Homenaje a un científico humanista: Ruy Pérez Tamayo
Ruy Pérez Tamayo, profesor emérito de la Facultad de Medicina, fue homenajeado en la Coordinación de Humanidades con motivo de sus 80 años por distinguidos académicos universitarios, como Jaime Labastida, filósofo, poeta y ensayista, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, así como director general de la Editorial Siglo XXI; los doctores Marcelino Cerejido, biólogo, investigador del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), Premio Nacional de Ciencias; José Sarukhán, ex rector de la UNAM, y Arnoldo Kraus, profesor de bioética en el posgrado de la FM, quienes integran el Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos.
El homenaje, que llevó por título “Ruy Pérez Tamayo, un científico humanista”, fue realizado el pasado 27 de octubre en el auditorio de la Coordinación de Humanidades en la Zona Cultural de Ciudad Universitaria. Funcionarios, académicos y profesores universitarios asistieron al evento, que inició con un mensaje de la doctora Maricarmen Serra Puche, quien en representación del rector de la UNAM, doctor Juan Ramón de la Fuente, dijo que para la Coordinación de Humanidades era un honor ser anfitriones del merecido homenaje al doctor Pérez Tamayo, y “para la UNAM es motivo de orgullo contar entre sus miembros con personas como él”, a quien calificó de ejemplo de un científico humanista. Multifacético en realidad: médico, maestro, investigador, escritor, divulgador de la ciencia, Pérez Tamayo ha enseñado que es posible combinar la docencia con la investigación, el trabajo profesional con las letras, “que es factible trascender las barreras que impone el ámbito académico y llevar el conocimiento científico a la calle para convivir con los demás elementos que conforman nuestra cultura”, expresó Serra Puche. Perteneciente a 48 sociedades científicas nacionales y extranjeras, de las que ha obtenido numerosos premios y reconocimientos, “... quiero dirigir la atención hacia el hombre que día a día, con dedicación y fecundo trabajo, ha demostrado que la ciencia es una forma de vivir la vida.” Para concluir agradeció al homenajeado por el ejemplo que significa para la comunidad universitaria su energía y su entusiasmo, “por esos 80 años dedicados a la ciencia y al conocimiento“. Por su parte, Jaime Labastida habló de los tres espacios en los que participa Pérez Tamayo, como es “coordinar con notable precisión y sabiduría” el Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos, en donde aporta —de forma constante— sus claras y profundas reflexiones. Colabora además como presidente del Consejo de Administración de Siglo XXI, donde hace gala de moderación, y el tercero es dentro de la Academia Mexicana de la Lengua, donde desempeña el cargo de director adjunto. “En estos tres espacios no se agotan los trabajos de Ruy Pérez Tamayo, quien en los tres derrocha buen juicio, sensatez, y tal vez por encima de todo, mesura y equilibrio”, destacó Labastida. “Ruy es un científico de primer orden al que le place poner en contacto las más diversas disciplinas, y por esta causa trata los temas científicos con un método holístico, está preocupado por los asuntos civiles, los problemas del lenguaje, la divulgación científica, la ética médica, la educación de la juventud, el desarrollo de la investigación, la edición de libros de calidad, la situación igual política que académica o presupuestal de nuestra máxima casa de estudios a la que ha entregado lo mejor de sí mismo como investigador, como profesor y como miembro de su Junta de Gobierno.” Marcelino Cerejido habló acerca de una de las facetas del doctor Pérez Tamayo como hombre dedicado a la difusión de la ciencia, y declaró que así como las naciones necesitan de un líder, nuestra sociedad exige personas de su calibre, que haga de interfase entre ese mundo científico y el analfabetismo científico —calificó a este último— como uno de los grandes problemas nacionales. De la divulgación del conocimiento, dijo que el doctor Pérez Tamayo es un maestro porque dedica parte de su tiempo a impartir conferencias por todo el mundo, ha fundado revistas, escribe artículos, lo que hace con un nivel de discurso, por lo que merece estar sentado en una institución tan grande como la Academia Mexicana de la Lengua. Para promover la ciencia ha fundado revistas y libros, dicta conferencias y “convoca a sus pares a un Seminario Científico Filosófico donde se debaten muchos de los conceptos de frontera que resultan más cruciales”, afirmó Cerejido. En su oportunidad, el doctor José Sarukhán se refirió al Seminario como trascendental por el hecho de constituir un espacio de discusión entre la ciencia y otras áreas de la cultura. Dirigido en un principio por Elí de Gortari hace más de cuatro decenios e interrumpido después del fallecimiento del titular, el Seminario reinició —evocó Sarukhán— a solicitud de Labastida y de Pérez Tamayo, este último “un gran productor como científico, con su enorme congruencia entre el rigor, la seriedad y la absoluta objetividad de su trabajo académico. “La vida con los alumnos, el trato