Gaceta Facultad de Medicina UNAM
10 febrero 2005
Facultad de Medicina UNAM

Médicos pasantes inician el Servicio Social
promoción febrero 2005-enero 2006

  • Muestran un panorama general de la labor del pasante
  • Se entregaron reconocimientos a los médicos que destacaron en el ciclo anterior

Los pasantes de medicina que iniciaron el servicio social para el periodo febrero 2005-enero 2006, actividad que tiene como propósito que el alumno realice y consolide sus conocimientos, así como el integrarse a los programas asistenciales de las instituciones de salud con la capacitación para el trabajo médico en comunidad, tuvieron la oportunidad de adentrase un poco más en la labor que van a desempeñar mediante el Programa de Actividades Necesarias para el Inicio del Servicio Social que se efectuó para ese fin y que dio inicio con un mensaje de bienvenida de la doctora Sara Morales, secretaria de Enseñanza Clínica, Internado y Servicio Social, el pasado 10 de enero.

 

Dr. Carlos Viesca Treviño

Con el propósito de brindar un panorama general de lo que representa el servicio que ofrecen los estudiantes de medicina en diversas regiones del país, los aspirantes asistieron a conferencias magistrales, impartidas por personalidades del mundo médico. Además se llevó a cabo una feria de información, donde participaron autoridades de enseñanza de los quince estados que adjudicaron sedes para los alumnos de la Facultad de Medicina, quienes los asesoraron en cuestiones como características y particularidades de las plazas y aspectos de interés tanto de las sedes como de los estados.

Ética profesional para la práctica de la medicina

Una de las conferencias que a continuación se presentan fue la impartida por el doctor Carlos Viesca Treviño, jefe del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, quien luego de un recorrido histórico de las condiciones que motivaron la instauración de esta actividad social, enfatizó a los aspirantes que lo fundamental para su ejercicio profesional es lo que llevan en la “maletita interna”, es decir, los conocimientos adquiridos en las aulas y sedes hospitalarias, y todas aquellas experiencias que se acumularon a lo largo de la carrera que les permitirán lidiar con una nueva situación y, tal vez, de las más enriquecedoras: el servicio social.

Asimismo recordó que a 67 años del servicio social en la Facultad se ha impulsado una conducta solidaria y un gran espíritu humanístico en sus alumnos; sin embargo, para explicar lo que ha pasado en esos años, dijo que los primeros alumnos que llegaron a lugares donde no conocían de la Universidad Nacional y dijeron ser los pasantes, no los recibieron, porque sólo sabían reconocer a los médicos, no a los pasantes, y los que llegaron a lugares donde había tres sacerdotes tuvieron que ponerse de acuerdo con ellos, en tanto que los que no lo hicieron, se regresaron; no faltaron los que murieron durante su labor, pero la gran mayoría tuvieron éxito, toda vez que en algunos estudios se destaca que por lo menos en 40 por ciento de los casos, los cambios en educación para la salud en el país tienen que ver con el servicio social, aunque existen otros estudios que no lo reconocen.

Más adelante, al hablarles de ética profesional, los conminó a no crear falsas expectativas en la comunidad, toda vez que la gran mayoría sólo permanece el ciclo del servicio social, y además deben llegar convencidos de lo que saben (sea mucho o poco), seguros de que ese conocimiento no lo saben los demás, pero siempre pensando que hay que ampliar su conocimiento, porque ignorancia es creer que se sabe, “hay que hacer conciencia de que no se sabe todo, porque es la única forma de corregir y aprender”.

Finalmente, después de una amena conferencia, dio algunos consejos prácticos a los médicos pasantes, a quienes considerarán como líderes, por esa razón deben mantener buenas relaciones con las autoridades de los pueblos, y con curanderos y parteras (practicantes de la medicina tradicional), además de tener en cuenta que ellos permanecerán allí, mientras que el pasante no; también deberán considerar cuestiones como padecimientos que en la literatura no se encuentran, tales como: “empacho” o “mal de ojo”, que la comunidad toma como reales, para traducirlos a enfermedades intestinales, por ejemplo.

