Las prácticas médico-sociales
de Allende
En la segunda conferencia de la Cátedra Latinoamericana de Medicina Social “Dr. Salvador Allende Gossens”, realizada el 19 de febrero, el doctor Guillermo Fajardo Ortiz abordó el aspecto de las prácticas médico-sociales del doctor Salvador Allende; por ello, al evocarlo señaló que se trata de una figura de la medicina social latinoamericana y requiere de un referente histórico para entenderla. En palabras del ponente, este médico construyó un liderazgo notable en lo social y además mantuvo durante su vida un sólido pensamiento médico-social. “Su principal hazaña consistió en un viraje histórico que los tiempos reclamaban. Cumplió la proeza de darle nuevos derroteros a la medicina social.” Desde mediados de los años treintas del siglo XX Salvador Allende propuso que había una interdependencia entre el nivel de salud de los hombres y el desarrollo social; sus ideas y pensamientos no eran plenamente originales, pero con inteligencia adaptó a sus circunstancias los conocimientos de otros, amplió las fronteras tradicionales de la medicina y las llevó hacia las ciencias sociales, además de ser en Latinoamérica pionero y motivador de la medicina social, la que consideraba acción y medio de integración de saberes; su meta era la salud, su vocación lo social; su vida era estudio, reflexión, lectura y discusión. Al evocar el libro La realidad médico-social chilena, escrito por Allende a los 31 años de edad, el también profesor de la Facultad de Medicina entresacó los aspectos más relevantes; para ello, explicó que esta obra fue un testimonio de sus ideas, donde el autor hizo contribuciones a los conocimientos médico-sociales; desde su experiencia se percató de la interrelación de la salud con la pobreza, el trabajo, el hombre y la educación. Al mismo tiempo dio cuenta de la necesidad de una buena administración para la solución de problemas médicos y sociales. Este texto, editado en 1939, cuando Allende se desempeñaba como ministro de Salubridad, Prevención y Asistencia Social, además de representar el sentir de muchos hombres de aquella época, fue su guía de trabajo en ese cargo que, sin duda, dio lugar al surgimiento de una medicina social que reflejaba preocupaciones y necesidades de salud colectivas, y, a su vez, definiría la atención a la salud en los siguientes decenios. “Los temas centrales que toca el libro lo hacen interesante; se trata, pues, de la combinación de elementos de la medicina, la economía, la política, la demografía y la cultura, abordados desde perspectivas históricas, educativas y sociales, procesos que se entrelazan.” Como ejemplo de la importancia del contenido del texto, el doctor Fajardo Ortiz presentó pequeños fragmentos donde Allende mostraba el sentido de sus luchas sociales y políticas, desde las cuales había estado tejiendo sus sueños. En un punto del libro Allende repasó que las estrecheces económicas y la falta de hábitos higiénicos provocaban enfermedades y rezagos intelectuales; en otras líneas, hizo referencia a la necesidad de conocer la realidad médica y social para poder establecer las medidas pertinentes. Asimismo, manifestó la interrelación salud-economía y destacó la importancia de las acciones de salud pública en contra de las enfermedades infectocontagiosas. Así, dijo el ponente, Allende evidenciaba los problemas médico-sociales, los describía y los registraba, deseaba acciones; decía: “... la higiene social, la salubridad pública, la medicina, no admiten transacciones.” “Estas palabras —–continúa Fajardo Ortiz— motivan a la reflexión, responden a la realidad, son valores de Salvador Allende que identifican a la medicina social.” Preocupaciones adicionales de Allende fueron el financiamiento de la salud y la administración pública; además, en su libro no escapó la importancia de la salud en el trabajo, dijo Fajardo Ortiz, quien después de presentar fragmentos de la obra del ex presidente chileno, señaló que en él hay un espacio para aprender medicina social. Asimismo, el ponente, al tratar otros aspectos en los que participó Salvador Allende, señaló que en materia de seguridad social, Chile fue uno de los primeros países latinoamericanos que implantó un sistema general y obligatorio de seguridad social, y Allende no fue ajeno al desarrollo del mismo; además participó, en septiembre de 1942, en la creación de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (con sede en México), organismo permanente destinado a desarrollar y facilitar la cooperación de las administraciones e instituciones de la seguridad social del continente americano. Años más tarde, en 1958, Salvador Allende, junto con el doctor Carlos Montoya, durante la celebración de las Quintas Jornadas de la Sociedad Chilena de Salubridad, presentó el trabajo titulado “Seguridad social y desarrollo económico en Chile”, documento en el que se apuntaba la importancia que tiene la seguridad social para combatir la miseria, la enfermedad, el desempleo y la escasa productividad. Además se destacó que Allende participó en la fundación y el desarrollo de la Sociedad Chilena de Salubridad, fundada en 1947, y once años más tarde, volvió a participar en la creación del Colegio Médico de Chile, del cual fue presidente, y donde promovió ideas y planes que dieron lugar a diversas disposiciones normativas. “Por medio de esta organización médica se reglamentaron las relaciones entre los médicos y el gobierno, y se determinaron salarios, horarios y concursos de ingreso y ascenso de los médicos en las áreas laborales. Este Colegio promovió la creación de un servicio de salud de carácter nacional. “El 8 de agosto de 1952 se conformó el Servicio Nacional de Salud (SNS), uno de los primeros movimientos que pretendió dar cobertura nacional a toda una población, y los ingredientes básicos que tuvo en cuenta el Colegio Médico de Chile al proponer la organización de ese servicio fueron ideas de Allende, entre las que destacan: 1) la salud y la economía son prácticas interdependientes, influyen una en otra; 2) el hombre es una unidad biológica y un ente social; 3) la medicina es una ciencia biosocial, tiene como objetivo fundamental al hombre, su propósito final es procurar la mejor adaptación de los individuos y de la comunidad a su ambiente, para que vivan una vida sana y productiva; 4) los criterios de los médicos deben basarse en el conocimiento de las comunidades, sus decisiones deben determinarse por el desarrollo del conocimiento científico y técnico y la estructura social de la población, y 5) los procesos biológicos de salud y enfermedad están condicionados por una multiplicidad de factores que proceden del ambiente circundante. Esto motiva a actuar de una manera permanente para solucionar los problemas.” Para finalizar su exposición el doctor Fajardo Ortiz señaló que fueron innumerables las acciones que desde la presidencia de la República Allende realizó a favor de la medicina social. En los tres años de su gobierno, en el SNS se mejoraron los servicios de consulta externa y urgencias, aumentó la disponibilidad de medicamentos, continuaron las labores de vacunación, se hicieron actividades de saneamiento ambiental, se prosiguió con programas de alimentación suplementaria y se aumentó el monto de las pensiones a jubilados; pero también se reconocieron problemas, en particular la insuficiencia de recursos. Además se realizaron campañas sociales especiales que llevaban por nombre “trenes”, eran campañas comunitarias de diversa naturaleza, en que se promovía el bienestar común, y tenían contenido educativo, laboral y económico; en cuanto a la salud, organizó el “Tren de la salud”. “Para Salvador Allende la medicina
social no era un programa particular sino una dinámica conjunta
en la que participan muchas actividades destinadas a mejorar en forma
integral al individuo y a la sociedad”, concluyó el doctor
Guillermo Fajardo Ortiz, quien presentó unas imágenes
inéditas, tomadas por él mismo en 1964, de murales médico-sociales
ubicados cerca de la Escuela de Salud Pública de Chile. |