Gaceta Facultad de Medicina UNAM
25 enero 2006
Facultad de Medicina UNAM

El doctor Malaquías López, tutor del trabajo galardonado con el primer lugar del Premio Nacional Glaxo Smith Kline en Investigación

  • La doctora Lilia Patricia Bustamante Montes, autora del trabajo
  • Un estudio sobre una sustancia química contenida en los plásticos y su posible daño en la población infantil y materna

“El premio es la culminación de una buena relación entre profesor y alumno, una relación que evoluciona y avanza dentro de las diversas etapas del trabajo y llega a un final feliz”, aseveró el doctor Malaquías López Cervantes, quien concedió una entrevista a este medio informativo para hablar sobre el trabajo y su autora principal que, en días pasados, se hicieron acreedores al primer lugar en el área de investigación del Premio Nacional Glaxo Smith Kline.

Doctora Lilia Patricia Bustamante

El trabajo galardonado con el XVI Premio Nacional de Investigación de la Fundación Glaxo Smith Kline es el titulado “Efectos de la exposición perinatal a ftalatos en el perfil hormonal de niños varones durante los primeros meses de vida” de los doctores Lilia Patricia Bustamante Montes, Víctor Hugo Borja Aburto, Malaquías López Cervantes y Flavio Vásquez Moreno.

El hoy titular de la Secretaría de Enseñanza Clínica, Internado y Servicio Social explicó que el trabajo nació con el interés de la doctora Bustamante por realizar un doctorado, a lo que agregó: “Hace varios años platicamos de un tema que ella había comenzado a explorar: la posible importancia de los ftalatos con relación a la salud infantil y materna. Entonces, me pidió que fuera su director de tesis doctoral y trabajamos en un protocolo para que lo presentara como proyecto de doctorado..., que realizó en el Instituto Nacional de Salud Pública. Durante ese tiempo hizo la investigación, que abarcó varias etapas. Primero queríamos saber con qué frecuencia se utilizan los objetos que contienen estos químicos y qué porcentaje pertenecía a grupos especiales de la población, como es el caso de los niños.”

Los ftalatos son sustancias que se usan en la elaboración del plástico, como los recipientes utilizados en la cocina para conservar alimentos o calentar comida en el horno de microondas y, según el proceso industrial de elaboración de los plásticos, se puede desprender este componente, comienza a emigrar del plástico y se mezcla con el contenido. Así, cuando se tiene guardado un alimento se desprenden estos químicos y las personas los ingieren. También se utiliza en la fabricación de chupones para las mamilas de los bebés, y cuando ellos succionan dicho elemento químico se desprende poco a poco en algunos de los plásticos, aunque aclaró que no en todos.

Comentó que en la industria, particularmente en los países desarrollados, se identificó esta situación y se modificó la elaboración de los plásticos para impedir que suceda esta migración, por lo que ahora hay marcas que utilizan productos químicos muy estables que no permiten esta liberación de contaminantes. Es difícil que las industrias pequeñas puedan tener la capacidad de producción de las grandes empresas, por lo que sacan al mercado sus productos con este defecto, y esto es todavía frecuente en México.

Científicamente, el doctor López dijo que según la literatura pueden haber varios resultados a la exposición a estas sustancias y que podrían afectar en particular a los niños pequeños y a las mujeres durante el embarazo. El motivo de la tesis de la doctora Bustamante era saber cuándo se utilizan y quiénes los están utilizando para poder medir las concentraciones de estos contaminantes en las personas que están expuestas a ello y en una siguiente etapa, averiguar si se relacionan con alguna alteración de desarrollo o salud de los niños. “Así fue como llegamos al trabajo premiado, el cual es el último de una cadena que se ha publicado y que va describiendo la importancia de estos productos y cuáles son los niveles de concentración, particularmente en los niños pequeños, así como ver si hay efectos en sus perfiles hormonales.

“El proyecto abarca cinco años de trabajo y a lo largo de ellos han ido apareciendo los productos intermedios de investigación. Éste es un proyecto que requirió una colaboración muy amplia de gente que está en diversas etapas de la industria de los plásticos y de la investigación, pues nosotros, como médicos, estamos alejados de todos estos procesos químicos y de contaminación, por lo que en el equipo de trabajo se cuenta con un experto en plásticos del Instituto Mexicano del Petróleo. Este experto es quien nos da la mano con los componentes técnicos de carácter químico: dónde están, cómo son, sus características químicas y físicas, y de qué manera pueden pasar a los sistemas biológicos. Otra etapa consistió en cuánto se utilizan y, finalmente, empezamos a hacer mediciones en seres humanos para ver si los compuestos están pasando al interior de su cuerpo.”

