Gaceta Facultad de Medicina UNAM
25 junio 2007
Facultad de Medicina UNAM

 

ENTREVISTA A JOSÉ ARTURO RODRÍGUEZ PÉREZ

Veinte años apoyando a los nuevos médicos
en sus conocimientos de anatomía

  • “Mi vida es muy pequeña, pero he vivido intensamente el tiempo”
  • Un trabajador con mucho que aportar y muy buenos consejos para los alumnos

Con un trabajo enriquecedor y fundamental para la formación de los jóvenes médicos, el doctor José Arturo Rodríguez Pérez ha entregado a esta Facultad de Medicina muchos años de su vida.

El doctor José Arturo Rodríguez, la experiencia en el departamento de Anatomía

Hoy, como trabajador administrativo del Departamento de Anatomía, y hace algunos años como estudiante de esta misma dependencia, reconoce que la Facultad le ha dado las herramientas para construir su vida personal y profesional.

En entrevista para la Gaceta, dijo que estudió medicina por su interés de ayudar al prójimo, y recordó el esfuerzo que requiere prepararse para ser un buen médico cirujano, “era muy difícil, lo que más recuerdo es cuando nos reprobaban en anatomía”. Reconoció que los malos hábitos de estudio que se arrastran desde la preparatoria son los que le hicieron sufrir con algunas materias, como bioquímica o la misma anatomía.

Pensativo y con un fuerte semblante, indicó que ahora, como trabajador, en su contacto diario con los estudiantes y como parte del sistema de enseñanza, intenta orientarlos, darles consejos y ayudarles lo más posible, porque sabe de las carencias y necesidades de los alumnos.

Ingresó a trabajar a la FM en 1987, cuando estaba a punto de concluir la carrera y necesitaba hacerlo. Por ello, el doctor Mario Colina lo invitó a la laborar en la Facultad, situación que agradeció mucho porque le permitió estar en contacto directo con lo que estudiaba y que más adelante se convertiría en su ámbito de trabajo. Además recuerda el apoyo que la señora Durán, delegada sindical le proporcionó para poder incorporarse a esta dependencia.

Desde entonces, el Departamento de Anatomía lo vio dejar su etapa de estudiante para convertirse en un médico activo y un empleado universitario comprometido con las aulas y con sus más de mil alumnos que recorren cada semana el quinto piso del edificio principal de la FM donde se ubica dicho Departamento.

Este sitio, en el que los alumnos realizan sus prácticas con cadáveres, es donde día a día se desarrolla como auxiliar forense: “Apoyo a la doctora Patricia Herrera, jefa del Departamento, en las labores de coordinación de este piso. Llevo el control de los cadáveres y apoyo a los grupos con todo lo necesario para su aprendizaje, porque hay que revisar que los cuerpos estén en buen estado y que no tengan ningún problema que interfiera con el desarrollo de las clases.”

Sus labores inician muy temprano; a las seis de la mañana abre las instalaciones y verifica el aseo, revisa que todo el material didáctico y biológico esté en su lugar para que nada falte. Durante todo el día, en la práctica, revisa “que los cadáveres estén en orden e hidratados, que estén los grupos trabajando”.

Su material de trabajo son los cadáveres, que, explicó “son transportados del anfiteatro al quinto piso; nosotros somos los que los manejamos y quienes los tenemos en estado óptimo para que no haya problemas o mutilaciones sin autorización”.

Luego de tantos años de trabajo y de contacto con ellos, señaló la importancia de tratar a los cadáveres con respeto. “Es normal tener una sensación rara, pero tanto los alumnos como los trabajadores debemos tenerles respeto, ya que de ellos se obtienen las mayores enseñanzas. En la medida en que lo respetes será el provecho que obtengas de él.”

Por lo anterior, aconsejó a los alumnos “aprovechar al máximo las enseñanzas que pueden adquirir del cadáver, porque de él obtendrán 90 por ciento de las riquezas de enseñanza”, aunque también por este contacto ha merecido comentarios despectivos, ya que la mayoría de la gente considera que su trabajo es “feo y sucio”, pero estos calificativos son resultado del desconocimiento de la importancia de su labor: “Si vemos para qué sirve mi trabajo entenderemos que apoya enormemente a la enseñanza.”

