Gaceta Facultad de Medicina UNAM
25 noviembre 2006
Facultad de Medicina UNAM

 

IX CONGRESO NACIONAL Y IV INTERNACIONAL DE HISTORIA Y FILOSOFÍA DE LA MEDICINA

El barón Larrey y la evolución del servicio de ambulancias

El doctor Dominique-Jean Larrey, llamado el “médico de Napoleón”, fue el precursor de la atención de urgencia de los heridos de guerra y el creador de las primeras ambulancias en un frente de batalla. De ello, habló el doctor Jorge Avendaño-Inestrillas, miembro del Comité Editorial de esta Facultad de Medicina, durante el IX Congreso Nacional y IV Internacional de Historia y Filosofía de la Medicina “Dr. Guillermo Fajardo Ortiz”, efectuado recientemente en la ciudad de Puebla de Zaragoza.

El doctor Avendaño-Inestrillas dio inicio a su conferencia destacando que Larrey nació en Beaudean, Francia, el 8 de julio de 1766 y murió en 1842 a la edad de 76 años; le tocó vivir la época en la que la cirugía adquirió categoría técnica y su experiencia se debe a que desde muy joven participó en muchas campañas militares.

Presentación de su trabajo biográfico

A los 21 años de edad Larrey trabajó como ayudante del cirujano francés Pierre Desault en el Hotel Dieu, donde atendió a muchos heridos provenientes de las primeras escaramuzas de la Revolución Francesa. Posteriormente se convirtió en el personaje más destacado de la medicina militar durante la epopeya napoleónica.

A los 26 años de edad fue nombrado jefe de los cirujanos del ejército francés que combatían en Alemania, cerca del río Rhin. Este hecho es para él una buena oportunidad para lograr sus propósitos: dar una mejor atención a los heridos de guerra y disminuir la mortalidad en el frente de batalla, pues en esa época las ordenanzas del ejército marcaban que el hospital de campaña debía situarse a cinco kilómetros de las líneas de combate, lo que provocaba que los soldados murieran antes de recibir auxilio médico.

Larrey, un hom-bre sensible y de gran sentido práctico, se horrorizó de la pésima organización del servicio médico militar y propuso que funcionara de una manera autónoma, fuera de los mandos del ejército, inquietud que habría de dar frutos, ya que Larrey fundó en París la primera escuela de sanidad militar en el famoso hospital Val de Grace y con ello contribuyó al perfeccionamiento de la medicina de guerra.

En esta conferencia, el doctor Arvendaño-Inestrillas, destacó que el origen de las ambulancias y su evolución se deben a la propuesta de Larrey, quien en esa época solicitó permiso para crear un servicio de ambulancias con el que fuera posible trasladar con mayor rapidez a los heridos desde el frente de batalla hasta el puesto de socorros y de allí a los hospitales militares.

Las “ambulancias volantes”, como las llamó Larrey, contaban con un médico, un oficial de intendencia, un suboficial, 24 soldados y un tambor encargado de transportar el material de curación. El personal disponía de 12 camillas ligeras, cuatro pesadas y una carreta diseñada especialmente por Larrey.

La “ambulancia volante” fue la primera que, para su tiempo, combinaba rapidez, seguridad y comodidad. Estaba construida como una cámara cerrada que iba unida por una suerte de muelles de acero a un carro ligero de dos ruedas tirado por dos caballos.

El diseño de Larrey, también fue aprovechado en otros países, ya no con fines militares, sino para transportar heridos civiles. En 1896 el Hospital Grady utiliza la misma idea para transportar a sus enfermos.

El doctor Avendaño-Inestrillas hizo referencia a un personaje que trabajó en México para mejorar la medicina militar. El doctor Pedro van der Linden, llegado a nuestro país en 1832, quien concibió un sistema de evacuación de heridos acoplado a una organización médica, el cual probó su eficacia en la guerra contra los ejércitos americanos.

Este personaje organizó una serie de secciones médicas, una por cada cien combatientes. Cada una estaba formada por un oficial médico, cuatro soldados (en tiempos de paz), ocho (en tiempos de guerra), más un sargento y un cabo que fungía como enfermero. Estos elementos cargaban la camilla a la espalda; el sargento con una almohada y el cabo con una cobija, y el oficial médico llevaba su instrumental en una cartuchera quirúrgica.

Por otro lado, en Londres, Sir William Nortt-Bower, comisario del cuerpo de policía de esa ciudad, propuso, a principios del siglo XX, la creación de un sistema de ambulancias tiradas por caballos.

El doctor Avendaño-Inestrillas señaló que lo que comenzó como una tarea movida por sentimientos humanitarios se ha convertido un sólido negocio de alta tecnología con sofisticadas ambulancias con cuidados intensivos; las hay también áreas, que cobran sus servicios antes de iniciar el vuelo; no faltan las ambulancias marítimas y hasta las hay del género “patito”, siempre al margen de las disposiciones legales y con servicios de muy dudosa calidad profesional.

A manera de conclusión, el doctor Avendaño-Inestrillas señaló que a 200 años de la creación de los servicios de traslado y atención de urgencias hay muchos países, incluido México, donde no existe, o no se aplica, un reglamento para el servicio de ambulancias, ni se regula el estado y el equipo de las mismas, y no se exige una preparación para quienes actúan como socorristas.

Además, los servicios son administrados, en muchos casos, por empresas privadas que cobran elevadas tarifas por sus servicios. Por ello finalizó el doctor Avendaño-Inestrillas, “es fundamental establecer una estricta normatividad y mantener un sistema de control centralizado para la atención de situaciones de urgencia”.