Gaceta Facultad de Medicina UNAM
10 noviembre 2006
Facultad de Medicina UNAM

 

HOMENAJE

50 años de trayectoria académica de la
maestra Lisbeth Popper

  • Ex alumnas del Curso de Trabajo Social Psiquiátrico organizan el homenaje

Hay personas que nos hablan y no las escuchamos. Hay
persona que nos hieren y no dejan cicatriz. Pero hay personas
que simplemente aparecen en nuestras vidas y nos marcan para siempre.
Cecilia Míreles

Merecido homenaje a la doctora Popper

El auditorio “Ramón de la Fuente Muñiz” fue fiel testigo de los 50 años de trayectoria académica de la maestra Lisbeth Popper que, en emotiva ceremonia, fueron festejados por ex alumnas del Curso de Trabajo Social Psiquiátrico del Departamento de Psicología Médica, Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina.

El pasado 29 de septiembre, ex alumnas, amigos y familiares se reunieron para rendir homenaje a tan destacada persona, a quien calificaron de insustituible; de esta forma, al hacer su nieta, Dolores von Lichtenberg, una semblanza, dijo que la maestra Popper dedicó su vida a ayudar a los demás a sanar y a aclararse a sí mismos, para poder luego ayudar a otros a hacerlo.

Aseveró que su trayectoria ha sido larga y fundamental en el desarrollo de la de la salud mental en México. Tan es así, que la mayoría de los psiquiatras y trabajadores sociales del país han sido tocados por ella.

Recordó a las alumnas cuando fueron entrevistadas por ella e hizo preguntas agudas, pero que, al pasar del tiempo, descubrieron que tenían una finalidad diferente: la de sensibilizar para ser empáticas y entender la trascendencia de su trabajo en las vidas de los seres humanos.

“Muchos la suponen una mujer dura, implacable, poco empática e impositiva, pocos conocen de su gran sensibilidad ante el dolor humano, así como ante las expresiones del pensamiento y las emociones del hombre, su pasión por el arte y la cultura, y en especial por la música y la literatura.”

Dijo que todo comenzó cuando, en la Segunda Guerra Mundial, la maestra Popper y su familia fueron forzadas a dejar su natal Praga, en un prolongado y tormentoso viaje a lo largo de Europa, huyendo de la persecución de los nazis para exterminarlos por ser judíos.

“Tales experiencias la marcaron e hicieron crecer aceleradamente, la forzaron a preguntarse sobre la causa del dolor y la conducta humana; la llevaron a tomar conciencia de la realidad y terminaron con las fantasías tempranamente.”

Mencionó que los Popper se establecieron en la ciudad de México, donde se relacionaron con la comunidad de exiliados europeos; fue aquí donde conoció al joven con quien se casaría y procrearía dos hijos.

“Su vida transcurrió por la sociedad de aquella época, pero para ella no era suficiente, necesitaba encontrar algo más que le permitiera entender el dolor, sanar y dar un sentido más completo a su vida, comenzando un viaje de autoconocimiento y reconstrucción interior, con uno de los más connotados psicoanalistas de la época en México.”

La maestra Von Lichtenberg mencionó que fue durante ese viaje interior que se dio cuenta de que ser esposa y madre no eran su única vocación y fue entonces que buscó la oportunidad de trabajar como voluntaria en el Centro Correccional para Menores, donde descubrió la negligencia y el abandono en que habían nacido y vivían estos chicos, causa determinante de su conducta antisocial, por lo que decidió acercarse a ellos haciéndoles sentir valiosos por primera vez.

Afirmó que este trabajo le permitió conocer al entonces titular del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental, de la FM, el doctor Santillán, quien la invitó a cooperar con él para que aportara este trabajo empático a la comunidad universitaria.

“Tras un tiempo de colaborar descubrió la necesidad de trabajar con las familias y las comunidades de los jóvenes, ya que se desconocía su entorno personal y la influencia en su problemática.”

