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HOMENAJE A NUESTROS PROFESORES Luciano Rodríguez: un
clínico que ha
Durante el homenaje dedicado al titular de la División de Dermatología del Hospital General “Dr. Manuel Gea González”, en el auditorio “Alberto Guevara Rojas”, el doctor José Mazón Rodríguez, secretario de Enseñanza Médica de la Facultad de Medicina, aseveró que desde que se fundó la Universidad ha sobresalido el prestigio de sus maestros, a lo que agregó: “La labor de los profesores da testimonio de que la ciencia, la tecnología, las artes y las humanidades son quehacer, a la vez que patrimonio de los mexicanos.” Al crear la actual División de Dermatología del Gea González, dio a la FM un nuevo campo clínico donde con rigurosa disciplina académica y científica se han formado 24 generaciones de los mejores especialistas en esa área, 80 nacionales y 20 extranjeros. Mencionó que tanto los egresados del interior de la República como los de otros países han retornado a sus lugares de origen y todos se desempeñan con gran éxito profesional. Asisten además, para completar su formación profesional, tanto del propio Hospital como de otras instituciones, residentes de medicina interna, pediatría, medicina familiar y patólogos bucales. También han acudido en los últimos 30 años, cientos de alumnos de pregrado para llevar el curso de dermatología, por lo que catalogó a este servicio como un baluarte en la educación continua en esa materia, tanto para médicos generales como para especialistas. Al realizar una breve semblanza del doctor Domínguez Soto, dijo que nació el 30 de abril de 1929 en la ciudad de México e ingresó en 1948 a la Escuela Nacional de Medicina; se graduó el 26 de junio de 1954. De 1956 a 1962 realizó un adiestramiento dirigido en dermatología bajo la tutela del doctor Antonio González Ochoa, en el Instituto de Salubridad y Enfermedades Tropicales, y reforzó su formación profesional con el estudio de 15 cursos cortos en México, Estados Unidos de América, Venezuela y Costa Rica. Mencionó que en 1956 ingresó al Instituto de Salubridad y Enfermedades Tropicales como médico adscrito al Servicio de Dermatología, y 20 años después —en 1976—, al enterarse de que el Instituto Nacional de Neumología se transformaba en el Hospital General “Dr. Manuel Gea González”, se entrevistó con el entonces director del nosocomio, doctor José Luis Urriza Gama, y le propuso crear el servicio de dermatología, así empezó a asistir dos veces a la semana. Al hacerse cargo de la Dirección del Hospital —en 1977—, el doctor Fernando Ortiz Monasterio tramitó el cambió de las plazas de los doctores Domínguez Soto y María Teresa Hojyo Tomoka, así como de la enfermera Eloísa Gallardo Rangel, del Instituto al Hospital. Así, en un consultorio de 3X3 metros, inició la actual División de Dermatología. En la actualidad está integrada por las siguientes áreas: Dermatopatología, Cirugía Dermatológica, Fotomedicina y Fototerapia, Micología Médica, y la Clínica de Heridas Crónicas y Estomas. Afirmó que en la conformación del servicio de dermatología el doctor Domínguez ha tenido el cuidado de invitar a personas que, por su capacidad, pericia y dedicación, le han ayudado a colocar a este servicio entre los mejores del país y del extranjero. Hoy por hoy se atienden en las diferentes áreas de la División más de 25 mil pacientes al año. Cabe mencionar que el doctor Domínguez Soto ha sido dermatólogo consultor del Instituto Nacional de la Nutrición, del Hospital de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y del Centro Médico Naval y, a la fecha, lo es en el Instituto Nacional de Cardiología. Ha publicado más de 100 artículos que han contribuido al avance de la dermatología. Todas las áreas de la división de ésta llevan a cabo protocolos de investigación y todas han hecho aportaciones científicas que se encuentran publicadas en revistas médicas nacionales e internacionales. Aseveró que el interés científico del doctor Domínguez lo ha llevado al estudio de las enfermedades dermatológicas autóctonas de Latinoamérica; sus contribuciones son únicas para el conocimiento del prúrigo actínico, de la dermatitis cenicienta y de las enfermedades del pigmento. Mencionó que hace 45 años, en 1962, se integró a la planta docente de la Facultad de Medicina como ayudante de profesor y pasó a ser profesor adjunto en 1969. En 1983, hace 