Gaceta Facultad de Medicina UNAM
25 noviembre 2004
Facultad de Medicina UNAM

Opción de metodología educativa

El doctor José Venturelli, catedrático y profesor emérito de la Facultad de Ciencias de la Universidad de McMaster, en Ontario, Canadá, inició con un cuestiona-miento del contexto en el que trabajan médicos y profesores para desarrollar su ponencia “Opción de metodología educativa”, así como el no tener claro el camino por seguir, elementos que también están desligados de la realidad y que por competencia hacen que cada escuela y universidad desarrolle su plan de estudios.

 

Aseguró que todos estos problemas que se van acumulando durante los primeros años de estudio coinciden muchas veces en el internado, momento en el que los jóvenes estudiantes son utilizados por los sistemas de salud, las instituciones educativas son incapaces de asegurar calidad y, por ende, no son apoyados en su formación.

“Hablando de competencia, tenemos que aceptar que el individuo muchas veces se gradúa porque pasa el examen escrito, pero lo que la sociedad necesita son personas responsables que al final sepan hacer las cosas y no que respondan exámenes sobre asuntos que no saben hacer.”

El especialista en cuidados intensivos pediátricos pidió a sus colegas que en los programas de educación médica se deje de ver a los estudiantes como el néctar para depositar la sabiduría, y se piense que son individuos que se están formando profesionalmente y a los que hay que desarrollarles aptitudes destrezas y sentido crítico, no para que pasen un curso sino para que lo usen en el trabajo cotidiano.

El consultante de diversas universidades latinoamericanas y profesor invitado en instituciones europeas recomendó hacer un análisis sobre el proceso de pensamiento único de la globalización, cuestionar si nos beneficia o perjudica, pues las escuelas construyen ciudadanos comprometidos con su pueblo, a lo que agregó: “En nuestra función de salud hemos de tener cuidado porque formamos oráculos que tienen que ser parte viviente de una sociedad y no seguir soñando.

“Tenemos que promover un mejoramiento sustancial incansable de los servicios y de la actitud de todos y cada uno de los profesionales de la salud, tenemos que mirar la posibilidad de que una buena formación profesional se traduce en una calidad de atención para la población.

Consideró que en países con recursos tan limitados no se pueden hacer esfuerzos tan grandes cuando 80 por ciento de ellos termina siendo un desgaste para el joven y su familia, y pérdida de ingresos para la universidad y la sociedad, a lo que añadió: “Si vamos a hablar de diseño curricular vamos a hablar de cosas concretas, pues la universidad no puede ser vista como espacio superfluo. Es resultado de un esfuerzo colectivo y social y tenemos que preocuparnos de cómo seguir confluyendo, no a manera de borrón y cuenta nueva, sino participando con un esfuerzo cotidiano y dialogar. No lleguemos al principio de que por el mero hecho de ser doctores lo sabemos todo y no somos capaces de identificar lo que no sabemos.”

El autor del libro Nuevos enfoques dentro de la enseñanza afirmó que la metodología educativa del “aprendizaje basado en problemas” (ABP) no deja de ser una moda metodológica para demostrar lo que se sabe y lo que no se sabe.

Explicó que el ABP, un mensaje basado en problemas, no es lo mismo que un mensaje basado en la solución de problemas o lo que se enseña en la guardería, y que: “Es importante la adecuación de una situación y otra, desarrollar múltiples recursos educacionales facilitadores del autoaprendizaje, una formación que tiene que sentirse, un aprendizaje basado en evidencias que mueva una capacidad crítica y ética mostrable en el trabajo cotidiano, competencia y conocimiento teórico.”

Así, de esta manera, dijo que una metodología educativa debe basarse en la práctica, el aprendizaje de la comunicación y de la semiología desde primer año, porque aquí es donde se aprende. Recomendó que debería haber un internado supervisado con duración de dos años, pues es un periodo de práctica prolongada que permite observar a los futuros profesionales hacer bien las cosas, y cumplir con la competencia, actuar con ética y no sólo para discutir sobre problemas teóricos, sino cotidianos.

Para concluir aseveró que un programa de educación médica debe centrarse en el estudiante; buscar actitudes y sentido crítico con base en prioridades de salud; no seguir un texto de medicina clínica sino la realidad; integrar disciplinas y servicios profesionales; integrar ciencias básicas con clínicas, teoría y práctica, y que los docente puedan ser inter y extrahospitalarios, pues enseñar exige arriesgar.