Gaceta Facultad de Medicina UNAM
10 de marzo 2004
Facultad de Medicina UNAM

ACTIVIDADES CULTURALES: BAJO EL MURAL

Presentaciones de la Compañía de danza “Barro Rojo”
y Carlos Monteagudo

  • La compañía de danza con más de dos decenios de vida y con reconocimiento nacional e internacional
  • Carlos es un estudiante de odontología que además es consejero universitario y combina sus actividades con el canto y la música

El pasado viernes 13 de febrero la Facultad de Medicina se engalanó con la presencia de la Compañía de Danza “Barro Rojo”, y el viernes 20 con el cantautor, estudiante y consejero universitario Carlos Monteagudo.

“Barro Rojo” se ha presentado en foros de Latinoamérica, Estados Unidos, Europa y, por supuesto, México. Foros que no sólo involucran a la danza culta, sino sobre todo a aquellos que representan un reto y un contacto con públicos diversos, entre los cuales también se vive lo cotidiano y lo terrible: las calles, las plazas y los barrios. “Barro Rojo” crea y recrea a la danza por medio de una investigación experimental, teórica y pedagógica; incorpora también al teatro, a la música, a la plástica, a la dimensión atlética y a las artes marciales, entre otros. A lo largo de dos decenios, la obra de sus integrantes ha sido no sólo elogiada por la crítica y aplaudida por el público, también ha sido premiada gracias a su calidad técnica y artística, y fundamentalmente la honestidad y convicción expresadas en su tarea diaria.

 

Ha recibido el Premio Nacional de Danza en 1982; el Premio Bellas Artes de Coreografía en 1987; el Premio Coreográfico Iberoamericano “Oscar López” en 1991; participación en el American Dance Festival 1992; dos premios en el Segundo Concurso de Proyectos de Obra Coreo-gráfica Contemporánea INBA 1990; Becas para Jóvenes Coreógrafos en 1991, 1992 y 1994; apoyo de conversión del FONCA en 1994, 1997 y 2000, además de nominaciones especiales para sus coreógrafos y bailarines.

Fundada en 1982, en la Universidad Autónoma de Guerrero, “Barro Rojo” cambió su sede a la ciudad de México en 1984, donde se convirtió en un grupo independiente de dirección colectiva. Su proyecto plantea la necesidad de utilizar elementos de la cultura popular y en función de eso crear una danza con un lenguaje contemporáneo que sea reflejo de la realidad latinoamericana. Está abierta a nuevos planteamientos y experimentaciones, así como a establecer intercambios con otras compañías y otras disciplinas para enriquecer su propuesta escénica, visión que la ha llevado a crear varias obras multidisciplinarias.

El crítico de danza Alberto Dallal califica la trayectoria artística de “Barro Rojo” como “... alguna de las actividades más interesantes y de apertura que se realizan actualmente en la danza mexicana”, ya que durante 20 años los nombres y firmas de sus integrantes pesan en los registros y crónicas, como: “madurez que otorga un ininterrumpido y auténtico proceso de prueba y error, confrontación y suma, creatividad activa... una especie de alma insatisfecha que sigue viva después de dos décadas produciendo obras.”

 

La experiencia de veinte años no sólo ha dejado en los actuales integrantes de la compañía una visión del mundo y del arte, no sólo los objetivos claros en torno a una danza que provenga y desemboque en la realidad, también sus actuales dirigentes han ajustado una técnica. Esto lo comunican sus jóvenes bailarines, junto con sus maestros Francisco Illescas, Armando García y Alberto Pérez, y su directora Laura Rocha.

En entrevista para este medio, Armando García, director de escena y dramaturgo de la compañía, comentó que uno de sus proyectos vigentes es la profesionalización de sus integrantes, en todos los sentidos, ya que en México la danza es de aficionados; de ahí lo difícil de que existan compañías importantes que trabajen todos los días a cien por ciento, principalmente porque el marco institucional no los arropa económicamente, por lo que ellos se independizan y combinan los apoyos institucionales con los de la iniciativa privada.

“En esto hemos sido de los primeros en intentarlo, y así como platico esto también hemos sido de los primeros grupos que salen a la calle, que sacan la danza de los recintos culturales.”

— ¿Qué los caracteriza en el escenario?
“Nos caracteriza el arrojo, la fuerza, la calidad interpretativa y la excelencia de nuestros bailarines, creo que ése es un don que tenemos y que nos ha hecho subsistir 22 años sin parar un solo día, entrenándonos en múltiples disciplinas. La fuerza de “Barro Rojo” es la garra, el arriesgue de presentarse en espacios como éste, el arriesgue para arrojarse a la acrobacia y al peligro del movimiento en el espacio.”

— ¿Cómo reclutan a sus bailarines?
“Un bailarín tiene que contar con características peculiares, pero fundamentalmente tiene que ser un buen bailarín; con esto quiero decir que esté bien entrenado, porque el trabajo escénico lo damos nosotros, lo dan las tablas y el montaje. Reclutamos a veces gente con calidad técnica, pero indudablemente con una carencia de trabajo, presencia escénica y proyección, pero con el trabajo se les va quintando el poco profesionalismo que deja la escuela.”

 

— ¿Cómo nace la creación de cada obra?
“La creación es muy caprichosa, porque no hay una metodología estándar para la elección de material o temas. Nosotros decimos que aprendemos a partir de nuestra cultura y esos temas son los que llevamos al terreno del arte... Pretendemos ser un grupo, si no nacionalista, sí uno que no se empañe con cuestiones extranjeras en el sentido de tomar modas, pensamos que nuestras características como pueblo son particulares y universales. Partimos de nuestra cultura para llevarla a un terreno universal.”

