Gaceta Facultad de Medicina UNAM
25 junio 2007
Facultad de Medicina UNAM

 

ARTÍCULO

¿Qué inmunizaciones deben tener el
médico y el personal de salud?

Doctor Salvador Gaviño Ambriz,
Secretaría de Enseñanza Clínica, Internado y Servicio Social, FM, UNAM

El personal que labora en el área de la salud está expuesto, más frecuentemente que otro tipo de profesional, a presentar infecciones trasmitidas por contacto con los enfermos, sus muestras biológicas, secreciones o excretas.

Lo primero que tenemos que hacer como profesionales de la salud es corroborar si somos susceptibles para contraer alguna enfermedad, ya sea porque no hemos sufrido de esa infección o no nos hemos vacunado; desde el advenimiento de la Cartilla Nacional de Vacunación, el reconocimiento de la susceptibilidad puede ser relativamente fácil, aunque hay un número no despreciable de personas que nacieron antes de que la cartilla fuera obligatoria. Otra forma es realizar un interrogatorio a los padres o familiares cercanos y preguntarles qué vacunas se aplicaron y qué enfermedades se padecieron en la infancia; lamentablemente esta información no siempre es confiable. Ante la duda, es conveniente verificar el estado inmunológico mediante la búsqueda de anticuerpos específicos, o la revacunación puede ser aceptable si no hay riesgo de alergia a alguno de los componentes de la vacuna.

Los adolescentes y adultos que no tienen antecedentes de haber recibido vacunación previa deberán ser vacunados con una dosis de vacuna doble contra sarampión y rubéola (SR); dos dosis de toxoide doble contra el tétanos y la difteria (Td) y dos dosis de vacuna antihepatitis B.

La vacuna SR está hecha con virus vivos atenuados y deberá vacunarse todo sujeto susceptible; es particularmente importante que los trabajadores de la salud y las mujeres en edad fecunda no embarazadas o en posparto inmediato sean vacunados. Esta vacuna está contraindicada en sujetos alérgicos a la neomicina y a las proteínas del huevo, da-do que puede haber una reación anafiláctica. Cuando se administra a mujeres en edad fecunda, ésta no deberá embarazarse hasta después de 28 días de la vacunación.

La vacuna Td contiene toxoides diftérico y tetánico absorbidos en gel de sales de aluminio y no debe administrarse a pacientes con el antecedente de reacciones adversas a dosis previa. Deben aplicarse dos dosis con intervalo de cuatro a ocho semanas y posteriormente una revacunación cada 10 años, salvo en situaciones especiales. En las embarazadas, la vacuna se debe aplicar en cualquier edad gestacional, de preferencia en el primer contacto con los servicios de salud. Se administran al menos dos dosis, con intervalo de cuatro a ocho semanas entre cada una; después una dosis de refuerzo con cada embarazo hasta completar cinco, y revacunación cada diez años; podrá revacunarse cada cinco años en zonas de alta endemia tetanígena.

Vacuna contra hepatitis B (recombinante). Está preparada con antígeno de superficie del virus de la hepatitis (AgsHB), producida con técnica de ácido desoxirribonucleico recombinante en células procarióticas o eucarióticas. Proporciona inmunización activa contra la infección por virus de la hepatitis B en prevención de sus consecuencias potenciales, como son la hepatitis aguda y crónica, la insuficiencia y la cirrosis hepáticas, y el carcinoma hepatocelular. La vacunación será de dos dosis con diferencia de cuatro semanas.

Existe la vacuna combinada de hepatitis A y B, de adecuada seguridad y eficacia; su administración es intramuscular y se aplican dos dosis, con intervalo de un mes entre cada una.

Vacuna contra la influenza. Las vacunas pueden ser de virus completos inactivados, de virus fraccionados, o de subunidades, Todo personal que atiende pacientes debe ser vacunado; es conveniente vacunar también a personas de 60 años y más, individuos con enfermedades crónicas de tipo cardiovascular, pulmonar o renal, metabólicas como diabetes, anemia grave e inmunosupresión por tratamiento o por enfermedad. La vacunación consiste en una dosis anual; en los meses previos a cada temporada invernal, la vacuna puede aplicarse simultáneamente con la antineumocócica.

Vacuna contra neumococo. Se utiliza para prevenir infecciones por Streptococcus pneumoniae contra 23 serotipos; está constituida con una preparación polivalente de polisacáridos capsulares de los serotipos. Deben vacunarse, aparte del personal de salud, los adultos con alto riesgo de infección y adultos sanos de más de 60 años de edad. Se debe aplicar cada cinco años.

Vacuna contra varicela zóster. Es una vacuna de virus vivos atenuados, está indicada en los adultos con riesgo. Se aplican dos dosis con intervalo de cuatro a ocho semanas. No aplicar durante el embarazo.

Vacuna contra el cólera (oral o parenteral). Se recomienda en sujetos que van a tener riesgo de exposición temporal, o sea, personal de salud que se encuentra en áreas de riesgo alto por epidemias. No debe administrarse en el embarazo.

Vacuna contra la fiebre amarilla. Está constituida por virus atenuados de la fiebre amarilla, debe aplicarse a sujetos que viajen hacia zonas selváticas de países donde esta fiebre es endémica. Es una dosis única con refuerzos cada 10 años.

Vacuna parenteral contra fiebre tifoidea. Se trata de una preparación de bacterias muertas de Salmonella typhi. Son dos dosis con un intervalo de cuatro semanas, y en aquellos sujetos de riesgo un refuerzo cada tres años.

Vacuna antirrábica para uso humano. Debe aplicarse después de la exposición al virus de la rabia.

Para mayor información consultar la Norma Oficial Mexicana NOM-036-SSA2-2002, Prevención y control de enfermedades. Aplicación de vacunas, toxoides, sueros, antitoxinas de inmunoglobulinas en humano.