CONFERENCIAS DEL DEPARTAMENTO DE FARMACOLOGÍA
Miguel Otero obtuvo uno de los
primeros lugares del VIII Concurso Nacional
Leamos la Ciencia para Todos, 2003-2004
- Concursaron cerca de 60 mil trabajos
- El secretario Tamez Guerra entregó los premios en el edificio
principal de la SEP
- Extienden iniciativa mexicana para divulgar y promover la ciencia
entre jóvenes de América Latina
Después de algunos años
de pensar en participar en el Concurso Nacional Leamos la Ciencia
para Todos, Miguel Otero Zúñiga, estudiante del primer
año de la carrera de médico cirujano de la Facultad de
Medicina, se hizo acreedor a uno de los dos primeros lugares del Concurso
mencionado, en la categoría “C” del área de
las ciencias de la salud.
Promover el interés entre los
jóvenes de México en temas relacionados con la ciencia,
así como desarrollar habilidades en cuanto a la redacción
y el análisis de lecturas científicas, son los objetivos
del Concurso, convocado por la Secretaría de Educación
Pública (SEP), el Fondo de Cultura Económica (FCE) y el
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), coeditores
de la colección La Ciencia para Todos, así como la Asociación
Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior
(ANUIES), la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM) Unidad Azcapotzalco, la Dirección General
de Educación Tecnológica Industrial (DGETI), el Colegio
Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep), la
Dirección General de Educación Tecnológica Agropecuaria
(DGETA), la Dirección de Educación en Ciencia y Tecnología
del Mar (DGECYTM), la Coordinación General de Universidades Tecnológicas
(CGUT) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN), y en esta ocasión
registró 60 mil 13 trabajos participantes; sin embargo, sólo
concursaron los que cumplieron con los requisitos, o sea 56 mil 770
trabajos.
Cabe mencionar que entre las prioridades
del concurso está la difusión de las obras escritas por
la comunidad científica, así como la promoción
y el contacto de los niños con la ciencia desde etapas más
tempranas, con el fin de acrecentar la formación de investigadores.
“Cuando me enteré de que
la fecha de premiación se recorría por la cantidad de
trabajos, pensé en que eran menos las oportunidades de ganar”,
comentó Miguel Otero durante la entrevista que concedió
a la Gaceta.
Alto, con lentes, una boina y personalidad
tranquila, Miguel dijo conocer el Concurso desde algunas versiones anteriores
y no haber podido intervenir por diversas situaciones. “En la
convocatoria anterior había trabajado pensando en participar,
pero por algunas situaciones no pude concretar y me quedé con
la espinita. En esta ocasión tuve la oportunidad de planear bien
el trabajo, escribir para el concurso y participar por primera vez.”
Dijo haberse enterado del Concurso por medio de internet y por las convocatorias
que estuvieron pegadas en las mamparas de la Facultad.
“La categoría en que me
tocó participar consiste en la realización de un ensayo
de algún texto de la colección La Ciencia para Todos,
del FCE, en ese sentido yo venía pensando hacer el trabajo de
un libro titulado Las sustancias de los sueños: Neuropsicofarmacología,
de Simón Brailowsky, quien fuera profesor de esta Facultad.”
— ¿Por qué este
libro?
“Creo que las neurociencias constituyen un mundo apasionante,
tratar de desentrañar la complejidad cerebral, la cual reside
por un lado en la diversidad de tipos de neuronas y, por el otro, en
como dichas células se comunican, es un reto no sólo monumental
sino a la vez fascinante. Y en este lenguaje interneuronal el que permite
crear una sinfonía o incluso navegar por las montañas
de la locura y de esto es de lo que habla el doctor Brailowsky en su
obra. De ‘Esas misteriosas mariposas del alma’ citando a
don Santiago Ramón y Cajal. En su diálogo electroquímico
condicionan nuestro estado de ánimo, incluso somos por medio
de ciertas sustancias capaces de alterar nuestra percepción y
así abrir nuevas puertas que nos conducen a un cielo psicodélico
o incluso al infierno de la adicción a dichas drogas de modo
patológico. Por todo esto es que decido escribir sobre este libro.”
