Gaceta Facultad de Medicina UNAM
25 enero 2005
Facultad de Medicina UNAM

CÁTEDRA “JACQUES MONOD”

Hacia una teoría unificadora del envejecimiento poblacional y El envejecimiento poblacional y el maltrato del adulto mayor

El pasado mes de noviembre se llevó a cabo la Cátedra “Jacques Monod”, la cual se centra en el intercambio de información con académicos franceses y el análisis de temas geriátricos. En esta ocasión presentamos la conferencia que impartiera el profesor Jean Marie Robine, de la Universidad de Montpellier, titulada “Hacia una teoría unificadora del envejecimiento poblacional”.

 

Jean Marie Robine

Cabe mencionar que la geriatría francesa es pilar a nivel mundial, de ahí la instauración de la Cátedra en colaboración con la Embajada de Francia.

Jean Marie Robine trabaja en la Unidad de Investigación Médica que está dedicada al estudio de la demografía en la Universidad de Montpellier. Coordina la red internacional de vida en salud un grupo de trabajo multinacional que comprende especialidades de todo el mundo, desarrollo de indicadores para comprender mejor el fenómeno del envejecimiento de la población y repercusiones en su estado de salud. Esta Conferencia es una explicación somera sobre su contribución a una propuesta para la mejor comprensión del fenómeno del envejecimiento poblacional.

La contribución de Robine es novedosa porque se sale de los tradicionales estudios de la longevidad, para él la biología es sólo una pequeña parte de la explicación de la longevidad y existen otras ciencias que mucho contribuyen a su estudio, como lo son las matemáticas aplicadas a aspectos demográficos y biodemográficos. Estas cifras matemáticas se han venido dando a lo largo de la historia y han permitido el desarrollo de la teoría unificadora del envejecimiento poblacional de Robine.

Uno de los primeros elementos está dado por la reducción de la mortalidad infantil, el ligero aumento de la disponibilidad de alimentos, la declinación de enfermedades infecciosas y cierto mejoramiento de las condiciones de higiene. Una segunda fase es la prolongación de vida hacia edades mayores, hecho en el cual influyó la disminución de enfermedades epidemiológicas en los adultos mayores, lo que se dio después de la Segunda Guerra Mundial en encuestas realizadas durante los sesentas y setentas en los Estados Unidos de América, y ahora se observa en los países en vías de desarrollo.

Aseveró que en un principio el aumento de edad se acompañaba de mala salud, pero conforme el tiempo avanza los adelantos alargan la vida y se conserva por mayor tiempo la salud. En la teoría de Robine estos datos permiten hacer cálculos en que cada vez el aumento de edad va acompañado de excelente salud, y permite llegar a 130 años en estado saludable en un futuro.

Afirmó que la esperanza de vida es un indicador que permite resumir las condiciones de mortalidad del momento. Por ejemplo, un niño que nace en la ciudad de México en condiciones de 2004 va a vivir 72 años en promedio.

Al respecto comentó sobre los “centenarios”. Éstos aparecen en la literatura, pero estudios recientes demuestran que históricamente, hasta antes de 1800, no existió persona alguna con más de cien años de vida, lo que sí se sabe es que desde nuestros ancestros se tenía conciencia de que el hombre tiene la capacidad para vivir más de cien años.

Datos matemáticos demuestran que una trayectoria logística es fantástica porque demuestra que no es el hombre el que está limitado en su duración de vida sino la mortalidad, que está condicionada al momento, bajo condiciones que construimos.

Otro elemento de la mortalidad que caracteriza a las naciones es que al hablar de tasas de mortalidad las naciones se vuelven más homogéneas; sin embargo, respecto al promedio de vida, las naciones se dispersan entre aquellos que no tienen suerte y los que viven más que sus contemporáneos.

El envejecimiento poblacional y el maltrato del adulto mayor. Implicaciones sociosanitarias

Otra conferencia fue la que impartió el profesor Robert Hugonot, presidente honorario de la Asociación Francófona de Geriatría y Gerontología, titulada “El envejecimiento poblacional y el maltrato del adulto mayor. Implicaciones sociosanitarias”.

 

Robert Hugonot

El profesor Hugonot ha visitado la Facultad de Medicina desde hace 15 años, ha trabajado durante varios en el Centro Interamericano de Seguridad Social, y ahora, gracias a la Cátedra Monod, su charla versó sobre el tema de la violencia dirigida contra las personas mayores, pues conforme se incrementa esta población aumentan los problemas a nivel mundial tildados de un racismo “antiviejo”.

Comentó que el tema es relativamente nuevo, pues el primer caso registrado en la clínica data de 1975 en una revista estadounidense. Por otra parte, es hasta 1987 cuando se realizó un foro en Hamburgo sobre la violencia intrafamiliar. Allí se formaron tres comisiones: violencia contra los niños, contra las mujeres y contra los adultos mayores. Como gerontólogo le pidieron que presidiera el apartado correspondiente.

