INTRODUCCIÓN
El cáncer cérvico uterino continúa
siendo un problema importante de salud pública en el mundo,
principalmente en los países en desarrollo. En México,
este tipo de cáncer es la primera causa de muerte por neoplasias
malignas entre las mujeres de 25 a 64 años. En el 2005, la
tasa media nacional de mortalidad fue del 15.46 por 100,000 mujeres
de 25 años y más, que corresponde a 4,247 defunciones.
El 84% ocurrieron en mujeres con escolaridad primaria o menos y
predominantemente en edad productiva. 1
En los últimos años se realizaron
investigaciones que han permitido el avance, en el conocimiento
de la etiología, diagnóstico y tratamiento del cáncer
cérvico uterino, que han impactado en el decremento de las
tasas de mortalidad por esta patología. En 1990 la tasa fue
de 24.97 y para el 2005 fue de 15.46 por 100,000 mujeres de 25 años
y más la disminución fue de 9.51 puntos.
Uno de los avances más significativos ha
sido la identificación de la etiología del cáncer
cérvico uterino, al esclarecer el papel que juega en el desarrollo
de las lesiones intraepiteliales el Virus de Papiloma Humano (VPH),
ya que se ha detectado hasta en el 99.7% de los carcinomas cervicales2.
Los profesores Harold zur Hausen y Lutz Gissman descubrieron entre
1981 y 1984 los VPHs asociados a neoplasias genitales: los tipos
6 y 11 asociados a neoplasias benignas, como el condiloma acuminado
y los tipos 16 y 18 asociados al cáncer cervical. Con estos
descubrimientos se inició el estudio intenso de los VPhs
a nivel mundial y su asociación con esta enfermedad3.
En México, los casos de cáncer invasor se encuentran
más frecuentemente relacionados con infecciones provocadas
por estos dos tipos.
Otro de los avances revelantes ha sido el desarrollo
de vacunas profilácticas específicas para estos subtipos
de virus.
La infección por el VPH es transmitida
sexualmente y representa la infección de transmisión
sexual más frecuente en todo el mundo. En la mayoría
de las mujeres, la infección es asintomática y en
el 80% de ellas desaparece espontáneamente en un periodo
que va entre 12 y 18 meses, debido a una respuesta inmune efectiva,
entre otras causas.
Sin embargo, es una contradicción que siendo
una patología factible de ser detectada en etapas tempranas
y tratada de manera oportuna, debido al largo período de
tiempo que transcurre entre la aparición de una lesión
intraepitelial y su evolución a cáncer, continúen
ocurriendo un número importante de fallecimientos.
Hablar de la prevención del cáncer
cérvico uterino, es complicado debido a que requiere de cambios
en el estilo de vida y en el ejercicio de la sexualidad. Prevenir
significa modificar o realizar acciones orientadas a evitar o disminuir
los factores y cofactores de riesgo que aumentan la posibilidad
de contagio.
En este contexto, la prevención del cáncer
cérvico uterino puede estar enfocada en dos aspectos:
-
Prevención primaria con la aplicación
de vacunas profilácticas para evitar la aparición
de una enfermedad, en este caso, de infección por virus
papiloma humano subtipos 16 y 18.
-
Prevención secundaria, referente
a la detección temprana de la enfermedad; en este caso,
de lesiones precursoras y cáncer. Un aspecto fundamental
es la detección de lesiones intraepiteliales antes de
que evolucionen a cáncer o detectar éste en una
etapa temprana (in situ).
No obstante los avances en este campo, continúa
siendo primordial la educación para la salud, la información
veraz y oportuna para la población y la promoción
de un ejercicio de la sexualidad de manera informada, segura, responsable
y libre.
Definiciones
Para efectos de este trabajo se retoman los conceptos enunciados
en la modificación a la norma oficial mexicana NOM-014-SSA2-1994,
para la Prevención, Detección, Diagnóstico,
Tratamiento, Control y Vigilancia Epidemiológica del Cáncer
Cérvico Uterino, publicada en el Diario Oficial de la
Federación el 31 de mayo de 2007
-
Cáncer: Tumor maligno
originado por la pérdida de control del crecimiento de
las células, que puede invadir estructuras adyacentes
o propagarse a sitios alejados y tener como resultado la muerte.
