Día Mundial sin Tabaco Los médicos, como profesionales de la salud, son un factor clave para la prevención y el control del tabaquismo
La Clínica contra el Tabaquismo de la Facultad de Medicina de la UNAM, en el marco de la celebración del Día Mundial sin Tabaco, reconoció el trabajo de los médicos ganadores de la elaboración del cartel “Profesionales de la salud por el control del tabaquismo”, con el fin de incentivar a los médicos de la Facultad para que contribuyan a la formación de una comunidad que permanezca libre de humo de tabaco. En la ceremonia efectuada el 30 de mayo pasado, los premios fueron para el doctor Tonatiuh González Vértiz, quien ganó el primero y el tercer lugares, y para la doctora Blanca Lilia Gaspar del Ángel, ganadora del segundo sitio. Además, se entregó un reconocimiento especial de participación al ingeniero Genaro Sánchez. En el auditorio “Dr. Fernando Ocaranza” la doctora Guadalupe Ponciano, directora de la Clínica contra el Tabaquismo, que recién cumplió cuatro años, destacó la importancia del trabajo de los médicos en la lucha contra esta adicción, que es gran problema de salud pública en nuestro país, sobre todo “cuando el consumo de tabaco en el mundo mata a más personas que el virus de la inmunodeficiencia humana, los accidentes automovilísticos, la tuberculosis, los suicidios y los homicidios, todos combinados. Cada minuto mueren ocho personas por enfermedades relacionadas con el consumo del tabaco”, afirmó. Aseveró que la Organización Mundial de la Salud (OMS) “considera al tabaquismo la principal causa prevenible de enfermedad, invalidez y muerte prematura”, mediante padecimientos cardiovasculares, pulmonares y tumorales, y en México cada día mueren, en promedio, 150 mexicanos como consecuencia de las enfermedades que se asocian con el consumo del tabaco, y se hubieran podido prever si existiera más conciencia sobre sus efectos en la salud. En su lucha por una Facultad “Libre de humo de tabaco”, la doctora explicó que la prevalencia de médicos fumadores es preocupante, ya que son ellos quienes con su ejemplo deben combatir el tabaquismo. Además subrayó que diversos estudios han demostrado que los galenos de instituciones, institutos nacionales de salud, hospitales generales, el ISSSTE y el IMSS, se convierten en fumadores durante las residencias médicas, lo que equivale a los 19 o 20 años, edad en la que se encuentran en la Facultad, por lo que aseguró: “es importante tener una Facultad ‘Libre de humo de tabaco’, lo que podría disminuir la prevalencia de este mal.” Expresó que el médico desempeña un papel fundamental por el ejemplo y la orientación que puede dar al fumador, y se ha demostrado que con tan sólo tres minutos de la consulta que se dediquen a hablar del daño generado por el tabaco se provoca en los pacientes una forma distinta de ver el tabaquismo.
Con orgullo destacó que la Facultad, al ser la principal formadora de médicos en el país, está obligada a contar con programa en contra de esta adicción, por lo que señaló: “Los médicos deben respetar las disposiciones del Reglamento sobre el Consumo de Tabaco que entró en vigor el 8 de septiembre de 2000, en el cual se restringe su consumo en dependencias gubernamentales, con el fin de proteger la salud de las personas que no fuman, para hacer de estos sitios lugares “Libres de humo de tabaco”. De igual forma destacó que la Clínica contra el Tabaquismo ha atendido alrededor de 550 pacientes y que la idea de este concurso de cartel está ligada a que la OMS instauró como lema encaminado a la lucha contra el tabaquismo de este año “Profesionales de la salud en contra del tabaco”. Para finalizar su participación informó que pronto la comunidad podrá conocer el croquis que entrará en vigor de las áreas para fumar que se han diseñado para la dependencia con el fin de obtener una Facultad “Libre de humo del tabaco”. Asimismo, el doctor Héctor Fernández Varela, director general de Servicios Médicos de la UNAM (DGSM), única dependencia libre de humo de tabaco, felicitó el esfuerzo realizado en la búsqueda por tener una facultad sin fumadores y comentó que el esfuerzo iniciado por su predecesor, el doctor Joaquín López Bárcena, se debió a que se consideró importante que la dependencia encargada de la salud de los universitarios fuera el ejemplo en la lucha contra el tabaquismo. Argumentó que ahora que la DGSM ha sido certificada por el Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic), es importante mantener “esta situación de privilegio y desde luego invitar a otras dependencias universitarias a que lo realicen”. Por su parte, la maestra María del Carmen Eslava Sánchez, subdirectora de Fomento y Acreditación del Conadic, explicó, frente al doctor José Narro Robles y la licenciada Guadalupe León Villanueva, secretaria administrativa de la Facultad, el proceso de acreditación para las instituciones, y destacó la labor de la DGSM que, sin ser una institución gubernamental (lo que la hubiera obligado a cumplir el reglamento), logró la acreditación. Agregó que desafortunadamente el humo de tabaco no sólo afecta a quien lo consume, sino a los que se encuentran cerca (tabaquismo involuntario), que son obligados a inhalar contra su voluntad y además sufren los mismos riesgos, y precisó que la Secretaria de Salud estableció un Reglamento Oficial de Consumo del Tabaco con el cual se busca la disminución de la aceptación social para fumadores, retardar la edad de comienzo y que los adictos consuman menos cigarrillos. También expuso la Ley de Protección a los No Fumadores, donde se establece la prohibición de fumar en centros de enseñanza, bibliotecas, restaurantes a donde acudan en su mayoría menores de edad, y edificios públicos. La experta dijo que los edificios obtienen el reconocimiento luego de que las áreas para fumar están al aire libre, bien ubicadas, señaladas, y no contaminan las zonas de no fumar; además deben existir señalizaciones que indiquen la prohibición de fumar y los jefes o superiores han de dar permiso a los empleados para acudir a fumar, y facilidades, si desean dejar de hacerlo, para acudir a sesiones, terapia y tratamiento.