“Escuché sorprendido los reportes de otras naciones que informaban que en una de cada cinco familias la violencia es un modo de vida habitual. Después fueron hechas otras encuestas que dieron cifras que varían hasta el punto en que no podemos saber cuáles son las cifras exactas porque en la mayoría de los casos de maltrato son violencias invisibles y las víctimas no se quejan; ocurren a la sombra de la familia en la mayoría de los casos.”

Las estadísticas muestran que en 75 por ciento de las ocasiones se trata de violencias que se desarrollan en la familia y 25 por ciento en instituciones.

Hugonot definió que la violencia se caracteriza por cualquier acto u omisión, violencia o descuido cometidos por una persona que perjudican la vida, la integridad corporal o psíquica, la libertad de un individuo, o que comprometen el desarrollo de su personalidad y dañan su seguridad financiera.

Clasificó el maltrato en físico, psicológico y financiero, pero también en médico, entendido esto como administración o privación de medicamentos. Afirmó que las violencias psicológicas y verbales repetidas son tan destructoras como las agresiones físicas. Este clima de violencia permanente se ha vuelto habitual durante todo el día sin cesar y hace perder el gusto de vivir a la persona de edad sometida a esta violencia consecutiva.

Su experiencia lo llevó a formar el sistema “Alma” (Allo Maltraintance, en Grenoble), el cual no sólo es un registro telefónico que atiende a las personas de la tercera edad, sino que da apoyo psicológico y médico. Dicho sistema está subdividido por estados con la idea de acercarse a los organismos susceptibles y que permitan estudiar cada caso de maltrato notificado. Para remediarlos hay otras modalidades cercanas al sistema, que han dado tan buenos resultados que los han adoptado en Bélgica y en Italia.

Un centro de este sistema es atendido por personas que reciben las llamadas y son profesionistas retirados voluntarios capacitados para atender el maltrato, además hay referentes profesionales que coordinan a quienes escuchan y trabajan en gerontología. Asimismo estudian los expedientes y las preguntas después de cada guardia para saber a quién se llamará para complementarlos.

El papel de los consultores es agrupar a los ancianos, hay un procurador o su representante y trabajan con 50 personas. Se reúnen tres o cuatro veces al año para estudiar los casos más complejos y tomar un número de decisiones en forma colegial.

El resultado aumenta el número de Alma, el número de llamadas y los expedientes; existe un estudio que permite hacer análisis de casos. Este estudio debe tomar en cuenta las principales categorías, donde las violencias físicas no son las más numerosas, aunque dejan huellas, así como los maltratos psicológicos que fueron denunciados, pero los financieros sí son muchos y se incrementan.

“Si la abuela rehúsa firmar el cheque que se le pide entonces es amenazada de diferentes formas, se le prohíbe ver a sus hijos o que sus nietos la visiten, o se le dice que la van a mandar a un asilo, como un castigo.”

En este sentido pidió que el tema deje de ser un tabú y las familias hablen de él, pues socialmente existen varios elementos que lo convierten en inexistente, ya que las leyes protegen a la familia y aunque una persona grite al interior de un hogar, la policía no puede entrar así como así, aun cuando los vecinos digan que en esa casa se grita, pues gritar no es un delito. Por otra parte, también es un riesgo no saber quién es el maltratado y quién el maltratador, pues muchas veces quien denuncia es el maltratador y el maltradado corre el riesgo de ser castigado socialmente.

Enfatizó que a partir de la complejidad del problema es necesario crear equipos multidisciplinarios, porque nunca se sabe quién maltrata y quién es maltratado, porque también hay viejos que son maltratadores.

“La violencia es hereditaria, aunque hay muchas personas que dicen ‘nunca más, no quiero que mis hijos vivan esto...’ Cada vez que recibimos una señal hay que conocer mejor a la familia y el escucha va a dibujarla en el expediente. En cada uno de ellos se ponen los datos generales y elementos que permiten entender las relaciones intrafamiliares, para saber que se trata de un acercamiento o distanciamiento geográfico o afectivo. A partir de estos datos se procede”, concluyó

Otras conferencias presentadas fueron “La biología del envejecimiento y la fragilidad”, de Jacques Treton, presidente de la Sociedad Francesa de Geriatría y Gerontología; “El estudio de las tres ciudades y el envejecimiento cerebral. Implicaciones para la planeación de servicios de salud”, de Jean François Dartigues, Universidad de Burdeos, y “El equipo móvil de geriatría y su interés para los servicios de salud”, de Alain Franco, presidente de la Asociación Francófona de Geriatría y Gerontología.