-
Cáncer invasor:
Cualquiera de las etapas de carcinoma invasivo, desde aquellos
diagnosticados sólo por microscopio, hasta las lesiones
de gran magnitud con invasión al estroma, extensión
a todo el órgano, órganos adyacentes y propagación
a órganos distantes.
-
Cáncer in situ:
De acuerdo con la definición de la OMS, es una lesión
en la que todo el epitelio o la mayor parte de él muestra
el aspecto celular de carcinoma. No hay invasión del
estroma subyacente.
-
Cáncer microinvasor:
Invasión del estroma cervical con una medida máxima
de profundidad de 5 mm y una extensión horizontal máxima
de 7 mm.
-
Captura de híbridos:
Prueba biomolecular, basada en la amplificación de la
señal de híbridos en solución, in vitro,
para detectar blancos de DNA o RNA.
-
Carcinoma: Cáncer
que se origina en los tejidos epiteliales.
-
Citología cervical:
Estudio que se realiza mediante la observación y análisis
de una muestra de células del endocérvix y exocérvix
a través de un microscopio, para determinar cambios o
alteraciones en la anatomía y fisiología de las
células. También conocida como Prueba de Papanicolaou
-
Colposcopía: Procedimiento
exploratorio instrumentado estereoscópico, en el que
se emplea un aparato con sistemas ópticos de aumento,
a través del cual se puede observar el tracto genital
inferior y ano, visualizándose las condiciones de su
epitelio y al cual se le pueden aplicar distintas sustancias
como solución fisiológica, ácido acético
diluido, yodo Lugol u otras con fines de orientación
diagnóstica.
-
Criocirugía: Aplicación
de baja temperatura a un tejido hasta alcanzar el punto de congelación
del agua intracelular produciendo la muerte celular.
-
Displasia: Pérdida
de la capacidad de maduración del epitelio, con alteraciones
en la morfología de sus componentes celulares.
-
Electrocirugía:
Empleo de la corriente eléctrica alterna de alta frecuencia
para escindir la zona de transformación y la lesión
con una profundidad no menor de 5 mm.
-
Factor de riesgo: Condición
particular que incrementa la posibilidad de desarrollar una
patología.
-
Incidencia: Número
de casos nuevos de una enfermedad o daño, ocurridos en
una población, lugar y tiempo determinados.
-
Lesión escamosa intraepitelial
de bajo grado (LEIBG): Incluye los cambios celulares
asociados al efecto citopático de la infección
por virus del papiloma humano (conocida como atipia coilocítica),
restringida generalmente a las capas superficiales. Se incluye
en estas lesiones a la displasia leve/ NIC 1.
-
Lesión escamosa intraepitelial
de alto grado (LEIAG): Cambios celulares que abarcan
dos tercios o más del espesor del epitelio escamoso.
Corresponden a este tipo de lesiones las identificadas como
displasia moderada, grave y cáncer in situ/ NIC 2-3.
-
Pruebas biomoleculares (Captura
de Híbridos y RPC): Métodos de diagnóstico
por laboratorio, para la detección del genoma de agentes
infecciosos como el virus del papiloma humano.
-
RPC: (Reacción de la Polimerasa
en Cadena): Prueba biomolecular en la que el DNA blanco
se amplifica selectivamente por medios enzimáticos, a
través de ciclos repetidos de desnaturalización,
hibridación del fragmento precursor y extensión
de éste.
-
Sistema de Clasificación
Bethesda: Nomenclatura sobre los lineamientos para
el reporte de resultados de la citología cervical.
-
Tamizaje: Prueba de detección
masiva realizada de manera intencionada con el objeto de identificar
oportunamente individuos con una enfermedad o trastorno de salud
específico.
-
Virus del Papiloma Humano:
Microorganismos pertenecientes a la familia de los Papillomaviridae,
infectan la piel y las mucosas pudiendo producir tumores epiteliales
benignos o malignos, varían en su tropismo tisular, su
asociación con distintas lesiones y su potencial oncogénico.
-
Visualización Directa:
Inspección del cérvix mediante el uso de un espejo
vaginal y una iluminación apropiada.
-
Zona de transformación:
Es el área comprendida entre el epitelio escamoso original
y el epitelio columnar del cérvix uterino, dentro de
la cual pueden identificarse diversos grados de maduración
del epitelio metaplásico.
ASPECTOS EPIDEMIOLÓGICOS
En todo el mundo, el cáncer cérvico uterino es la
segunda neoplasia maligna más común en la población
femenina y sigue ocupando el primer lugar como causa de mortalidad
en los países en desarrollo4.
