Concurso Radiológico Experta radióloga presentó en el concurso radiológico de octubre: Angiofibroma juvenil de nasofaringe
En la sesión del mes de octubre del concurso radiológico la doctora Guadalupe Guerrero Avendaño, médica radióloga intervencionista del Hospital General de México (HGM), fue la encargada de presentar a los estudiantes de medicina el caso radiológico correspondiente. El encargado de presentarla, doctor Fernando Castillo Nájera, responsable de Atención a la Comunidad, reconoció a la doctora como una de las primeras mujeres que ingresaron a la Academia Nacional de Cirugía (ANC), lo que representa: “un ejemplo para las estudiantes de esta Facultad de Medicina, que hoy sobrepasan más de 50 por ciento en el alumnado”, a lo que la doctora agregó que dentro de la especialidad radiológica, 49 por ciento son mujeres, y en la radiología intervencionista son muy pocas. “Yo soy la quinta mujer en la ANC y hay cinco radiólogos hombres, yo soy la sexta.” En el auditorio “Doctor Raoul Fournier Villada” habló de su institución y dijo que el HGM está cumpliendo 100 años y es el más antiguo de la era moderna; este tipo de medicina (radiológica) inició en ese Hospital con el primer servicio de rayos X, que en esa época se llamaban de electromagnetismo y fisioterapia. Explicó que se trataba de una jaula magnética donde se aplicaba electricidad a pacientes tuberculosos, porque se creía que con el magnetismo que generaba la electricidad aplicada en estos tubos se podría controlar de alguna forma la tuberculosis, pero nunca se le controló. El caso refirió un paciente masculino de 17 años, proveniente del estado de Oaxaca, sin antecedentes heredofamiliares importantes, de un nivel socioeconómico muy bajo, con alimentación deficiente tanto en cantidad como en calidad. En datos personales patológicos, dijo la doctora, solamente se describieron exantemáticas de la infancia sin importancia, y su padecimiento inició seis meses atrás con epistaxis profusa, que requirió de taponamiento posterior, lo que, precisó, es un tipo de oclusión del sangrado, que se tiene que hacer incluso en quirófano. El caso presentado a los estudiantes antes de la sesión explicó episodios de sangrado que se repitieron en varias ocasiones y provocaron anemia, posteriormente rinorrea verdosa, y voz y obstrucción nasal. El paciente acudió al hospital con epistaxis profusa y a la EF se observó que reflejaba edad menor a la crono-lógica, huellas de sangrado en la narina izquierda y en la exploración armada se registró un tumor rojizo que obstruyó esta narina en su totalidad y sangraba con mucha facilidad. Con posterioridad, la experta mostró la imagen topográfica del paciente, donde señaló a los estudiantes un corte axial y uno coronal, y cómo en ambos se observó una lesión que ocupó parte de la nariz y comenzó a abarcar los senos paranasales. Afirmó que el diagnóstico siempre debe hacerse con métodos de imagen, y el ideal para este paciente era la tomografía. Después se procedió a la angiografía con sustracción digital que, señaló, no es un método de diagnóstico de primera intención y debe hacerse una vez que se tiene una sospecha diagnóstica y para el tratamiento posterior. Con base en el cuadro clínico y en los estudios tomográficos y angiográficos, indicó a los presentes que existen varias opciones diagnósticas, y la correcta es angiofibroma juvenil de nasofaringe. La doctora explicó que este angiofibroma “es un tumor benigno a pesar de sus características agresivas; se presenta exclusivamente, en hombres jóvenes”. Precisó que es exclusivo del sexo masculino y señaló que el término juvenil es “donde todavía no estamos muy convencidos, porque antes se presentaba solamente en hombres entre los 15 y los 20 años, y actualmente tenemos pacientes desde ocho años con tumores de este tipo y el paciente de mayor edad es de 45 años” por lo que no se sabe si la juvenil es un término correcto. Manifestó que siempre se origina en la parte posterior de la nasofaringe, y a pesar de que histológicamente no es un tumor maligno, es sumamente agresivo e invasor; inicia en la nasofaringe y se extiende a través de las fisuras naturales a las cavidades contiguas que, evidentemente, son los senos paranasales, y puede incluso llegar al interior del cráneo a través de las fisuras orbitarias, sobre todo, y del seno esfenoidal. La experta, afirmó: “Está compuesto básicamente por fibroblastos y células endoteliales con la formación de espacios vasculares anormales, aunque también se han encontrado vasos verdaderos en su interior, lo que le da una característica angiográfica muy clásica, que es un patrón en rayado. Se le ha asociado con la existencia de factores hormonales y nutricionales, ya que sabemos que con el uso de estrógenos disminuye, por eso es que pensamos que está asociado, ya que en mujeres no hay, por la presencia de estrógenos.” Presentó la imagen clásica del angiofibroma, y pidió que observaran el rayado en el interior: “los vasitos en tirabuzón son vasos de la información formados por la angiogénesis tumoral; sin embargo, el rayado está dado por los vasos normales que se encuentran incluidos en el tumor”, explicó. Finalmente aseveró que es un tumor exclusivo de países en desarrollo, de Tercer Mundo, y los escritos más importantes registrados son de India, Egipto y México. Informó que actualmente la estadística refleja aquí alrededor de 100 casos que han sido tratados en el HGM, en conjunto con los Hospitales Infantil y Juárez. Para el concurso, los posibles diagnósticos fueron: 1) pólipo angiomatoso, 2) angiofibroma juvenil de nasofaringe, 3) adenoamigdalitis crónica, 4) granuloma reparador de células gigantes, 5) adenocarcinoma nasofaringeo, 6) hemangiopericitoma, 7) hemangioma nasal, 8) linfoma nasal, 9) fístula carotidocavernosa, y 10) hipertension arterial sistémica. Participaron ciento diecinueve estudiantes, de los cuales sólo seis acertaron, ya que seleccionaron la respuesta número dos, y tres fueron los ganadores de esta edición: por el tercer lugar, Diego Buendía recibió un estetoscopio; Itcel del Carmen Cruz Gaona ganó el segundo premio y se hizo acreedora a un baumanómetro y estetoscopio, y por el primer premio, Noelia Allende Reyes recibió un estuche de diagnóstico. |