Gaceta Facultad de Medicina UNAM
25 febrero 2007
Facultad de Medicina UNAM

 

BAJO EL MURAL

Estación Jamaica y cinco ángeles; Pentangelly Supay

Son jóvenes con muchas ganas de tocar que se adueñaron del escenario con esa cadencia del reggae tan sabroso e incitador del baile. Se llenó de aplausos y sorpresas rítmicas contagiosas y Bajo el Mural tuvo un programa doble con opción y divertimento.

Josué, el cantante de Estación Jamaica, muy fresco y alegre, hizo el milagro de transmitir su música al público de la Facultad de Medicina con su voz y estilo, con ese ritmo candente y caribeño de canciones conocidas y otras de la autoría del grupo que, pese a ser nuevo, mantiene la intensidad y el interés. “Me dicen Cacho, somos seis, y se agregó el del saxofón... pero tenemos la banda junta un año, bien, hasta ahorita, la gente nos ha recibido bien. Tocamos temas de la vida cotidiana, en Estación Jamaica nos expresamos en lo que vivimos, lo que llevamos, tan sólo para crear conciencia”, argumentó.

“En realidad es música de protesta, pero cada quien su ideal, su conciencia, su forma de vivir, a lo mejor es lo que queremos enseñar, que en el verdadero barrio, en el verdadero gueto es donde se sufre, más que nada mostrar eso, pero la idea de nosotros no es arrancarlo así directamente del gueto, por eso lo dije: ‘del gueto al Babilón, arrancarlo así’.”

 

Buen ritmo caribeño

La alineación es la siguiente: en la guitarra Toño, en el bajo César, en las percusiones Carlos, en la batería Éder, en los teclados Irene, en el saxofón Toño y en la voz principal Josué.

En cuanto a las participaciones Josué menciona: “Tocamos con Antidoping, con Rastrillo, en el Complejo Cultural, el puro reggae, pero el 23 con La Comuna, allá en Cholula, Puebla, en festivales de reggae.

“Nuestros temas son: Un día, Espíritual routes, Que caiga Babilón y Hacia la libertad...”

Sus influencias son el maestro Peter Toch y Bob Marley: “Hacemos un poco de mezclas como de salsas, seguimos al grande de los grandes, Héctor Zarza, nos gusta toda la música, pero en verdad lo que hacemos de nosotros es de nosotros, siguiendo simplemente un estilo que nos gusta, el reggae, que es baile y amor con la gente.

“Conciencia, sembrar la semilla en el corazón, de unidad y respeto, que es lo que se está perdiendo aquí, que lo espiritual vuelva a nacer, de lo material ya basta, es el mensaje de nosotros.

“El próximo paso del grupo es que vamos por el demo, apenas tenemos siete canciones, esperamos fabricarlas y para cuando grabemos tener unas 12, más o menos. En un año más estaremos armando los contactos con la gente con la cual podamos grabar. Estamos tratando de sostener los gastos y a lo mejor en un añito... hemos tenido aceptación de la gente... en estación de radio y en internet”, finalizó.

Pentangelly Supay

De pronto surgen esbeltas figuras de oscura indumentaria con instrumentos de madera, cuerdas y flautas de bambú, con un canto muy al estilo de nuestras raíces, que nos recuerda el vuelo del cóndor o los aires del Mayab. Muy latinoamericana la música y las trovas con sonidos que nos hacen entonar y estremecer por la influencia de lo propio.

“Amigo, amigo, amigo de la tristeza soy, amigo, amigo, buscando un amor yo voy, canta amigo, canta amigo...”
Pentangelly quiere decir en italiano cinco ángeles, y Supay, en quechua, un demonio, argumenta Juan Carlos, jefe de familia y líder del grupo, quien afirma que esta canción está “... dedicada a todos ustedes que nos están escuchando, muchas gracias, es nuestro debut aquí en Medicina y esperamos que no sea también la despedida...

 

Música latinoamericana

“Moliendo café: cuando en la tarde languidece renace la sombra, y la quietud los cafetales vuelven a sentir, hecha crisol canción de amor de la vieja molienda, en el letargo de la noche parece decir: una pena de amor, una tristeza, lleva el zambo Manuel en su amargura, pasa incansable la noche moliendo café...

“Intercalamos con canciones que ya conocemos, presentarles también música nueva para que vean que el folclor no es nada más Moliendo café o El carnavalito o El cóndor pasa... vamos a tratar de hacerlo un poquito más didáctico, así que vamos a enseñarles nuestros instrumentos y vamos a tratar de explicarles para qué sirven.

“Él es Charly, él toca las ‘pantoñas’; para esto, somos una familia, mi esposa, mis hijos y el papá, ahora bien, las ‘sampoñas’ son flautas unidas, separada es ‘sicudi’, son flautas de carrizo, maltas, ‘sancas’, la ‘totora’ es de bambú y los ‘purururus’, que son hombres fuertes quienes las tocan, pues hay que tener un poco de fuerza. El material es bambú o caña hueca, allá es muy barato, en Bolivia, con unos amigos bolivianos, más o menos el instrumento sale como en unos 200 dólares, entre dos mil o 2 mil 500 pesos”, agrega Juan Carlos.

El tinkú es un ritmo guerrero de la antigüedad, y quien lo sepa bailar, señala Juan Carlos: “Cantar, tocar o como sea, puede acompañarnos... se la dedicamos a Miguel, hoy es su cumpleaños...

“Llevamos en el grupo alrededor de tres años con mi familia. Ahora, ya más grandes, a mis hijos les gusta la música porque yo tenía tiempo de tocar, desde 1986 en el grupo Pachamanta. También tuve suerte de conocer a mi esposa en la música, pero con el grupo de la familia empezamos a enseñarles a los hijos, les gustó, y nos dijeron que querían tener un grupo, y gracias a Dios nos ha ido bien... tenemos que combinarlo porque ellos estudian, y cuando hay tiempo nos venimos a tocar.

“Tenemos presentaciones en el pueblo de Almoloya del Río, cada año, el 29 de septiembre, que es la fiesta de San Miguel Arcángel, vamos a tocar para el santo, para TV y radio en Mariavisión, canal religioso, algunas presentaciones en la radio. Por otra parte, admiramos a los grupos chilenos Quilapayut, y al Intiliman, aunque también tocamos de otros grupos, de hecho nuestro atuendo es en honor al primero.”