Gaceta Facultad de Medicina UNAM
10 febrero 2005
Facultad de Medicina UNAM

Entregan reconocimiento a 40 jóvenes que destacaron
durante la realización de su servicio social 2003-2004

  • Entre ellos, Mateo Ponciano Guerrero, acreedor al Premio “Gustavo Baz” 2004

Dentro del Programa de Actividades Necesarias para Inicio del Servicio Social, efectuado del 10 al 21 de enero del año en curso, se entregaron 40 reconocimientos a jóvenes que destacaron en la realización del servicio.

 

Autoridades de la Facultad de Medicina entregnado los reconocimientos

Durante la ceremonia, realizada el jueves 13 de enero pasado en el auditorio “Dr. Raoul Fournier Villada”, el alumno Mateo Ponciano Guerrero, acreedor al Premio “Gustavo Baz” 2004, antes de mostrar su trabajo, realizado en la comunidad de Casa Blanca, municipio de Guadalupe, estado de Zacatecas, compartió con los asistentes algunas de las experiencias humanas inigualables que vivió y aseveró que ése era el momento preciso de tomar nota de las observaciones que él hizo y de las que a lo largo de la jornada hicieron otros compañeros. Comenzó su relato con algo muy emotivo que le sucedió:

“Era una tarde de abril en Casa Blanca, sábado fin de semana de otra agotadora jornada de trabajo en la Unidad Médica Rural, decidí hacer unas visitas para atender personalmente a algunas personas incapacitadas. Después de algunas visitas vale la pena detallar la tercera.

“Llegamos a un portón viejo cuya cerradura no impidió a una de mis hábiles promotoras saltar el muro para adentrarnos al terreno que guardaba un cuarto con un fuerte candado en la puerta. ‘Aquí adentro está’, informó Leticia Mauricio, presidenta del Comité de Salud de la Luz, y una vez más no hubo obstáculo.

“Se abrió la puerta, un olor nauseabundo entre orines y moho salió. Adentro pisamos tierra húmeda y suelta; el cuarto parecía desierto..., a la izquierda un camastro lleno de sábanas..., sobre de ellas, el anciano protagonista de este relato que al tiempo de ver allanada su propiedad por extraños, fija los ojos en mi bata reconociendo algo como una esperanza para ese día. Primero extrañado y, estupefacto, se incorpora débilmente de su lecho, apoya los pies desnudos en la tierra y sin contestar el saludo amigable de sus visitantes, se limita a sentarse en su cama con ojos hundidos y rostro pálido en juego con su pelo totalmente cano, mirándome con las palmas al cielo, voz cortada y sepulcral, dice: ‘Un taco señor, dame aunque sea un taco’.”

Al momento de concluir su relato, enfatizó la necesidad de que los jóvenes universitarios realicen el servicio social para que conozcan la realidad de nuestra República y la trasformen, a lo que agregó: “Cuadros similares al que les acabo de explicar debieron inspirar al doctor Gustavo Baz para llevar a la práctica tan necesaria acción en nuestro país.”

Comentó asimismo que hace apenas dos año él era espectador en esta ceremonia y escuchó las experiencias y los logros de sus compañeros que le cargaron de energía y orgullo universitario.

“Incertidumbre, miedo y tristeza, todos los sentimos, es de humanos; atrás dejar familia, amigos, novia, esposa y hasta hijos. Vaya que es de valientes lo que ustedes están a punto de hacer. Esta decisión de dejar un año la casa, la ciudad de México, es gratitud y vocación. La actitud cada quien la juzgará, la propia, pues las actitudes que hoy podrían parecer mediocres, al contacto con la realidad de la acción pueden ser magníficas.”

Invitó a sus compañeros a la reflexión de esta partida, la decisión de seguir esta carrera y a todo lo que conlleva.

“Ustedes no decidieron hacerse médicos ayer, por tanto, con esta decisión, convicción madura y lejana de la sola aventura de saber lo que es salir de casa y vivir lejos y solos, no es un juego que en unos días o semanas ya no les guste jugar, y con una llamada a casa pasen sus padres a recogerlos. Habrá dificultades y carencias, pero también habrá una cabeza universitaria que sabrá cómo resolverlas sin ayuda de papá o mamá, que ya de hecho comenzamos a ver lejos. Piensen bien en esto último que les acabo de decir y reflexionen”, concluyó.

Al tomar la palabra el doctor José Narro, director de la Facultad de Medicina, agradeció la presencia de los asistentes, principalmente de algunos padres de familia y de jóvenes que concluyeron su servicio social, pero sobre todo porque hace poco más de un año emprendían esta parte de su formación como médicos y también se mezclaban sus sentimientos y emociones que pasaban a miedo —como lo dijo Mateo—, a lo que agregó: “Sí, se siente y se quita al final, dentro de un año ya no lo van a tener y vendrán algunos de ustedes a decirles a los próximos que así es y así ha sido, es parte de nuestra formación y de nuestro compromiso.”

Al referirse a esta etapa de la vida de los profesionistas afirmó que es un momento en el que ya ninguno está por obligación, sino por convicción, porque la medicina es una profesión que da para hacer ciencia, entender, estudiar y sentir los aspectos de las ciencias humanísticas; una profesión que da para la atención individual o para la comunidad, para la práctica médica individual o medicina poblacional. Una profesión que da para muchísimas cosas, pero sobre todo una profesión que da para desarrollar actitudes de servicio.

“Hace cinco o seis años entraron a esta Facultad con la ilusión de servir, ésa era la motivación principal; ahora están llegando a esa etapa y tienen la gran oportunidad de hacerlo. Qué bueno que Mateo nos presentó su experiencia, porque claro que no es sencillo, porque no es lo mismo dormir en la cama con cobertor y la certidumbre de tener a los padres junto o la posibilidad de acudir al profesor o al maestro, al médico de base, al residente o al compañero, que estar en una comunidad.

“Ahora, cuando pienso en ‘Casa Blanca’, por lo menos ya no sólo pienso en el actor Humphrey Bogart y la película Casa Blanca, tengo el registro de que Casa Blanca es una comunidad en el estado de Zacatecas y que es una comunidad con necesidades, como miles en nuestro país.

“Creo que si ustedes hacen lo que él comentó, de acercarse a las autoridades, a sus compañeros de trabajo, a la gente, a la comunidad, tener una actitud abierta, dispuesta, de servicio, y se deciden tomar ese liderazgo que todos los médicos tienen, la experiencia será extraordinaria, no será un sufrimiento.”

El doctor Narro recordó a los muchachos que están en la Facultad, y que ella los apoyará en todo momento. “Tenemos un compromiso con ustedes y la comunidad. Confiamos en ustedes y estamos seguros de que tienen la preparación, los conocimientos y la capacidad para resolver los problemas fundamentales, y cuando tengan problemas o una dificultad, acudan a la doctora Sara Morales; comuníquense, envíen un mensaje, dígannos dónde está el problema y vamos estar ahí para ayudarles.”

Antes de concluir, les dijo que pongan en práctica todo lo que han aprendido, que logren ayudar a la gente que mucho lo necesita, que se conviertan en líderes en sus comunidades, que organicen a la comunidad y aprovechen todas las posibilidades que tienen para seguir desarrollándose y cumplir con esa voluntad y ese compromiso que se fijaron.

Durante la ceremonia estuvieron presentes, además, los doctores Joaquín López Bárcena, secretario general, y Sara Morales, secretaria de Enseñanza Clínica, Internado y Servicio Social. Ambos, funcionarios de la Facultad de Medicina.