permanente con los jóvenes es lo que ha renovado la personalidad de Ruy Pérez Tamayo. Ha formado muchos alumnos directamente por ser su tutor, e indirectamente a muchos otros con los libros clásicos de patología que han sido tabiques de la construcción de la formación de innumerables médicos de México”, expresó el ex rector de la UNAM. Arnoldo Kraus dedicó algunas reflexiones donde destacó la admiración por el científico mexicano, nacido en Tampico, Tamaulipas, quien cumplió 80 años de edad el pasado 8 de noviembre. El profesor de bioética en el posgrado de la FM expresó que hablar de Ruy es hablar de muchos Ruys. “Puede ser ocasionalmente Pérez Tamayo, y puede ser, por supuesto, el ‘profe Ruy’. Su nombre depende no sólo del tiempo o de los tiempos, sino del juego que nace a partir de los ojos con los que se le mira y la mirada con la que él mira: Ruy patólogo, Pérez tutor, Pérez Tamayo seductor, Ruy escritor, Ruy congresos, Ruy academias, Ruy investigador, Ruy colegios... y tantos y tantos otros Ruys. “Nos reunimos para mirarlo a través de los microscopios, los escritos, las conferencias y las asesorías que generosamente ha regado y sembrado al paso de los años. Nos reunimos para penetrarlo a través de las lentes con las que ha disecado. Ruy ha disecado y ha mirado, ha combinado el difícil arte de tocar y observar, ese arte de observar a partir de lo que se palpa es una de sus grandes virtudes y uno de los motivos por los cuales durante muchos años Ruy ha atraído a tantas personas. “De Ruy podría decirse que él sabe que la única forma de mantener viva la vida es impidiendo que los sueños finalicen. Con Ruy se comprende que cuando se enseña se aprende”, finalizó Kraus. Por su parte, Néstor Braunstein leyó a los asistentes La historia de la ciencia en la obra de Ruy Pérez Tamayo, texto escrito por Elías Trabulse, quien por motivos de salud no estuvo presente en el homenaje. En el ensayo Trabulse señala que dentro del vasto trabajo del doctor Pérez Tamayo, la historia de la ciencia ocupa un papel relevante. “Gran parte de esta obra sólo se comprende en el marco histórico al que Pérez Tamayo acude a menudo para explicar e interpretar diversos problemas científicos, sociales y filosóficos que se presentaron en México y en el mundo en las últimas décadas. “No debe extrañar esta forma de enfocar dichos problemas, ya que Pérez Tamayo, como científico y humanista, tiene una antigua filiación intelectual con muchos otros intelectuales que en México, desde el siglo XVI, abordaron problemas filosóficos, históricos, literarios e incluso poéticos. Las ciencias y la medicina estaban unidas en forma inextricable a las humanidades, pues todas ellas tenían como único cometido el conocimiento de la naturaleza humana.” Pérez Tamayo comparte con ellos un estilo literario caracterizado por una prosa precisa y concisa, rica en matices y a la vez exacta, donde están ausentes el lenguaje emblemático e inútiles giros retóricos. “Él no desteñía el estilo fresco de la narración espontánea e incluso de la anécdota sabrosa o de la ironía mal encubierta por una prosa moderada y contenida”, destaca Trabulse. Por conducto de la voz de Braunstein, Trabulse indica que el interés de Ruy Pérez Tamayo por la ciencia lo lleva a estudiar su desarrollo en México a lo largo del tiempo y su situación actual. Muchas páginas de diversas obras suyas —sean libros o artículos— están dedicadas a valorar la historia de la ciencia en este país, desde sus orígenes hasta el presente. En una obra próxima promete describir la historia de la ciencia en México durante el siglo XX. Finalmente el doctor Pérez Tamayo expresó su gratitud por el reconocimiento y expresó que el Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos fue revivido después de una ceremonia en memoria de Elí de Gortari, cuando el doctor Sarukhán era rector de la UNAM, y en la que hubo varios participantes, entre ellos Jaime Labastida y el propio Pérez Tamayo. La propuesta de Labastida fue que el Seminario debía continuar, y el rector Sarukhán apoyó ese proyecto. Comentó que fue él quien fungió como director en la segunda etapa del mismo, que reunió a filósofos, literatos, físicos, matemáticos y médicos con el propósito de llevar a cabo discusiones en torno a problemas científicos y filosóficos. “Nos dedicamos a explorar sobre temas en los cuales tenemos intereses comunes.” Informó que el Seminario no sólo incluye las reuniones, sino además cuenta con un programa editorial que Elí de Gortari llevó a cabo de manera muy eficiente y se ha continuado. “Llevamos siete libros publicados en nuestro programa editorial con el apoyo de la Secretaría General de la UNAM, a la cual está adscrito el Seminario, el cual además ha recibido apoyo de los institutos de investigaciones —particularmente Filosóficas— y de la Coordinación de Humanidades”. Adelantó que el Seminario —que cumplirá en 2005 50 años de haberse fundado— se ha desarrollado un programa para abrirlo a distintas áreas y dependencias de la Universidad, “el Seminario está vivo y caminando”, concluyó y agradeció al público y a los comentaristas por la asistencia. |