Salud y Justicia Social La injusticia social no sólo perjudica la ética médica por el acceso limitado a la salud, sino porque afecta el desarrollo del ser humano en todos los campos de vida
Dentro del Simposio Internacional de Bioética organizado por la Facultad de Medicina, El Colegio de Bioética y la International Association of Bioethics, el presidente del Colegio, Ruy Pérez Tamayo, presentó la ponencia titulada “Bioética y la práctica actual de la medicina”, en la que reconoció que a lo largo de la historia esta ciencia ha enfrentado numerosos problemas éticos, algunos antiguos y otros que se han ido agregando, sobre todo en épocas recientes. Afirmó que la especialización, la ciencia, la tecnología, la transformación social y económica, la explosión demográfica, y la globalización han traído grandes beneficios a la práctica, pero al mismo tiempo han generado problemas de ética médica. Precisó que a lo largo de la historia los profesionales de la salud se han enfrentado a problemas éticos que casi siempre tienen que ver con el contexto cultural de la época. De esta forma, durante siglos el juramento hipocrático se sostuvo como el documento más representativo de la ética médica y hoy día muy pocos o casi ningún médico lo lee, y, “los pocos que lo hacen, lo interpretan para adaptarlo a los valores y necesidades de sus tiempos”. Recordó que durante los años setentas la ética médica fue asunto de los médicos, y que la “voz de alarma” la dio el filósofo Stephen Toulmin, quien en 1982 describió la forma en que la medicina salvó la vida de la ética, dado que le devolvió la seriedad y la relevancia humana. En el auditorio “Doctor Fernando Ocaranza” precisó que once años antes Potter acuñó el término bioética y lo popularizó. Su llamado pretendía no desligar a la ética de la ciencia, sobre todo de la biología, para asegurar la supervivencia del mundo. Luego de citarlos, afirmó que cada uno observó la importancia de los puntos de contacto de la bioética con dos aspectos eminentemente prácticos de la convivencia humana que conviene examinar en forma analítica, pero sin despegarnos de las situaciones específicas de grupos humanos definidos, tal como ocurren en la realidad. Salud y justicia social y sus posibles soluciones pueden entenderse y hasta debatirse en forma racional y constructiva a partir de generalizaciones abstractas que pretendan ser relevantes en casos particulares de distintas comunidades. Los dilemas éticos de la salud en México tienen su origen y expresiones distintas a los de los demás países, y no se diga con los desarrollados. Explicó que algunos de los problemas de bioética surgidos de la práctica actual de la medicina en México requieren especial atención en el campo de la salud y la justicia social, ya que la ética o la bioética de la accesibilidad a la atención a la salud de la población de nuestro país es un problema íntimamente ligado con la justicia social.
En el caso de México reconoció que la protección de la salud es uno de los derechos humanos fundamentales establecidos en la Constitución Mexicana, donde se señala que toda la población tiene derecho a la protección a la salud, que la ley definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de la misma y establecerá la concurrencia de la Federación y las entidades federativas en materia de salubridad general, lo anterior con el fin de lograr el bienestar físico y mental del mexicano, para que el Estado contribuya en el ejercicio pleno de sus capacidades humanas y se prolongue y mejore la calidad de vida en todos los sectores sociales, sobre todo los más desprotegidos, a quienes es preciso otorgar los valores que coadyuvan a la creación, conservación y disfrute de las condiciones de salud para el desarrollo armónico de la sociedad; crear y extender en lo posible todo tipo de actitudes solidarias y responsables de la población, tanto en la conservación y preservación de la salud como en el mejoramiento y conservación de las condiciones generales de vida, con la idea de lograr una existencia decorosa; el disfrute de servicios de salud y asistencia social que satisfagan eficaz y oportunamente las necesidades de la población; impulsar los conocimientos técnicos y sociales para el adecuado aprovechamiento y empleo de los servicios de salud, y desarrollar la enseñanza e investigación científica para la salud. Señaló que las instituciones sanitarias que atienden a la población de nuestro país están afectadas por las carencias económicas, y que los problemas de la accesibilidad desigual a servicios de salud de excelencia de diferentes sectores de la población, y la compleja problemática que representan “es síntoma de la verdadera enfermedad, una manifestación de algo más profundo que también afecta otros aspectos igualmente importantes de la vida de la sociedad, como: la educación, la participación cívica, la autonomía cultural y la libertad de expresión” y en todos los casos indicó que el problema es la injusticia social. El también profesor emérito de nuestra Universidad explicó que dentro de los principios morales de Beauchamp and childress, que han servido para construir la mayor parte de los códigos éticos médicos contemporáneos, están el respeto por la autonomía y la veracidad, el no hacer daño, sino el bien, vigilar que el acceso a las facilidades médicas se haga con toda justicia porque todos los seres humanos tienen los mismos derechos a una atención a la salud oportuna y de la misma calidad, y la confidencialidad. Explicó que “no ocurre en la realidad porque la distribución de la atención de la salud en nuestra sociedad es injusta y viola los derechos de una parte muy importante de la población, lo que representa un falta de ética por parte de los responsables, o sea, del Estado”. Es claro, dijo, que “la situación no ocurre por sí sola, sino que es uno de los componentes de la injusticia social que incluye la atención insuficiente a la educación, a las comunicaciones, al saneamiento ambiental y a todos los beneficios que la incorporación a la sociedad y todos los miembros que la forman debería implicar”. Explicó que en México los problemas son muchos y muy complejos; empiezan por la limitación de los recursos y siguen por la insuficiencia de instituciones y equipos para enfrentar la demanda con una oferta de buena calidad; el problema del acceso desigual a los servicios de salud es de ética médica, porque interfiere con los objetivos específicos de la medicina que son: preservar la salud; curar y aliviar, y siempre apoyar y consolar al enfermo, así como evitar las muertes prematuras e innecesarias, objetivos que, agregó, se cumplen cuando la relación médico-paciente es óptima, ya que cuando se establece de forma oportuna la capacidad del médico para identificar el problema, manejarlo con eficiencia, y la institución cuenta con los medios para tratarlo, la relación se ve favorecida; eso es éticamente bueno y todo lo que interfiera con ella será éticamente malo, “... la escasa o nula accesibilidad a este tipo de servicio de salud de un sector muy importante de la población, sea por problemas educativos, geográficos o económicos, interfiere con todo el proceso y, por lo tanto, es una falta de ética médica, pero el problema de accesibilidad discriminatoria a los servicios de salud también le corresponde a la bioética porque incluye a la ética médica.” Durante esta primera sesión del Simposio asimismo presentó ponencia el doctor Thomas Pogge, de la International Association of Bioethics, quien expuso la situación del régimen de patentes que provoca que muchas veces los medicamentos no puedan ser pagados por los pobres. Afirmó que una solución sería que los dueños de las patentes no tuvieran el monopolio para que el mercado se abriera al conocimiento con la libre competencia para la manufactura y fabricación del medicamento, todo en beneficio de los enfermos y de la salud pública. |