En el caso de la música que utilizan comentó que es muy caro contar con música original, por lo que a veces tienen que recurrir a grabaciones disímbolas de autores mexicanos o pistas de otra índole y ello depende de cómo lo requiera el trabajo.

Carlos Monteagudo
Nacido en la ciudad de México, Carlos Monteagudo mostró aptitudes para la música y la poesía desde muy pequeño. A los seis años participó en un certamen de poesía a nivel nacional y comenzó también a escribir. La música fue una influencia de su padre con The Beatles y Lep Zeppelin, posteriormente descubrió en él la aptitud y vio en la composición una forma de poder transmitir su pensar y su sentir. Empezó a tocar la guitarra desde hace ocho años y desde hace seis compuso su primera canción.

Carlos Monteagudo se encuentra en la búsqueda de nuevas canciones y de nuevos oídos día a día, toca en peñas, restaurantes, cafeterías, bares, universidades, semanas culturales, fiestas privadas y demás lugares, por lo que hoy, en entrevista, dijo que hace cinco años comenzó su carrera profesional precisamente en la Facultad de Medicina, en la Megaofrenda de 1998, y que de ahí a la fecha ha tocado en Guanajuato, Pachuca, Taxco, Chilpancingo, Querétaro, Acapulco y en algunos otros estados, y alternado con varios músicos y cantantes, como Pedro Guerra, Silvio Rodríguez, Luis Eduardo Auté, Édgar Oceransky, Benny Ibarra, Juan Carlos Bidahult y Francisco Barrios “El Mastuerzo”, entre otros, a lo que agregó: “He conocido a mucha gente del medio y tratado de sobrevivir, porque la música es de necios.”

 

Actualmente se hace acompañar de Pedrinho di Coxios (percusionista brasileño), que ha participado también con la Castañeda y Resorte, y de quien Carlos dice lo acompaña porque le interesa su proyecto “Carlos Monteagudo”, que integra no sólo trova sino canciones folklóricas, blues, bossanova y balada, y le gusta el ambiente de la Universidad. Otra persona que lo acompañó en esta ocasión fue “Pepito” González, en el cello, a quien conoce desde hace dos años y es egresado de la Escuela Nacional de Música de la UNAM.

— ¿Cómo combinas esto con tus estudios?
“Bueno, ya terminé la carrera de odontología y estoy en proceso de titulación. Fue difícil, porque el proyecto musical se dio cuando inicié la carrera. Siendo estudiante tenía departamentales los sábados y los viernes me invitaban a tocar, por lo que en vez de ensayar estudiaba para que los viernes pudiera ir a tocar... Cuando viajaba fue algo duro, pero el ser universitario me abrió las puertas y ahora puedo decir que he estado en casi todas las escuelas y facultades de la UNAM... Ha sido complicado porque siendo estudiante también soy consejero universitario y he tratado de compaginar y hablar con la gente para poder representarlos y demostrar que no te puedes encasillar en un aula o un consultorio... En especial este año ha sido más complicado, porque me encontré en la disyuntiva de titularme o sacar mi disco e irme de gira por todo el país, decidí titularme y el disco tendrá que esperar algunos meses.”

 

 

— ¿Cómo es el proceso de composición?
“El músico, el poeta y el escritor se encuentran en todos lados, y más en México y Latinoamérica, no podemos serlo de planta, andamos todos los días recorriendo diferentes lugares, trabajar y estudiar, y el proceso de composición es muy complejo. Digo que el arte está en el aire y en cualquier momento se puede dar una canción. Desde que vas

trasbordando en el Metro hasta una noche sórdida, apaciguada y totalmente estéril, donde parece que no pasa nada... y de pronto brota la canción. A veces escribo historias y después las hago canciones, o puedo tocar la guitarra y a la par la letra; en otras ocasiones llevo años haciendo una canción y todavía no encuentro la letra indicada o ideal, es el hecho de hacer algo con amor, es parte del cuerpo y del alma, el cuerpo que se en-carga de absorber y el alma que se encarga de darle vida a un ser inanimado, literario y musical; es mágico, no hay un proceso ni una receta médica.

Carlos es muy carismático y ello lo acerca fácilmente al público, por lo que al respecto comentó que el hecho de identificarse es algo especial, y en eso los latinos somos especiales. “Todos tenemos historias que contar desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, y relacionarte con los demás te da baterías y abre los ojos para poder escribir y abrirte a la sociedad. Estamos en México y aquí en la Universidad es multifacético, me encanta la Universidad y por eso la adoro, encuentras de todo, es un calidoscopio, pero el hecho de comunicarse con la gente te hacer ser más vivo y real, no es como poner un disco, te deja algo.

 

Finalmente, agradeció a la FM y a la gente que lo ha apoyado desde el principio, pero principalmente a los oídos esta Facultad, porque es muy importante en nuestro país y a nivel Latinoamérica, y obviamente porque “... es la gente que nos cura no sólo las heridas físicas sino también del alma”, concluyó.

Opina el público
Sobre la compañía de danza, los jóvenes del grupo 1129 comentaron haberles agradado mucho, al grado de pedirlos nuevamente.

En el caso de Carlos Monteagudo, José Luis Romero, de cuarto año del Hospital Juárez, dijo haberle agradado mucho lo que escuchó y afirmó que es algo que le hacía falta a la Facultad, ya que no todo es estudiar. Por su parte, Diana Islas, también de cuarto año, comentó haberle gustado la actividad, pero que hace falta más difusión para que se enteren, principalmente los compañeros de tercero y cuarto años.