En la mayoría de estos lugares, el número
de casos de cáncer invasor se incrementa con la edad, alcanzando
la mayor incidencia en las mujeres con edades entre 50 y 60 años.
Alrededor del 80-90% de los casos confirmados en países en
desarrollo ocurren entre las mujeres de 35 años y más.
En México el panorama es similar, la mayor
incidencia de casos está en las mujeres con edades entre
los 45 y 69 años de edad5.
A finales de la década de los años
90s, se investigaba la evidencia epidemiológica de la relación
de la infección por VPH y el desarrollo de cáncer
cérvico uterino. Entre estas investigaciones se encuentra
la realizada por Muñoz y Bosch en 19976. Se menciona
que alrededor del 90% de los casos de cáncer cervical pueden
estar relacionados con ciertos tipos de virus papiloma humano.
Se han identificado más de 50 tipos de VPH
que infectan el aparato genital; sin embargo, sólo alrededor
de 15 de ellos son considerados altamente oncogénicos o más
estrechamente relacionados con el desarrollo de cáncer cérvico
uterino: 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59, 68, 73
y 82.
El análisis de los datos compartidos de
11 estudios de casos y testigos de nueve países, que incluyeron
a 1,918 mujeres con cáncer cérvico uterino indicó
que tan sólo ocho tipos de VPH contabilizan el 95% de los
casos de cáncer cervical (tipos 16, 18, 31, 33, 35,45, 52
y 58)7. Tan solo el VPH 16 estuvo asociado al 50-60%
de los casos y el VPH 18, con el 10-12%8.
Sin embargo, aún cuando se ha comprobado
que la infección persistente por estos tipos de VPH oncogénicos
es el principal factor de riesgo para desarrollar cáncer
cérvico uterino, se ha demostrado también que la infección
persistente es la causa necesaria, pero no la única suficiente
para que las lesiones precursoras evolucionen a cáncer9.
La infección por VPH es una de las más
comunes entre las infecciones de transmisión sexual; no obstante,
en la gran mayoría de los casos en los que se presenta, desaparece,
regresa o se vuelve indetectable en uno o dos años10.
En más del 90% de los casos de cáncer
se encuentra presente la infección por VPH, pero no todos
los casos de infección por VPH desarrollarán cáncer
o incluso lesiones precursoras, ello hace suponer que existen factores
que están asociados directa o indirectamente con el aumento
en la probabilidad de desarrollar lesiones precursoras o cáncer.
Entre los factores que se han identificado se encuentran
el tabaquismo, el estado nutricional, la respuesta del sistema inmunológico,
la paridad, otras infecciones de transmisión sexual, la inmunosupresión
(particularmente en el caso de la infección por VIH). Otros
factores como la edad de inicio de vida sexual activa (heterosexual),
el número de parejas sexuales, antecedentes de infecciones
de transmisión sexual, se les considera en la probabilidad
de contraer el VPH, pero no se les considera factores para la evolución
de infección por VPH a cáncer11.
Recientemente se ha reflexionado acerca de la influencia
de otras variables como cofactores en el desarrollo del cáncer
cérvico uterino, como la paridad elevada y el uso prolongado
de anticonceptivos orales.
La investigación realizada por Muñoz,
et al12 que comparte datos de ocho casos de estudio y
testigos sobre cáncer cérvico uterino y dos de cáncer
in situ, en cuatro continentes, sugiere que las mujeres
con tres o cuatro embarazos a término presentaban 2,6 veces
más alto de desarrollar cáncer que aquellas mujeres
nulíparas; en tanto que las mujeres con siete partos o más
tenían 3,8 veces mayor riesgo.
Otros estudios reafirman esta relación
entre alta paridad y cáncer cérvico uterino13,14,
aún no se han determinado las razones fisiológicas
de esta relación; sin embargo, se ha considerado que los
cambios hormonales relacionados con el embarazo y los traumatismos
cervicales en el momento del parto pudiesen tener alguna función.
Por otro lado, algunas investigaciones como la
de Moreno, et al (2002)15 han estudiado la relación
potencial entre el uso prolongado de anticonceptivos orales y el
desarrollo de cáncer cérvico uterino. El análisis
que hicieron estos investigadores de los datos compartidos de diez
estudios de casos y testigos de pacientes con cáncer cérvico
uterino in situ e invasor, indica que el uso por un plazo
prolongado (alrededor de diez años) de anticonceptivos orales
aumenta hasta cuatro veces el riesgo de desarrollar cáncer
cérvico uterino en las mujeres que tenían además
infección por virus papiloma humano.
