Gaceta Facultad de Medicina UNAM
10 junio 2004
Facultad de Medicina UNAM

NUESTROS PROFESORES

Docencia e investigación son su forma de vida

  • Entrevista con el doctor Marte Lorenzana Jiménez

Para muchos médicos de esta Facultad de Medicina conversar sobre sus actividades tanto académicas como de investigación es una gran oportunidad para recordar a quienes los han guiado; éste también es el caso del doctor Marte Lorenzana Jiménez, profesor del Departamento de Farmacología desde hace 46 años.

Es un hombre sencillo, agradable, que al recibirnos con una gran sonrisa en su cubículo del Edificio de Investigación, después de una charla de dos horas en las que hablo de lo que conforma su vida: docencia e investigación, nos dejó ver que se trata además de un profesional muy dinámico, que atiende a sus alumnos en el salón de clase y fuera de él, sin descuidar la investigación que ocupa gran parte de sus inquietudes.

Doctor Marte Lorenzana

Docencia e investigación son parte de él desde que era estudiante de medicina en la década de los cincuentas, pues inició como instructor alumno en 1958, posteriormente fue nombrado profesor ayudante y luego adjunto. Después de obtener el título de médico se trasladó a la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), donde desarrolló una fructífera carrera que lo retuvo por más de un decenio; más adelante, con la motivación de continuar su preparación académica, regresó a esta Facultad de Medicina a realizar estudios de posgrado y se reincorporó nuevamente como profesor en el Departamento de Farmacología. En la actualidad es profesor titular “B” definitivo, de tiempo completo. A lo largo de esos años también ha realizado numerosas investigaciones.

Lorenzana Jiménez ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria en 1954, donde cursó el bachillerato en ciencias biológicas; en 1956 formó parte de la primera generación (1956-1961) que realizó estudios en la FM ya establecida en Ciudad Universitaria, algunos de sus compañeros fueron los doctores Jaime Polaco y Hugo Aréchiga. De aquella época rememoró a profesores que lo adiestraron: “Me tocaron muy buenos maestros como: Manuel Uribe, José Nava Segura, Rosario Barroso Moguel, Fernando Gutiérrez, Joaquín Romero Olivares, entre muchos otros; algunos ya fallecieron... pero dejan un buen recuerdo, además son tantos como la cantidad de materias que se cursaban en ese entonces”.

Como estudiante de la carrera de medicina, al cursar el tercer año, su profesor de farmacología, Armando Nava Rivera, lo invitó a participar en las actividades de enseñanza, y posteriormente de investigación en el laboratorio “C” del Departamento de Farmacología, en el año de 1958, y para el primero de agosto de ese año, obtuvo su primer nombramiento como instructor alumno de farmacología; a partir de ese momento se incorporó en forma oficial al personal docente en las actividades prácticas; más adelante fue designado profesor ayudante y profesor adjunto, al tiempo que se adiestraba como médico.

En 1960, junto a su mentor, doctor Nava Rivera, integraban el Departamento de Ciencias Básicas de la escuela de Odontología, donde también participó como profesor de farmacología por tres años y fue miembro del cuerpo de profesores de varios cursos de posgrado en ciencias básicas.

Para antes del 19 de agosto de 1962, día en el que recibió su título de médico cirujano, ya había realizado y continuaría realizando trabajos de docencia e investigación, incluida su tesis titulada Algunos efectos vasculares de las piridinas hipocolesterolemiantes, la cual fue calificada con felicitaciones.

Ya para 1964, por invitación nuevamente de su mentor, se trasladó a la Escuela de Medicina de la UAEM, con la finalidad de estructurar el Departamento de Farmacología. Allí fue profesor de esta materia, de fisiología y bioquímica (teoría y práctica). Además de sus actividades docentes y de investigación en el área de ciencias fisiológicas, también le correspondió conformar el Departamento de Ciencias Fisiológicas, del cual fue jefe hasta 1974. A pesar de residir en Toluca, nunca perdió contacto con amigos, maestros e investigadores de esta casa de estudios, debido a que asistía a cursos de actualización en los Departamentos de Fisiología y Farmacología.

De 1974 a 1975 regresó a la Universidad Nacional Autónoma de México, y se incorporó a la Facultad de Medicina como profesor de asignatura, a la par que continuaba en la UAEM por las mañanas, donde impartía la materia de farmacología. Ya para 1976 fue nombrado profesor de tiempo completo por concurso de oposición en farmacología, en la FM. Gracias a sus inquietudes científicas, de 1974 a 1979 realizó la maestría en ciencias biomédicas área farmacología, en ese último año de su preparación decidió establecerse definitivamente en esta institución educativa y con ello continuar realizando investigación.