El Premio Gustavo Baz Prada

Una de las conferencias que fue impartida dentro del Programa de Actividades Necesarias para Inicio del Servicio Social fue la que versó sobre el Premio Gustavo Baz Prada, a cargo de los licenciados Gloria Navarrete, Joaquín Caso y el ingeniero Héctor Hugo Zamora, quienes representaron a la doctora María Elisa Célis Barragán, directora general de Orientación y Servicios Educativos de la UNAM.

En el auditorio Raoul Fournier Joaquín Caso informó que anualmente 18 mil estudiantes de la UNAM realizan su servicio social y que en todo el país 280 mil jóvenes llevan a cabo esa actividad académica, por lo que el Premio Gustavo Baz Prada es uno de estímulos que se otorga a aquellos alumnos que se distinguen en la realización de su servicio social. “Se formaliza en 1986, pero se institucionaliza recientemente y lleva el nombre justamente de un médico destacado, el doctor Gustavo Baz Prada, quien en 1936 —siendo director de la Escuela Nacional de Medicina— se preocupó por una serie de preceptos que implicaban justamente el que la Universidad se comprometiera con los sectores más desprotegidos de la nación.

Una referencia de esto fue cuando el doctor José Vasconcelos ocupa la Rectoría y en su discurso inicial externó el agradecimiento de la invitación que recibió para ocupar el cargo: “Más que venir a trabajar por la Universidad, vengo a pedir a la Universidad que trabaje por el pueblo de México”.

Un grupo de universitarios preocupados por este tipo de compromisos que debería tener la Universidad con la sociedad comienza a desarrollar una serie de actividades en materia de extensión y una de las más importantes, que se consolida hasta 1936, es justamente cuando el doctor Gustavo Baz Prada organiza un grupo de estudiantes a los cuales les pide, una vez que habían concluido los créditos de la licenciatura de medicina, que hicieran un esfuerzo para colaborar en una comunidad en Atlixco, Puebla, para resolver una serie de necesidades que tenía en su momento esa comunidad.

Dicha distinción que coordina la Dirección General de Orientación y Servicios Educativos, se institucionalizó, pero es una de los premios de mayor tradición al interior de la Universidad. “Tal fue el éxito del ejercicio universitario que empezó a adoptarse en otras facultades y escuelas. El entusiasmo del doctor Baz permitió que al ocupa la Rectoría en 1938, esto se formalizara y se extendiera, desde esa fecha, la UNAM ha venido impulsado este tipo de prácticas en beneficio de los sectores más desprotegidos del país”, destacó.

Doctor Luis Alberto Vargas

En 1945 adopta carácter constitucional, de hecho aparece en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos y desde entonces a la fecha, año con año, las comunidades se benefician del trabajo que realizan los estudiantes.

Al hablar del Premio, la licenciada Navarrete comentó que el propósito de este reconocimiento es distinguir a los alumnos que se hayan destacado por su participación. “Se premia a aquellos trabajos que se realizan en zonas de extrema marginación, en aquellas comunidades más alejadas y donde las condiciones de salud y educación son verdaderamente dramáticas”, comentó.

Por su parte el ingeniero Zamora habló de las cuestiones técnicas del Premio Gustavo Baz Prada. instaurado por vez primera en 1986, cuando se celebraron los 50 años de haberse establecido y que en un principio se crearon dos premios: uno es al servicio social “Dr. Gustavo Baz Prada” y el otro es el Premio al Servicio Social de Honor.

Sin embargo —afirmó— es hasta 1997 cuando se reestructura por el hecho de existir dos premios y en 2001 el rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, planteó que habría un solo premio a partir del cual cada año se otorgará a los alumnos que se hayan distinguido en su servicio social.

Cada facultad o escuela emite la convocatoria para que los alumnos, de acuerdo a las bases de esta, entreguen una memoria escrita de lo que hicieron durante el servicio social. Esta memoria es revisada por comités que los propios consejos técnicos de cada facultad o escuela establecen y que dictaminan quién es el alumno o los alumnos que se hacen merecedores a dicho premio.

Las unidades responsables de servicio social de cada una de las facultades y escuelas, son las encargadas de recibir los trabajos, de canalizarlos al Consejo Técnico y de estar en contacto permanente para notificar. La convocatoria se publica en la Gaceta de la UNAM. Se da a conocer a través de la página del servicio social, de la Dirección y de la propia Facultad para informar oportuna de las características, de los tiempos en cómo deben entregarlos.

