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HOMENAJE A NUESTROS PROFESORES Doctor Alfonso Ramírez
Galindo,
En su vida profesional, el doctor Ramírez Galindo realizó la práctica clínica en el Servicio de Ambulancias del Departamento de Hospitalización del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y sustentó el examen profesional el 3 de julio de 1948. Su formación quirúrgica tuvo lugar en el Sanatorio número uno del IMSS a partir de ese año, y hasta 1957 “este sanatorio fue el primer centro hospitalario que tuvo el Instituto y fue el precursor del Centro Médico la Raza”. Ante familiares y amigos del homenajeado, agregó que en 1957, “al desaparecer el Sanatorio número 1, el maestro ingresó como médico externo al pabellón 31 bis de Cirugía General del Hospital General de México y fungió como médico adscrito al servicio de atención domiciliaria del IMSS. En 1959 se integró a la Clínica número 15 del Instituto como médico familiar, y en 1974 se jubiló por años de servicio”. A partir de ese momento y hasta 1995 Ramírez Galindo ejerció la medicina privada, dedicándose principalmente a la gastroenterología médica y quirúrgica. En 1952 entró como profesor y ayudante adjunto de la cátedra de técnica quirúrgica en cadáver a cargo del maestro doctor Francisco Puente Pereda, en la Escuela Nacional de Medicina, y en 1956 vivió el cambio de la Escuela de la Plaza de Santo Domingo a sus nuevas instalaciones en Ciudad Universitaria. Dentro de los reconocimientos que ha recibido, en 1964, “... en atención a los méritos del trabajo realizado en el campo de la docencia y de acuerdo con la propuesta presentada por el Consejo Técnico de la Facultad de Medicina, el doctor Ramírez Galindo recibió el nombramiento de profesor titular de introducción a la cirugía, asignado por el doctor Ignacio Chávez, entonces rector de la Universidad”, y “... para finales de esa década, la Universidad tenía grandes problemas económicos, por lo que se pidió a los profesores que se solidarizaran con la Facultad dando sus servicios gratuitamente; de esta forma, el maestro tenía un ingreso de $715.50 y un descuento de $715.49, por lo que recibía un cheque por un centavo, con lo cual se dio a los profesores la oportunidad de mantener su antigüedad”. Agregó que “muchas son las satisfacciones que el maestro ha tenido a lo largo de su vida académica”, y señaló dos de ellas: la primera fue que el maestro recuerda con orgullo que por dos años consecutivos, 2004 y 2005, sus alumnos de los grupos 2206 y 2215 le otorgaron los diplomas que lo acreditan como académico de excelencia, y como segunda experiencia leyó la carta que una de sus alumnas, Belén Bustos, le envió: “La razón de la presente es únicamente agradecerle de todo corazón el haberme concedido el honor de ser su alumna, por haberme permitido conocer por lo menos una mínima parte de su hermosa vida, le doy gracias por haber sido mi profesor de cirugía, ya que me enseñó el ABC… pero principalmente le agradezco toda la motivación que me dio, el buen humor que nos inyectó todos los días, el amor que nos transmitió por la carrera. Verlo a usted y pensar: ‘yo quiero ser como él...’ Quiero felicitarlo por ser una figura tan impresionante, de la cual el Departamento de Cirugía, la Facultad de Medicina y la Universidad Nacional Autónoma de México deben sentirse muy orgullosos, que Dios lo bendiga…” En su vida personal destacó el 20 de marzo de 1945, fecha en la cual contrajo matrimonio con Rosa Lavín Ortiz, “quien también estudiaba medicina”, y con quien procreó tres hijos: Alfonso, Javier y Jorge. Su vida familiar se ha visto colmada con la bendición de los nietos: Elsa, Andrea, Javier y Éric, y subrayó el apoyo invaluable que es para él la señora Lavín Ortiz. El doctor Mazón aseveró: “El deporte fue y es su pasión, jugó béisbol en diferentes equipos; formó y dirigió el equipo del Sanatorio número uno; entrenó con el Tigres de Cancún (antes de México), y durante tres años fue el médico de este equipo sin sueldo, afición que le ha creado conflictos con el director de la Facultad de Medicina, ya que el maestro y su hijo Javier le van a los Tigres, y el doctor Narro le va a los Diablos Rojos