Para nuestro entrevistado, la inquietud por la ciencia ha sido muy grande, lo cual se demuestra considerando que al igual que en otras épocas en las que requería de realizar una investigación, como en la actualidad que no puede utilizar su laboratorio de investigación, se ha empeñado y gracias a sus amistades en diversas instituciones realiza trabajo multidisciplinario para sacar adelante su trabajo, por ello dice: “el intestino del conejo se contrae con política o sin política cuando uno le aplica acetil colina”.

Durante 46 años de trabajo académico ha realizado publicaciones destinadas a la docencia: material didáctico y elaboración de manuales y prácticas; ha publicado más de 50 artículos de investigación en revistas nacionales e internacionales; ha dirigido más de 50 tesis de licenciatura, especialidad y maestría; ha participado en numerosas conferencias y congresos a nivel internacional desde 1961, además de ser profesor de diplomados y cursos externos de farmacología, entre otras muchas actividades que engruesan su currículo vital.

Entre los cargos que ha desempeñado el doctor Lorenzana Jiménez se encuentran: labores de asesoría; fue jefe del Departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México y de Ciencias Fisiológicas de 1964 a 1974; fue miembro del Consejo Técnico de la Escuela de Medicina de la UAEM de 1974 a 1975; miembro del Consejo Técnico y jefe de Academia de Ciencias Funcionales de la UAEM; coordinador del Comité de Investigaciones Básicas en la Escuela de Enfermería y Obstetricia de la UAEM; miembro del Consejo Universitario de la UAEM de 1975 a 1977; profesor de maestría de la FM de 1988 hasta 1992, e investigador nacional nivel 1 de 1985 a 1994.

Su área de investigación es la neurotoxicología de los disolventes industriales en el modelo de la rata Wistar en desarrollo. Este tipo de estudios los inició desde que se incorporó a la FM, debido a que “... estando en Toluca, junto a la escuela de medicina se encuentra la zona de hospitales, y entre ellos el pediátrico, y sucede que en ese nosocomio, en los setentas, se presentaron varias muertes por inhalación de pegamentos, y me llamó mucho la atención conocer los efectos tóxicos de esas sustancias; para esos años era poca la información que existía a nivel nacional e internacional; entonces, cuando regresé a la FM uno de los motivos fue realizar la maestría para comenzar esos estudios, que dieron lugar a varias publicaciones tanto nacionales como internacionales.

“Más adelante este tema formó parte también de mis estudios de doctorado en ciencias fisiológicas, realizado en el Centro de Neurobiología, grado que obtuve en septiembre de 1999.

“Lo que pretendí desde el principio en esta línea de investigación fue averiguar la constitución de los componentes químicos que integran los disolventes. Hoy sabemos que los componentes oscilan entre 7 y 35, lo cual se descubre a través de un estudio por cromatografía de gases. Entre más componentes químicos tiene un disolvente es más tóxico. En segundo lugar observamos los efectos de destrucción neuronal en el sistema nervioso, con un aumento importante en las células de glía.”

A lo largo de todos los estudios que el doctor Lorenzana ha realizado existen diferentes tipos de resultados, entre los observados están: aumento de la coagulación de la sangre, lo cual conlleva a daño neuronal; trombosis, y daños linfáticos importantes, entre otros.

Actualmente, además de sus clases y trabajo de investigación, participa en los programas de Aprendizaje Basado en Problemas (ABP), donde elabora casos para ejercicios de los alumnos; cuenta con publicaciones en la Revista de la Facultad de Medicina. Es profesor invitado en tesis y conferencias, asesor de alumnos de maestría de las Universidades de Veracruz y Oaxaca, miembro del Comité de inclusión y exclusión de medicamentos de la Farmacopea de los Estados Unidos Mexicanos, ha sido jurado de exámenes de licenciatura, maestrías y doctorados, y pertenece a varias sociedades científicas nacionales e internacionales.

Aún no satisfecho con todas las actividades que desarrolla en la Facultad de Medicina, atiende peticiones personales y de trabajo de alumnos y colegas. En palabras de su esposa, “es un hombre siempre dispuesto a ayudar a quien se lo solicita, además de ser muy querido y apreciado por sus alumnos y compañeros, para quienes siempre tiene disposición y una gran sonrisa”.