Gaceta Facultad de Medicina UNAM
25 de marzo 2004
Facultad de Medicina UNAM

NUESTROS PROFESORES
El doctor Gildardo Espinosa, formador de destacados médicos

Doctor Gildardo Espinosa

Gildardo Espinosa de Luna es un profesor del Departamento de Embriología de la Facultad de Medicina con 52 años en la cátedra. El aula es el mudo testigo de su quehacer docente por más de cinco decenios, y dentro de ella ha contribuido a formar cientos de médicos. Para él ese tiempo no fue en vano, ha valido la pena y, seguro, expresa: “me siento orgulloso cuando me entero de que mis alumnos ocupan puestos importantes. Por ejemplo, el doctor José Narro Robles fue mi alumno, igualmente los doctores Arturo Ruiz Ruisánchez, quien es el coordinador de Servicios a la Comunidad, José F. Guadalajara Boo, actualmente director de Enseñanza y Alberto Aranda Fraustro, patólogo adscrito, ambos del Instituto Nacional de Cardiología. Fueron mis alumnos médicos de este Instituto, quienes me salvaron la vida cuando sufrí, hace años, un infarto.” Hoy, recuperado de aquel acontecimiento, recibe tratamiento de uno de sus discípulos, el doctor Eulo Lupi Herrera, destacado cardiólogo y miembro de la Academia Nacional de Medicina y egresado de la Escuela Médico Militar.

Cincuenta y dos fructíferos años de ejercicio docente, cuyo propósito ha sido que los estudiantes asimilen la embriología humana en toda su dimensión. La tarea del doctor Espinosa no se limita sólo a dar conceptos y teoría propios de su área, sino que lo alterna con la elaboración y la adquisición de material didáctico auxiliar, como diaporamas y paquetes audiovisuales; adquiere y exhibe películas de temas médicos, organiza conferencias y seminarios, brinda asesoría académica e invita a sus ex alumnos a la FM a fin de charlar con los estudiantes sobre sus experiencias profesionales.

Siempre entusiasta, el doctor Espinosa de Luna es originario de Nueva Rosita, Coahuila, considerado un importante bastión minero. En 1950 ingresó a la Facultad de Medicina de la UNAM y egresó de ella con el grado de médico cirujano el 2 de octubre de 1956. Llevó a cabo su internado rotatorio en el Hospital Central Militar, de 1965 a 1966. Realizó su adiestramiento en cirugía ginecológica en ese mismo hospital durante su año sabático, en 1972; el de genética médica durante otro año sabático (1979), en el Departamento de Genética del Hospital de Pediatría del entonces Centro Médico Nacional del IMSS, y el de genética clínica en la misma sede, pero en 1996. Fue miembro fundador y pertenece a la Sociedad Mexicana de Anatomía y a la Asociación Panamericana de Anatomía, y pertenece también a las Asociaciones Mexicanas de Gineco-obstetricia y Genética Humana; es miembro activo de la Federación Latinoamericana de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología con sede en la ciudad de Panamá. Fundador de la Escuela Mexicana de Medicina de la Universidad La Salle. Ha impartido más de 200 conferencias sobre temas de embriología y genética humana, así como de ginecología y obstetricia. También ha impartido más de 70 cursos en sedes hospitalarias. Es coordinador de Genética Clínica desde 1997 a la fecha. En la FM llegó a ser presidente de la Comisión de Asuntos Académicos del H. Consejo Técnico de esta dependencia de 1993 a 1999. Al presidir este cargo propuso y logró consenso para aceptar estudiantes de los estados por examen de selección. En la actualidad es profesor de tiempo completo definitivo “C” de las cátedras de biología del desarrollo y embriología humana, y profesor de posgrado en gineco-obstetricia.

Ayudante de profesor

“Cursé el primer año de la carrera en 1950 en la Antigua Escuela de Medicina, y me tocó como profesora de la materia embriología la maestra Amelia Sámano Bishop, bióloga de formación, quien fue nombrada jefa de ese Departamento a invitación del doctor Castro Villagrana para impartir cátedra en la Escuela Nacional de Medicina.” De la fundadora del Departamento de Embriología de la FM, el doctor Espinosa recuerda que fue la primera mujer que se doctoró en la Universidad; ella había hecho maestría y doctorado en biología y le correspondió al doctor Gustavo Baz, rector de la UNAM en esa época, otorgarle ese grado.

Al concluir el primer año, la maestra Sámano invitó al doctor Espinosa a que fuera su asistente; ella contaba con dos ayudantes, María Elena Castillo Romero y Ana María de Buen, quienes eran biólogas. De Buen pidió su baja y fue cuando él ingresó, en abril de 1951, como ayudante de profesor. La doctora Sámano presentó al nuevo ayudante con el director de la Escuela Nacional de Medicina, doctor Castro Villagrana, quien no aceptó la idea de la doctora debido a que, según los estatutos, sólo podían ser ayudantes de profesor los pasantes “… pero la maestra dijo que ella se hacía responsable de mí y lo convenció porque era un alumno de diez, desde entonces me inicié en la embriología y me ha servido mucho en la vida”, expresa el también cirujano ginecobstetra.

