Gaceta Facultad de Medicina UNAM
25 octubre 2007
Facultad de Medicina UNAM

 

VIERNES ACADÉMICOS

Adicciones, bioética y trastornos de la
personalidad temas tratados en el
mes de septiembre

  • Participaron Marcela López Cabrera, Carlos Viesca Treviño y María del Carmen Lara Muñoz

Con el ciclo escolar 2007-2008, también reiniciaron los “Viernes académicos”, serie de clases magistrales organizadas por la Secretaría General, que tienen la finalidad de ofrecer a los alumnos de primero y segundo años de la carrera de médico cirujano, la oportunidad de escuchar, de profesores destacados, diversos temas que les servirán para reforzar, ampliar e integrar los conocimientos de sus materias básicas, así como otros tópicos que les proporcionarán información de vanguardia para su desarrollo profesional.

Estas clases magistrales se imparten los viernes en el auditorio principal de esta Facultad de Medicina, en un horario de 13:30 a 15:00 horas. Los alumnos que acuden reciben constancia con valor curricular ¡Asiste! No te pierdas la oportunidad de escuchar a expertos profesionales de la salud.

Adicciones

La doctora Marcela López Cabrera durante su exposición
En la primera clase, la doctora Marcela López Cabrera, titular de la Unidad de Programas Educativos para el Reforzamiento de la Licenciatura de la FM, brindó una detallada plática sobre uso, abuso y efectos en la salud del consumo de fármacos adictivos, tales como marihuana, hashish, heroína, cocaína, metanfetaminas (drogas de diseño como “tachas”, “ice”, “cristal” o “glass”), entre otros. Su exposición tuvo la finalidad de informar a los futuros médicos que la adición a este tipo de sustancias es una enfermedad que se puede evitar si los médicos hacen prevención primaria.

La experta destacó que la farmacodependencia es un estado de intoxicación producida por el consumo repetido de un fármaco, que afecta el estado físico, conductual y cognoscitivo del individuo; se considera una enfermedad multifactorial que tiene un componente genético y otro ambiental que la desencadenan; a nivel biológico, afecta el sistema nervioso central, pues las drogas cambian la estructura y el funcionamiento cerebral.

Añadió que en este problema los fármacos son muy importantes, toda vez que de acuerdo con la vía de administración serán sus efectos farmacológicos (estimulantes, depresores, alucinógenos o la combinación de todos) y grado de adicción (baja, moderada y alta), aunados al uso temprano, pues a menor edad de inicio, mayor probabilidad de desarrollar la adicción.

En cuanto a los criterios diagnósticos, explicó que pueden ser dos: abuso y dependencia. Los primeros son: Patrón de mala adaptación al uso que interfiere con las obligaciones en el trabajo, la escuela o la casa; uso recurrente en situaciones peligrosas o ilegales; problemas interpersonales, y uso repetido en un periodo de 12 meses. Para diagnóstico de dependencia se considera: Mala adaptación al abuso, tolerancia metabólica, síndrome de abstinencia, aumento de la dosis, falta de éxito para retirarse del fármaco, papel central de éste en la vida, tiempo invertido en su obtención, desarrollo de problemas físicos y psicológicos sin dejar el uso. Con sólo tres de estos síntomas el diagnóstico es farmacodependencia, concluyó la doctora.

Bioética

Para tratar este tema, el doctor Carlos Viesca Treviño, jefe del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, ofreció una charla enfocada al análisis de la ética y la bioética médicas. Dijo que en la profesión del médico se deben aplicar los conocimientos, pero fundamentalmente se requiere una responsabilidad moral y un nivel importante de reflexión ética. Ser responsable moralmente como médico significa cumplir con ciertas expectativas socialmente establecidas para plantear, primero, qué es lo que debe saber, segundo, cómo lo debe aplicar, y tercero, cuáles serían los límites de esta aplicación.

En su exposición, aclaró que la ética médica es la moral aplicable al ejercicio de la medicina, y la bioética es una teoría que ofrece dudas sobre muchos asuntos, entre ellos los médicos, y por medio de ella, se apuesta a que la humanidad va a poder vivir más y más feliz si se le aplican correctamente los conocimientos de punta según el pensamiento del creador de la bioética.

Con variados ejemplos que habrán de enfrentar los futuros médicos en su práctica cotidiana, el experto subrayó que no basta con saber medicina y utilizar correctamente los recursos disponibles, él médico debe pensar en cada paciente y actuar en relación con lo que éste quiere y piensa. La bioética nos ha venido a enseñar a los médicos que no debemos actuar según lo que nosotros queremos, pensamos y creemos, sino de acuerdo con lo que el paciente necesita, cree, piensa y quiere. La bioética le dice a la nueva ética médica que los pacientes tienen voz y voto, lo que nos lleva a la obligación de preguntarles su necesidad, pero también a poner en la balanza y considerar éticamente cuál es el bien del paciente.

Acotó que la virtud del médico del siglo XXI es pensar responsablemente en lo que puede hacer, aplicar sus conocimientos y tratar de sobrepasar todos los límites en beneficio de los pacientes en forma responsable, cada vez que esto sea posible y éticamente correcto, y fijando límites que no haya que traspasar, según nuestra reflexión ética; mantener un espíritu de lucha, vocación de servicio y respeto a los pacientes, para que la medicina siga adelante como queremos y para que realmente los humanos podamos vivir más tiempo y mejor.