El joven, nacido en el Distrito Federal
y egresado de la Escuela Nacional Preparatoria Nº 9, “Pedro
de Alba”, explicó que desde su bachillerato había
participado en el programa de la Coordinación de la Investigación
Científica de la UNAM “El verano de la investigación
científica”, donde realizó una estancia en el Laboratorio
de Neuroanatomía Funcional perteneciente al Departamento de Neuroimagen
del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel
Velasco Suárez” con los doctores Juan Valadez, Ángel
Lee, Raúl Ondarza y Marco Antonio Zenteno, este último
jefe del Departamento de Neuroimagen y Terapia Endovascular del Instituto
y con quien trabajo de manera particular.
“En esta estancia no sólo
tuve la oportunidad de acercarme al quehacer del médico, sino
justamente conocer la obra de Simón Brailowsky. Allí conocí
parte de su trabajo, ya que sus textos eran y siguen siendo una referencia
obligada para aquellos que pretenden introducirse en el campo de la
investigación neurocientífica sobre todo la que se realiza
en nuestro país. Así es como conozco su obra de divulgación
y artículos, además de otro libro que también es
fascinante que se llama ‘Cerebro averiado: Plasticidad cerebral
y recuperación funcional’, que en ese momento acababa relativamente
de publicarse. Estamos hablando de 1997-1998. Es curioso como, por un
lado conozco al doctor Brailowsky por medio de sus libros, y tiempo
después se da la oportunidad de escribir, al menos de uno de
ellos.”
— ¿Cuándo te
nace esta idea por la medicina como profesión?
“En mi caso siempre ha existido esta inclinación al estudio
del hombre, el estudiar medicina me parece todo un reto no sólo
por lo que se está haciendo en cada una de las áreas del
conocimiento médico y por otro lado el rezago que tiene nuestro
país el área de salud y que debemos remediar asumiendo
un compromiso con la sociedad que nos brinda la oportunidad de formarnos
como profesionistas de la salud y sobre todo porque el hombre no es
sólo una enfermedad o una neurona dañada, el hombre es
cultura y creación, es más que la mera suma de sus partes,
y es en este sentido que la literatura está llena de ejemplos
de lo que ha sido y es el ejercicio de la medicina para diversas culturas
así como en diversos momentos históricos, de ahí
la importancia de que el estudiante de medicina esté siempre
atento a la lectura, el teatro, etcétera… Son muchas las
cosas y razones por las cuales estudio medicina, pero quizá finalmente
sea esta fascinación por el otro, mi semejante, por lo que pretendo
ser médico.”
Respecto al desarrollo de la profesión
comentó que le gustaría en un futuro poder conjuntar la
clínica, la investigación y la docencia, y agregó:
“Para mí el estado ideal es poder abarcar las tres grandes
esferas del quehacer médico, por un lado la clínica: el
contacto directo con los pacientes; la investigación, que creo
no está peleada con la clínica y tienen muchos lazos de
unión, y por supuesto la docencia. Quizá sea un proyecto
muy ambicioso, no sé si lo podré lograr, pero haré
lo posible por conseguirlo.”
— Ahora estás en primer
año, ¿no crees que se modifique tu visión o crees
que ya está definido lo que quieres?
“No dejo de sorprenderme tanto para bien como para mal de lo que
es el mundo de la medicina, tengo cierto que quiero hacer cosas de neurociencias,
lo que me apasiona, aunque de pronto empiezas a leer cosas de investigación
básica o cirugía que se están haciendo, por lo
que no descarto la posibilidad de involucrarme en otras áreas.”
La Ciencia para Todos
El FCE cuenta con una colección
del mismo nombre que el concurso, la cual, desde sus orígenes
como obra de divulgación científica (en 1986), ha
contado con el respaldo de la SEP y el Conacyt debido a la importancia
que representa para la educación de las nuevas generaciones,
no sólo de futuros científicos sino de la población
en general.