24 años, fundó el curso de especialización en dermatología en el Hospital General “Manuel Gea González”. Desde 1956 ha organizado cursos y talleres para la capacitación y actualización de médicos especialistas y generales. Su preocupación porque éstos sepan diagnosticar las enfermedades dermatológicas ha hecho que lleve cursos de educación continua al interior de la República. Para beneficio principalmente de los jóvenes dermatólogos, organizó la reunión anual de dermatología y medicina interna, porque es un convencido de que no existe separación entre la medicina interna y la externa. En 1977 fue secretario del Comité Organizador del XV Congreso Mundial de Dermatología que se llevó a cabo en la ciudad de México, primera latinoamericana en organizarlo. El doctor Luciano Domínguez Soto pertenece a 17 agrupaciones académicas y científicas y ha recibido varias distinciones. Cabe resaltar que el pasado mes de julio la División de Dermatología que dirige celebró los 30 años de su fundación. Resaltó que el liderazgo del doctor Domínguez ha logrado que cada miembro del equipo trabaje y aporte lo mejor de sí mismo para lograr un objetivo común, con su visión de futuro y su gestión del presente, lo que beneficia a los pacientes y a los estudiantes de esta Facultad. Finalmente, dijo que el doctor Luciano Domínguez Soto ha formado generaciones de médicos éticos que han asimilado todo un orden cultural y moral en el que los conocimientos adquiridos tienen pertinencia y sentido; coadyuvado en la formación de seres humanos libres, sensibles, autónomos, críticos y creativos, comprometidos con la sociedad a la que pertenecen y se deben, concluyó. Por su parte, el doctor Luciano Rodríguez Soto afirmó que si algo ha hecho en la vida se lo debe a su familia directa y adoptiva, así como a sus alumnos. “Si algo le debo a la vida es que ha sido muy generosa conmigo. En la presentación vi una imagen de mis padres y creo que es momento de evocarlos, porque a ellos les debo tener una profesión. De mis maestros, particularmente recuerdo a los doctores José Guadalajara, Raoul Fournier Villada y Antonio González Ochoa.” Sobre el tema de que la medicina es arte y cada vez más ciencia, aseveró tener la fortuna de practicar la especialidad que sigue siendo eminentemente clínica y tener que ver mucho con la medicina interna. El entusiasmo y entrega total que demuestran los residentes tienen que ser correspondidos, por lo que agradeció también sus enseñanzas. Sobre su grupo de médicos adscritos mencionó que han sido pilar fundamental en la creación de este servicio, por lo que les agradeció su apoyo incondicional y constancia, principalmente a la doctora María Teresa Hojyo Tomota. A su familia reconoció toda su comprensión y cariño. Al tomar la palabra el doctor José Narro, director de la FM, afirmó que el doctor Domínguez reúne características muy especiales como maestro, por lo que le dio las gracias y expresó el deseo de poder seguir contando con él mucho tiempo más. Al reflexionar sobre qué es un maestro, mencionó que dicha pregunta tiene una respuesta muy obvia: El maestro es el que enseña, pero no es suficiente, porque tiene muchas otras características. “Un maestro es alguien que tiene un compromiso muy claro, una vocación contundente que, además, dentro de la genética académica, viene de otro maestro y produce otro maestro”, por lo que desafió a los presentes a confrontar esta propuesta. “Un maestro —agregó— tiene que reflejar la ciencia, la técnica, el humanismo, así como muchas otras condiciones y características. Un maestro no sólo es la suma de saberes y de haceres, es ejemplo y un modelo, que al final deja un recuerdo imborrable para quienes tuvieron la suerte de tenerlo, y el doctor Luciano Domínguez es un maestro porque reúne todas estas funciones.” Continuando con su reflexión, el doctor Narro aseveró que un verdadero maestro forja una conciencia que se refleja en compromiso con la ciencia, el humanismo y lo social, y el doctor Domínguez es un ejemplo claro de ello. Por eso, es un orgullo para la Facultad, las instituciones publicas de salud y los médicos que pertenezca a su planta académica, forjadora de grandes maestros, profesores, médicos, extraordinarios y sobresalientes investigadores y colegas comprometidos con la salud, con sus pacientes y enfermos, concluyó. |
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