NUESTROS MAESTROS La investigación básica con aplicación inmediata beneficia a los pacientes con leishmaniasis
Ubicado en el Hospital General de México y al interior del Departamento de Medicina Experimental, el Laboratorio de Inmunoparasitología es el centro donde se libra la batalla por entender los mecanismos de acción de la enfermedad conocida como “leishmaniasis cutánea”, y donde se busca mejorar el diagnóstico y el tratamiento para incidir en la recuperación de los enfermos con ese padecimiento, labor a la que la doctora Ingeborg Becker y su grupo de trabajo han dedicado ya más de 10 años.
Coordinadora de Investigación del Departamento de Medicina Experimental desde 1997, la doctora Becker Fauser es egresada de esta Facultad de Medicina como médica cirujana, donde además realizó estudios de maestría y doctorado en inmunología, y una estancia posdoctoral en Alemania, en la Universidad de Nuremberg, para quien en su desempeño profesional es primordial asociar la investigación a problemas de salud. Es profesora titular C de esta Facultad, ha impartido cátedra en cursos de posgrado, y a nivel de licenciatura en la materia de inmunología a un grupo de Nucleos de Caliad Educativa (NUCE); en su laboratorio adiestra tanto a alumnos de pregrado como de posgrado. Además apoya a un grupo de estudiantes de la Facultad de Ciencias de la UNAM que realizan estancias de investigación, y a otros de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Guerrero que se preparan en este campo, dado que en esa entidad cuentan con algunos casos de perros infectados con Leishmania. — ¿Cómo nace
su interés por estudiar la leishmaniasis? Se piensa que la leishmaniasis cutánea es una enfermedad autóctona americana, existen reportes de los españoles en los que se describen indígenas con orejas podridas (una de las características de la enfermedad, ocasionada por úlceras crónicas que van deformando la oreja). Es transmitida por la picadura de la mosca Lutzomyia, que infecta a seres humanos y a animales mamíferos, se presenta en regiones tropicales del país y resulta ser un fenómeno frecuente en Tabasco, principalmente en zonas de cultivo del cacao. — ¿Cuáles son
las manifestaciones clínicas de la enfermedad? La muerte se produce porque el parásito, en algunos pacientes, no forma úlceras sino nódulos que se diseminan a toda la piel, y en estadios avanzados éstos nódulos invaden las mucosas y nasofaringeas que van tapando la vía respiratoria, lo que impide respirar y alimentarse bien; además la piel de encima de estos nódulos se vuelve muy delicada y se rompe fácilmente, lo que favorece infecciones secundarias por bacterias. Si no se sospecha leishmaniasis los médicos tratan este tipo de enfermedad como un problema de la piel causado por hongos, explicó. La doctora Becker Fauser, investigadora nacional nivel II, quien además señaló que pacientes de países del Medio Oriente presentan úlceras que pueden curar espontáneamente, lo cual no ocurre con la leishmaniasis mexicana, debido a que la cepa más frecuente en México: Leishmania mexicana, es más virulenta que las especies del Viejo Mundo. La virulencia de Leishmania no ha sido muy estudiada en México, por esa razón el grupo de la doctora Becker Fauser ha dedicado numerosos estudios al parásito mismo, así como a los mecanismos de diagnóstico y de tratamiento, y otros encaminados a entender la fisiopatogenia de la enfermedad mediante estudios de respuesta inmune innata. Uno de los resultados de ese trabajo de investigación—señala— ha permitido establecer que la diseminación de la enfermedad no se debe a factores del parásito o de la mosca transmisora, sino más bien a problemas de la respuesta inmune innata en pacientes que presentan la forma grave de la enfermedad. Afortunadamente es un grupo pequeño de pacientes los que desarrollan la forma severa del padecimiento. Pacientes con leishmaniasis cutánea localizada responden bien a tratamientos con ciertos medicamentos, como antimoniales pentavalentes, que distribuye la Secretaría de Salud. Además explica que su grupo ha establecido que Leishmania es reconocida por el receptor tipo Toll (TLR2) que comparten todas las células de la respuesta inmune innata, y actualmente están analizando de qué manera se activan las diferentes células por medio de este receptor. “Sabemos que los pacientes que no curan y que presentan la forma grave de la enfermedad, tienen diferente grado de activación celular a través del receptor TLR2 que los pacientes que sí curan. “Estos estudios están a la vanguardia del conocimiento en los campos de la inmunología y de la parasitología. Es nuestro deseo que nos aporten datos importantes que permitirán en un futuro desarrollar una vacuna contra la leishmaniasis, porque estamos observando que el receptor TLR2 participan en la activación celular cuando la célula entra en contacto con el parásito.” — ¿Cuál es la
incidencia del padecimiento en México y a nivel mundial? Además enfatizó que en México siempre ha existido la enfermedad, pero a nivel mundial está surgiendo una especie de epidemia en algunas regiones donde hay guerra, como Afganistán, Irak y Sudán, tanto entre la población como entre los soldados, y la movilidad de estas personas infectadas ha provocado que se presenten casos en países donde esta enfermedad no se consideraba un problema de salud. Debido a esta epidemia se están liberando fondos internacionales para intensificar su estudio, por esa razón el grupo de investigación del Laboratorio de Imnunoparasitología ha colaborado en establecer un kit diagnóstico para corroborar rápidamente, in situ, si el paciente está infectado o no. — ¿En qué consiste
ese kit y cuál fue su participación? — Cuántos tipos de
Leishmania existen? —Cuál es el tratamiento
y cómo su investigación ha favorecido a los pacientes?
