Seminario
El Ejercicio Actual de la Medicina

Profesión y profesionalismo en medicina

Dr. Leobardo C. Ruiz Pérez
Dr. Melchor Sánchez Mendiola

“El profesionalismo es la materia
prima más valiosa de la medicina”
Richard Horton, Editor de Lancet, 2005

I. INTRODUCCION

“El valor funcional de un cuerpo especializado de conocimientos
y habilidades es menos importante para la ideología del profesional
que su enlace a valores trascendentales que le dan significado”
Eliot Friedson. Professionalism: The Third Logic

La práctica médica actual, en todas las culturas y sociedades, enfrenta retos sin precedente como son las crecientes disparidades entre las necesidades legítimas de los pacientes y los recursos disponibles para satisfacerlas, y las presiones que sobre el médico ejerce la transformación de los sistemas de salud. En las últimas décadas la educación médica de pre y posgrado ha sido objeto de un intenso análisis por la sociedad y la comunidad médica, debido a la particular tensión que ocurre durante el entrenamiento del profesional de la salud y las diferentes fuerzas del entorno que impactan su conducta y toma de decisiones en la práctica clínica (1). La sociedad ha externado cada vez con mayor frecuencia una profunda preocupación por la conducta de los médicos que percibe como poco profesional, y la comunidad médica ha planteado diversas estrategias para enfrentar estas deficiencias en la formación de los médicos (2,3). En los últimos años la más importante de estas estrategias ha sido el reconocer la necesidad de que los conceptos relevantes del profesionalismo médico deben incluirse de una manera explícita en el proceso educativo de las escuelas de medicina, el posgrado y el desarrollo profesional continuo (4,5,6).

En las sociedades contemporáneas las profesiones ocupan una posición singular no equiparable en ninguna época de la historia, y la medicina en particular ha tenido una relación con la sociedad que ha sido cambiante y ha tenido diversas aristas. El funcionamiento de la sociedad depende de manera importante de la acción de los profesionales para la aplicación de la ciencia y el aprendizaje relacionados con cada una de ellas. Un médico profesional no debe ser considerado como alguien que está únicamente interesado en buscar su beneficio personal, sino más bien en prestar un servicio a sus pacientes o contribuir al avance de la ciencia; este concepto resulta difícil de asimilar en los tiempos actuales en donde el egoísmo en ocasiones predomina sobre el altruismo en los seres humanos que ejercen las diversas profesiones.

La comunidad médica tiene un “contrato” o compromiso social implícito con la comunidad y el paciente individual, que debe ser satisfecho en un entorno que con frecuencia pone a prueba al profesional de la salud, colocándolo en una situación de tensión entre su conducta profesional y los factores de la era moderna que constituyen retos éticos y sociales a enfrentar (7). Parte de estas amenazas a la integridad del profesional de la salud se deben al choque inevitable entre la histórica misión central del quehacer médico y los imperativos de mercado en la práctica médica como resultado de su concepción actual por la sociedad como un mero servicio, en el que el cliente siempre tiene la razón como en una transacción comercial. El incremento importante en los costos de la atención de la salud ha obligado a las instituciones gubernamentales y privadas, terceros pagadores y al paciente mismo, a ejercer presiones sobre el profesional de la medicina que antes no existían o no se les daba mucha importancia (como la propaganda directa al consumidor, expectativas no realistas de la sociedad, imposibilidad de brindar todas las intervenciones que existen en un sistema de salud con recursos limitados), motivando una reacción de la comunidad médica inicialmente de rechazo, confusión y temor por la pérdida de los privilegios sociales y económicos a los que estaba acostumbrada (8).

La comunidad médica ha respondido a estos retos con una serie de actividades planeadas e implementadas por diversas organizaciones a nivel internacional, como son: National Board of Medical Examiners (9), Accreditation Council for Graduate Medical Education (6), American Board of Internal Medicine (10), American College of Physicians (5), World Federation for Medical Education (11), American Association of Medical Colleges (12), Royal College of Physicians and Surgeons of Canada (13), General Medical Council (14) y otros, de los Estados Unidos de América, Canadá, Gran Bretaña y los países que participan en la Federación Mundial de Educación Médica, para hacer explícitos los conceptos de profesionalismo en medicina, definiendo el concepto y sus elementos, las conductas que lo conforman y las herramientas que pueden utilizarse para enseñarlo y evaluarlo de manera formal en el currículo de pre y posgrado.

