Gaceta Facultad de Medicina UNAM
10 marzo 2005
Facultad de Medicina UNAM

Reingeniería de la carrera de medicina

  • La Academia Nacional de Medicina realiza con éxito su congreso anual en Guanajuato
  • Destacadas personalidades presentan avances de la revisión de la educación médica

“En México tenemos una enorme interdependencia entre los sistemas formador y aplicador de los recursos humanos en materia de salud, y es por eso que es muy complejo reformar y llevar a cabo acciones de reingeniería en uno de los elementos sin tomar en cuenta lo que está pasando en el otro, de hecho tenemos la necesidad de reformar la educación médica tomando en cuenta a los servicios de salud”, expresó el director de esta Facultad de Medicina, José Narro Robles, durante su participación en el taller “Reingeniería de la carrera de medicina”, celebrado en el marco del trigesimonoveno congreso anual de la Academia Nacional de Medicina.

Esta actividad académica, realizada del 16 al 19 de febrero en reconocido hotel de la ciudad de Guanajuato, Guanajuato, contó entre su programa científico con ocho conferencias magistrales, 14 simposios y cinco talleres. El primero de éstos estuvo coordinado por el doctor Narro Robles, con la participación de los doctores Octavio Rivero Serrano, Héctor Fernández Varela y Enrique Graue Wiechers, quienes presentaron avances del trabajo de revisión de la educación médica que han venido realizando en diversos foros, con reconocidos educadores médicos.

Al arrancar el análisis, Narro Robles cuestionó sobre el número de médicos en el país, la distribución por habitante y, sobre todo, que existen 14 diferentes denominaciones de los egresados de escuelas y facultades de medicina, entre ellas “médico, cirujano y partero”; “médico general”; “médico cirujano militar”; “licenciado en medicina”, y “médico homeópata”, las cuales contribuyen a generar parte de los problemas actuales. En materia cuantitativa habló del número de escuelas y facultades de medicina, que varía entre 80 y 92; lo mismo sucede con el número de egresados, el cual no se sabe con exactitud, aunque son 10 mil títulos los que se entregan anualmente y están registrados en la Dirección General de Profesiones. Otra preocupación más es el número de residentes, así como la creación de nuevas plazas de médicos; tan sólo en los últimos cuatro años se han creado alrededor de mil 350 plazas por año para todas las instituciones del sector público de salud.

Asimismo, el funcionario expresó que la educación médica está llena de contradicciones, paradojas y desafíos. De esta manera, invitó, en materia cualitativa, a seguir analizando con base en lo que estableció Abraham Flexner sobre distribución de la formación del médico en dos bloques: las ciencias básicas y las ciencias clínicas, y continuar la discusión del balance entre la teoría y la práctica, y la necesaria relación entre el pregrado y el posgrado; el equilibrio entre los conceptos médicos, científicos y humanistas, y los propios de las ciencias sanitarias y sociales en relación con la medicina; la duración de los estudios; el papel del profesor; el plan de estudios; en el caso de las especialidades, el grado académico; el internado y el servicio social; la flexibilidad curricular; el uso de nuevas tecnologías para la enseñanza, etcétera.

El objetivo del taller fue analizar los grandes retos que tiene el país en educación médica y exponer lo más relevante surgido en reuniones previas organizadas en la Facultad de Medicina, donde se analizó: la situación de la educación médica; el pregrado y asuntos relativos al posgrado. En lo que se refiere al primer punto, el doctor Rivero Serrano, profesor emérito de la FM, enfatizó que se requiere de una política de Estado que norme la apertura de escuelas de medicina y las consecuencias de la no acreditación, así como una que atienda los aspectos de estructura y función de la salud y de la educación médica.

Entre otros asuntos relacionados con la enseñanza señaló que, debido a que el conocimiento actual es tan extenso, se debe procurar “enseñar a aprender”, y que el internado tiene muy diversos niveles de calidad, mientras que el servicio social obedece a una concepción de la medicina de hace setenta años, y los dos años de básicas, dos de clínicas, y uno de internado y otro de servicio social, son de la medicina de antes, por lo tanto la prioridad es regular la calidad de las escuelas existentes y de sus egresados.

Además, explicó que de las 82 escuelas existentes, 42 son de carácter público y 40 privadas, y que la admisión de alumnos no siempre es congruente con sus recursos educativos. En los noventas se estableció un programa nacional de calidad de la educación médica y el Sistema Nacional de Acreditación de Escuelas de Medicina que marcaba los mínimos de infraestructura, recursos pedagógicos y planta académica, lo que dio por resultado que hoy están acreditadas o reacredita-das 40 por ciento de las 78 escuelas registradas en el Consejo Mexicano para la Acreditación de la Educación Médica (Comaem), 30 por ciento se encuentra en proceso de acreditación, 19 por ciento no la ha solicitado y 3 por ciento no se ha reacreditado; sin embargo el perfil de egreso es heterogéneo; como no existen dos escuelas que lleven el mismo plan de estudios, muchos no poseen los recursos mínimos necesarios y sus egresados carecen de las competencias requeridas en nuestro ámbito social y laboral.

Análisis de recursos financieros suficientes para ofrecer servicios de calidad, remuneraciones adecuadas al personal, aspectos de la ciencia médica derivada de los avances del conocimiento y la tecnología, capacidades reales de los escenarios de aprendizaje médico, disponibilidad de personal docente idóneo, y tecnología educativa actualizada, fueron aspectos que, en su oportunidad, expuso el doctor Fernández Varela, en lo que concierne a la situación del pregrado, para lo cual habló de: las escuelas y facultades de medicina; la estructura de los planes de estudio, las características de los alumnos y las cualidades de la planta docente.