A nivel médico, aseveró que el trabajo ofrece buenas noticias, pues el efecto no es grave. Existe, sí, una variación hormonal a estos productos, pero en una fracción pequeña de la población infantil, al igual que los efectos que todavía podríamos decir que son claramente indicativos de daño, porque, en parte, hay procesos naturales protectores de los niños y el más importante es la lactancia al seno.

“De esta manera, mientras el bebe sea alimentado por más tiempo con el seno menos estará expuesto a estos compuestos y, cuando sucede, es por menos tiempo. Todo esto cuenta con ventanas críticas; según el momento en que se da la exposición, es más o menos susceptible de afectarse. En caso de que la madre esté expuesta a estos componentes durante el embarazo se puede decir que, hormonalmente, el producto podría tener daño, y la otra es cuando ya nació y el bebe está expuesto a las sustancias.”

Al preguntarle sobre cómo conoció a la doctora Bustamante, dijo que fue hace 20 años, cuando estudió su maestría en la Escuela Nacional de Salud Pública (ENSP). “Cuando concluyó, salió, se interesó en la investigación y nos hemos mantenido en contacto por muchos años.” Cabe mencionar que el doctor López y la doctora Bustamante han realizado y publicado juntos otros trabajos.

“Ahora ella es profesora de la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México, seguimos trabajando y pensamos continuar así, pues ya tenemos varias ideas más ahora que ella se doctoró, y seguiremos desarrollando esta línea de investigación entre las instituciones que colaboran con nosotros”, concluyó.

La autora

Como era necesario precisar algunos detalles, nos dirigimos a la autora del trabajo galardonado, quien mencionó que la relevancia de este estudio es que relaciona dos áreas de investigación en salud: la ambiental y la reproductiva, por lo que aporta conocimientos en el campo de los disruptores endocrinos y puede apoyar a las autoridades de salud a tomar decisiones en materia de regulación de uso de estas sustancias en ciertos grupos y áreas.

La doctora Patricia Bustamante es oriunda de la ciudad de Xalapa, Veracruz; es médica egresada de la Universidad Veracruzana; realizó estudios de especialidad en medicina social en el Hospital General de Veracruz; hizo su maestría en salud pública y en ciencias en epidemiología en la Escuela de Salud Pública de México, y de doctorado en ciencias en salud pública, con énfasis en epidemiología, en el INSP.

“Mi familia tiene una gran tradición de médicos dedicados a la salud pública y la epidemiología, quizá por eso la inclinación a esta área de la medicina. El porqué estoy en el estudio de los ftalatos es totalmente circunstancial, pero esto me ha dado la oportunidad de formarme, organizar, desarrollar, conocer y comprometerme con la investigación en salud ambiental.”

Actualmente es profesora de tiempo completo de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), en la ciudad de Toluca; desempeña actividades de docencia y de investigación, es líder del Cuerpo Académico en Salud Ambiental y responsable de la línea de investigación “Ftalatos y efectos a la salud”.

“Recibí además el apoyo metodológico de la Dirección General de Salud Ambiental por conducto de los doctores Gustavo Oláiz, Carlos Santos Burgoa y Víctor Borja Aburto, así como el apoyo logístico de un grupo de entusiastas trabajadores en las actividades de campo que duraron casi dos años a lo largo del corredor industrial del Estado de México.

“El Instituto de Salud de Estado de México (ISEM) también participó activamente en el trabajo de campo. De la institución a la cual pertenezco, la Universidad Autónoma del Estado de México, la colaboración de los doctores Flavio Vásquez-Moreno y Beatriz Lizama Soberanis, así como de la maestra María Magdalena García Fábila, fundamental para el desarrollo del proyecto, ya que se dieron a la tarea de montar técnicas de laboratorio para la determinación de metabolitos de ftalatos que no existían en México. El doctor Gerardo Huitrón Bravo y su grupo del Centro de Investigaciones Médicas colaboraron con el trabajo de campo en la zona de Toluca.

“El Instituto Nacional de Salud Pública incorporó el proyecto a su Dirección de Salud Reproductiva, con lo que se recibieron nuevos apoyos: los doctores Bernardo Hernández y Lizbeth López. Otra institución colaboradora fue la Universidad Autónoma del Estado de Coahuila por conducto de la química Cecilia Hernández, quien fue responsable de la determinación de hormonas masculinas. Además, participaron estudiantes de la Facultad de Medicina, Enfermería y Química, que se titularon en diversos programas.

“En cuanto a la relación de trabajo fue muy buena en términos de los objetivos de proyecto y creo que el éxito de éste fue basado en el respeto de cada uno de sus colaboradores. Por otra parte, fue una gran experiencia de coordinación”, concluyó.