Asimismo, consideró que el Departamento ”es una de las bases de la carrera, porque es allí donde aprenden los conocimientos de la anatomía del cuerpo humano, aspecto fundamental para ser médico”.

Con orgullo dijo que estar en la FM y en el Departamento de Anatomía es un gran aliciente, porque sabe que es un área importante en la carrera de médico. Recordó que una de las experiencias más significativas ha sido que los alumnos reconozcan su labor, por el buen cumplimiento de sus actividades. “Cuando los doctores te agradecen ante los estudiantes, o cuando los estudiantes te dicen: ‘estoy aquí en el hospital porque me ayudaste, porque me enseñaste, porque me guiaste’, es algo muy bonito, ya que en cada hospital hay alguien que me conoce.”

Ayudar a veinte generaciones de médicos en su formación, no ha sido tarea fácil, ya que fue necesario un doble esfuerzo, para terminar su carrera y conservar su trabajo: “Creo que mi antigüedad de 20 años, me dice que ya logré algo. El tiempo siempre da buenas y malas cosas, pero mi satisfacción más grande es decir: ‘Yo pude, terminé algo y tengo algo’, y eso es lo que les he mencionado a mi hijos, el esfuerzo siempre tiene recompensa.”

Reconoció que nunca ha sentido que desempeñe mal su trabajo ya que, por el contrario, siempre trata de ser mejor en lo que hizo ayer, y mejor en lo que va a hacer mañana. Para él, trabajar en la Facultad de Medicina significa mucho, porque está consciente de que es una institución formadora de los médicos del futuro que atenderán a la población, y aunque se siente muy satisfecho con su trabajo, a sus 49 años no deja de pensar en que le gustaría hacer mucho más por los estudiantes, para involucrarse más, “para cambiar este sistema que debería estar más acorde con nuestra actualidad”.

Pero en la vida del doctor Rodríguez no todo ha sido trabajo, también ha tenido otras satisfacciones, ya que se considera “amigo del mundo y el mundo es mi amigo”, por lo que todos lo saludan y lo reconocen.

Lo que más disfruta es estar vivo y no sentirse enfermo de nada, y en sus valores personales mostró la misma entereza que en su profesión. Su familia, conformada por sus dos hijos: Lizbeth Itzel y Cristian David Rodríguez Rodríguez, y su esposa Maria Agripina Rodríguez Rodríguez, con quien ha estado casado desde hace 21 años, merece los mejores calificativos. “Mi familia es todo, tiene un amplio significado, y todos los significados positivos son mi familia. Hay que luchar y trabajar siempre para ellos.”

Durante su vida ha afianzado su trabajo y su familia, pero incluso con múltiples actividades, no ha dejado de ejercer su carrera de médico en forma práctica, ya que por las tardes, de jueves a domingo, atiende a gran cantidad de pacientes que acuden a él en busca de ayuda. Su consultorio, ubicado en la entrada de Xochimilco, en la avenida Guadalupe I. Ramírez, le ha dejado grandes satisfacciones a lo largo de más de 10 años, pues nunca ha defraudado a sus pacientes. “Me han seguido, he crecido y he sabido que les he ayudado. Mi consultorio es una parte indispensable en mi carrera.”

De esta forma, en el poco tiempo libre que tiene, practica el campismo, sobre todo en Hidalgo, de donde es oriunda su esposa, e intenta pasar grandes momentos con su familia, a la que le destina calidad y tiempo.

El doctor José Arturo Rodríguez Pérez es ampliamente reconocido por muchas generaciones de médicos que valoran hoy día el trabajo que desempeña en el Departamento de Anatomía, labor que sin duda no podría desarrollar con tanto éxito si en él no se observarán el orgullo y la tranquilidad de saber que día a día entrega a esta dependencia su mayor esfuerzo. Su compromiso sigue siendo con la institución y con su familia; pero además es muy rescatable la labor que hace también en pro de la salud de la población.