Medicina tradicional y el servicio social médico

“Medicina tradicional en el servicio social médico” fue la conferencia que brindó el doctor Luis Alberto Vargas Guadarrama, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM y profesor e investigador del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina de la FM, en la que habló acerca de las relaciones que surgen cuando el estudiante de medicina realiza el servicio social y cuando esto hace que se enfrente con otros sistemas de atención médica distintos a los que aprende en la academia.

Los juristas Santiago Macotela y Olegario Rodríguez

Poseedor de grado de doctor en antropología, Vargas Guadarrama señaló que uno de los aspectos que se estudian durante la carrera de medicina es el proceso salud-enfermedad, de ahí que la función del médico sea tratar los padecimientos de los enfermos.

Comentó que el médico tiene que plantear qué enfermedad tiene su paciente, y para eso cuenta con libros dedicados al diagnóstico de la misma, además de una clasificación mundial de padecimientos, y de criterios para saber si una persona puede ser catologada con tal o cual enfermedad.

El padecimiento es el elemento de apoyo para entender: “El problema de salud es lo que percibe e interpreta el paciente, pero que llega o no a coincidir con la enfermedad.” Para atender el problema de salud, el padecimiento, cada uno cuenta con lo que se denomina ‘capital cultural’. Éste significa que cada persona tiene una manera para explicar su problema de salud.”

Explicó que en el mundo mesoamericano se hablaba de la existencia de un alma (tonalli), que se puede “salir” del cuerpo cuando la persona vive una situación difícil, lo que se llama en medicina tradicional mexicana un “susto”. “Algunos autores han abordado el tema, tal es el caso del libro Susto, una enfermedad popular, escrito por Arthur J., Carl, W. O’Neil Rubel, y Rolando Collado, este último profesor de la FM”, afirmó.

El doctor Vargas Guadarrama indicó que el capital cultural es la manera que posee cualquier persona de entender su problema de salud-enfermedad. Un ejemplo es que la interpretación de un curandero mesoamericano, al hablar de gripa, sería lo que él llamaría “calor trepado”, que se refiere a cuando un individuo sufre un resfriado. “El frío que entró por los pies sube por el cuerpo y empuja el calor del vientre hacia la cabeza, entonces se dice que el calor ‘se trepó’. Para la medicina científica el tratamiento es el empleo de antivirales, para el curandero el tratamiento será equilibrar el cuerpo otra vez, es decir, calentar los pies, una manera de hacerlo en la actualidad es introducir los pies en agua caliente.”

El historiador de la medicina mexicana señaló que en algunos sistemas médicos se clasifican los padecimientos de forma muy distinta, un ejemplo es que existe una categoría que se llama “enfermedades naturales”, aquellas producto de la naturaleza, donde intervienen la herencia o el ambiente. Otro tipo de enfermedades son las que están dadas por agentes externos, por ejemplo los traumatismos, las infecciones. Dentro de la medicina tradicional se encuentran las “puestas”, que son aquellas que causan personas “malas”, los grupos, los hechiceros; estas últimas vienen del mundo sobrenatural.

Finalmente el doctor Vargas Guadarrama mencionó que el médico de servicio social cuenta con el capital social: las redes de relaciones interpersonales que se forman al estar en contacto con la comunidad. “Si se presenta ante ustedes un paciente con un problema serio y que no se pueda resolver, hay que recurrir a las autoridades”, recomendó.

Conferencia “Responsabilidad legal del médico pasante”

La conferencia “Responsabilidad legal del médico pasante” corrió a cargo de los abogados de la Facultad: Santiago Macotela Hernández y Olegario Rodríguez Sánchez, quienes más que llenar a los jóvenes de leyes, reglamentos y un sinfín de artículos legales, les hablaron de casos concretos y acciones de las que no podrán escapar y, por el contrario, tienen que enfrentar y resolver.

En primer lugar el abogado Santiago Macotela recordó a los jóvenes asistentes las funciones de la Universidad, las responsabilidades, los deberes y los derechos de los alumnos, así como la organización de algunas instancias universitarias, como son: el H. Consejo Universitario, el Tribunal Universitario y la Comisión de Honor. Se les informó sobre la existencia de dependencias como la Defensoría de los Derechos Universitarios.