Esta colección ha mantenido
un ritmo siempre ascendente que ha superado las aspiraciones de
las personas e instituciones que la hicieron posible. Los científicos
siempre han aportado material, el cual los ha hecho incursionar
dentro de un nuevo campo: escribir de manera sencilla temas complejos
y casi inaccesibles para poder ser entendidos por jóvenes
y lectores sin formación científica.
A diez años de la creación
de la colección ha trascendido la lengua española
y ahora la portuguesa. La recepción internacional de esta
serie motivó un cambio de nombre, de “La Ciencia
desde México” a “La Ciencia para Todos”.
Hoy, del Río Bravo al Cabo de Hornos, y a través
del Océano, a la Península Ibérica, se han
integrado científicos al proyecto en todos los campos de
la ciencia moderna.
La serie publicó su primer
título en septiembre de 1986: Un universo en expansión,
de Luis Felipe Rodríguez. Durante este año (2004)
Cien años en la vida de la luz, de Luis de la
Peña, marca la segunda centena de títulos.
Cabe señalar que dicha
colección es considerada la serie sobre divulgación
de la ciencia más grande que ha producido la humanidad.
|
Por todo lo anterior, Miguel manifestó
que paralelamente estudia etnología en la Escuela Nacional de
Antropología e Historia, justamente por este afán de tratar
de encontrar el acercamiento con el hombre, a lo que agregó:
“Estudiando antropología me pude percatar de que no son
pocos los antropólogos que tratan temas médicos. Por otra
parte, la importancia de esto es que hay pocos médicos que trabajan
o utilizan la antropología para el quehacer médico, lo
cual es desventajoso y creo que sería muy útil, no sólo
desde un sentido meramente académico o de investigación,
sino de manera directa en la ingerencia de comunidades que se traduce
finalmente en mejores condiciones de salud.”
— ¿Cuándo te
enteraste de que fuiste ganador?
“El proceso fue largo, el concurso abarcó casi un año.
En mi caso este premio es de la convocatoria del año pasado y
entregué el trabajo en noviembre. De ahí, pasa una serie
de procesos de evaluación, desde que el trabajo cumpla los requisitos
hasta evidentemente pasar a los colegios que evalúan por categoría
y área. En esta ocasión la demanda fue de cerca de 60
mil trabajos a nivel nacional, por lo que se recorrieron las fechas
de resultados, las cuales estaban pensadas para junio y se retrasaron
para la tercera semana de julio.
“El Concurso tiene cinco categorías
y yo participé en la ‘C’ por la edad. Se da por áreas
y concursé en la de las ciencias de la salud. En esta categoría
fuimos 12 premiados a nivel nacional, contando todas las áreas,
y compartí el premio con un joven de la Universidad de Nayarit,
José Alberto Cruz Cruz.”
— ¿Hasta cuándo
te enteraste de que habías ganado y cómo fue?
“Participé sólo por el gusto de participar y no
pensando en ganar..., en algún momento sólo pensé
que si bien me iba ganaría una mención honorífica...
Me enteré por casualidad, fui a la casa de un compañero,
al cual le pedí permiso de usar su computadora para revisar mi
correo, y me percato de que la Academia Mexicana de Ciencias me envió
un correo para corroborar mi participación en las estancias anuales
‘ya que había sido ganador del concurso de ciencia y tecnología’.
Esto fue muy sorpresivo porque no me enteré por el FCE. Ese mismo
día los llamé con la sorpresa y no saber realmente qué
había sucedido. Llamé y pregunté ¿qué?,
¿gané? Ahí es cuando me entero de que había
ganado el primer lugar nacional en la categoría. Después
se me corroboró con una llamada telefónica y por internet,
tanto por la Academia Mexicana de Ciencias como por el FCE.”
Cabe mencionar que la ceremonia de premiación
se llevó a cabo el pasado martes 21 de septiembre, en el patio
central del edifico sede de la Secretaría de Educación
Pública, y Miguel recibió su premio de manos del titular
de esa dependencia, doctor Reyes Tamez Guerra, quien entregó
825 reconocimientos en cuatro categorías.
El Concurso se promueve actualmente
entre los alumnos del Sistema Educativo Nacional de 12 a 25 años
de edad, así como profesores de educación media superior
en activo, y se ha extendido su participación a California y
Texas, en Estados Unidos, y Cuba, Venezuela, Colombia y Panamá.
