Dos destacados académicos de la FM reciben reconocimiento de la Fundación Glaxo Smith Kline
Doce fueron los galardones otorgados en el XVI Premio Nacional de Investigación de la Fundación Glaxo Smith Kline, cinco de ellos para universitarios y dos para destacados investigadores de esta Facultad de Medicina. La doctora Yolanda López Vidal y el doctor Carlos Eslava Campos fueron reconocidos por su trabajo biomédico en instituciones nacionales de investigación en salud. Área clínica El trabajo consistió en determinar en sujetos enfermos de tuberculosis, como PPD positivos y negativos, la capacidad de dos antígenos para clasificarlos en la respuesta inmune protectora hacia la tuberculosis. En entrevista para la Gaceta, afirmó que el estudio no sólo se hizo con proteínas recombinantes, sino también con péptidos. La doctora López Vidal se mostró contenta con su equipo de trabajo y reconoció que este tipo de premios son consecuencia de la labor comprometida realizada en conjunto con las disciplinas que ejecutan los estudiantes de pregrado y posgrado que conforman su laboratorio, y expresó que su tarea en la FM ha sido desarrollar métodos tempranos para la detección latente de la tuberculosis, la detección de estructuras micobacterianas especie específicas y el estudio de las nuevas, que prometen ser de las mejores del mundo para combatir la tuberculosis, enfermedad por la que mueren aproximadamente tres millones de personas al año. Agregó que la vacuna ha demostrado buenos niveles de protección contra la infección por Mycobacterium tuberculosis. Además, como parte de su línea de investigación, la doctora ha obtenido un antígeno recombinante que puede usarse en un método de diagnóstico temprano de infecciones latentes. Con la patente en trámite, la doctora y su alumno recién doctorado del Programa de Posgrado en Ciencias Biomédicas, doctor Mauricio Castañón Arreola, recibieron este reconocimiento, que admitió es muy grato recibir, no sólo por ella sino por sus estudiantes. Además, dijo que se trabaja con información realmente relevante, lo que es un incentivo para seguir desarrollando investigación de punta. El trabajo se realizó en colaboración con los Institutos Nacionales de Enfermedades Respiratorias y de Ciencias Médicas y de la Nutrición, y aunque falta validarlo en población abierta, ya fue aplicado en pacientes con tuberculosis, en sus contactos y en sujetos no enfermos. “El reactivo de ‘diagnóstico’ clásico, denominado PPD, se inocula en el antebrazo. Si produce una roncha con un diámetro mayor de 10 milímetros y endurecimiento de la misma, es indicador de que probablemente el individuo está enfermo”, explicó. La doctora está convencida de que la investigación científica básica es fundamental en la vida de un académico, porque sus mejores logros han sido resultado de sus aciertos y desaciertos en la academia y consideró su actividad una parte integral de su vida. La también asesora de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en vacunas contra la tuberculosis, reconoció la labor de su equipo interdisciplinario, en el que participan clínicos y básicos al mismo tiempo, al que definió como un grupo entusiasta y trabajador. “El premio es un logro más en la vida de este grupo.” Con experiencia de más de 20 años en el estudio de la tuberculosis, aceptó que el premio es un estímulo que indica “que lo estamos haciendo muy bien y que debemos continuar con o sin premios, porque nuestra investigación es de vanguardia y permite participar en una competencia internacional importante”. Con orgullo habló de su condición de mujer y reconoció la satisfacción de observar el desarrollo de su área de investigación, donde con el trabajo arduo previo, ahora cosecha lo sembrado, porque, explicó: “la investigación básica y la investigación clínica es a muy largo plazo”, y los resultados no se ven en uno o dos años, sino en diez o más. Con 18 estudiantes a su cargo en el laboratorio agregó que “ser mujer es muy gratificante, y muchos de los éxitos tienen su base en la dedicación y el compromiso con uno mismo y con la sociedad”. Reconoció asimismo el trabajo de las mujeres que la antecedieron en esta labor, gracias a las cuales se abrieron oportunidades. “Las mujeres no hemos igualado pero vamos con paso firme, decidido, de convicción, de vocación, de decisión”, afirmó. La doctora López Vidal, miembro del Comité de la Convocatoria en Salud del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, y del Comité de Ética del Hospital Gea González, explicó que la forma de alcanzar el objetivo deseado consiste en motivar a los coparticipantes para que cada uno realice su trabajo lo mejor posible y llegar al éxito conjunto, multidisciplinario, con el fin de contar en el futuro con mejores pruebas para el diagnóstico, dado que vivimos en un país donde la tuberculosis es un problema real, y hay que entender los mecanismos patógeno-hospederos. “Yo creo que es lo más fascinante.” Formada en la Universidad Autónoma de Puebla, la UNAM y la Universidad de Gotemburgo, Suecia, aseveró que el compromiso como investigadora es continuar, ya que el trabajo es de todos los días. Se definió como “positiva, entusiasta, tenaz y convencida de que hay que hacer investigación básica y hay que hacerla bien, con muchos o pocos recursos, pero hay que saber hacerla bien”. Esta actitud la refleja también en la docencia, donde imparte la materia de bacteriología médica en la FM que, aseveró, le permite actualizarse y convivir con gente joven, lo que es un reto de todos los días. Asimismo, con otras líneas de investigación como la de cáncer gástrico y Helicobacter pylori, ella y su equipo han sido reconocidos con el premio NADRO de la Fundación Mexicana para la Salud en el área de infecciones gastrointestinales, y actualmente participa en el macroproyecto de la UNAM: “Estrategias genómicas, proteómicas y de salud pública”, en el área de diagnóstico y vacunas. Perteneciente al Sistema Nacional de Investigadores, a la Academia Nacional de Medicina y a la Sociedad Americana de Microbiología, López Vidal invitó a los investigadores y estudiantes a trabajar con la tuberculosis, que es un problema real e importante y una de las principales enfermedades, como ha declarado la OMS. “La tuberculosis es un problema real en México y es importante que nuevas generaciones la consideren como un área para su investigación.” Investigación epidemiológica
