Gaceta Facultad de Medicina UNAM
25 enero 2006
Facultad de Medicina UNAM

Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina

Enfoque multidisciplinario de las células madre

Los avances en el conocimiento en materia genética y, sobre todo, de las células madre o troncales, aquellas capaces de diferenciarse en cualquiera de los 214 tipos de células especializadas de entre los 10 billones que posee el organismo humano, han llevado a diversos grupos a discutir y analizar el tema desde distintos enfoques.
Las células troncales se encuentran en tejidos animales y humanos; pueden obtenerse tanto de individuos adultos como de embriones, lo que ha originado uno de los puntos actuales de controversia.

Durante el simposio titulado “Enfoque multidisciplinario sobre las células madre”, coordinado por el doctor Hugo Fernández de Castro, vicepresidente de la Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina, en la última sesión del año de la corporación, efectuada el pasado 24 de noviembre, desatacados universitarios abordaron el tema bajo cuatro enfoques: histórico, biológico, jurídico y filosófico.

Con el descubrimiento del núcleo de la vida: los ácidos desoxirribonucleico (ADN) y ribonucleico (ARN), los genes y el genoma humano, instrumentos de la clonación, los trasplantes, las células troncales, los telómeros, la telomerasa y las fronteras inmensas que se abren para la prevención o el remedio de los padecimientos cronicodegenerativos, adquiridos o hereditarios, se abre el debate de problemas biológicos y médicos no resueltos aún, al tiempo que hay dilemas que ni la ética y la moral médicas ni la ética filosófica han solventado, expresó el doctor Fernández de Castro.

De esta manera dio paso a la doctora Mariblanca Ramos, profesora de la Facultad de Medicina, UNAM, quien hizo referencia al aspecto histórico del debate, y dio a conocer que las células madre son aquellas dotadas de la capacidad de autorrenovación, de producir más células madre y originar otras líneas celulares que se diferencian en especializadas.

Adicionalmente, apuntó que los primeros estudios en células troncales datan de mediados de los años sesenta, pero en 1998 los trabajos del grupo de J. A. Thompson en células troncales de embrión humano y de J. Gearhart en células troncales provenientes de células germinales fetales humanas, modificaron para siempre este campo de estudio; lograron en ese año el cultivo exitoso de células pluripotenciales que tienen capacidad para dar lugar, en cultivos in vitro, a líneas celulares especializadas provenientes de las distintas capas embrionarias.

Estos hallazgos abrieron la puerta para avanzar en el conocimiento de los mecanismos de diferenciación celular en los humanos, así como en la obtención de una gran variedad de células especializadas como las hepáticas, las pancreáticas, las neuronas o el músculo cardiaco, entre otras, que pudieran ser empleadas en el tratamiento de padecimientos como lesiones de la médula espinal, y enfermedades como las de Parkinson y Alzheimer, cardiopatías, insuficiencia hepática o diabetes mellitus, entre muchos otros.

En lo que se refiere al enfoque biológico, el doctor Jorge Membrillo Hernández, investigador y profesor de pos-grado del Instituto de Investigaciones Biomédicas, resaltó que, a partir de los avances en la investigación de células troncales (madre) provenientes de embriones humanos, surge la controversia, lo que hace indispensable el examen riguroso de sus beneficios y de sus riesgos potenciales.

A la investigación con este tipo de células se le han identificado enormes potencialidades terapéuticas; la aplicación clínica de esta tecnología está ya en estudio con modelos animales; sin embargo, falta mucho por estudiarse, existe la confianza en el medio científico internacional de que en un futuro será posible dirigir la diferenciación de las células troncales hacia cualquier tipo de célula específica.

Es preciso reconocer, no obstante, que en la actualidad son más las preguntas que las respuestas en torno a las células troncales. Mucho es lo que falta por comprenderse, para lo cual se requerirá de mayor investigación —tanto básica como clínica— y el desarrollo de nuevas tecnologías. Algunas organizaciones científicas en el mundo estiman que se necesitarán no menos de diez años para tener un cuadro completo de la biología de células troncales y, quizá, varios decenios para desarrollar su aplicación terapéutica de manera segura y confiable.

 Además, subrayó que se sabe que las células madre adultas presentan diferencias importantes respecto a las de origen embrionario, y que la gran parte del conocimiento sobre células troncales embrionarias provienen de la investigación en animales, lo que ha hecho surgir un debate de gran intensidad por los factores éticos relacionados con el empleo de embriones humanos para la obtención y el estudio de células troncales, finalizó el experto.