Aseveró que al hacer notar a las autoridades esta necesidad, descubrieron una falla estructural en la formación en los trabajadores sociales; dicha falla suponía la creación de una especialización que les diera formación adicional.

Chechoslovaquia fue un país en Europa Central que existió de 1918 a 1992 (a excepción del periodo durante la Segunda Guerra Mundial). El 1 de enero de 1993 se separó en dos países: República Checa y Eslovaquia.

A partir de tal necesidad, continuó, se encomendó a la maestra Popper el proyecto de hacer un curso que preparara a las trabajadoras sociales en el campo de la salud mental. Al investigar encontró uno en Londres, Inglaterra, cuyo modelo satisfacía las necesidades, y consiguió que los encargados de dicho curso colaboraran con ella para adaptarlo e implementarlo en el Departamento.

“Fue un proyecto ambicioso, que muchos suponían imposible, dados los escasos recursos materiales y humanos, pero todos ellos se equivocaron. La tenacidad y pasión de la maestra Popper triunfaron. El curso se logró armar e implementar en el Departamento y a la fecha continúa formando gran cantidad de trabajadores sociales que laboran a lo largo de todo el país.”

Su nieta comentó que el curso fue ganando el reconocimiento de los más escépticos en el medio, ya que no sólo ha dado la información que hacía falta, sino ha formado trabajadores sociales con mayor capacidad empática y entrega a su labor.

Mencionó que la habilidad de la maestra Popper para detectar las capacidades y potencialidades en los seres humanos la convirtió en parte del equipo de evaluación de los candidatos a la especialidad en psiquiatría del Departamento. También se desempeñó como psicoterapeuta familiar, y colaboró en una clínica con varios psiquiatras y psicólogos connotados hasta que conformó su consultorio particular.

Para concluir mencionó que su “abueli” ha sido un modelo a seguir, una mujer íntegra y fuerte, que ante circunstancias adversas de la vida enfrenta y encuentra soluciones creativas: vive a cada momento con gran entusiasmo y alegría, le saca todo el jugo a la vida y lo goza junto con los que la rodean, a quienes enseña a vivir con valentía y a dar, así como a recibir.

Al tomar la palabra la maestra Lisbeth Popper dijo que fueron 51 años de trabajo en esta institución educativa; inició su labor cuando la Facultad estaba en Santo Domingo y el doctor Alfonso Millán ocupaba la Jefatura del Departamento: “Nos cambiamos a Ciudad Universitaria, al quinto piso del edificio B de la Facultad, junto a Anatomía, y cada vez que subía en el elevador lo hacía acompañada de una camilla que transportaba cadáveres que llevaban a las clases de disecciones. Esto nunca dejó de impresionarme y aún lo recuerdo con mucho respeto y miedo. Fue un alivio cuando, por iniciativa del doctor Ramón de la Fuente, se construyó un edificio para el Departamento.”

Cabe mencionar que durante este tiempo fungió como coordinadora del mismo Departamento, lo que le permitió hacer amistad con muchos especialistas y profesores, e incluso conoció y trabajó con Erich Fromm, quien le hizo ver la importancia del aspecto humano del profesionista en salud mental. Asimismo, durante sus viajes al extranjero conoció a trabajadoras sociales psiquiátricas que le hicieron notar la necesidad de esta especialidad en México. Al respecto agregó: “Porque aunque no parezco mexicana, sí lo soy de corazón y por naturalización.”

Explicó que el doctor Ramón de la Fuente escuchó su inquietud de crear un curso de especialización y con su apoyo convocaron a psiquiatras, psicólogos y profesores de diferentes especialidades médicas para este fin. El primer curso se dio en 1977, y se invitó como alumnos a los jefes de Trabajo Social de diferentes hospitales del país, becados por sus instituciones.

“Puedo confesar que este curso me ha dado grandes satisfacciones y cariño de un gran número de trabajadores sociales de todo el país. Siento que ha sido mi legado para el trabajo social en México y estoy muy contenta de haberlo dejado en las manos de la maestra Magdalena Sánchez, quien mantiene la misma ideología y empeño”, concluyó.

