En un merecido homenaje, el maestro Ramón de la Fuente recibe la Medalla al Mérito “Dr. Ignacio Chávez”
Octavio Rivero Serrano, Fernando Ortiz Monasterio, profesores eméritos, autoridades de la Facultad de Medicina, encabezados por el doctor José Narro Robles, así como los doctores Jesús Kumate y Carlos Viesca Treviño, junto a personajes universitarios reunidos en el auditorio principal de esta Facultad de Medicina, rindieron un merecido homenaje al doctor Ramón de la Fuente Muñiz por su destacada trayectoria en la medicina psiquiátrica.
En este mismo acto fue galardonado con la Medalla al Mérito “Dr. Ignacio Chávez”, que el H. Consejo Técnico de la Facultad de Medicina concede a los profesores e investigadores mexicanos o extranjeros de la comunidad universitaria o de otras universidades con méritos excepcionales, por sus contribuciones a temas médicos y de la salud, por sus aportaciones a las ciencias y a las humanidades, o bien por su labor filantrópica en beneficio de esta Facultad o de la Universidad Nacional. Ante la deferencia, el doctor Ramón de la Fuente agradeció la distinción y señaló que el maestro Chávez fue un ejemplo y un gran amigo; un médico que difícilmente puede ser superado, por esa razón, dijo: “es un gran honor recibir la presea que lleva su efigie”. Adicionalmente, hizo algunas consideraciones que afectan la práctica médica al mencionar que, “como consecuencia del énfasis desmesurado en la técnica, se descuidan los valores, y las virtudes que se habían considerado inherentes a la profesión se desgastan; nunca a mi juicio tuvo en su historia la medicina, como hoy en día, tanta necesidad de examinar críticamente sus metas, normas y valores, para conciliar los avances de la técnica con las necesidades del hombre y de la sociedad”, aspectos todos ellos que se plasmaron también en las Jornadas Nacionales de Psicología Médica (del 25 al 28 de octubre), con las que se conmemora medio siglo de su enseñanza, que también se organizaron en honor al homenajeado psiquiatra. Ante la presencia de la doctora Beatriz Ramírez, esposa del galardonado; de su hijo, el rector Juan Ramón de la Fuente; familiares, amigos y alumnos; universitarios distinguidos; directores de facultades, escuelas, institutos y centros de la máxima casa de estudios, así como personalidades del sector salud, el doctor Narro Robles inició la ceremonia con una semblanza del maestro Ramón de la Fuente, donde resaltó su actividad profesional, como maestro y creador de instituciones. Posteriormente los doctores Rivero Serrano y Ortiz Monasterio recordaron la aportación del homenajeado en la FM, la UNAM y la Academia Nacional de Medicina; asimismo, el doctor Viesca Treviño relacionó su vocación profesional, y el doctor Kumate Rodríguez se refirió a la trascendencia de su quehacer en la psiquiatría. La semblanza El doctor Ramón de la Fuente realizó estudios de médico cirujano en la FM de la UNAM, y la especialización en psiquiatría en el Hospital Clarkson de la Universidad de Nebraska, así como en el Hospital Belleveu de la Universidades de Nueva York en los Estados Unidos de América. Ha dedicado su vida profesional a la psiquiatría, la salud mental, la formación de recursos humanos y el desarrollo de instituciones. Su ejemplo cotidiano ha animado y servido de guía a numerosas generaciones para las que invariablemente ha sido un referente, expresó el doctor Narro Robles. En 1948 y 1951 fue jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Infantil de México, de 1951 a 1963 fungió como director de la Clínica “Dr. Samuel Ramírez Moreno”; entre otras responsabilidades también fue jefe de la Unidad de Psiquiatría en el Hospital Español y director general de Salud Mental de la Secretaría de Salubridad y Asistencia. Su capacidad, conocimiento y convicción le permitieron, primero: imaginar un gran centro médico dedicado al estudio y la atención de los pacientes psiquiátricos, después desarrollar el proyecto correspondiente, luego fundar y dirigir el actual Instituto Nacional de Psiquiatría que funciona como centro colaborador de la Organización Mundial de la Salud en las áreas de la salud mental, la farmacodependencia y el alcoholismo, y cuyos programas contribuyen a la atención de la salud mental del país. Asimismo, el director de la Facultad resaltó que a partir de 1947, año en el que fundó el curso de neuroanatomía en esta institución, ha impartido cátedra por más de 55 años, y también en la Facultad de Filosofía y Letras, y en la Escuela de Salubridad de la entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia, tanto en el pregrado como en el posgrado, en el que por más de cuatro decenios ha contribuido a los cursos de especialización, maestría y doctorado, que inició, en los que ha sido profesor titular y de los que han egresado ya casi dos mil profesionales. El doctor Ramón de la Fuente ha sido un universitario distinguido que ha prestado grandes servicios a nuestra casa de estudios: fue jefe del Departamento de Psicología Médica, Psiquiatría y Salud Mental de la