— ¿Qué pasó
en la ceremonia?
“Fue algo extraordinario, desde la entrada al edificio de la SEP,
que es maravilloso y curioso, porque a un lado está el Palacio
de Medicina, y de alguna manera es un ambiente conocido, y por supuesto,
la adrenalina...
“Llegamos a la entrada principal,
donde nos recibieron. Ver chicos de todas las edades, de todo el país
y de otras nacionalidades provoca una sensación especial... De
pronto, entrar, dar tus datos y te indiquen tu lugar es maravilloso.
La ceremonia fue en el patio principal de la SEP, en un marco esplendoroso,
ver los murales de Diego Rivera es extraordinario, y en uno de los pasillos
se encuentra el salón de maestros de relevancia nacional, que
te invade de emoción. Estaban los medios de comunicación,
las autoridades nacionales y extranjeras, y todo el sistema de educación
del país presentes...
“Sé que no es comparable,
pero para mí es como un Nobel en chiquito, al menos eso yo siento,
y por supuesto, una experiencia inolvidable. Estar allí y compartir
experiencias con la delegación cubana, Venezuela..., es algo
maravilloso.”
— ¿Ahora qué
sigue?
“De entrada puedo decir que el ganar este concurso me abrió
puertas, por un lado en investigación, pues parte de la premiación
es hacer una estancia en una institución y la haré en
el Instituto Nacional de Pediatría, y hay la posibilidad de llevar
a cabo un protocolo de investigación en el Laboratorio de Parasitología
Médica, trabajando neuroinmunología con la doctora María
Dolores Correa. Por supuesto, está la contraparte de cerrar filas
en medicina, de seguir estudiando y preparándome. Me gusta definitivamente
lo que tiene que ver con la literatura, el escribir, me encantaría
seguir escribiendo artículos y publicarlos..., quizá con
temas de divulgación de ciencia y medicina. Creo que hay muchos
proyectos, trataré de realizarlos y de ser un buen médico
a corto, mediano y largo plazos, y por supuesto hacer investigación.”
Reseña del libro
En las cinco partes de esta obra
se examinan la anatomía, la fisiología y la bioquímica
del sistema nervioso; los principios generales de la acción
farmacológica; los efectos de los neurofármacos
y psicofármacos; las sustancias llamadas alucinógenas,
y el problema del abuso de drogas, incluida la dependencia. Al
final se presenta un apéndice sobre las bases generales
del tratamiento de intoxicaciones por neuro-psicofármacos.
|
Hemos de apuntar que para realizar estas
estancias en investigación, la AMC cuenta con un directorio de
todas las instituciones del país y los jóvenes eligen
dónde realizar dicha estancia, la cual puede ser en su mismo
estado o trasladarse a otro dentro de la República.
— ¿Qué haces
en tu tiempo libre?
“Fundamentalmente me dedico a la escuela, aunque tengo que trabajar;
trabajo, estudio y me doy mis escapadas al Instituto para hacer investigación.
Por lo demás, mi vida es igual a la de cualquier joven; me gusta
leer, ir al cine, divertirme, e incluso estoy involucrado en un proyecto
de la FM que es el ‘Círculo Literario y lectura en voz
alta’, en el cual todos los miércoles, en la explanada
de la Facultad, invitamos a los compañeros a participar. Comenzamos
a fines del periodo pasado, en este año iniciamos una nueva época
a partir del miércoles 29 de septiembre, de 13 a 15 horas. Pretendemos
hacer un acervo en la Facultad, con textos no necesariamente médicos,
sino donde encuentren ese mundo maravilloso de la literatura: cuento,
fábula, historia, como un lugar de esparcimiento. En esta nueva
fase será un miércoles al mes, pero se busca que sea semanal.”