Tomando en consideración estos hallazgos,
la Organización Mundial de la Salud convocó a una
reunión de expertos en el año 2002 para analizar la
relación entre uso de anticonceptivos orales, alta paridad
y cáncer cérvico uterino16. El grupo publicó
recomendaciones acerca de la manera de prescribir anticonceptivos
orales:
“Muchos casos de cáncer cérvico
uterino pueden prevenirse mediante prácticas de tamizaje
apropiadas. Quienes utilizan anticonceptivos orales en lugares en
los que se cuenta con servicios de detección deberían
recurrir a ellos, tal como se aconseja a otras mujeres. Sin embargo,
en muchos entornos se carece de estos servicios; a menudo, los riesgos
de morbilidad y mortalidad del embarazo son altos en estos entornos
y los anticonceptivos orales combinados son uno de los pocos métodos
anticonceptivos ampliamente disponibles. Incluso, dado que la paridad
parece ser un factor de riesgo de cáncer cérvico uterino,
el uso de los anticonceptivos orales puede reducir el riesgo de
cáncer cérvico uterino atribuible a la paridad. No
debe negarse a la mujer el uso de anticonceptivos orales combinados
simplemente porque la mujer no puede obtener acceso a los servicios
de detección. Probablemente, el riesgo de mortalidad materna
por la falta de uso de anticonceptivos sobrepasaría ampliamente
cualquier riesgo adicional de cáncer cérvico uterino
para la mayoría de las mujeres”17.
Entre los factores que aumentan la posibilidad
de desarrollar lesiones precursoras y cáncer cérvico
uterino se encuentra claramente identificado el consumo de tabaco.
Algunos estudios indican que las mujeres fumadoras tienen un riesgo
de al menos el doble que las mujeres no fumadoras de desarrollar
lesiones precursoras y cáncer cervical18,19,20.
Las mujeres infectadas por VIH tienen una mayor
susceptibilidad de contraer los tipos de VPH altamente oncogénicos,
de presentar lesiones precursoras y de manera más rápida
que las mujeres seronegativas en el mismo grupo de edad21,22,23.
Entre los factores de riesgo que aumentan la probabilidad
de desarrollar cáncer cérvico uterino, se encuentran
las infecciones concomitantes de VPH y otros agentes de transmisión
sexual como la Chlamydia trachomathis y el virus de herpes
simple tipo 2 (HSV-2), las mujeres que presentan estas infecciones
concomitantes tienen una mayor probabilidad de desarrollarlo que
las mujeres sin coinfecciones. De manera particular, se ha estudiado
esta relación entre infecciones concomitantes en un análisis
de siete estudios de casos y testigos, en él se revisó
el efecto de la infección por virus de herpes simple tipo
2 en el desarrollo de cáncer cérvico uterino invasor;
se encontró que en las mujeres que fueron seropositivas al
ADN de VPH, el HSV-2 presentó una relación de riesgo
hasta tres veces mayor de desarrollar cáncer cervical24.
Algunos investigadores han planteado que la falta
de higiene sea un factor que aumente la probabilidad de riesgo para
contraer VPH, desarrollar la infección o de desarrollar cáncer
cérvico uterino; sin embargo, estas afirmaciones aún
no tienen base sólida25.
La infección por VPH es el factor que se
encuentra más directamente relacionado con el desarrollo
de lesiones precursoras y cáncer cérvico uterino;
sin embargo, en sí mismo no es el único determinante,
deben estar presentes e interactuar otro tipo de factores como el
tipo de virus que esté presente (de los tipos de alto riesgo
oncogénico), la carga viral, la respuesta del sistema inmunológico
de la mujer, su estado nutricional, si existen otro tipo de infecciones
de transmisión sexual concomitantes, si dichas infecciones
han sido persistentes. Un porcentaje importante de infecciones por
VPH regresa espontáneamente o se mantiene en estado latente
durante años, por lo que es importante ser cuidadosos con
la información que se maneja respecto a la infección
por este tipo de virus, que además es bastante frecuente
y común en nuestro país.
