1 de septiembre de 1553
Ante el claustro de la Universidad, “Joan Vázquez de
Ávila, doctor por la Universidad de Valencia”, solicitó
ser incorporado a la Universidad. Ante esto el claustro pidió
que así se hiciera, sólo pagando los derechos correspondientes.
1 de septiembre de 1553
El doctor Juan de Álcazar, habiendo solicitado ante el claustro
universitario su incorporación a la Universidad de México,
y habiendo pagado los derechos correspondientes, en el acto realizado
para su incorporación “... juró ser obediente
al rector de la Universidad, favorecerla en todo lo posible y curar
a los pobres sin dinero; y ansí le abrazaron todos los señores
doctores y maestros y le dieron ósculus pacis y lo asentaron
en su lugar en señal de posesión.”
3 de septiembre de 1621
El secretario de la Universidad, Cristóbal Bernardo de la
Plaza y Jaén, “notificó al doctor Damián
González, catedrático de prima de medicina, mientras
leía de 10 a 11; al doctor Diego Martínez de los Ríos,
catedrático de vísperas, de 3 a 4; y al doctor Cristóbal
Hidalgo y Vendabal, catedrático de cirugía y anatomía,
que leía de 4 a 5”, acerca de la real pragmática
del 4 de noviembre de 1617, relacionada con los estudios de medicina
en las universidades pertenecientes al reino de España, mandada
pregonar y obedecida por la Universidad desde el 16 de julio de
1620. Concluida la notificación, “Todos dijeron obedecer.”
7 de septiembre de 1685
El claustro de la Universidad de México asignó al
doctor José Montaño la lectura de la cátedra
de cirugía.
9 de septiembre de 1575
El claustro de la Universidad, a petición del rector, propuso
quitar la cátedra de retórica que daba el maestro
Frías, e “instituir en su lugar otra de medicina”.
Ante la propuesta votaron a favor el doctor en Arévalo Sedeño,
oidor de la Real Audiencia, el doctor Sedeño “el mozo”,
el doctor De la Fuente, médico, así como el maestro
Ortiz, el maestro Frías y el licenciado Pedro Gutiérrez
López de Pisa, los cuales dijeron que: “era justo y
útil provecho que la dicha cátedra de medicina se
instituyese porque las dichas escuelas fuesen en aumento y otras
causas que dieron, y todos con tal que el dicho Maestro Frías
se acomodase y mejorase en otra parte”. Sin embargo, los otros
cuatro miembros del claustro, que eran “el maestro Fray Bartolomé
de Ledesma, el doctor Florencio de Bique, el doctor Pedro López
y el doctor Balpuesta, dijeron que no convenía en ninguna
manera que se instituyese la dicha cátedra de medicina, y
dieron para ello sus razones”.
12 de septiembre de 1553
El claustro de la Universidad de México, con presencia de
los médicos, Joan de Alcázar, Pedro López y
Joan Velásquez de Ávila, en la discusión y
aprobación de los grados y requisitos que deben cumplir los
estudiantes universitarios, respecto a la medicina, acordó
que los que se hubieran de graduar en medicina de bachilleres fuesen
primero graduados de bachilleres en artes y después cursasen
tres años y medio de medicina para segraduar de bachilleres
en la dicha facultad, y después para ser licenciados practicaran
dos años y leyeran uno [y] que en los exámenes de
médicos y artistas sentienda [sic] todo un colegio para que
los unos entraran en el examen de los otros.
12 de septiembre de 1553
Ante el claustro universitario “el licenciado Torres”
solicitó su admisión “para doctorarse en medicina
conforme a las solemnidades del claustro, el cual le señaló
el segundo domingo de octubre de 1553”.
20 de septiembre de 1678
El claustro de la Pontificia y Real Universidad de México
aprobó las lecturas de los siguientes catedráticos
de medicina: “El doctor Córdova, de sanguinis mitione;
el bachiller Salmerón, de ulcéribus et tumóribus;
el de vísperas de medicina, los aforismos; el de método,
de método medendi, y el de astrología, de
sphera.”
26 de septiembre de 1686
El pleno del claustro de la Pontificia y Real Universidad de México
fue notificado por cédula real, fechada en Buen Retiro a
1 de mayo de 1686, que el rey Felipe III había solicitado
que en todas las provincias de la Nueva España, Guatemala,
Islas Filipinas “y Barlovento”, se pidieran limosnas
para los gasto de beatificación del venerable Gregorio López,
quien llegó a la Nueva España en 1562 y murió
en estas tierras. Gregorio López fue autor del Tesoro
de medicinas para diversas enfermedades. Ese tratado fue “añadido,
corregido y enmendado” por los doctores Mathias de Salcedo
Mariaca y Joseph de Brizuela, en 1674, quienes en la segunda edición
de la obra, impresa en México por Francisco Rodríguez
Lupercio, quien era mercader de libros, añadieron tres “índices
muy copiosos de diversos achaques; de yerbas, y simples y de virtudes
y calidades”.