FM, entre 1969 y 1991. De 1970 a 1980 fue miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM. Ha sido integrante de numerosos consejos, comités y comisiones. Es miembro de la Academia Nacional de Medicina desde 1959, donde fue presidente, y desde 1992 es miembro honorario. Pertenece a las asociaciones médicas más señaladas en su especialidad, tanto de México como de otras latitudes, y desde 1972 es integrante del Colegio Nacional. Ha servido en diversos comités de expertos de la OMS y de la Organización de Naciones Unidas. Su obra escrita es amplia, de trascendencia y consulta obligada en el campo de la salud mental. Ha publicado más de 155 artículos científicos, libros y capítulos de libros, así como una treintena de cuadernos de apoyo docente. Es fundador de varias revistas nacionales y ha sido consejero de distintas revistas internacionales, ha dictado más de 200 conferencias en México y en el extranjero. Por su obra y trayectoria se ha hecho merecedor de numerosos reconocimientos que dejan testimonio de la talla del hombre; de su labor médica, docente, universitaria y de forjador de instituciones; entre muchas otras distinciones, como Profesor Emérito y como Doctor Honoris Causa de la UNAM, el doctorado que le otorgó la Universidad Autónoma de Puebla, la condecoración “Dr. Eduardo Liceaga” del Consejo de Salubridad General, la presea “Simón Bolívar” de la Asociación Psiquiátrica Americana, el reconocimiento al Mérito Médico del Gobierno de la República, y el Premio a la Excelencia Médica de la SSa. En este sentido pueden recordarse los numerosos homenajes que ha recibido y las designaciones con su nombre a auditorios, clínicas y al mismo Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”. Se le reconoce como un médico destacado, como uno de los psiquiatras de mayor trascendencia en el mundo hispano, como un mexicano culto, ejemplar, y como maestro que enseña en la cátedra y en la vida cotidiana, con su ejemplo y actuación; es el gran pilar de la psiquiatría mexicana en la segunda mitad del siglo XX y uno de los médicos universitarios más destacados de nuestro tiempo, expresó el doctor José Narro. Aportación a la UNAM y a la FM “Quien ha tenido la oportunidad de tratar a Ramón de la Fuente conoce el nivel científico y el humanismo que pueden coincidir en un universitario ejemplar”, comentó el también profesor emérito, doctor Octavio Rivero Serrano, al hablar de las aportaciones del maestro De la Fuente a esta institución, y se remontó a sus inicios como profesor de la entonces Escuela Nacional de Medicina. “Impartía la cátedra de neuroanatomía y fue sin duda el profesor que más admiramos en nuestra generación, porque esos estudiantes reconocían al maestro que dominaba el conocimiento de la materia que impartía, que hacía fácil la comprensión de un tema difícil. Ya desde entonces era evidente que coincidían en él una excelente preparación académica y un humanismo no retórico.” Asimismo, señaló que su actividad académica en la FM muestra claramente la diferencia entre un profesor y un maestro; un maestro en la concepción más completa del término, que es lo que él ha sido. Formador de generación tras generación de psiquiatras que no sólo en nuestro país, sino en muchos sitios del extranjero, son vivo testimonio de ello. Cincuenta años de formar especialistas en psiquiatría avalan el dicho de que es sin duda el fundador de la escuela de psiquiatría mexicana. La escuela de psiquiatría que De la Fuente ha dejado a la posteridad es reconocida nacional e internacionalmente como una de las disciplinas más prestigiadas y sólidas de nuestra medicina. Entre sus aportaciones a la FM destacó que fue profesor de psicología social y de psiquiatría del curso de especialización en psiquiatría de la División de Graduados de la Facultad de Medicina por muchos años; el Departamento de Psicología Médica de la Facultad fue idea de él, durante muchos años lo dirigió y su clase con los alumnos de pos-grado del mismo la mantuvo muchos años después de haber dejado de ser su jefe. “Cuando estuvo al frente de ese Departamento tuve la oportunidad de tratarle con frecuencia mientras fui director de la Facultad. Aunque más bien debería decir que él me trataba a mí, porque en la reunión semanal en que le recibía como a los demás jefes de departamento me daba sesiones de psicoterapia que buena falta le hacían en esos tiempos al director de la Facultad. Después, en el puesto más honroso, pero difícil, al que un universitario puede acceder, sus consejos fueron para mí tanto más valiosos, puesto que provenían de quien he considerado siempre conocedor de la Universidad y del país en el que está inmersa.” Concibió el ámbito académico ideal para el desarrollo de la psiquiatría como especialidad en México y como grupo de avanzada en la investigación en salud mental. Fue el organizador, impulsor y realizador del Instituto Mexicano de Psiquiatría, hoy Instituto Nacional que merecidamente lleva su nombre. Justo es decir que el Instituto mencionado siempre se ha distinguido por