Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina A 50 años del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina
El estudio formal de la historia de la medicina empezó en el siglo XVI, cuando el doctor Daniel Leclerc publicó en Ginebra el primer texto en extenso sobre este tema, y a partir de entonces se desarrolló formalmente en todos los países del mundo occidental; en nuestro país se hizo presente a finales del siglo XVIII, pero fue en 1956, con la creación del Departamento de Historia de la Medicina y Enseñanza Complementaria, que su importancia comenzó a crecer.
Lo inició el doctor Francisco Fernández del Castillo, quien empezó a reunir libros inútiles, papeles viejos y cachivaches inservibles, mismos que más tarde darían lugar a un importante “fondo de información”, básico para el numeroso grupo de médicos dedicados a la historia de la medicina, y que actualmente es el Archivo Histórico de esta Facultad. Esto fue dado a conocer durante la sesión del mes de mayo de la Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina, mediante un simposio titulado “A 50 años del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina”, con la participación de los doctores Carlos Viesca Treviño y José Sanfilippo Borras, quienes hablaron de los acontecimientos históricos de su surgimiento, mientras que Roberto Campos Navarro, Joaquín Ocampo Martínez y José Luis Díaz Gómez abordaron los asuntos que surgen del análisis y la investigación. Las actividades que dieron lugar en México al estudio histórico de la medicina iniciaron cuando en algunos de los textos de los médicos ilustrados del siglo XVIII, como Alzate, Bartolache, Montaña y García Jove, entre otros, insertaron en sus artículos algunos datos históricos sobre los temas que abordaban, incluso se hacía referencia al pasado prehispánico, sobre todo cuando se mencionaban los usos de las plantas medicinales, dijo el doctor Sanfilippo Borras, profesor de esa rama médica en la Facultad de Medicina al dar inicio el simposio. Otro acontecimiento al que hizo referencia fue el Establecimiento de Ciencias Médicas en el siglo XIX, ya que en esa época se impartían pláticas a los alumnos sobre historia de la medicina que dictaba el director del plantel, Casimiro Liceaga, y, posteriormente, lo harían José María Benítez y Tomás Noriega. Ya en los siglos XIX y XX muchos médicos desarrollaron la actividad de historiadores de la medicina de manera comprometida y formal, lo cual llevó a la Academia Nacional de Medicina a establecer un sillón de manera permanente. Sin embargo, en la Escuela de Medicina esa asignatura se impartía de manera irregular; en 1941 el doctor José Alcántara Herrera dictaba pláticas de dos horas a la semana sobre diversos temas a los alumnos del último año de la carrera, y debido a su éxito, tres años después se hizo obligatoria para los estudiantes de los últimos dos años, lo que originó dos cursos seriados con un programa formal.
Cuando la Escuela de Medicina fue trasladada a Ciudad Universitaria en 1956, se estructuró en forma de departamentos de especialidades médicas; uno de ellos fue el de Historia de la Medicina y Enseñanza Complementaria, que tenía por objetivo: mejorar la cultura y la preparación técnica de los alumnos de la Facultad, desarrollar o ampliar la enseñanza de materias que no correspondían a la División de Graduados, y promover o facilitar la investigación y difusión de la historia de la medicina. Al hablar del momento de la fundación del Departamento, Sanfilippo Borras coincidió con el doctor Viesca Treviño, actual jefe del mismo, quien además coordinó el simposio, en que por insistencia del doctor Francisco Fernández del Castillo ante el entonces director de la Facultad, doctor Raoul Fournier Villada, se creó la Unidad de Historia. Una vez instalado el nuevo Departamento, el doctor Fernández del Castillo organizó un fondo de información histórica integrado por los acervos documentales, considerados como “archivo muerto”, y la documentación del pasado inmediato de la administración de la Escuela, lo que dio origen al actual Archivo Histórico de la Facultad de Medicina. A esa nueva tarea se agregaron los libros viejos, algunos procedentes de las bibliotecas médicas de la época colonial, específicamente de la Facultad de Medicina de la Universidad Real y Pontificia, y otros que fueron los de texto del Establecimiento de Ciencias Médicas y de las diversas etapas de la Escuela de Medicina decimonónica. Otros cachivaches rescatados por Fernández del Castillo actualmente forman parte del acervo del Museo de la Medicina Mexicana. La tarea no fue fácil, señalaron Viesca Treviño y Sanfilippo Borras, pues en sus primeros años el Departamento se albergó en unos pequeños salones del sexto piso del edificio principal de la Facultad en Ciudad Universitaria, sin más personal que el doctor Fernández del Castillo y su secretaria, quienes fueron clasificando y rescatando más documentación, hasta que el espacio fue insuficiente. En ese momento también se hicieron los primeros programas de la asignatura y se impartieron cursos más formales y obligatorios para todos los alumnos del último año de la carrera. En 1956 había un grupo de ochos profesores de asignatura con cuatro horas, que sumaban 32 horas al año. Hacia 1976, por instrucciones del doctor José