Para llegar a una solución cualitativa y cuantitativa de las escuelas o facultades medicina, dijo, es necesario mejorar el sistema nacional de acreditación, revisar los conceptos evaluados por los indicadores y, las medidas que se someten a consideración tienen el propósito de romper inercias sociales para buscar el equilibrio entre las necesidades del sistema nacional de salud y la formación de sus profesionistas; se requiere una mayor exigencia en la acreditación, la voluntad política de las autoridades y la disposición de las instituciones educativas para aceptar la certificación obligatoria, sujeta a un plazo razonable para cumplir los criterios acordados, así como que la autoridad sanitaria no conceda el uso de campos clínicos a escuelas que no estén acreditadas. Es necesario controlar la matrícula de ingreso entre las autoridades educativas y de salud, llevar un amplio programa de difusión e información social a grupos interesados acerca de los indicadores tomados en cuenta para definir que la escuela o facultad esté acreditada, y que los alumnos sean admitidos mediante un proceso justo de selección que corresponda a la capacidad real de los planteles.

En lo que se refiere a los planes de estudio dijo que se han identificado debilidades como sobrecarga de información para memorizar, insuficiente desarrollo de destrezas clínicas, falta de supervisión, proceso centrado en el profesor e insuficiente incorporación de valores y aptitudes.

“En México las observaciones de los grupos de evaluadores: Asociación Mexicana de Facultades y Escuelas de Medicina (Amfem) y Comaem concluyen en la necesidad de rediseñar los planes de estudio, en busca de enfoques renovadores que den respuesta a las necesidades del sistema nacional de salud con programas flexibles, enseñanza centrada en el alumno, fortalecimiento de los ejes de salud pública, ética, formación médica, comunicación, inglés y administración. Tomando como referencia las competencias definidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Instituto Internacional para la Educación Médica, se pueden identificar las principales competencias generales: comunicación efectiva, aptitudes clínicas, capacidad de trabajo en equipo, aplicación de los fundamentos científicos de las ciencias básicas en la práctica clínica, autoconciencia, autocuidado personal, manejo de la información, salud poblacional, sistemas de salud, pensamiento critico, ética médica, solución de problemas y aprendizaje autodirigido para toda la vida.”

Se plantea como necesaria una reforma de los planes de estudio para la formación de médicos en México, orientada hacia el logro de competencias mediante una educación centrada en el alumno y con una perspectiva de desarrollo profesional en un entorno global; la piedra angular es el perfil de egresado, por lo que el diseño de éste sería el primer paso del consenso entre las escuelas y facultades de medicina con la participación colegiada de las mismas.

Finalmente, al exponer asuntos del posgrado, el doctor Graue Wiechers, jefe de la División de Estudios de Posgrado e Investigación de esta Facultad de Medicina, centró su exposición en los acuerdos a los que se ha llegado en materia de los estudios de posgrado basados en tres temas fundamentales: El Examen Nacional de Residencias Médicas, cursos de especialización en casos particulares, y la formación de especialistas; destaca que las universidades están encargadas de 42 por ciento de los cursos que se imparten.

“Las escuelas y facultades tienen a su cargo el mayor número de estudios de posgrado, existen 442 cursos de especialización, todo el año y en toda la nación; sin embargo un punto central es el Examen Nacional de Residencias Médicas, el cual está planteado como un examen de selección, y con un margen de error de 3 por ciento es capaz de seleccionar a los mejores estudiantes de medicina del país; los factores que permiten que los alumnos sean seleccionados son el promedio general en carrera y el nivel de conocimientos de inglés, entre otros. Adicionalmente habló del análisis que se hizo de la demanda de plazas, otras opciones de estudio, sanciones para quienes renuncien a las plazas a pesar de haber sido seleccionados o quienes abandonen las residencias después de algún tiempo.

En lo que se refiere a los cursos de especialización destacó que la demanda ha aumentando a consecuencia de la desaparición del internado rotatorio, lo que viene a impactar adicionalmente en mayor duración de los mismos. “En nuestras especialidades existe simetría en términos de duración con aquellas que existen en Estados Unidos y Canadá, lo que obliga a la revisión periódica de la orientación de los contenidos y duración de las residencias, y a buscar lograr un mayor aprovechamiento en competitividad internacional.

“La opinión general, surgida de las reuniones anteriores, es que requerimos de proveer una política nacional que eleve la especialización médica al nivel de posgrado académico, así como algunos cambios en el número de especialistas dedicados a patologías que van en aumento, como las del adulto mayor”, concluyó.

Cabe señalar que en las actividades del congreso participaron destacados personajes de la medicina representantes de escuelas y facultades, instituciones de salud y expertos en los temas presentados.

La organización del trigesimonoveno congreso anual estuvo a cargo de los doctores Misael Uribe Esquivel, Emilio García Procel, Roberto Medina Santillán, Guillermo Díaz Mejía, Teresa Corona Vázquez, Antonio Marín López, Fernando Gabilondo Navarro, Fernando Cano Valle, Patricia Alonso, José Narro Robles, Patricia Ostrowsky, Alejandro Treviño Becerra, Manuel de la Llata Romero y Julio Sotelo Morales; el comité local lo formaron los doctores Éctor Jaime Ramírez Barba, Arturo Lara López, Francisco Javier Guerrero Martínez, Arturo Vargas Origel y Juan Manuel Malacara Hernández.