El trabajo se realizó en conjunto con el doctor Pedro Ramírez, jefe del Laboratorio de Bacteriología del Proyecto CYMA, de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, y su grupo de trabajo. Se desarrolló en cuatro sitios distintos en los canales del Lago de Xochimilco, donde, durante un año de estudio, se analizaron tanto los factores ambientales como la presencia de algunos microrganismos (bacterias) relacionados con la etiología de enfermedades intestinales. En entrevista para la Gaceta, el doctor Eslava Campos precisó que un estudio preliminar en dos periodos del año (lluvias y secas), en el mismo sitio, mostró resultados interesantes, por lo que solicitaron apoyo a la Dirección General de Asuntos del Personal Académico para poder realizar la investigación durante un año con muestras mensuales de abril de 2002 a marzo de 2003. En éste se realizó el conteo de microrganismos coliformes fecales y coniformes totales, además del aislamiento de Escherichia coli y otras bacterias. El doctor Eslava señaló que debido a que previamente habían logrado el aislamiento de algunos vibrios, incluyeron en el estudio la búsqueda de Vibrio cholerae. El resultado al respecto mostró la existencia de diferentes serogrupos de la bacteria, información con la cual no se contaba hasta el momento. Dentro del estudio los investigadores encontraron que algunas de las cepas de Vibrio cholerae portan genes que se han relacionado con la virulencia de esta bacteria. Con respecto a las cepas de Escherichia coli, la caracterización por sueros específicos les permitió establecer que un gran número de los aislados pertenecía a los grupos involucrados en la etiología de la diarrea. Durante la entrevista nos fue comentado que en la Facultad de Medicina se cuenta con uno de los pocos laboratorios de América Latina con reconocimiento internacional para realizar la tipificación por serología de enterobacterias. Luego de obtener el reconocimiento, habló sobre el futuro de la investigación; dijo que hace falta conocer el impacto que puede tener el Lago de Xochimilco sobre la salud y estudiar si existe correlación clínica, es decir, “con qué frecuencia se aíslan estos microrganismos de pacientes con cuadro clínico de diarrea”. Este premio de investigación nacional, aseveró, “es un enorme reconocimiento, porque el trabajo sólo incluye metodología básica, lo que sugiere que quienes lo evaluaron identificaron la trascendencia del estudio”. Agregó que hoy día trabajan en la búsqueda “de este mismo grupo de microrganismos en la planta de tratamiento del Cerro de la Estrella, en el Distrito Federal, donde intentan localizar las fuentes de contaminación del Lago y debido a que esta planta es la que se encarga, en la época de sequía, de mantener el nivel del agua del Lago de Xochimilco podría ser un sitio importante de contagio. Lo anterior, explicó, lo suponen debido a que realizaron un estudio previo en el que encontraron que cepas de E. coli se mantienen durante mucho tiempo en el ambiente, “y ahora, con estos datos, podemos hacer otro tipo de estudios para ubicar si son los mismos microrganismos, si son diferentes o qué está sucediendo”. Con gran experiencia, explicó que en el laboratorio de Salud Pública ubicado en el edificio de posgrado, trabajan tres líneas de investigación: la primera es sobre la relación hospedero-parásito, que busca entender la forma en que los microrganismos causan enfermedades y cómo el hospedero responde ante ellas; segunda, una línea de contaminación ambiental que desarrollan en conjunto con la doctora Irma Rosas, del Programa Universitario de Medio Ambiente, donde trabajan con los microrganismos del ambiente, aire, agua, suelo, y la tercera línea es de epidemiología molecular, donde realizan la caracterización molecular de los microrganismos para establecer su origen. Además de estas tres líneas, trabaja en conjunto con distintas dependencias de la UNAM e instituciones externas en diferentes proyectos, “todo enfocado a los microrganismos y su importancia clínica y epidemiológica”. También tiene actividad docente e imparte la materia de salud pública I en la Facultad, y recordó que desde su primer artículo, que publicó en 1977, se dedica a la investigación científica, y reconoció que si bien no son el grupo más productivo, sí es uno de los que se mantiene vigente en su campo, donde busca generar nuevo conocimiento para el departamento en el que trabaja e identificar fuentes genera-doras de enfermedad o sitios a partir de los cuales se le puede evitar. Consideró que con todo este conocimiento se pueden implementar medidas de control que prevengan las enfermedades, sobre todo en los factores de virulencia de las bacterias; al respecto, señaló el trabajo con dos proteínas que fueron identificadas en su laboratorio y que influyeron en el conocimiento de la patogenicidad de uno de los grupos patógenos de E. coli. Durante la plática, explicó que, en su laboratorio, el trabajo realizado por su grupo está orientado a la búsqueda de métodos para diagnóstico rápido, así como desarrollo de inmunógenos protectores y de productos que pudieran ser utilizados como tratamientos nuevos. Finalmente, reconoció que la Facultad de Medicina le dio las bases para ser lo que ahora es, lo que entre otras cosas le ha permitido obtener diferentes reconocimientos, como el que ahora obtuvo.
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