Uno de los factores sociales que se han retomado
en el aumento de probabilidad para desarrollar lesiones precursoras
y cáncer es, sin duda, la situación socioeconómica
de las mujeres. Una situación socioeconómica baja
generalmente está asociada con ingresos económicos
precarios, acceso limitado a los servicios de salud, nutrición
deficiente y baja escolaridad, con respecto a la prevención
de ciertas enfermedades como el cáncer cérvico uterino;
además, las prioridades de las mujeres están relacionadas
con la satisfacción de necesidades básicas: comida,
vivienda, vestido; desafortunadamente, el cuidado de la salud no
es una de sus prioridades. Por todo ello, al cáncer cérvico
uterino se le relaciona con la pobreza.
HISTORIA NATURAL DE LA ENFERMEDAD
La causa subyacente primaria del cáncer cervicouterino es
el virus del papiloma humano (VPH), una infección de transmisión
sexual común. No obstante, es importante reconocer que menos
de 5% de las mujeres infectadas por el VPH contraerá cáncer
cervicouterino si no tienen acceso al tratamiento. Ciertos subtipos
genéticos del VPH están asociados más estrechamente
con el cáncer cervicouterino y la infección persistente
por el VPH tiende a progresar con mayor frecuencia a la displasia
de grado alto y al cáncer. El consumo de tabaco puede influir
si una mujer con displasia tiene tendencia a desarrollar un cáncer
cervicouterino. La inmunosupresión, en especial la relacionada
con la infección por VIH, también es un factor predisponente.
Algunos factores hormonales, como el parto a edad temprana, el uso
de anticonceptivos hormonales y los partos numerosos también
influyen. La mayoría de los demás factores que se
consideran asociados al cáncer cervicouterino, como la edad
en que se tiene la primera relación sexual el número
de parejas sexuales, muy probablemente sean indicadores de exposición
al VPH más que factores de riesgo propiamente dichos26.
DIAGNÓSTICO
Los esfuerzos de prevención del cáncer cérvico
uterino en todo el mundo se han centrado en el tamizaje de las mujeres
en situación de riesgo de contraer la enfermedad, empleando
las pruebas de Papanicolaou y el tratamiento de las lesiones precancerosas.
El procedimiento de tamizaje mediante la prueba de Papanicolaou
se desarrolló en los años treinta y se le dio el nombre
de su inventor el Dr. George Papanicolaou.
Las acciones de tamizaje en CaCu están constituidas
fundamentalmente por una herramienta básica llamada citología
cervical; se trata de un método diagnóstico que permite
el examen microscópico directo de las características
de las células, del epitelio del cervix y del canal endocervical,
utilizando una técnica de tinción conocida como técnica
de Papanicolaou.
Este método permite realizar un diagnóstico
citológico de probable lesión cervical, que es emitido
por el citotecnólogo o el patólogo; este diagnóstico
incluye desde la ausencia de lesión, pasando por los cambios
inflamatorios no patológicos y todo el espectro de displasias
leve, moderada y severa, el cáncer in situ y el
cáncer invasor. Es importante recalcar que cualquier hallazgo
de patología en la citología cervical debe ser confirmado
mediante estudio colposcópico y biopsia dirigida27.
La citología cervical consiste en tomar
una muestra de las células que se descaman del cuello uterino
en la zona de transformación.
El objetivo principal de la técnica de
Papanicolaou es detectar células con alteraciones que indiquen
cambios malignos. La importancia de realizarse la citología
(Papanicolaou) radica en la enorme posibilidad de detectar de manera
temprana lesiones precursoras (displasia leve, moderada o severa)
antes de que evolucionen a cáncer, para ser atendidas o para
que reciban tratamiento oportuno, de esta forma estaríamos
previniendo el desarrollo de casos de cáncer, tomando en
cuenta los lapsos de tiempo de evolución que presentan.
El resultado citológico que no supone cambio
alguno en las células cervicales es el negativo.
Uno de los resultados citológicos más frecuentes es
el negativo con proceso inflamatorio, que indica que no
existen cambios en las células que sean compatibles con alguna
de las lesiones precursoras, sino que muestran respuesta del epitelio
a inflamación y a cambios regenerativos completamente normales
en mujeres con vida sexual activa.
Actualmente se reportan los resultados de la citología
cervical de acuerdo a la clasificación de Bethesda mencionada
en la norma oficial para la Prevención, Detección,
Diagnostico, Tratamiento, Control y Vigilancia Epidemiológica
del Cáncer Cérvico Uterino.