Para finalizar, dijo que la bioética enseña que la vieja ética médica ya no sirve, por lo tanto, se debe transformar en bioética médica para resolver los problemas nuevos.

Trastornos de la personalidad

Ilustrativa charla de la doctora María del Carmen Lara Muñoz
Apoyada en variados ejemplos visuales, la doctora María del Carmen Lara Muñoz, jefa del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental, describió los trastornos de la personalidad más frecuentes. Asimismo, enfatizó que cada ser humano es diferente a los demás pues cada quien tiene una forma de ser, sentir, pensar y contender por los problemas, a lo cual se le conoce como personalidad.

El conjunto de características conductuales estables y persistentes es nuestra forma de ser; está determinado tanto por la herencia como por el ambiente. Las partes del temperamento que están biológicamente determinadas son la inteligencia, la sensibilidad, la flexibilidad, la explosividad y la energía; en cambio, el carácter, influido por el temperamento, pero más por el ambiente (la forma en la que fuimos educados), es la manera típica habitual con que reaccionamos; ambos (temperamento y carácter) conforman la personalidad, dijo.

Todos tenemos rasgos de personalidad que son patrones sostenidos para percibir el ambiente y relacionarnos con los demás, lo cual se manifiesta en una gran variedad de contextos. Pero cuando estos rasgos se hacen inflexibles y mal “adaptativos” van a dar problemas o conflictos con las demás personas; entonces, los rasgos se transforman en trastornos de la personalidad.

La doctora describió las características de cada trastorno, pero además advirtió a los futuros médicos la forma de detectarlos para ayudarlos en su tratamiento. Así, explicó que en el trastorno conocido como paranoide la persona tiende a los celos patológicos, habla constantemente de sí misma, se preocupa sin fundamento por posibles conspiraciones, tiende a ver todo con suspicacia y desconfianza. Los de personalidad esquizoide suelen ser emocional-mente desapegados, lejanos, les cuesta mucho trabajo expresar sentimientos positivos y negativos hacia los demás, prefieren las actividades solitarias.

La personalidad esquizotípica se caracteriza por sus ideas excéntricas y sus inclinaciones mágicas, y aunque su capacidad para reconocer sus sentimientos y emociones es limitada, son sensibles para identificar los sentimientos de los demás, particularmente los afectos negativos, como el enojo y la ira disimulada. El trastorno conocido como personalidad psicopática o disocial se caracteriza porque se aparta de las normas sociales acertadas, con frecuencia comete actos violatorios a las normas sociales, y actos criminales.

En la personalidad limítrofe o borderline, las personas son inestables emocionalmente y presentan una alteración grave de la misma; con frecuencia tienen relaciones interpersonales intensas e inestables que fluctúan entre la idealización y la devaluación extremas, tendencias al abuso de drogas, promiscuidad sexual e inclinaciones suicidas. En el trastorno conocido como personalidad histriónica, más frecuente en mujeres, la persona busca ser el centro de atención, muestra tendencias a la dramatización y a la teatralidad, su afectividad es lábil y superficial, tiende a ser seductora siempre en situaciones inapropiadas, manipula a los demás para satisfacer sus propias necesidades, y tiene poca tolerancia a la frustración.

El trastorno conocido como narcisismo, más frecuente en hombres, se caracteriza porque se tiene una idea exagerada de la propia importancia, se sienten únicos y tienden a no tomar en cuenta a los demás; mientras que la personalidad obsesiva-compulsiva se caracteriza por la inflexibilidad y rigidez de la conducta, tiene problemas para tomar decisiones porque está abrumada por dudas y preocupaciones excesivas con el orden y los detalles, y pretende entonces llegar a decisiones perfectas; también tiene dificultad para expresar sus emociones, es rígido y obstinado, e insiste en que los demás se sometan a sus rutinas y no interfieran con su trabajo.

Los de personalidad ansiosa o “evitativa” tienen sentimientos constantes y profundos de tensión emocional y temor. El paciente cree ser un fracasado, que carece de atractivo personal o es inferior a los demás. Como teme ser rechazado evita entablar relaciones personales o realizar actividades en conjunto con otra gente; evita la crítica y la desaprobación, es muy sensible al rechazo y, por ello, su vida social es de retracción. En la personalidad dependiente el sujeto trata de que los demás asuman responsabilidades que le corresponden, es incapaz de decidir algo sin tomar en cuenta la opinión de otras personas; subordina sus necesidades a las de los otros a quienes se somete, no le gusta estar solo y tiende a establecer una relación muy estrecha con la gente de quien va a depender, se siente inútil e incompetente y, por ello, tiene miedo de ser abandonado o desamparado.

Para concluir, la experta señaló que la personalidad pasiva-agresiva se caracteriza porque se resisten a las demandas naturales de la vida social y profesional y lo hacen mediante la pasividad, detrás de la cual hay agresión encubierta. Cuando se le pide que haga algo que no desea hacer no se niega, sino que lo hace mal humor, irritable, con retraso y olvido; mientras que en el trastorno denominado egosintónico, la persona que lo padece no se da cuenta del problema que tiene, quienes se dan cuenta son los demás.

En estos tres diversos e interesantes temas, sus expositores abordaron tanto aspectos biológicos y psicológicos como sociales, de mucha utilidad para los estudiantes en formación, quienes además de evitar caer en ellos, deberán aprender a manejarlos, pues serán, en un futuro no lejano, quienes se encarguen de la salud de la población.