Cuerpo y enfermedades en la mujer en la cultura médica prehispánica Lic. Gabino Sánchez Rosales Realizar una interpretación histórica de cuerpo y de las enfermedades de la mujer en el mundo prehispánico resulta sumamente complicado Esto es elocuente si tomamos en cuenta la serie de estudios que desde hace algunos decenios se han realizado para comprender el papel de las mujeres en la sociedad náhuatl. Las visiones sobre el papel femenino cubren un abanico de interpretaciones que van, en sus extremos, desde una perspectiva idealista que otorga una función relevante a la mujer, al hacer énfasis en su papel de diosas generadoras y ordenadoras del cosmos, hasta las interpretaciones que remarcan su condición de mujer oprimida y sujeta al imperio de las relaciones sociales que dan al hombre poder omnímodo. Alfredo López Austin ha sugerido que: “En términos generales, la sociedad (prehispánica) enaltecía el valor de lo masculino. Debe pensarse que tanto en la amplia base popular campesina como en la cúspide, los grupos dominantes de fuerte tendencia militarista, se estimaba que la mujer tenía una importancia secundaria.” Con el fin de elaborar una propuesta que permita avanzar en el estudio de la mujer en la sociedad prehispánica, sugiero que las mujeres eran personajes centrales en la estructura de poder, que por medio de los sistemas ideológicos articulaban y ofrecían apoyo a los sujetos en las arenas sociales donde se modulaban las visiones simbólicas e interpretaciones históricas que cada grupo tenía, se asignaba o le asignaban, y que se expresaba en los más mínimos detalles que formaban parte de la vida cotidiana. En esta perspectiva las mujeres gozan de cualidades excepcionales como resultado de los atributos y funciones que se les asignan y que están relacionados con la religión, la economía, la educación, el poder, etcétera, y que les permiten desempeñar un papel valioso en la sociedad náhuatl. En lo tocante a la medicina y su relación con el género, aún se conoce poco sobre sus probables relaciones; por ello, considero que el estudio del texto médico llamado Medicinabulus indorum herbis, permite aproximarnos a la idea náhuatl de la corporeidad femenina y de sus enfermedades. Los recetarios y el conocimiento médico en el Códice de la Cruz-Badiano Los diferentes recetarios que contiene el Códice de la Cruz-Badiano dan cuenta de las enfermedades que padecían los indígenas, pero ahora interesa destacar sólo las que padecía el cuerpo femenino. Esos padecimientos se encuentran consignados en el capitulo 11, dedicado a “Los remedios para el momento del parto, para el dolor de vientre, para las menstruaciones, para el tumor de la mama y sobre la medicina que atrae leche”. El Códice consigna seis recetas específicas para las enfermedades de la mujer que contienen lo fundamental de la nosografía prehispánica sobre las enfermedades femeninas. La descripción de las enfermedades en la cultura médica prehispánica Las descripciones del Códice relativas a las enfermedades son un ejemplo del refinamiento médico indígena que da cuenta de un saber semiológico de la medicina náhuatl en el trabajo de construcción de la especificidad de la enfermedad. Los padecimientos descritos permiten comprender el esfuerzo de clasificación y sistematización de las enfermedades que aquejaban el cuerpo de las mujeres en general. Tal sistema de clasificación tenía como elemento fundamental la utilización de abstracciones que permitían hacer tabla rasa de las diferencias corporales de los sujetos. Las enfermedades descritas en el Códice son cuadros nosográficos que no reconocían individualidades, sino que estaban apoyados en finas observaciones particulares que luego se codificaban en abstracciones generales que daban cuenta de un estado o condición particular de sujetos imaginarios. Una muestra de esas abstracciones es la siguiente: “El que es afectado por la tos, sorba sin interrupción un líquido cocido de raíz descortezada y triturada en agua de tlacoxiloxochitl.” El recetario es preciso, pues para el médico indígena no existen la edad, ni el género, ni mucho