II. DEFINICION

“Profesión: Empleo, facultad u oficio que alguien
ejerce y por el que percibe una retribución.
Profesionalismo: Cultivo o utilización de ciertas
disciplinas, artes o deportes, como medio de lucro.”
Diccionario de la Lengua Española,
Real Academia Española, 2003

Las definiciones del diccionario son limitadas en cuanto a lo que realmente representan en la época moderna, particularmente en el campo de la atención de la salud, ya que enfatizan principalmente el aspecto de la remuneración financiera de la actividad profesional, que es precisamente lo que se desea evitar. Estas definiciones no caracterizan de manera completa el constructo de profesionalismo que desde hace varios años se discute en los círculos académicos de las ciencias de la salud. Lo anterior ha propiciado que algunos médicos rechacen la utilización del término en español con el significado que se ha propuesto a nivel internacional, sin embargo la mayoría de los gremios médicos de los países hispano-parlantes han aceptado el uso del vocablo con el significado que se describe en este documento (11).

Antes de discutir sobre el concepto de profesionalismo, es necesario referirse al de profesión. Con este propósito, cabe recordar las características esenciales de una profesión (2):

  • Dominio de un cuerpo complejo de conocimientos y habilidades específicas, adquirido durante un período largo de formación.
  • Control, con capacidad normativa, sobre el trabajo basado en aquel conocimiento.
  • Disposición de organizaciones profesionales reconocidas legalmente, con capacidad reguladora del acceso a la profesión y todo lo concerniente a su práctica.
  • Posesión de un código ético y la potestad exclusiva para aplicarlo. El grupo profesional ha de “profesar” un conjunto de valores como son: disciplina, altruismo, integridad, compromiso y eficiencia.

Es importante destacar que el ejercicio de la profesión no es solamente una actividad individual, sino que es desempeñada por un conjunto de personas a las que se denomina “colegas”, en el sentido amplio del término, quienes forman una comunidad que les brinda identidad y pertenencia. La meta que le da sentido y legitimidad social a la profesión es interna, y consiste en proporcionar a la sociedad un bien específico, como en el caso de la medicina, la salud de los pacientes.

El definir el término de profesionalismo de una manera que sea comprensible por los médicos y la sociedad constituye un reto, ya que la palabra ha sido utilizada en exceso en muchos contextos diferentes, generando confusión. Se han realizado diversos intentos para definir el profesionalismo en medicina en los últimos años, y existen varias propuestas por diversos autores y organizaciones, algunas de las más aceptadas son las siguientes:

  • Swick plantea la siguiente definición normativa (15): “El concepto de profesionalismo médico debe tomar en cuenta la naturaleza de la profesión médica y debe aterrizarse en lo que realmente hacen los médicos y cómo actúan, individual y colectivamente…El profesionalismo médico comprende el siguiente conjunto de conductas:
    • Los médicos subordinan sus propios intereses a los intereses de otros.
    • Se adhieren a altos estándares éticos y morales.
    • Responden a las necesidades de la sociedad, y su comportamiento refleja un contrato social con la comunidad a la que sirve.
    • Manifiestan valores humanísticos esenciales, incluyendo honestidad e integridad, comprensión y compasión, altruismo y empatía, respecto a los demás y confiabilidad.
    • Ejercitan la responsabilidad y rendición de cuentas consigo mismos y con sus colegas.
    • Demuestran un compromiso continuo con la excelencia.
    • Exhiben un compromiso por la erudición y el avance de su campo.
    • Se enfrentan con altos niveles de complejidad e incertidumbre.
    • Reflexionan sobre sus acciones y decisiones.
  • Cruess propone una definición operativa para educadores médicos (16): “Profesión es una ocupación cuyo elemento esencial es el trabajo basado en el dominio de un cuerpo complejo de conocimientos y habilidades. Es una vocación en la cual el conocimiento de un departamento de la ciencia o el aprendizaje o la práctica de un arte fundamentado sobre ella se usa para el servicio de otros. Sus miembros son gobernados por códigos de ética y profesan un compromiso con la competencia, integridad y moralidad, altruismo, y la promoción del bien público dentro de su dominio. Estos compromisos forman la base de un contrato social entre una profesión y la sociedad, la cual en reciprocidad le otorga un monopolio sobre el uso de su cuerpo de conocimientos, el derecho de considerable autonomía en la práctica y el privilegio de la auto-regulación. Las profesiones y sus miembros son responsables ante aquellos que sirven y la sociedad”.
  • La Federación Mundial de educación Médica, que incluye varios países de habla hispana, propone al profesionalismo y la autonomía como estándares básicos para mejorar la calidad de la educación médica de posgrado, enfatizando que debe fortalecerse el entrenamiento y evaluación de estos conceptos durante todo el proceso educativo de la especialización médica, para promover que el médico actúe en el mejor interés del paciente y la comunidad (11). La definición de Profesionalismo que proponen es: “los conocimientos, habilidades, actitudes y conductas esperadas por los pacientes y la sociedad de los individuos durante la práctica de su profesión e incluye conceptos como las habilidades para el aprendizaje vitalicio y mantenimiento de la competencia, pericia en manejo de la información, comportamiento ético, integridad, honestidad, altruismo, servicio a los demás, adherencia a códigos profesionales, justicia y respeto por los demás”.

Existen muchas otras publicaciones con propuestas de definiciones (17, 18), de las que el hilo conductor es la responsabilidad que adquiere el médico ante la sociedad para desempeñarse con una conducta que refleje los principios de la ética, el humanismo, la rendición de cuentas y el altruismo, sustentado en una competencia clínica técnicamente adecuada para resolver los problemas que se le presenten.

III. COMPONENTES DEL PROFESIONALISMO

"El todo casi siempre equivale a bastante más
que la suma de sus partes constituyentes"
Mitchell Waldrop, 1992.

Entendemos que el profesionalismo médico reúne un conjunto de valores, comportamientos y relaciones que sustentan la confianza que tiene el público en los médicos. Estos valores son la base del compromiso de la profesión médica con la sociedad. Así tenemos que el compromiso social o contrato, descansa en el profesionalismo y más aún el profesionalismo resulta un elemento protector y de equilibrio en la sociedad. El médico debe reafirmar sus principios que involucran no solo el compromiso personal al bienestar de sus pacientes sino también los esfuerzos colectivos que mejoren el sistema de atención de la salud y el bienestar de la sociedad.

Existen varias propuestas de los componentes que deben integrar el profesionalismo médico en la actualidad, una de las más difundidas es el documento resultado del “Proyecto del Profesionalismo Médico” elaborado por las siguientes organizaciones: American Board of Internal Medicine, American College of Physicians, American Society of Internal Medicine y la European Federation of Internal Medicine (5, 10). Este importante documento plantea que el profesionalismo es la base del contrato de la medicina con la sociedad, y establece tres principios y diez compromisos que deben ser parte de la conducta del profesional de la salud en la era moderna. Los tres principios fundamentales son:

  1. Principio de primacía del bienestar del paciente
    Se refiere a la obligación de servir los intereses del paciente con altruismo en la construcción de la relación médico-paciente. Ni las fuerzas del mercado, ni las presiones sociales, ni las exigencias administrativas pueden o deben interferir con la aplicación de este principio.
  2. Principio de la autonomía del paciente.
    Los médicos deben tener respeto por la autonomía del paciente, deben ser honestos y darle el poder para la toma de decisiones informadas sobre su tratamiento. Las decisiones del paciente no deben de ir en contra de las prácticas éticas ni dar lugar a demandas por atención inadecuada.
  3. Principio de justicia social.
    La profesión médica debe propender por la justicia en los sistemas de salud, incluyendo la adecuada distribución de los recursos. Los médicos deben esforzarse en eliminar la discriminación en los servicios de salud, sea esta por raza, género, estatus socioeconómico, etnia, religión o cualquier otra categoría social.