Alternando sus estudios de medicina, su adiestramiento tutelar en embriología humana en el Instituto de Biología (ahora Instituto de Investigaciones Biomédicas), en ese tiempo situado en la Casa del Lago, donde se encontraba el laboratorio de la maestra Sámano, y su colaboración como ayudante de profesor, el doctor Espinosa de Luna, explica que su servicio social lo realizó en Ocuilán de Arteaga, poblado rural adonde se llegaba a pie o a caballo, cercano a Chalma, en el estado de México. “Y cuando terminé mi servicio me recibí rápidamente en noviembre de 1956. Una vez graduado, ejercí por un espacio breve en ese pueblo, escribí a varios hospitales de Estados Unidos con el propósito de hacer mi residencia y fui aceptado en un Hospital de Veteranos”, comenta. Años más tarde recibió la invitación de la American Medical Asociation para ejercer en Estados Unidos o en Canadá, la cual rechazó amablemente y confiesa que conserva con orgullo la documentación.

Días antes de partir a los Estados Unidos, el doctor Espinosa fue a despedirse de la doctora Sámano Bishop, quien al saber de su viaje le dijo que ella lo había propuesto para profesor titular en la materia de embriología y que había ya acordado con el doctor Raoul Fournier, entonces director de la FM, la contratación. “La maestra elaboró una carta con mi nombre dirigida al doctor Founier donde decía que me gustaba la enseñanza y que estaba dispuesto a hacerme cargo de dos grupos; al final la decisión fue de quedarme con la plaza de profesor titular, eso ocurrió en 1964. Después mandé a Estados Unidos una carta justificando mi decisión de quedarme en la UNAM.”

El internado en el Central Militar

“En 1961 me llamaron de la Escuela Médico Militar para ocupar el cargo de jefe del Laboratorio de Embriología y me nombraron médico militar auxiliar, pero al mismo tiempo mi interés era hacer mi internado en cirugía, como conocía a médicos del Hospital Central Militar les planteé la idea de hacerlo en ese nosocomio y al final logré ingresar. Allí viví durante dos años, y fue una experiencia tremenda, porque no veía diario a mi familia, en esa época bajé diez kilos”, recuerda. Actualmente el doctor Espinosa es médico militar retirado con 23 años de antigüedad.

En el Central Militar se dedicó a la cirugía ginecobstétrica, “… realicé mi rotatorio; regresé en 1972 cuando hice un año de entrenamiento en ese tipo de cirugía; después llevé muchos cursos y obtuve el grado de especialista en esa rama, luego de presentar satisfactoriamente el examen teoricopráctico realizado por el Consejo de Ginecología y Obstetricia.

“Cuando terminé mi internado en septiembre de 1966 me hablaron de la Rectoría con el propósito de proponerme como profesor de tiempo completo, y al mismo tiempo tuve la suerte de que los doctores Salvador Armendares, Juan Urrusti Sanz y Fabio Salamanca me propusieran para gestionar con las autoridades del IMSS una plaza de ocho horas, de tiempo completo. Mi decisión, vertiginosa por cierto, fue quedarme en la UNAM, porque toda mi preparación se la debía a la institución, y mis amigos se enojaron conmigo, pero les dije que estaba comprometido moralmente con la Universidad.”

Al principio la carga de trabajo era intensa, ya que dio clases a 10 grupos y tenía un nombramiento de 40 horas. Aclara que mientras era profesor de tiempo también realizaba investigación utilizando un producto que se llamaba Sosigón, equivalente a la morfina, para hacer malformaciones en embriones. “Ya no pude seguir por la carga académica y hablé con el doctor Juan Álvarez Tostado, secretario general de la FM en esa época; él recordó que como yo era académico con 40 horas era necesario que cubriera ese tiempo, que debía dedicarme sólo a la enseñanza y dejar la investigación. De igual forma sucedió con la doctora Castillo Romero porque también tenía el mismo nombramiento.”

Material audiovisual

Durante sus 52 años de experiencia docente el doctor Espinosa ha procurado complementar sus clases con la presentación de documentos fílmicos de temas médicos, “… conseguí para mis alumnos una película de 35 milímetros sobre la Tetralogía de Fallot, con toda la explicación y toda las técnicas quirúrgicas para resolverla. Además, una película sobre Conducto aterioso persistente, con toda la explicación embriológica, clínica y quirúrgica, y también había una que un amigo mío me prestaba, que era la Coartación de la aorta. Por muchos años se los pasé a los estudiantes, pero la maestra Sámano se enteró y me propuso difundirlas a más alumnos. Las presentamos 36 veces durante varios años porque eran 36 grupos, ahora son 40, también se exhibieron en la Escuela Médico Militar y en la Facultad de Ciencias.

El también autor de varias publicaciones explica que a sugerencia del doctor Juan Ramón de la Fuente, se propuso la creación de la cátedra de genética clínica, que fue estructurada por el entrevistado y María Elena Castillo Romero, con la asesoría de destacados genetistas, entre ellos los doctores Gladys Sánchez, Virginia del Castillo, Fabio Salamanca, Jesús Guízar y Gildardo Zafra la Rosa.

Sensible a los problemas de sus alumnos, el doctor Espinosa considera que la enseñanza en la actualidad es complicada para los estudiantes por la gran cantidad de materias que cursan en los primeros años, como bioquímica, salud pública, psicología, biología tisular, biología del desarrollo, “… tienen que robarle horas al sueño para cumplir con sus tareas y luego tienen que perder tiempo en desplazarse para llegar a la Facultad, algunos de ellos provienen de sitios lejanos, todo eso hace que el aprovechamiento del alumno disminuya”, asegura.

Al preguntarle sobre el significado que tiene para él ser profesor de la UNAM, el doctor Espinosa de Luna señala que siente gran satisfacción y orgullo. Porque la UNAM es el mejor centro educativo del país, quieran o no reconocerlo las demás instituciones. “Es la única institución de México, que aparece junto con otras, de máxima calidad a nivel internacional”, concluye.