Además existen otros auxiliares de diagnóstico
para la detección del cáncer cervicouterino que son
procedimientos técnicos cuya finalidad es coadyuvar en la
detección de anormalidades de las células o la identificación
de lesiones del cuello uterino, siendo complementarios entre sí
y son: Visualización cervical con ácido acético,
Pruebas de Shiller, Pruebas de biología molecular, Colposcopía
e Histopatología.
TRATAMIENTO
El cáncer cérvico uterino tiene la “bondad”
de presentar una historia natural que involucra períodos
de tiempo muy largos. En ningún tipo de neoplasias corresponde
literalmente el significado de la frase: “es curable cuando
se detecta a tiempo”. Al ser detectadas de manera temprana
lesiones precursoras, se tiene un amplio margen para actuar en torno
a ellas, haciendo posible su prevención y/o curación.
En la mayoría de los casos, las displasias
leves deben ser vigiladas más que tratadas, puesto que usualmente
desaparecen con el tiempo. En cambio, las displasias moderadas y
particularmente las severas, deben ser tratadas ya que un porcentaje
significativo de éstas evolucionan a cáncer.
Es básico hacer hincapié en las
mujeres acerca de la importancia de acudir a la unidad de salud
en la que le tomaron la citología cervical, ya que seguramente
ahí le indicarán qué hacer de acuerdo al resultado
de su estudio. En caso de un resultado con lesión precursora,
existen lineamientos de atención y tratamiento, establecidos
por la norma oficial.
En el caso de las displasias leves, generalmente
se mantienen bajo vigilancia en la unidad de salud, debido a que
es muy común que tengan una regresión espontánea.
Se indica tratamiento y se repite la toma citológica a los
seis meses. De acuerdo a la edad de la mujer y a la evolución
de la lesión, el médico decide si refiere a clínica
de colposcopia o permanece en control en el centro de salud. Si
a los seis meses el resultado del Papanicolaou continúa siendo
de displasia leve y la mujer tiene una edad de 50 años o
más, será referida a la clínica de colposcopia
para su valoración; en cambio, si es el mismo resultado y
la mujer es menor de 35 años, continuará en control
en el centro de salud.
Los casos con resultado citológico de infección
por VPH, displasia moderada, displasia severa, cáncer in
situ y cáncer invasor deberán ser referidos a una
Clínica de Colposcopia para su valoración por el médico
colposcopista. Este realizará el estudio, diagnóstico
colposcópico y definirá el tratamiento.
Actualmente se llevan a cabo procedimientos que
no requieren hospitalización, que se realizan en consultorio
para destruir o remover tejido con lesión. El tratamiento
específico dependerá de la severidad, extensión
y localización de la lesión o lesiones. Existen dos
tipos de procedimientos: el de ablación y el de escisión.
El procedimiento de ablación destruye el
tejido anormal; el método más utilizado es la crioterapia,
que consiste en la aplicación de temperatura inferior a 0º
C, que alcanza el punto de congelación en las células
produciendo la muerte celular. Es un procedimiento efectivo en un
80 ó 90% en el tratamiento de lesiones de alto grado. La
principal desventaja de éste es que no permite la obtención
de muestra histológica para su posterior estudio patológico.
En cambio, el procedimiento de escisión
permite obtener especímenes histológicos. Este es
más efectivo para tratar lesiones grandes y lesiones endocervicales.
La técnica electroquirúrgica de escisión (LEEP
por sus siglas en inglés: Loop Electrosurgical Escisión
Procedure) utiliza un asa de alambre eléctrico fino para
remover completamente la zona de transformación afectada
en el cuello uterino. Este procedimiento es efectivo en un 90 o
95% en el tratamiento de displasias de alto grado.
Para los casos de cáncer invasor, éstos
son referidos a los centros oncológicos o unidades hospitalarias
con unidad de oncología; el tratamiento dependerá
del grado de avance del cáncer. Entre los tratamientos se
encuentran la histerectomía, la radioterapia y la quimioterapia
o una combinación de ellos. Se resalta de nuevo la importancia
de la detección temprana, mientras más inicial sea,
se tienen mayores probabilidades de éxito con el o los tratamientos.
PREVENCIÓN
La prevención de cáncer cervicouertino requiere de
la corresponsabilidad de la población en general, de las
mujeres en particular y de los miembros del equipo de salud.