Las diez responsabilidades profesionales son:

  1. Compromiso con la competencia profesional.
    Los médicos deben estar comprometidos de por vida con el aprendizaje para mantener actualizado el conocimiento y las habilidades en tal forma que siempre estén en condiciones de prestar servicios de calidad, y la profesión médica debe establecer mecanismos para garantizar este objetivo.
  2. Compromiso de honestidad con los pacientes.
    Este compromiso implica que el médico provea información completa y honesta al paciente antes de que este otorgue el consentimiento para iniciar el tratamiento. Si este paciente resulta afectado como consecuencia del tratamiento debe ser informado de inmediato. Analizar los posibles errores médicos permite la prevención y facilita la implementación de estrategias de compensación.
  3. Compromiso con la confidencialidad.
    La confianza del paciente depende de la confidencialidad. Este principio es de capital importancia, dada la amplia utilización de los medios electrónicos y la creciente accesibilidad a información genética. Sin embargo, el médico debe considerar el sacrificio de la confidencialidad si se pone en peligro el bien público, por ejemplo en el caso de posibles infecciones o daños a terceros.
  4. Compromiso de mantener buenas relaciones con los pacientes.
    Dada la vulnerabilidad de los pacientes se deben evitar relaciones inadecuadas entre los médicos y sus pacientes, en especial en los aspectos sexuales, de explotación financiera u otro propósito similar.
  5. Compromiso de mejorar la calidad de la atención.
    Los médicos deben estar continuamente empeñados en la superación de la calidad de la atención. Esto se refiere no solo a mantener sus competencias profesionales sino también a la colaboración que de otros profesionales esperamos para reducir el error médico, elevar los niveles de seguridad de los pacientes, minimizar la excesiva utilización de los recursos y optimizar el resultado final de la atención. Este propósito debe ser tanto en acción individual como colectiva, incluyendo a las asociaciones y sociedades profesionales y científicas.
  6. Compromiso de mejorar el acceso a los servicios de salud.
    Los médicos en forma individual y colectiva, deben preocuparse por reducir y eliminar las barreras de acceso, para que los servicios sean equitativos y de calidad.
  7. Compromiso con una distribución justa de los recursos.
    El médico, al tiempo que brinda una atención adecuada para las necesidades del paciente, debe tener en cuenta el uso juicioso y costo-efectivo de los recursos limitados. El proveer servicios innecesarios puede resultar no solo en daño al paciente sino que lleva al desperdicio de recursos que deberían estar disponibles para otros.
  8. Compromiso con el conocimiento científico.
    Mucho del contrato social de la medicina con la sociedad se basa en la integridad y el uso apropiado de la ciencia y la tecnología. Los médicos deben ser baluartes de los estándares científicos, promover la investigación y desarrollar nuevos conocimientos.
  9. Compromiso de mantener la confianza manejando los conflictos de interés.
    Los médicos y sus organizaciones se enfrentan a situaciones que pueden poner en riesgo sus responsabilidades profesionales cuando aceptan compensaciones económicas o ventajas personales. Esto puede ocurrir en la relación con la industria farmacéutica y de equipos médicos, compañías aseguradoras y similares.
  10. Compromiso con las responsabilidades profesionales.
    Como miembros de una profesión, los médicos deben trabajar en equipo a fin de maximizar la calidad de la atención, practicar el respeto mutuo y participar en la autorregulación. Lo anterior debe acompañarse si fuera necesario, de medidas disciplinarias a quienes no observen los estándares profesionales.

IV. ASPECTOS EDUCATIVOS DEL PROFESIONALISMO MÉDICO

“Ahí está el detalle”
Cantinflas

Un compromiso fundamental de la comunidad médica, tanto en instituciones educativas como de salud, es transmitir el profesionalismo médico a los estudiantes que en su formación de pre y posgrado requieren de actitudes positivas y no solo de conocimientos científicos. El ejemplo es uno de los medios fundamentales a través de los cuales el profesor influye sobre sus alumnos para que éstos adopten concientemente los obligaciones características de un profesional comprometido (19,20). Es por ello que debe insistirse sobre el altruismo, la excelencia, el deber, el honor, el respeto a los demás y la rendición de cuentas como parte de nuestro ejercicio profesional.