Antes de dar pie a la obra de teatro y danza Consumiéndonos como ceniza, habló el licenciado Juan Núñez Guadarrama, subdirector de Coordinación Institucional del Conadic, quien explicó que todos los planteles educativos tienen que ser espacios libres de humo de tabaco, y que la Facultad, como formadora de los cuidadores de la salud, lo debe ser más. Argumentó que nuestro país se integró, desde 1988, año en que la OMS inició esta lucha, con actividades que ayudaron a que la sociedad participe, junto con los profesionales de la salud, en la prevención del uso del tabaco, “lo que tenemos que hacer es que los ciudadanos sean conscientes del uso del tabaco para tener un país sin problemas de tabaquismo”. Consumiéndonos como ceniza Además de la entrega de premios, se llevó a cabo la obra de teatro y danza titulada Consumiéndonos como ceniza, que cuenta la historia de Laura (Yolanda Orozco Ayala), una joven estudiante de preparatoria enferma de tabaquismo que consume grandes cantidades de cigarrillos durante todo el día. Lo curioso es que ella no percibe el mal, incluso cuando tiene a su alrededor dos casos unidos al tabaquismo, ambos en polos completamente distintos, el primero es el de una madre (Atziri Cárdenas Martínez) adicta, que todo el día tose y a quien se le ha deformado la voz por el elevado consumo de tabaco, y el otro es su novio Héctor (Pedro Feria Kislaja), que ha dejado de fumar y quien le recuerda a cada momento los beneficios de salud y monetarios de dejar de consumirlo. Aun así ella no mide las consecuencias de la enfermedad mortal que le aqueja. Los años pasan y su formación profesional avanza. Mientras estudia medicina sigue consumiéndose entre las cenizas y el humo de los cigarrillos, que ahora son parte fundamental de su vida, porque son una necesidad en cada momento del día. Al estudiar medicina aprende la fisonomía del cuerpo y conoce los daños que el cigarro hace en los pulmones, la tráquea y los demás órganos, pero ella prefiere hacer caso omiso de lo que lee y observa. Así pasan los años, mientras su madre tose y tose, y su novio trata de convencerla de los beneficios que le ha dejado no fumar. Pero un mal día su madre le informa que le han diagnosticado cáncer de pulmón. Ahora, Laura ve los daños que produce el cáncer materializados en su madre y sigue entre humo, cenizas y mucho dolor hasta que ésta muere. Mientras recuerda cómo comenzó a fumar, a qué edad inició, cómo se sentía adulta mientras lo hacía y, sobre todo, cuántas veces le dijeron que dejara de fumar y cuántas veces se molestó con el mundo y con la gente que a cada momento le recordaban que lo dejara, siente en carne propia el consumo y dolor que produce la enfermedad del tabaquismo y una vida atada a él… La obra, cuyo guión y dirección estuvieron a cargo de Tiosha Bojórquez Chapela, fue acompañada de los movimientos de danza: Ahí pasándola, Introspección, Cielo o infierno y Hope, que corrieron a cargo de los alumnos de la maestra María Teresa Chávez Hernández, del seminario del Taller Coreográfico de la UNAM, y la música de Sir Duck, Rahmaninoff, Janis Joplin y Anton Dvorak. Los bailarines fueron: Israel Moreno Jiménez, Eréndira Ruiz González, Samantha Saucedo Gutiérrez, Alejandra Páramo Carranza, Cynthia Yossette Salgado Corona y Viridiana Carreón Simón. Esta misma obra también se presentó el viernes 3 de junio en el Foro Eppens, en las actividades culturales Bajo el Mural.
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