entender y realizar a la perfección los objetivos de los Institutos Nacionales de Salud. Las investigaciones y la enseñanza son la esencia de las labores de ese Instituto, como lo demuestran los muy diversos cursos que realiza y las numerosas investigaciones originales que año con año salen de sus muros, dijo el ex rector. “Por varias situaciones he tenido la oportunidad de estar en contacto con muchos y muy diversos universitarios. Muchos de ellos de la más alta calidad científica. Debo decir que las actividades de De la Fuente en las muchas responsabilidades que la Universidad le ha encomendado, la forma en que las ha desempeñado, me parecen el prototipo del gran maestro universitario. Inteligente, reflexivo, organizador y líder académico, generoso en sus juicios sobre otros universitarios, impulsor de nuevos caminos en el conocimiento de su materia. “El homenaje que hoy le rinde la Universidad a través del Claustro Académico del que él ha formado parte durante muchos años, es el de ella a uno de los universitarios que han construido el gran prestigio de nuestra casa en el siglo XX. Universitarios como él han hecho posible la superación continua de nuestra Universidad”, concluyó el doctor Rivero Serrano. Aportación a la Academia Nacional de Medicina Para relacionar la labor de De la Fuente en la Academia Nacional de Medicina, el también profesor emérito, doctor Fernando Ortiz Monasterio, señaló que después de su preparación en el extranjero se interesó en la docencia y la investigación; y se dedicó a publicar tempranamente los resultados de su trabajo clínico, que junto con su actividad hospitalaria y de enseñanza lo hacen acreedor a un sillón en la ANM, a la cual ingresó en abril de 1959. La actuación de Ramón de la Fuente en la Academia —comentó— es la de un miembro realmente comprometido con la institución, participa en múltiples comisiones, publica de manera sistemática y continuada en la Gaceta Médica México, órgano oficial de la ANM desde 1963, en todos los volúmenes. En el seno de la misma y en las Jornadas Médicas Nacionales, coordina múltiples simposios y dicta conferencias magistrales. El libro sobre angustia, uno de los tres publicados por la Academia para conmemorar el centenario de la publicación de la Gaceta Médica de México, es obra suya. En 1972 fue electo vicepresidente de la corporación y el siguiente año presidente; en la línea característica de toda su vida, el discurso que pronunció con ese motivo hablaba del aspecto humanístico de la medicina y la deseable relación armoniosa entre la ciencia y las humanidades. Durante el año de su presidencia se desarrolló un balanceado programa de trabajos científicos, históricos y sociológicos, combinados con discusiones de los grandes problemas nacionales, como la contaminación ambiental, el crecimiento demográfico, la enseñanza de la medicina, y la legislación sobre investigación médica, todos ellos fueron importantes, señaló el doctor Ortiz Monasterio. Además destacó que un aspecto particularmente interesante de la labor de Ramón de la Fuente en la ANM fue su participación en el proyecto de certificación de especialidades médicas y la reglamentación de los consejos. Había tomado parte desde 1964 en las discusiones iniciales sobre los cambios del panorama como consecuencia de los avances de especialidades, la psiquiatría entre otras, y en las comisiones organizadas por la Academia sobre organización y legislación médica, sobre la formación de especialistas, y la reglamentación de las especialidades, las cuales trabajan activamente desde 1971. Durante el año de su presidencia actualizó los documentos y envió el trabajo a Guillermo Soberón, entonces coordinador de Ciencias de la UNAM; insistió en la participación de la ANM en la promoción y asesoría en el periodo inicial de la formación de los consejos de especialidades, se redactó un documento final que fue enviado al Consejo de Salubridad General y creó un comité formado por el presidente y el vicepresidente de la Academia, y los académicos Carlos Campillo, Luis Castelazo, José Laguna, Octavio Rivero y Fernando Ortiz, para mantener el estudio constante del tema, del cual se derivaron importantes documentos. Su participación en esos asuntos —dijo— ha continuado por muchos años, después de su presidencia, a la cabeza de una comisión de estudio sobre legislación en psiquiatría en 1974 y en la organización y legislación médica en 1979. Todos estos trabajos culminaron más tarde con la inclusión del Reglamento de Especialidades en la Ley General de Salud, donde se designaba a la ANM para supervisar la idoneidad de los Consejos; a pesar de las vicisitudes de los tiempos, éste es el resultado final del trabajo de Ramón de la Fuente que, con otros pioneros, ha dado lugar a un sistema establecido y aceptado en todo el país, tal vez muy por encima de los creadores del proyecto. Las vicisitudes no han terminado, hay grupos que no han comprendido todavía el objetivo de la reglamentación de especialidades o que con claras ambiciones pretenden