Asimismo, se destaca que el medicamento manufacturado en Francia tiene más de 50 años en el mercado y los parásitos se han vuelto resistentes; sin embargo otra alternativa es un fármaco nuevo (miltefosine) que ya fue validado en la India y Brasil (donde, al igual que en África, la enfermedad es recurrente), el cual ya fue sometido a estudios en el laboratorio de la doctora Becker y se ha identificado su eficacia. “El reto ahora, señala la investigadora, es conseguir la autorización de la Secretaría de Salud para importarlo, porque estamos seguros de que puede ser más barato y menos tóxico.” La importancia de contar con nuevos y mejores medicamentos, así como terapias alternativas, se debe a que este grupo de trabajo también atiende pacientes que recibe el Hospital General de México, otros llegan del interior de la República y algunos otros más que ya han visitado en su comunidad como parte de las vistas de investigación que se realizan cada año para obtener muestras. “A los pacientes que presentan la forma grave los tratamos en México; los ayudamos con el pasaje y la estancia para internarlos en el pabellón de dermatología del nosocomio, con el fin de administrarles todo el ciclo de tratamiento; una vez que mejoran regresan a su lugar de origen. Los casos que no son graves se tratan en su provincia, una vez que tomamos las muestras en su comunidad, y gracias al apoyo de los médicos de allí, quienes se encargan de administrar el tratamiento.” Para sacar adelante su trabajo de investigación y apoyar a los enfermos de leishmaniasis, el grupo de trabajo de la doctora Becker Fauser cuenta con convenios de colaboración con algunos servicios de salud en los estados y con las Universidades de Campeche, Tabasco y Guerrero, con la participación de la doctora Patricia Volkov y un grupo de infectólogos del Instituto Nacional de Cancerología, además de apoyos económicos internacionales, como un apoyo que recibieron de la Comunidad Económica Europea, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, y de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico de la UNAM. La doctora Becker Fauser cuenta con 25 publicaciones internacionales, cinco nacionales, cuatro capítulos de libro e igual número de artículos de divulgación; ha participado en comités tutoriales y académicos, y actualmente pertenece a la Comisión Dictaminadora de Ciencias Básicas. En su laboratorio participan dos investigadoras asociadas y un total de 22 estudiantes, seis alumnos de doctorado, cuatro de maestría, cuatro de licenciatura, un grupo grande de alumnos de la Facultad de Ciencias y otros estudiantes del Programa de Apoyo y Fomento a la Investigación Estudiantil (AFINES) y los Núcleos de Calidad Educativa (NUCE) de esta Facultad de Medicina. Para finalizar la entrevista que concedió en su laboratorio la doctora Becker, investigadora del Departamento de Medicina Experimental, explica que a pesar de que su grupo siempre ha recibido apoyo económico hace falta más para crecer, publicar y competir; igualmente dice que se necesita incorporar a más gente y a los alumnos los invita a que: “... abran un espacio a la investigación dentro de su desempeño profesional, lo cual los va a enriquecer mucho, ya que combinar la investigación con la atención a los pacientes los va a satisfacer toda la vida.” |