Gaceta Facultad de Medicina UNAM
25 agosto 2004
Facultad de Medicina UNAM

Efemérides médicas de agosto

Lic. Gabino Sánchez Rosales
Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina

1 de agosto de 1941
En el Diario Oficial de la Federación apareció publicado el Reglamento para el Registro, Autorización y Funcionamiento de Laboratorios de Diagnóstico de Propiedad Particular. Establecía, entre otras cosas, que cualquier laboratorio particular debería informar al Departamento de Salubridad, en las 24 horas siguientes a su detección, si encontraba alguno de los siguientes gérmenes: bacilo de la difteria, de la tuberculosis, de la lepra, de la disentería, de la fiebre tifoidea, del carbunco, de la peste, o estreptococos hemolíticos, meningococos, neumococos, tripanosomas, oncocercas, ricketsias o vibrión colérico.

3 de agosto de 1905
El presidente de la República, Porfirio Díaz, estableció el reglamento que normaba las actividades de la Escuela Nacional de Artes y Oficios para Mujeres, estableciendo que con el fin de ofrecerles medios lucrativos y decorosos que las habilitaran para que, por sí mismas, pudieran prever su subsistencia y se desarrollaran y elevaran intelectualmente, se ofrecieran, entre sus estudios, los de farmacia elemental, con el fin de que se capacitaran como auxiliares y prestaran sus oficios en los despachos correspondientes.

5 de agosto de 1860
El farmacéutico Atanasio Mier estableció en la cerrada de San Agustín de la ciudad de Morelia, capital del estado de Michoacán, la Droguería y Farmacia de Atanasio Mier, equipada con el más moderno instrumental para hacer las preparaciones galénicas y contando además con las más útiles farmacopeas y formularios de la época.

12 de agosto de 1862
Después de 290 años de existencia, el Ayuntamiento de la ciudad de México decretó la clausura del Hospital de San Lázaro, enviando al día siguiente a los treinta leprosos que quedaban al Hospital de San Pablo.

13 de agosto de 1566
El doctor Domingo de Zavala, cirujano del rey de España, indicaba que habiendo visto y examinado el libro del doctor Pedro Arias de Benavides, que “trata de algunas medicinas simples que hay en las Indias [la Nueva España], de las que acá no teníamos noticia hasta ahora de algunas de ellas... Vimos este libro por mandato del muy alto consejo de su majestad y después de corregido y enmendado algunas cosas, decidimos se puede imprimir para que tengan noticias de cosas peregrinas y provechosas”. El libro de Arias de Benavides, Secretos de cirugía, impreso en Valladolid en 1567, contenía diversas noticias sobre la práctica de la medicina en la Nueva España, al ser su autor médico por muchos años en este lugar.

21 de agosto de 1793
El virrey Revillagigedo, en la ciudad de México, ordenaba pregonar el bando sobre “Baños públicos, lavaderos y temascales”, señalando que: “... siendo sumamente difícil evitar la concurrencia de hombres y mujeres dentro de los placeres y temascales, como es factible siempre que puedan servirse de una propia casa, lo cual está rigurosamente prohibido por algunas disposiciones del Supremo Gobierno, conviniendo conforme a ellas cortar de raíz los desórdenes que son de persuadirse resultarían de la unión de ambos sexos en tales parajes... por ningún motivo... servirá una misma casa para hombres y para mujeres... y para conocimiento del público se pondrá en la puerta, como estaba determinado antes, una tablilla de letra abultada y permanente, en la que se lea: Baño para mujeres, o Baño para hombres.”

26 de agosto de 1922
La Secretaría de Gobernación estableció una Comisión Ejecutiva Sanitaria del Distrito Federal, ya que era “ingente la necesidad de proveer debidamente las exigencias de la higiene y además de satisfacer de una manera eficaz la salubridad pública local del Distrito Federal, a cuyo fin es preciso crear un personal que complete la acción de las autoridades sanitarias ya establecidas.”

27 de agosto de 1571
El doctor Francisco Hernández, protomédico del rey en las Indias Occidentales, acudió ante el Tribunal del Santo Oficio de la Nueva España para declarar en el juicio que se le seguía al doctor Pedro López por delito de desacato contra varias imágenes —entre ellas un crucifijo, a las que, dijo, tenía en un lugar bajo y entre basura—, señalando que conocía al dicho Pedro López de seis meses a esa fecha, y que sobre el asunto sólo sabía lo dicho por un comerciante llamado Agustín Castellanos, quien lo comentó.