Antes de concluir, comentó que
siempre es un orgullo decir que uno estudia en la Universidad Nacional,
y por supuesto ser estudiante de la Facultad de Medicina, por lo que
consideró que su premio es un reconocimiento a la FM en particular
y a la UNAM. “La tradición esta aquí, todos los
espacios para desarrollarnos son de la Universidad, por lo que me gustaría
compartir este premio con las personas que me apoyaron y estuvieron
involucradas, tanto académicos como compañeros de la misma
Facultad, a quienes les agradezco.”
Finalmente, Miguel Otero invitó
a sus compañeros —los estudiantes de medicina— a
escribir y leer no solamente lo de la carrera, porque pareciera que
el estudiante de medicina lee mucho, y quizá sí lo hace,
pero sólo en la parte técnica. Pero lo que a él
le interesa es ese otro mundo que se disfruta y participar en este tipo
de convocatorias: “Para finales de este año sale la nueva
convocatoria para el IX concurso, los invito a participar, pues es una
experiencia inolvidable y por el mero gusto de escribir, ya que escribir
es algo que deben hacer siempre los médicos, por lo que pienso
no les costará trabajo empezar”, concluyó.
Historia del Concurso
Para conmemorar el 55º aniversario
del FCE en 1989, su entonces director, Enrique González
Pedrero, aprobó la realización del concurso nacional
Para leer la Ciencia desde México con objeto de divulgar
entre la juventud la lectura de libros científicos. Desde
ese momento se contó con el inmediato apoyo de los coeditores:
la Secretaría de Educación Pública y el Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología.
Cuando el ex presidente Miguel
de la Madrid llegó a la Dirección del FCE, decidió
institucionalizar el concurso con periodicidad bienal.
Con el paso de los años
se han sumado a las instituciones convocantes la Asociación
Nacional de Universidades e Instituciones de Educación
Superior (ANUIES), la AMC, la Universidad Nacional Autónoma
de México, la Universidad Autónoma Metropolitana,
la DGETI, el Conalep, la CGUT, el Instituto Politécnico
Nacional, la DGETA y la DGECITM.
Gracias al apoyo de la ANUIES
el concurso ha podido regionalizarse a partir del año pasado,
cuando participaron siete universidades estatales. En esa ocasión
se sumaron la Universidad Autónoma de San Luis Potosí,
la Universidad Autónoma de Yucatán, la Universidad
Autónoma de Nayarit y la Universidad Autónoma del
Estado de Morelos. Estas instituciones promueven el concurso,
reciben trabajos, se capacita a los dictaminadores y se realizan
las dos primeras etapas de dictaminación.
|
Premios
En las categorías A, B,
C, D y E:
- Primeros lugares: $6,500.00 (seis mil quinientos
pesos
00/100 M. N.) en efectivo, diploma y un lote de libros.
- Segundos lugares: $4,500.00 (cuatro mil quinientos
pesos 00/100 M. N.) en efectivo, diploma y un lote de libros.
- Terceros lugares: $2,500.00 (dos mil quinientos
pesos
00/100 M. N.) en efectivo, diploma y un lote de libros.
Estímulos
Primeros lugares de las categorías
A, B, y D: Estancia de cinco días en la ciudad de México
(los menores de edad viajarán acompañados por un
representante estatal de la institución), en donde se llevarán
a cabo:
- Visitas a diferentes centros de investigación científica.
- Pláticas con autores de la colección La Ciencia
para Todos.
- Lectura en foro de trabajos ganadores del primer lugar.
Publicación de los trabajos
de los primeros lugares de la categoría D: Se les entregará:
diploma para el participante, lote de libros, diploma a las escuelas
de los alumnos ganadores, y se otorga constancia a los maestros
asesores de los ganadores.
Primeros lugares de la categoría C: La Academia Mexicana
de Ciencias otorgará becas para el Verano de la Investigación
Científica.
Primeros lugares de la categoría D: Diploma a las escuelas
de los profesores ganadores y presentación de los trabajos
durante la Semana Nacional de Ciencia y Tecnología organizada
por el Conacyt en los estados respectivos.
Primeros lugares de la categoría E: Los prototipos o modelos
merecedores del primer lugar se presentarán en una exposición
en la ciudad de México. Los ganadores harán una
visita de una semana con el grupo industrial afín a sus
intereses. |
|