Sin embargo, es necesario también reconocer los “síntomas y signos” conductuales que nos llevan a “tener lapsos” de profesionalismo (18). El abuso del poder ha sido una característica que desafortunadamente ocurre con frecuencia en algunos médicos al interactuar con los pacientes y médicos en formación. El rencor no debiera existir entre los médicos porque se opone al altruismo, al cuidado, a la generosidad y a la integridad que son parte fundamental de nuestro compromiso social. La mentira y el fraude deben desterrarse de manera definitiva y no afectar el interés fundamental que es el bienestar de nuestros pacientes. La incapacidad voluntaria a través de simulaciones, adicciones o conductas antisociales no son propias de un médico que se precie de serlo. Es necesario vigilar cuidadosamente los posibles conflictos de interés, como el aceptar participación en servicios prestados por otras personas, comprometer los principios de investigación clínica o colaborar de manera inadecuada con las compañías farmacéuticas.

Existe un movimiento generalizado para modificar los estándares de la educación médica continua para transformarlos en un desarrollo profesional continuo que permita a su vez mantener tanto los aspectos cognoscitivos y de habilidades, como las actitudes propias de los médicos. Será necesario para ello integrar de manera definitiva los aspectos teóricos y prácticos de la profesión y el profesionalismo médico, abordar el aprendizaje con metodologías más participativas y constituir una red que permita incluir a todos los profesionales de la salud (18,20). Esto último en especial en el área clínica ya que la información y formación que nos proveen otros integrantes del equipo de salud es fundamental para la interacción del equipo de salud que beneficie la atención de los pacientes, la haga más expedita y menos costosa.

El médico tiene el compromiso del liderazgo en la atención de la salud, no solo por sus conocimientos y experiencias sino por el lugar preponderante que tradicionalmente ha ocupado en la sociedad. Lugar que hoy en día tiene que ganarse a diario buscando el respeto de la comunidad y de sus compañeros y cumpliendo cabalmente con las obligaciones que le han caracterizado anteponiendo siempre el interés de los pacientes a los intereses personales. Es de fundamental importancia que la comunidad médica promueva de manera proactiva la interiorización de estos conceptos en las nuevas generaciones de clínicos, así como en los profesores encargados de formarlos, para implementar de manera efectiva este cambio curricular en la formación del profesional de la salud, desarrollando mecanismos de instrucción y evaluación apropiados para esta temática en nuestro entorno educativo y de atención médica.

Las instituciones educativas y de salud tienen el compromiso con la sociedad de contribuir a la formación de los trabajadores de la salud en nuestro país, es importante que se implementen talleres y cursos de capacitación docente que aborden la temática del profesionalismo médico (21), y que como gremio profesional comencemos a familiarizarnos con las diversas herramientas que existen y que han sido validadas educativamente para evaluar la conducta profesional del profesorado y de los alumnos de medicina de pre y posgrado (22). Un recurso disponible de manera gratuita para promover estos conceptos en la educación médica de posgrado ha sido elaborado por el ACGME de los E.U.A., planteando diferentes estrategias para enseñar y evaluar profesionalismo en las residencias médicas (23).

El médico adquiere los cimientos del profesionalismo durante su formación de pre y posgrado, a través del “currículo oculto” y de la socialización de sus vivencias en la escuela de medicina y la práctica médica hospitalaria, y conforme progresa en la actividad médica a lo largo de los años va puliendo y adaptando sus respuestas ante los diferentes retos mencionados en este documento de una manera individual e intuitiva, sin experiencias educativas formales o evaluación directa de sus conducta bajo este marco conceptual (24). Es importante que estemos conscientes de la situación actual por la que atraviesa la sociedad y la comunidad médica en su conjunto, para que la enseñanza y modelo de las conductas y valores del profesionalismo médico consideren el “mundo real” en donde se ejerce y practica la medicina, de otra manera corre el riesgo de convertirse únicamente en un sofisticado ejercicio intelectual sin impacto real en la actitud de los médicos en formación ante los retos anteriormente citados.

REFERENCIAS

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  11. WFME Global Standards for Quality Improvement. Postgraduate Medical Education. World Federation for Medical Education, 2003. http://www.wfme.org
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