de México. El maestro siempre portó en su uniforme el número 7, por ser admirador de Mickey Mantle, de los Yankees.” Hoy día es profesor titular de cirugía uno, atiende a dos grupos: el 2206 y el 2215, y ha recibido medallas al mérito universitario por 25, 35 y 50 años de servicio a la institución. “A sus 85 años el maestro goza de buen humor, disfruta de la buena música, particularmente de Bethoven, de la plática con amigos y extraños, y proverbial es su buen vestir y pulcritud. Desde los años 50 ha disfrutado de sus mascotas, los perros, en especial el pastor alemán. La disciplina es la norma de su vida. “El doctor Arturo Ramírez Galindo es un universitario distinguido que ha prestado grandes servicios a la UNAM, impartiendo cátedra durante 55 años. A lo largo de su tarea docente en esta Facultad, el doctor Alfonso Ramírez Galindo ha formado generaciones de médicos éticos, que han asimilado todo un orden cultural y moral en el que los conocimientos adquiridos tienen pertinencia y sentido, ha coadyuvado en la formación de seres humanos libres, sensibles, autónomos, críticos y creativos, comprometidos con la sociedad a la que pertenecen y se deben. Doctor, reciba usted el homenaje que la Facultad de Medicina de la UNAM le rinde por su labor docente de excelencia”, finalizó. Posteriormente habló el doctor José Narro Robles, director de la Facultad, quien afirmó que es un profesor ejemplar en quien existe interés por enseñar y compartir. “Él es uno de esos profesores que prestigian a nuestra Facultad y, a través de ella, a la UNAM.” Agregó que el doctor Ramírez Galindo es uno de esos académicos y profesores de los cuales podemos sentirnos muy orgullosos, ya que contribuyen a darle categoría a nuestra Universidad, y profesores como él hacen la diferencia con otras instituciones. “Las características, los atributos del doctor, lo hacen a veces ser contrastante y a veces ser absolutamente consistente. La seriedad con la que toma la cosa médica, la enseñanza de la medicina, contrasta con su sentido del humor, con su manera de ser, con su buen trato.” Finalmente, luego de bromear y señalar que nadie es perfecto, porque el doctor Ramírez le va los Tigres de Cancún, y él a los Diablos Rojos de México, como ya se mencionó, aseveró que “es un orgullo, una satisfacción, contar con profesores que hacen la fama día a día, que la incrementan curso con curso, y que se comprometen permanentemente como él lo ha hecho con sus estudiantes y con la Facultad, felicidades y qué bueno que está con nosotros”. Finalmente, tomó la palabra el homenajeado, quien afirmó ser afortunado, y expresó que este homenaje fue un regalo más que le da la vida: “éste es un regalo maravilloso”. Agradeció a las autoridades de esta Facultad, especialmente a su director, el doctor Narro, al doctor Juan José Mazón, y al doctor Joaquín López Bárcena, secretario general de la dependencia. Platicó sobre el quehacer que lo llevó a este reconocimiento: la docencia, y dijo: “Es una actividad a la que yo nunca he podido llamarle trabajo, porque he definido que el trabajo es toda actividad que no deja placer y, en este caso, es y será muy placentera, y más todavía cuando se realiza en una institución como la UNAM: templo de la sabiduría, de la ciencia y de la cultura, lo que la hace ser más placentera, y espero seguir disfrutando del placer. “Este momento es para mí inolvidable, ver este auditorio con personalidades reunidas que me han acompañado. Están conmigo mis amigos, caras amigables, estimadas, y luego mi familia. ¿Y qué no decir de mis hijos? Los tres que alguna vez me han criticado porque he dicho que son mis tres hijos de oro, en fin. ¿Y qué decir de los nietos? Esos que vienen a alegrarnos los días… Doy gracias a la vida y a Dios, por estar y seguir aquí.” Deseó que el estado de ánimo que lo embargó esa tarde, de satisfacción, alegría, y orgullo, por la felicidad y el agradecimiento hacia los asistentes, se convirtiera en una luz, que además de que lo hiciera brillar, se reflejara, “para que este estado de ánimo se vuelva contagioso, para que todos salgamos de aquí felices, como lo merecemos”. |
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