Gaceta Facultad de Medicina UNAM
25 mayo 2005
Facultad de Medicina UNAM

PREMIOS

El doctor Roberto Zenteno se hace acreedor al Premio Infarvet-Conacyt 2004 por el desarrollo de una vacuna oral

  • Miembro del Departamento de Bioquímica
El galardonado durante la entrevista para este medio

El rubulavirus o paramixovirus porcino en Michoacán es el agente etiológico de la “enfermedad del ojo azul”, padecimiento endémico de México responsable de una gran mortalidad de lechones y de daños neurológicos y reproductivos en cerdos adultos, por ello el estudio titulado “Eficacia de una vacuna recombinante oral contra el rubulavirus porcino de la Piedad, Michoacán (RvpLPM), a partir de epítopes de la hemoaglutinina neuraminidasa identificados in situ”, que ha permitido generar una vacuna de administración oral para los cerdos, se hizo acreedor al Premio INFARVET-CONACYT 2004 “Dr. Alfredo Téllez Girón Rode”, en el área de investigación básica al grupo encabezado por el doctor Roberto Zenteno Cuevas, miembro del Departamento de Bioquímica.

El premio fue entregado en el auditorio de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma) y cabe mencionar que INFARVET es la sección veterinaria de esta Cámara, que instituyó esta distinción en 1987 para reconocer a la comunidad científica que genera nuevos conocimientos útiles para la medicación en este campo, fomentar su crecimiento, estimular la formación de especialistas y apoyar la experimentación con nuevas sustancias químicas susceptibles de ser utilizadas para prevenir o tratar enfermedades en animales.

Oriundo del Distrito Federal, radicó en Jalapa, Veracruz, desde los 10 años hasta sus estudios profesionales y allí se graduó como biólogo. Al concluir la carrera ingresó al Departamento de Bioquímica para trabajar su tesis de licenciatura, con posterioridad cursó la maestría en inmunología, y es precisamente este trabajo de tesis el que resultó galardonado.

En entrevista para la Gaceta, el doctor Zenteno Cuevas comentó que este estudio tiene una historia de cerca de ochos años de trabajo, del cual casi 90 por ciento se ha desarrollado en el Departamento de Bioquímica y sigue generando otros trabajos de investigación.

Al hablar sobre cómo fue que se interesó en este tema, explicó que al ingresar al Departamento de Bioquímica no tenía idea de lo que podía hacer, y entonces el doctor Édgar Zenteno (hoy jefe del mismo Departamento) le mostró el virus y le entregó información.

“Cuando llegué a trabajar aquí me mostraron el rubulavirus porcino y lo que en ese momento se hacía con él. Estuve documentándome cuatro meses, pues mi preparación de licenciatura había sido netamente teórica sobre análisis de secuencia por computadora, por lo que pensé fusionar las dos cosas y experimentar.

“Se me ocurrió analizar una de las proteínas de este virus con programas de computadora y buscar qué regiones son las más antigénicas y más importantes para despertar una respuesta inmunológica, trabajarlas y ver cómo se comportaban. Comencé a trabajar con la hemoaglutinina neuraminidasa. Al principio aplicamos unos programas de computadora que me decían cuáles eran las regiones más antigénicas, y después, esos pedacitos que eran los más inmunógenos, los “adherimos” a un ‘acarreador’, una proteína para que los presentara en ratones y conejos. Pero no nos quedamos con ésos y buscamos otro sistema de expresión de este péptido.”

Para este momento el grupo del doctor Zenteno Cuevas se había asociado al del doctor César González, ubicado en el Centro Médico Nacional Siglo XXI, y que trabajaba con la proteína OmpC que servía como vector de expresión; que se encuentra principalmente en Salmonella thyphimurium.

“Obtuvimos el gen, le quitamos un trozo para un región particular y le pegamos nuestro péptido. Después, lo expresamos en bacterias, pero en una que fuera hasta cierto punto inocua, como lo es Escherichia coli, que está prácticamente en todos lados, y en esa bacteria vimos que se expresaban bien la proteína y el péptido. Lo aplicamos a ratas, ratones y conejos y tuvimos una respuesta inmunológica dirigida contra el virus.