 

Los licenciados Gloria Navarrete y Joaquín Caso

Por su parte, el licenciado Olegario Rodríguez, quien trabajó durante 17 años en el Instituto Nacional de Pediatría como subdirector de Asuntos Jurídicos, y hoy se desarrolla aquí, en la Facultad de Medicina, consideró pertinente hablarles de cosas con las que se van a enfrentar en el servicio: “Una plática sobre cosas que pueden vivir y que les pueden pasar o no, pero desgraciadamente, tarde o temprano, pasan, y tienen que enfrentar solos, porque esto no se enseña en los libros.

“Desconocen la Norma Oficial para la Integración y Manejo del Expediente Clínico, y otra leyes, reglamentos y artículos. Concretamente, a lo que se enfrentan, por ejemplo, es a la llegada de un paciente en la noche, al que tienen que hacerle de todo, y cada uno de ustedes sabe sus capacidades, pero en la práctica no es así. Uno llega a estos lugares donde hay que hacer de todo, desde cirujano a partero, porque es lo más común en las rancherías.”

Aseveró que desde el punto de vista legal hay cosas que, como prestadores, no les competen, porque se supone que van a un primer nivel de atención y no representa tanta responsabilidad; se desligan ciertas responsabilidades. “Pero en la realidad no es cierto porque van a hacer de todo.”

Relató casos como el de cuando llegan los padres o una madre con el niño muerto o casi muerto. En el ámbito hospitalario los padres entregan la criatura al médico envuelta y tapada, la llevan a los consultorios y dejan a los familiares afuera, a su juicio y desde el punto de vista legal esto es un gran problema, pues el médico no sabe si la criatura está muerta, o en las últimas, o si presenta signos vitales. Desgraciadamente cuando llega muerto el paciente, la familia no lo acepta y busca un responsable, y quién más, pues el médico que lo atendió. Por otra parte, dicen: ‘Aquí se murió porque me tuvieron dos horas esperando’, y muchas veces tiene razón.

“Estos detalles son los que hay que cuidar, porque es lo que no se enseña en la Facultad, el cómo actuar o priorizar. Les pueden llegar muchas personas junto con una o algunas urgencias, ¿qué hacer primero? Por eso, a mi juicio, es importante que estén preparados.”

Otro caso que relató fue el de heridas de bala. Es un paciente al que hay que atender, pero el Reglamento de la Ley General de Salud en materia de prestación de servicios de atención médica establece que cualquier caso de emergencia en el que se presuma que existe un hecho ilícito se debe de notificar a la ley correspondiente, al Ministerio Público, al comisariado ejidal o a la autoridad de donde estén prestando el servicio social.

En el caso de las enfermedades de notificación obligatoria, como las epidemiológicas o las de control, se tiene que notificar a la autoridad sanitaria, independientemente de aislar a la persona para que no vaya a contagiar a la comunidad.

El certificado de defunción fue otro de los casos que se tocó. El Reglamento establece que quien está facultado para el llenado de certificados de defunción es un médico titulado. “Ustedes todavía no están titulados, por lo que es muy importante que tengan mucho cuidado con el llenado y el diagnóstico. Llenar un certificado es riesgoso, pero lo tienen que firmar porque ustedes son los médicos de la comunidad, nada más hay que tener cuidado con lo que se asienta como causa de muerte.”

Por otra parte, les recordó que no porque la persona llegue muerta se extiende inmediatamente el certificado, porque se supone que lo debe extender, cuando menos, el médico que atendió la última enfermedad del paciente.

Como una recomendación les dijo que escribieran como médicos, pero pensando en que lo pueda entender un abogado, porque en caso de cualquier problema quien los juzgará será éste.

Finalmente, aseveró que su carta de presentación es el trato que den a los pacientes, porque de ahí se gana o se pierde el prestigió de la población.

Con toda la información proporcionada en las Jornadas, el pasado 21 de enero se llevó a cabo el proceso de selección de sedes y registro de campos clínicos para el Servicio Social, en un acto público, es decir se instaló una carpa en la ex-planada de la FM donde los alumnos aspirantes realizaron su trámite para el ciclo febrero 2005-enero 2006. Adicionalmente los aspirantes participaron en un curso de Inducción al Servicio Social organizado de acuerdo a la institución y estado elegido. Para clausurar las actividades se entregaron varios reconocimientos a médicos pasantes del año anterior por su destacada labor.