Para tratar el asunto jurídico, la doctora Nuria González Martín, del Instituto de Investigaciones Jurídicas, explicó que, en lo que se refiere a clonación, los países que forman parte de la Organización de las Naciones Unidas, prácticamente la totalidad de la comunidad internacional, rechazaron en su momento la clonación reproductiva al ratificar en 1998 la “Declaración universal sobre los derechos humanos y el genoma humano”, que establece en su artículo 11 que “no deben permitirse las prácticas que sean contrarias a la dignidad humana, como la clonación con fines de reproducción de seres humanos”.

 Además, destacó que desde ese año ha variado mucho la perspectiva de la clonación al abrirse nuevas posibilidades en el ámbito de la terapia génica; se plantean los beneficios de la clonación terapéutica frente a la rechazada clonación reproductiva. “De este modo tenemos diferentes posiciones en torno a la regulación de la clonación y, en particular, sobre las células troncales o células madre —stem cells— necesarias dentro de la terapia génica.”

Si se entiende que la clonación es cualquier proceso del cual resulte la creación de una copia genética idéntica o cercana a lo idéntico de una molécula de DNA, célula, planta, animal o humano, los países que se han dado a la tarea de su regulación jurídica optan por distintas perspectivas; algunos han elaborado legislaciones prohibitivas y otros permisivas, e incluso promotoras de la clonación, aunque son la excepción, manifestó la experta.

Explicó que en nuestro país, la Ley General de Salud es la autoridad en la materia; en su artículo 98 incorpora la creación de una Comisión de Bioseguridad para la “revisión de investigaciones dedicadas a las técnicas de la ingeniería genética o el uso de radiaciones ionizantes”, además de las ya existentes de ética y de investigación para cuando se hagan estudios en seres humanos.

Sin embargo, resaltó que ese instrumento jurídico no hace mención expresa al proceso de la clonación en ninguna de sus facetas, ni se deja con claridad la prohibición de la clonación reproductiva, tal y como manifiesta la comunidad científica mayoritaria, lo que hace necesario insistir en que en dicha legislación y, en concreto, con respecto a las técnicas de reproducción asistida, en todas sus facetas, deben establecerse lineamientos precisos sobre el manejo de células y embriones.

El sistema jurídico mexicano ha dado un paso importante al incorporar las implicaciones de los avances de la investigación genética con la creación del Consejo Nacional sobre el Genoma Humano, que funge como la instancia ad hoc para la implementación de las políticas sobre el uso, manejo y proyección de las implicaciones genéticas; sin embargo, le conviene ratificar el marco jurídico internacional que prohíbe la clonación en seres humanos, concluyó.

Para cerrar el simposio, la doctora Paulina Rivero Weber, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras, abordó en su conferencia el asunto ético de las células madre e hizo una importante reflexión del embrión humano.

De esta manera, señaló que ante la posibilidad de experimentar con embriones humanos, la sociedad ha reaccionado tan polémicamente que es evidente que se ha cometido el error de asimilar el concepto de embrión al de feto o hasta al de ser humano, lo cual cuestionó en su conferencia.

Podríamos pensar, dijo, que hoy sabemos con toda claridad qué es un embrión, el problema es que las definiciones actuales de “embrión” incluyen demasiadas facetas del desarrollo de un ser humano y no existe una definición clara de lo que un embrión es. Este término abarcaba la vida humana desde sus inicios en el útero materno hasta la juventud temprana, pero con el paso del tiempo, el concepto se limitó sólo a ciertas facetas de la vida intrauterina.

Actualmente se usa ese mismo término para hablar de un cigoto o un blastocisto por igual. Sin embargo, el conocimiento en este campo del saber ha avanzado tan considerablemente que resulta necesario esclarecer más las diferencias y dejar de usar ese término, para ganar así especificidad en el lenguaje y en nuestra comprensión de la vida: más que hablar de embrión, resulta imprescindible hablar de cigoto, mórula, blastocisto o gástrula, porque sólo a partir de la gastrulación el embrión se transforma, conjuntamente con la potencial madre, en un ser humano en potencia.

Finalmente, expresó que todo avance científico es ciego sin la guía de la reflexión humanística y filosófica, y corre el riesgo de perderse en un ejercicio sin sentido.