Gaceta Facultad de Medicina UNAM
10 septiembre 2006
Facultad de Medicina UNAM

SOCIEDAD MEXICANA DE HISTORIA Y FILOSOFÍA DE LA MEDICINA

La evolución de las publicaciones médicas

  • En esta sesión solemne se dio la bienvenida a 33 nuevos miembros de la SMHFM

La investigación biomédica genera importantes resultados, pero el proceso de impacto no es completo si no se produce la comunicación, y es mediante las publicaciones que se logra, por lo que, para saber más de ello, así como de su desarrollo y evolución a la publicación electrónica, los doctores Emilio García Procel, vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina, Luis Benítez Bribiesca, editor de Archives of Medical Research, y Enrique Navarrete Cadena del Centro Médico Nacionla Siglo XXI, ofrecieron el simposio “Evolución histórica de las publicaciones biomédicas”, efectuado el pasado 24 de agosto, durante la sesión solemne de la Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina.

Es bien sabido que antes de que surgieran las revistas médicas las comunicaciones se hacían de manera verbal, pero la más conocida era el libro. Con el tiempo, mediante la circulación de manuscritos, tratados y ensayos, surgieron las primeras revistas médicas. Casi dos siglos después del desarrollo en Europa de la imprenta de tipos móviles (1454) aparecieron las primeras revistas con contenidos generales y asuntos de investigación, para después dar paso a las publicaciones en esa área.

Las primeras revistas científicas se iniciaron en 1665, en Francia y en Inglaterra; en Estados Unidos fue Medical Repostory (1797), revista dirigida al público que incluía los anuncios de los farmacéuticos y algunas medidas médicas. En México, el Mercurio Volante (1772) fue probablemente la primera publicación médica que se distribuyó y tuvo las mismas características: información para médicos y para el público general. Entre otras, la revista de la Sociedad Filoiátrica (1836) se destacó por ser uno de los antecedentes de la Gaceta Médica de México, dijo el doctor García Procel.

En su intervención, también comentó que este tipo de documentos tuvieron que afrontar algunos problemas, entre ellos, que la comunicación era restrictiva o secreta, la distribución lenta, tenían un alto costo, y eran laboriosos, sobre todo por el carácter periódico.

En el mundo, de mil 147 revistas, sólo 250 sobrevivieron en el siglo XX, en nuestro país, una de ellas es la Gaceta Médica de México: comenzó a editarse en 1864, como un órgano de difusión de la Academia Nacional de Medicina; en 1930, por iniciativa del doctor Ignacio Chávez, entonces presidente de la Academia de Medicina, obtuvo el formato que permanece en la actualidad. “Es indiscutiblemente la revista más representativa de la publicación médica en el país, en ella han quedado plasmados avances científicos y hechos históricos de la medicina mexicana”, acotó el doctor Navarrete Cadena.

Agregó que a principios del siglo XX el número de revistas se incrementó debido al inicio de la escuela médica mexicana, el establecimiento de hospitales y academias científicas, el surgimiento de las especialidades médicas y la fundación de sociedades por especialidad, que tomaron la decisión de elaborar su propia publicación y originaron un incremento de las mismas; consecuentemente vinieron a darse situaciones que aún prevalecen: revistas mediocres, de baja calidad, algunas efímeras, otras irregulares y, en forma muy escasa, revistas con artículos de verdadera calidad.

Para este siglo, lo novedoso es la utilización de recursos informáticos e internet, así como la forma de organizar la literatura médica, ya que la información biomédica se disemina en todo el mundo, porque no sólo existen versiones impresas sino también electrónicas en línea, y mediante unas serie de recursos se permite el acceso a su lectura.

Esta aplicación generó la creación de directorios, registros, catálogos de publicaciones, bases de datos e índices como MeSH, UMLS y MEDLARS en 1960, dos decenios después llegaron Medline y Gratefulmed. Desde 1978 Periódica cuenta con bases de datos bibliográficos de revistas latinoamericanas; a partir de 1991 Artemisa presentó su formato de disco compacto; Imbiomed, auspiciado por Mediagraphic, ofreció en 1998 resúmenes en línea, y a partir de 2001 surgió como el primer índice mexicano de publicaciones biomédicas que ofrece en texto completo (formato PDF) los artículos incluidos en todas sus publicaciones. En este año Mediagraphic-Artemisa presentan un analizador muy sofisticado que, junto con Incilat, índice de citaciones, permite la búsqueda de citas y referencias bibliográficas por autor o por revista de las incluidas en esa base de datos.

Antes de concluir, indicó que de las revistas médicas mexicanas que nacieron el siglo pasado nueve prevalecen hasta hoy; es de señalar que las otras dejaron de editarse por diferentes motivos, como, por ejemplo, Archivos de Investigación Médica, a partir de 1992, dejó de existir como tal, para dar surgimiento a una revista que se publica ahora exclusivamente en inglés; otro motivo de suspensión fue la fusión con revistas extranjeras para adquirir mayor calidad, y otras más dejaron de circular, pero, al final de cuentas, desaparecen como revistas nacionales.

En los últimos 75 años han surgido una cantidad importante revistas, en los registros de Latindex aparecen más de 200 publicaciones mexicanas, 152 en la categoría de periódicas, entre ellas algunas de carácter científico, otras meramente informativas, un buen número publicitarias y algunas editoriales.

Las revistas biomédicas en este momento siguen una diseminación amplia, y por cuestiones de calidad aparecen los consejos que las editan, quienes tienen como meta presentar una información completa, actual, numerosa, científicamente válida, relevante, original y de impacto, dijo en su momento el doctor Benítez Bribiesca.

Todas las revistas que se precien de tener cierta calidad y selección de artículos tienen que tener un sistema de revisión por pares eficiente, y la primera publicación que lo tuvo fue Nutre, la cual surgió en 1869.

Pero fue hasta 1978, en Vancouver, luego de una reunión de editores internacionales de revistas médicas, que se establecieron las primeras recomendaciones en textos internacionales para la estructuración de manuscritos, un año después se publicaron y fueron aceptadas. Entre 1999 y 2005 surgieron nuevas ediciones y adiciones a esas recomendaciones para publicación de artículos médicos científicos, donde se cubrieron todos los aspectos: el manuscrito, el procesado de éste, la producción e impresión de la revista, y la publicación electrónica.

Publicar revistas científicas, y particularmente médicas, no es una tarea sencilla, requiere mucho conocimiento y adherirse a recomendaciones internacionales si se quiere que tengan aceptación internacional; todo ello incluye no sólo los aspectos más comunes de la estructura de un manuscrito, de una revista o un artículo, sino toda una serie de detalles que llevan a aspectos de ética. La ética de la publicación científica es fundamental para evitar los artículos fraudulentos, además de considerar el acceso al público general, la revisión abierta por pares, y, entre otros, los intereses comerciales, relacionados con el financiamiento de investigaciones o de la propia revista, concluyó el experto.

Al finalizar el simposio, la mesa directiva, presidida por la doctora Martha Eugenia Rodríguez, dio la bienvenida a 33 socios de nuevo ingreso; de ellos, 27 recibieron diploma como socios numerarios, tres como socios correspondientes, y tres más como candidatos a socio. En este grupo multidisciplinario (en su mayoría médicos e historiadores) que ahora forma parte de la Sociedad, se encuentran tres extranjeros, dos de Lima, Perú, y uno de Sao Pablo, Brasil.