaz de decir el proyecto que está desarrollando y lo que está haciendo, probablemente he ha convertido en un viejo o esté deprimido, independientemente de su edad cronológica. Mientras una persona mayor tenga un proyecto, podemos estar tranquilos.

El éxito material.
Hasta ahora hemos ubicado el éxito en el bienestar físico, el bienestar intelectual y el bienestar emocional. Sin embargo, tenemos que tener en cuenta el bienestar material.

Mientras la persona está en la etapa productiva o cuando menos en la de autonomía, es de esperarse que pueda sufragar sus necesidades de vivienda, alimentación, atención médica y probablemente compañía.

Mantenerse en estas etapas, que pueden considerarse de éxito, sobre todo la primera, requiere de una planeación desde muchos años atrás: “guardar para la vejez”, a expensas de ahorros, inversiones, pensiones, jubilaciones o bienes raíces.

Sin embargo, probablemente no sean muchas las personas que puedan gozar más allá de una jubilación o pensión, que si es suficiente, que bueno, pero habitualmente no lo es y el anciano debe preveer: de qué va a vivir o con quién va a vivir y quién le va a ayudar a complementar su gasto. Además de lo anterior, es obligación del estado en su conjunto (territorio, población y gobierno), proveer lo necesario para una vida segura y digna para todos los ciudadanos, esperemos que a través de la justicia, algún día alcancemos ese nivel de prosperidad.

Como puede observarse, conforme a su edad, teóricamente todos son viejos, pero es necesario tener en cuenta que no es lo mismo un veterano o sénior, un añejo o un clásico, que un autónomo, un anciano o una persona senil y el tope de los 65 años, no deja de ser más que una herramienta de los epidemiólogos y los estadísticos, muy discutible por cierto.

Éxito espiritual.
Como materia de análisis, deseo referir lo señalado en el libro: “Guía de la Clínica Mayo sobre el envejecimiento saludable” (21), en que los autores hacen énfasis en la espiritualidad como elemento indispensable para un envejecimiento saludable. Señalan que: “La espiritualidad es un proceso dinámico por el cual se descubre una sabiduría interna y vitalidad, que dan significado y propósito a todos los eventos y relaciones de la vida”. Incluyen como elementos benéficos de la espiritualidad a la fe, particularmente en los ancianos enfermos y a la meditación como elemento para reducir el estrés y sus efectos.

Señalan también como el sentirse útil refuerza la autoestima y permite desarrollar o involucrarse en redes sociales, como elemento de apoyo al anciano que le permite disminuir su nivel de estrés.

La despedida exitosa.
Para despedirse con éxito, es importante no dejar problemas a los demás, teniendo en cuenta:

  • Evitar dejar rencores y asuntos y problemas familiares sin resolver.
  • Testamento que permita adjudicar correctamente los bienes que heredaríamos.
  • Testamento de vida o documento de voluntad anticipada, en el que expresemos nuestra voluntad en relación a tratamientos extraordinarios, medidas de soporte vital, donación de órganos y autorización para la práctica de autopsia. Para casos imprevistos es importante dejar la autoridad a una persona de confianza para tomar las decisiones trascendentes.

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