“Finalmente evaluamos el hecho de que los anticuerpos que se generaba con el sistema anterior eran capaces de generar anticuerpos que bloqueaban la capacidad del virus por reconocer a receptores celulares, esto como un ensayo previo para demostrar que este sistema puede funcionar como una vacuna. Si yo administro esta bacteria que expresa este péptido a un cerdo, éste podrá ser capaz de generar una respuesta inmune de manera que bloquee la infección viral.

“En conclusión generamos un sistema de diagnóstico y una vacuna para combatir el rubulavirus, que causa alteraciones reproductivas y nerviosas severas en los cerdos. También causa la muerte de los embriones en gestación, inclusive inducir su reabsorción, situación que produce serias repercusiones a la porcicultura.”

Expuso que hasta el momento no hay prevención contra ese mal, por lo que esta innovación es experimental y aún no se aplica en el campo, aunque los resultados preliminares apuntan a que es efectiva y puede ser ingerida, al grado de que les ha permitido elaborar una patente donde el péptido en la proteína sirve para diagnosticar la enfermedad y con el sistema de expresión de la bacteria de E. coli se obtiene una potencial vacuna contra este rubulavirus porcino.

Por todo lo anterior, la investigación ha obtenido diversos premios y reconocimientos, en 1998 se hizo acreedora a una mención honorífica de Infarvet-Conacyt; en 1999 al XII Premio Flisser-PUIS, como mejor tesis en el área de ciencias biomédicas, parasitología y de la salud, entre algunos otros.

— ¿Cuál es la enfermedad y de qué se trata?
“Afecta principalmente a cerdos, no hay reporte de infección a humanos. Es una enfermedad seria en cerdos que produce pérdidas considerables a los porcicultores. Es un virus de la misma familia de las paperas y produce una mortalidad de 80 o 90 por ciento en lechones de menos de 30 días de edad y a las cerdas las deja estériles y la carne no es comercializable.”

— ¿Se puede evitar esta infección?
“Actualmente se maneja una vacuna preventiva. El problema con esta vacuna es que es un virus atenuado y se ha visto en muchas ocasiones que este proceso de atenuación no ha sido suficiente. Entonces, se han dado casos en que en lugar de inocular el virus atenuado se atenúa virus medio atenuado y hay riesgo de que ocurra un brote infeccioso. Hasta ahora sólo hay sistemas tradicionales de vacunación y nuestro sistema es completamente diferente porque no tiene que ver con el virus; se administra de manera oral, lo que es otra de las ventajas. Se le puede dar la bacteria al cerdo mientras come, o se puede aplicar nasalmente y con la mucosa se crea una respuesta inmunológica.”

— Esta enfermedad, ¿es un problema nacional?
“De lo que hablamos no es un problema exagerado, pero actualmente México está en un proceso de apertura comercial con varios países, sobre todo con Japón, que consume mucha carne de cerdo y ellos establecen reglas sanitarias muy estrictas; una de ellas es que el cerdo esté libre de toda infección y con este sistema es muy fácil saber si está o estuvo infectado. Por ello los productores de cerdos le tienen miedo y respeto.

“La enfermedad es estacionaria y se desarrolla al concluir el invierno e iniciar la primavera; está localizada en la región centro-Pacífico del país, principalmente en Michoacán.”

Actualmente, el doctro Zenteno Cuevas se desempeña como coordinador de investigación en el Instituto de Salud Pública de la Universidad Veracruzana e incursiona como investigador del Laboratorio de Ecología y Salud del mismo Instituto, donde realiza el estudio titulado: “Desarrollo de un sistema de detección de tuberculosis por reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y ensayo inmunoenzimático (ELISA)”.

— Ahora que de cierta manera se ha quedado de lado este estudio, ¿qué significa este premio?
“Un reconocimiento, sobre todo porque el trabajo de investigación es muy sacrificado. En alguna ocasión escuché que los estudiantes de investigación reciben sueldo casi de monjes para que se dediquen cien por ciento a su trabajo. Fue mucho sacrificio, comer a deshoras, jornadas de más de 10 horas de trabajo y correlación con diferentes personas, entre otras cosas.”

— De los premios que ha obtenido este estudio, ¿éste qué valor tiene?
“Yo lo pondría al nivel de los demás, porque participamos casi las mismas personas. Tal vez este posea una mayor relevancia debido a que ha sufrido un proceso considerable de maduración y continua siendo un instrumento de aprendizaje”, concluyó.