debilitar esta valiosa estructura iniciada en la ANM. La vocación de Ramón de la Fuente Después de un interludio musical a cargo del maestro Ángel Padilla Crespo, quien interpretó en su arpa melodías de Mateo e Isaac Albéniz, el jefe del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina de esta Facultad hizo referencia a la vocación médica del doctor De la Fuente, para quien la vocación de médico es un llamado que para él no ha perdido importancia ni vigencia; ser médico es siempre un ideal que lo obliga a ir más allá y eso es lo que ha hecho Ramón de la Fuente con la medicina, acosarla, llevarla siempre más allá del sitio alcanzado, interrogarla para ampliar lo ya conocido. “El médico que es Ramón de la Fuente se expandió al aunarse con el psiquiatra, el interés por los problemas y las enfermedades de la mente, y atrás de ellos, la pasión por el funcionamiento de la mente misma; no era de extrañar dentro de una vocación que concatenaba impulsos e intereses y exigía ir adelante: abrir espacios. La preparación en psiquiatría en Estados Unidos dio al homenajeado la perspectiva de la naciente psiquiatría que hermanaba novedosos tratamientos biológicos con la vieja hidroterapia, que pensaba en términos de neuropsiquiatría y que da un lugar a las ideas psicoanalíticas y a lo que después se constituyó como psiquiatría social. Por otra parte, su cercanía con Samuel Ramírez y su labor con él le proporcionaron la gran familiaridad necesaria con la exquisita clínica francesa y alemana y con el significado último de atención nacional.” La vocación del médico psiquiatra se manifestó con creces a lo largo de años de práctica profesional, ante todo en la atención a los enfermos; la vida de Ramón de la Fuente ha sido parte activa de la revolución que la psiquiatría ha experimentado en nuestro país durante los últimos cinco decenios, de manera que ha participado desde el auge del electrochoque hasta la experimentación clínica de los más modernos psicofármacos, en el surgimiento de la psiquiatría biológica y en la consolidación del saber psiquiátrico basado en las neurociencias “de punta”, en la biología molecular y en la genética, pero también ha tenido la amplitud de miras necesaria para incluir a las ciencias sociales en el armamentario de la psiquiatría y para no discutir sino estimular el papel central que la reflexión filosófica, tanto en niveles epistémicos como éticos, y la conciencia histórica, tienen para la adecuada configuración de su identidad e imagen, que lo llevaron también a la edificación de varios servicios psiquiátricos, expresó Viesca Treviño. Finalizó diciendo que se han ido sumando las vocaciones de Ramón de la Fuente; desde los primeros momentos de su vida profesional se manifestó el maestro, la vocación de enseñar ha sido en él un impulso de magnitudes extremas, los escenarios de su actividad docente han sido tan variados como los sitios de su labor profesional. También destaca la vocación del humanismo y con ella la de la cultura entendida en su sentido más amplio, hombre renacentista en sus miras, en su hábito de cruzar fronteras o incorporar saberes y sentido, en suma, una tendencia universal a la que se aúnan la reflexión filosófica y la acción, la ensoñación con la objetividad del intelectual, el pensamiento científico con la realidad de lo cotidiano, y esta vocación se inscribe en el interés permanente por el arte y las letras, el intento continuo de ilustrarse y de integrar mediante la razón la suma de múltiples mundos, en los que el fenómeno humano siempre es centro, vocación de construcción en cuanto a sí mismo y de ayuda y servicio en cuanto al prójimo. Así, sumadas las facetas de esta vocación que significan su diversidad, la de la construcción del propio ser, se revelan como una lucha constante e interminable por alcanzar metas que siempre se renuevan. Trascendencia en la medicina mexicana “Trascender es perdurar, es entregar un legado a las siguientes generaciones; se dice con razón que los políticos no trascienden porque tienen solamente la próxima elección, mientras que un estadista piensa en la siguiente generación”, manifestó el doctor Jesús Kumate Rodríguez, integrante del Colegio Nacional, en la última participación en homenaje al maestro De la Fuente, quien —dijo— es para el cuerpo médico de México, para el cuerpo docente de esta Facultad y de todas las escuelas de medicina del país, para la ANM, para el Colegio Nacional, el que encarna los ideales del médico. “En sus 60 años de ejercicio profesional, a nivel asistencial, el sólo hecho de elegir la psiquiatría como especialidad implica ser un mesías, para ayudar, atender, cuidar o aliviar los trastornos mentales, tarea que va más allá de lo que puede hacer cualquier especialidad. Seis décadas en la asistencia psiquiátrica le dan la trascendencia porque supo avanzar desde la época de los electrochoques, el psicoanálisis, hasta lo de hoy, y para ello estuvo en constante aprendizaje y condujo las transiciones de su especialidad”, concluyó el doctor Kumate Rodríguez. |