menos la condición individual del sujeto, sea éste obeso, enjuto, colérico o sanguíneo; no se precisa tipología alguna que permita reconocer a quién va dirigido el tratamiento. Tal es el caso de las enfermedades de la mujer. El Códice sugiere que esas enfermedades no las padecen toda ellas, sino solamente las que tienen una condición específica, sea ésta de embarazo o problemas para alimentar a los hijos. Para el médico indígena, el cuerpo femenino sólo se hace presente por medio de la enfermedad, que remite a una condición o estado corporal; el olvido de otro tipo de afecciones sobre otros cuerpos es significativo, pues no existen descripciones sobre las afecciones de las jóvenes y ancianas que fueron dejadas de lado por la medicina náhuatl. Una lectura del Medicinabulus permite reconocer las enfermedades que sufrían las mujeres. Se nos dice que cierta mezcla de hierbas trituradas puestas en la vulva aliviaba el dolor de esa parte femenina. La mujer que tiene flujo de sangre se alivia con una mezcla de materia médica vegetal, animal y mineral que disipa esos flujos. El tumor creciente de los pechos inflamados se puede inhibir con hojas y bellotas de cedro. La poca leche en los pechos se vuelve abundante al beberse una poción de plantas medicinales. Regiones anatómicas y cuerpo femenino En términos anatómicos se destacan la región de la vulva y la de los pechos femeninos. No son casuales las referencias. Matriz y pechos se encuentran en regiones corporales donde se concretan procesos anímicos intensos. Los pechos se encuentran cerca del Teyolía, una de las entidades anímicas responsables de la vida, y la matriz forma parte de la región corporal donde se encuentran —a decir de Alfredo López Austin—, fuerzas vitales concentradas. Si se analizan las partes de la región anatómica que intervienen en los procesos de reproducción, encontramos que, vulva, vagina y matriz, en náhuatl reciben varios nombres: cihuapilli, totonqui, tlatilli, tzintli y xaxantli, son términos que aluden a esas partes. Cihuapilli, según el vocabulario propuesto por López, alude a los genitales femeninos externos, comprendidas vulva y vagina. Debe mencionarse que esas partes anatómicas eran identificadas por el pueblo náhuatl en términos lúdicos, ya que zintli sería “el promontorio” y xaxantli serían “los adobes”. Por otra parte, vulva y vagina también son identificadas como nenetl y tepilli. Las acepciones para esos vocablos son variadas, desde natura de la mujer (nenetl) y miembro de la mujer (tepilli) a cíhuatl iacayo y tepilcuaxicalli, que aluden al “caño de la generación de la natura de la mujer”. La raíz cíhuatl, que designa “vagina”, también sirve para denominar al útero y a la matriz. Ésta es una parte fundamental de la corporeidad femenina y se encuentra en una región anatómica cuya función y atributos son duales, pues es fuente de vida y placer. En términos culturales, la actividad sexual primigenia, cosmogónica o de reproducción del cuerpo individual o social, tiene como punto de partida una región anatómica que, conforme al mapa corporal de un tonalli-arriba-caliente y un ihiyotl-abajo-frío, era parte fundamental de una imagen del cuerpo y del cosmos prehispánico que era concebido conforme a varios planos y rumbos que articulaban y sostenían al cuerpo y sus diferentes procesos anímicos. Finalmente en el Medicinabulus la corporeidad femenina tiene ciclos determinados. Para el caso de la mujer, sólo se cumple esa condición cuando el tiempo es el apropiado. El saber médico indígena consideró importante ofrecer un recetario para ayudar a que esas condiciones se cumplieran satisfactoriamente, pues conforme a la tradición médica el estado o condición de la mujer es un elemento central que sirve para definir y hacer manifiesta la presencia del cuerpo femenino, cuerpo que surge del Medicinabulus, apoyado en su propia historicidad, es decir, centrado en una temporalidad y una espacialidad que le otorgan una función social, biológica y cultural, y que, por tanto, nos revela el significado de la corporeidad femenina que existía en el mundo prehispánico. |