Laguna, entonces director de la institución, se habilitaron unas pequeñas habitaciones en el actual Palacio de Medicina, a donde se envío todo el material del ya Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, época en la que también se ideó el Museo de la Medicina Mexicana, cuyo anteproyecto fue inaugurado por el rector de la Universidad, doctor Guillermo Soberón. Asimismo, Sanfilippo Borras destacó que en 1979, por iniciativa del rector, se hizo la reconstrucción del edificio de Santo Domingo; se diseñaron así áreas especiales para cada uno de los elementos que conforman el Departamento, pero nunca se pensó que al cabo de los años hubiese tal incremento y, por ello, años después se hizo necesario adquirir los dos edificios contiguos que formaban parte del antiguo Tribunal de la Inquisición: las cárceles perpetuas y la casa del doctor Pedro López, primer protomédico de la Ciudad de México en el siglo XVI. En todas esas adecuaciones el doctor Fernández Castillo siempre estuvo presente y las encabezó con gran vitalidad. A pesar de sus más de ochenta años, todos los días, hasta su muerte el 13 de noviembre de 1983, asistía a su oficina para dar impulso a todo el personal que lo rodeaba. Después del fundador, lo sucedió en el cargo uno de sus alumnos más cercanos y distinguidos, Carlos Viesca Treviño, quien sigue al frente del mismo desde junio de 1984, continuador de lo planteado por su antecesor y responsable de una nueva etapa: la conformación de un centro de investigaciones en este campo. Actualmente integran esta área un grupo de 60 docentes: 19 profesores de carrera que, paralela a la obligación de la docencia, tienen la de investigación y divulgación de lo que hacen. El Palacio de Medicina es su sede, cuenta con aulas, archivo histórico, una gran biblioteca histórica con un acervo que pocas facultades de medicina en el Viejo y Nuevo Mundo tienen, el Museo de la Medicina Mexicana y, además, custodia un repertorio artístico compuesto por varios cuadros del los siglos XVI y XVIII.
Este Departamento ha creado un prestigio a base de sus investigaciones y publicaciones que tienen resonancia internacional, y es considerado como el más importante de Latinoamérica y uno de los primeros diez del mundo, finalizó el doctor Sanfilippo Borras, quien cedió la palabra a los profesores: Roberto Campos Navarro, Joaquín Ocampo Martínez y José Luis Díaz Gómez, quienes junto a otros dedican sus esfuerzos a la investigación y a la docencia en antropología, epistemología y ética de la práctica médicas, así como en bioética. Si bien el Departamento inició actividades orientadas a la historia y filosofía de la medicina, más adelante incorporaron temas relacionados con la ética y la antropología médicas y, desde 1987, en este último asunto, se han estudiado los procesos de hominización hasta la aproximación antropológica a las prácticas médicas diferentes a la medicina académica, es decir, la autoatención, las medicinas populares y tradicionales, el curanderismo, la herbolaria y las llamadas “medicinas alternativas” como el naturismo, la homeopatía, la acupuntura y otras. Uno de los temas que serían objeto de mayor desarrollo y crecimiento en los últimos diez años sería el de la interculturalidad en salud, salud intercultural y medicina intercultural, dijo el doctor Campos Navarro al desarrollar ese tema. Por su parte, el doctor Ocampo Martínez hizo una serie de reflexiones sobre el tema de la bioética que recientemente ha tomado un auge importante en diferentes ámbitos, entre ellos en la medicina. Así pues, señaló que a 35 años de haberse acuñado el término, aún existe en lo general un desconocimiento sobre el proceso que marcha hacia su construcción y conceptualización definitiva, y sobre los factores causales que originaron un fenómeno que va más allá de su mera aparición. Para cerrar el simposio el doctor Díaz Gómez ofreció una conferencia en torno a la epistemología médica, área a la cual se ha incorporado recientemente, donde enfatizó que el conocimiento de la medicina presenta ángulos particularmente difíciles y peculiares, pues está situado en una encrucijada entre las ciencias biológicas, la tecnología clínica y quirúrgica, y las nociones de taxonomía, de patología, de terapéutica y de ética, así como las ciencias antropológicas y sociales. En referencia a la medicina, dijo, es necesario plantear los problemas, enfoques, requerimientos, validez y aplicación particular del conocimiento relevante a la salud y a la enfermedad. Los diversos enfoques epistemológicos de la medicina surgen del concepto medular de salud, enfermedad y curación que se considere válido, es decir, de lo que se ha dado en llamar el “modelo médico”, como son el biomédico o “lesional”, el biopsicosocial, el mágicorreligioso o el etnohistórico; la tarea fundamental de la epistemología médica es la argumentación a favor y en contra de cada uno de ellos, y es necesario desarrollarla con rigor en la argumentación y con evidencias empíricas para respaldar las justificaciones o las descalificaciones. Con la participación de estos destacados profesores de la Facultad en el simposio organizado por la Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina, celebraron el quincuagésimo aniversario de la fundación del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina. |