En esta corresponsabilidad corresponde al equipo
de salud tener presente que la lesión precursora directa
del cáncer cervical es la displasia severa y que esta lesión
progresa a cáncer en un período de alrededor de 10
años. Si la lesión es detectada y tratada durante
este período, es posible prevenir el desarrollo del cáncer;
que la principal razón de una baja incidencia de cáncer
en los países desarrollados es que las mujeres son tamizadas
de manera regular para detectar lesiones precursoras o precancerosas
y que actualmente la técnica de tamizaje para cáncer
cérvico uterino más utilizada en el Sector Salud es
la citología exfoliativa también conocida como el
Papanicolaou (PAP).
Si aunado a ello se toma en cuenta que “La
citología cervical es una prueba de bajo costo, sencilla
y con una alta especificidad (95 %) y sensibilidad (90%) para la
enfermedad. Sin embargo, estas características presuponen
que el personal que toma la muestra ha recibido el entrenamiento
necesario para realizar toma de muestras óptimas para el
estudio, por lo tanto, el adiestramiento de la técnica de
toma de citología cervical debe estar incluido en las actividades
obligadas del personal de salud que se encuentra en formación,
especialmente quienes tendrán oportunidad de desarrollarse
en el campo asistencial”28.
Como ya se mencionó, el cáncer cervicouterino
es fácilmente prevenible por lo que la Promoción de
las medidas preventivas es la base para reducir su incidencia. Algunas
acciones pueden ser:
- Promover las relaciones sexuales con el uso del condón.
- Informar a las mujeres que fuman y cuyo resultado del papanicolaou
reporta presencia de VPH, del incremento de la probabilidad
de que la lesión intraepitelial progrese a cáncer.
- Promover la toma de citología a toda mujer que utiliza
métodos anticonceptivos orales.
- Las mujeres con más de tres embarazos de término.
- Dar tratamiento y realizar seguimiento a las mujeres con
coinfección de VPH y otras infecciones de trasmisión
sexual como Chlamydia trachomatis o virus-2 de herpes simple
(HSV-2)
Asimismo, corresponde a la población en
general modificar sus estilos de vida que ponen en riesgo la salud
pública y con ello se puede prevenir la incidencia del virus
del papiloma humano. Por lo cual se requiere que busquen información
acerca de los factores de riesgo y medidas de prevención
para evitar el contagio y transmisión del VPH.
Y por su parte las mujeres que nunca se han realizado
la citología cervical, que hayan iniciado vida sexual, que
se encuentren en el grupo de edad de 25 a 64 años, principalmente
las de 35 a 64 años, deben practicarse el estudio de tamizaje
de Papanicolaou anualmente; sin embargo, se puede practicar si ya
se ha iniciado vida sexual, independientemente de la edad.
-
Si dos estudios consecutivos resultan negativos
para lesiones intraepiteliales del cuello uterino o para infección
por VPH, entonces el Papanicolaou debe realizarse cada tres
años
-
Si la mujer suspende los estudios de detección
por más de tres años consecutivos, debe reiniciar
el esquema de pruebas durante dos años consecutivos nuevamente,
de manera que se garantice la ausencia de lesión en el
epitelio en dos citologías anuales consecutivas.
-
Las mujeres con lesiones de bajo grado deberán
realizarse exámenes con mayor frecuencia, de acuerdo
a las indicaciones médicas.
PRONÓSTICO
Es reservado ya que los trabajos que se están realizando
en México por parte del Sector Salud, están aparentemente
disminuyendo la incidencia de este problema, pero los resultados
aun no son concluyentes,
DISCUSIÓN O COMENTARIO
Actualmente la Secretaría de Salud como cabeza de sector
es responsable de establecer las directrices para disminuir las
muertes por cáncer cervicouterino.
Los conocimientos científicos y tecnológicos
están modificándose constantemente prueba de ello
es la creación de la vacuna preventiva y terapéutica
contra el cáncer cervicouterino que todavía está
en la fase de ensayos clínicos, aunque se ha establecido
una polémica sobre su uso y efectividad en diversas partes
del mundo.
Para efectos de este trabajo nos reservamos hablar
de ella porque la bibliografía existente aún no es
concluyente, por lo que consideramos que podría ser tema
para otro trabajo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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- Ibid. p.739.
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op. cit. p. 57.
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