Al dirigir algunas palabras a la maestra Popper, la doctora Sánchez Olivera, coordinadora del Curso de Trabajo Social Psiquiátrico, dijo que la palabra gracias resulta muy pequeña para poder expresar todo su agradecimiento, pues su obra ha transformado —sin duda— la vida de cada una de las personas que tuvieron la oportunidad de vivir la experiencia de este Curso.

“A partir de entonces, nuestra vida personal y profesional tomó una serie de matices nunca antes vistos; empezamos a ver, oír, sentir y pensar de manera diferente; algunos sufrimos una metamorfosis similar a la de las orugas, los primeros momentos fueron muy dolorosos y difíciles, pero después nos salieron alas de hermosos colores que nos permitieron volar. Gracias por su entrega, vocación, compromiso, ejemplo, y su actitud siempre abierta y generosa dispuesta a escuchar y ayudar a cualquier persona que se lo solicita.”

Afirmó que indudablemente ha sido una mujer adelantada a su época, luchadora incansable, que ha vivido intensamente y que, por supuesto, ha disfrutado la vida como pocas personas pueden hacerlo.

“Hemos aprendido que la constancia y el compromiso son la mejor arma para alcanzar las metas deseadas, que no podemos caminar por la vida si no apreciamos lo que tenemos.”

Al agradecerle mencionó que ella le impartió la asignatura más importante de su carrera: el arte de saber vivir. Finalmente, informó que por iniciativa de un grupo de ex alumnas, se ha formado un fondo económico para crear la beca Maestra Popper, la cual será asignada año con año a una postulante al Curso de Trabajo Social Psiquiátrico, con la finalidad de perpetuar su obra.

Asimismo, el doctor Alejandro Díaz Martínez, titular del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental, recordó que él también había sido entrevistado por ella, lo que considera uno de los contactos profesionales más importantes de su vida, y reconoció que una de sus características es brindar profunda amistad a todas las personas.

La calificó de ser el alma y corazón del Departamento, ya que ha dado su vida completa, y si algo ocurría en él, era la primera en reaccionar. Dijo que ella no se dedicaba a entrevistar, su gran sensibilidad como persona para entender y comprender los problemas de los demás la llevaban de inmediato a brindar ayuda. El trabajo ininterrumpido de la maestra Popper ha dado más de 400 trabajadores sociales psiquiátricos al país.

Sobre su personalidad, comentó que dentro de su finura y elegancia había firmeza en sus acciones y en sus convicciones: “Nunca dudó de que la psicoterapia ayudará a las personas. Su trabajo ha quedado como parte de lo más valioso de este Departamento, no solamente con la formación de trabajadoras sociales, sino como ‘conductora de espíritus y de almas’.

“Su alto nivel cultural seguramente tuvo una influencia muy fuerte en la formación de las trabajadoras sociales psiquiátricas”, y recordó que el doctor De la Fuente expresaba que las alumnas de esta especialidad eran “unas chicas que se transformaban durante el curso” por todo lo que brindaba, principalmente el arte de vivir.

Mencionó que no sólo quienes la conocieron, sino la salud mental, la psiquiatría y el trabajo social psiquiátrico deben rendir tributo a la maestra Popper. Por último, señaló que el doctor José Narro no pudo asistir por compromisos de trabajo, pero que mandaba una atenta felicitación y reconocimiento a su trabajo.

Como parte de las sorpresas preparadas para la maestra Popper, la niña Marlene Arredondo Sánchez reseñó algunos elementos importantes del lugar de origen de la maestra; asimismo, los doctores Antonio Gamio Chipi y Sergio Gorjón Cano hablaron de su amistad con ella. Se presentó también un video que mostraba gratos momentos de su trayectoria y se hizo entrega de dos placas conmemorativas y una de agradecimiento por parte de sus alumnas. Finalmente, el homenaje fue amenizado musicalmente por el maestro arpista Ángel Padilla.