Seminario de Farmacología
La migraña desde los tratamientos ancestrales
hasta la terapéutica antimigrañosa actual
“A lo largo de los siglos la migraña
ha evolucionado de una enfermedad de causas sobrenaturales a un desorden
molecular”, afirmó el doctor Carlos M. Villalón,
investigador del Centro de Investigación y Estudios Avanzados,
durante la última sesión del año del Seminario
del Departamento de Farmacología, donde expuso el tema “La
migraña desde los tratamientos ancestrales hasta la terapéutica
antimigrañosa actual”.
Durante la reunión, que se llevó a cabo en el auditorio
“Alberto Guevara Rojas”, el experto en serotonina definió
a la migraña como un síndrome específico caracterizado
por un dolor de cabeza unilateral constante y punzante, frecuentemente
asociado a náusea, vómito, fotofobia y diarrea, entre
otros síntomas.
“A esta serie de eventos se le llama ‘migraña común’.
Algunas veces, cuando este dolor de cabeza es precedido por un fenómeno
neurológico local denominado ‘aura’, seguido del
dolor de cabeza descrito, se le conoce como ‘migraña clásica’.
Comentó que se han propuesto varias teorías para explicar
la patogénesis de la migraña, sin embargo son dos las
que tienen particular importancia: la vascular y la neurogénica.
Por un lado, la primera establece que la migraña se debe a una
vasodilatación extracraneal intensa, asociada a una disminución
en los niveles plasmáticos de serotonina, mientras que por otro,
la teoría neurogénica establece reacciones trigeminovasculares
de los vasos sanguíneos de la piamadre que liberan péptidos
activos, principalmente el CGRP, que producen una reacción inflamatoria
estéril con dolor. “Aparentemente esto puede sonar poco
común pero independientemente de la validez de estas teorías,
lo que sí se sabe a la fecha es que la migraña se puede
tratar con fármacos específicos y no específicos.
Dentro de estos últimos destacan los antinflamatorios no esteroidales
y los antieméticos, mientras que en los específicos destacan
los vasoconstrictores, como los alcaloides del ergot o los triptanes.”
Aclaró que esta característica de fármacos específicos
y no específicos es con respecto a su capacidad para producir
vasoconstricción. Los últimos no la producen y los específicos
sí.
Historia sobre el intento del hombre por curar
la migraña
Aseveró que existen hallazgos neolíticos (8 mil años
a. C.) donde hay evidencia de que se hacía trepanación
para aliviar la migraña, por supuesto sin fundamento científico,
pero sí religioso. Los habitantes de este periodo suponían
que al hacer una perforación en el cráneo liberaban espíritus
malignos responsables del dolor de cabeza. Sorprendentemente este método
se utilizó hasta el siglo XVII de nuestra era.
Posteriormente existe un papiro egipcio (año 2500 a. C) que muestra
el tratamiento de la migraña mediante la atadura de un cocodrilo
de barro y un vendaje, a lo que agregó: “Si reflexionamos
un poco sobre el fundamento de este tratamiento podemos ver que la atadura
del vendaje está produciendo compresión de las arterias
extracraneales, por lo que puede servir para disminuir la intensidad
del dolor de cabeza. No hubo progresos en la historia hasta el año
400 a. C., cuando Hipócrates liberó a la migraña
del reino de lo sobrenatural al atribuirla al ascenso de vapores estomacales
hacia la cabeza, y fue el primero en describir los síntomas.
“Su definición a lo mejor no tiene sentido, pero recuérdese
el fenómeno de cruda, donde se produce vómito y hay contracciones
intestinales. La persona que padece la cruda reporta que después
de vomitar se atenúa el dolor de cabeza, y ello es probable porque
aumentan los niveles de serotonina.”
En la era cristiana Galeno describió un dolor de cabeza que afectaba
la mitad de la misma y lo denominó hemicranea, o sea, dolor en
un solo lado de la cabeza, y en el siglo XVII Thomas Willis publicó
su hipótesis al acuñar un término que probablemente
se escriba como megrima, y que es atribuible a la vasodilatación
sanguínea dentro de la cabeza.
En el siglo XIX Thomas Thompson propuso el uso de los extractos ergots
para tratar la migraña, y en nuestra era se aisló la ergotamina
para su uso como agente antimigrañoso. Sin embargo hasta aquí
todavía no se hablaba de bases científicas que apoyaran
el tratamiento de la migraña, pero en 1978, el neoyorquino Harold
Wolf estableció sus bases científicas mediante la administración
intravenosa de ergotamina.
A partir de estos conocimientos el investigador, especializado en Holanda,
aseveró que los farmacólogos saben que los derivados del
ergot son medicamentos que distan mucho de ser ideales, ya que tienen
afinidad con una gama de receptores y muchos efectos secundarios.
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