Gaceta Facultad de Medicina UNAM
10 agosto 2006
Facultad de Medicina UNAM

Los cirujanos novohispanos en nuestro archivo histórico

Jorge Zacarías Prieto M.
Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina

En esta ocasión hablaremos un poco sobre el Palacio de Medicina, considerado como “la joya de la corona”, según le ha llamado el doctor Carlos Viesca, de nuestra insigne Facultad de Medicina de la UNAM; dicho edificio se encuentra ubicado en el Centro Histórico de la ciudad de México, en la esquina “chata” que conforman las calles de República del Brasil y República de Venezuela, en la famosa Plaza de Santo Domingo que, dicho sea de paso, es una de las poquísimas plazas del país que no ha modificado su traza original desde su fundación en el siglo XVI por los españoles, a la llegada de los primeros frailes dominicos en 1526, ya que en estos terrenos se construiría el Convento Imperial de Santo Domingo de Guzmán de la Nueva España.

El Palacio en cuestión se comenzó a edificar en 1732, bajo la extraordinaria dirección del arquitecto Pedro de Arrieta, y fue concluido en diciembre de 1736; fue hecho ex profeso para albergar al tribunal del Santo Oficio y se le conoció como el Palacio de la Inquisición; este tribunal permaneció allí desde 1736 hasta 1820, año en que fue abolida definitivamente esa institución en México.

A partir de ese año el edificio tuvo diversos usos, ya que fue sede de varias instituciones, como: Cuartel del Colegio Militar, Oficinas de la Lotería Nacional, sede del Gobierno del Estado de México, Seminario Conciliar Tridentino y, finalmente, sirvió como bodegas de un particular.

Para el año de 1854 los profesores de la escuela de medicina compraron al seminario una parte del edificio por la cantidad de 50 mil pesos oro por intervención de Supremo Gobierno, con los sueldos devengados de los catedráticos, quienes hacía muchos meses no cobraban sus honorarios y, por cierto, habían tenido que dar sus cátedras en sus respectivos domicilios, dadas las hostilidades a que habían sido sujetos en otros recintos, como lo fue el Colegio de San Ildefonso, por sus alumnos y directivos.

La Escuela de Medicina de México estuvo alojada en el edificio por más de un siglo, 102 años para ser exactos, ya que fue en 1956 cuando se trasladó a sus nuevas instalaciones en la recién inaugurada Ciudad Universitaria. Fue en ese mismo año en que se creó, a instancias del doctor Francisco Fernández del Castillo, el Departamento de Historia de la Medicina y Enseñanza Complementaria; el director de la Facultad era el doctor Raoul Fournier Villada.

Para el año de 1972 se trasladó al hoy Palacio de Medicina, en ese entonces ya Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, el cual está conformado por el Museo de la Medicina Mexicana, la Biblioteca Histórica “Dr. Nicolás León” y el Archivo Histórico de la Facultad de Medicina, del que ahora nos ocuparemos.

Fue en ese Archivo Histórico en donde se guardó la rica memoria de la enseñanza y práctica de la Medicina en nuestro país; contaba con una serie de fondos documentales, algunos institucionales y otros particulares, al igual que diversas colecciones con información, que van desde el siglo XVIII (1744) hasta 1985 aproximadamente.

El conjunto de los diversos fondos con los que contamos suman más de 20 mil expedientes; dichos fondos son, los institucionales: 1) el Protomedicato (1744-1831); 2) la Facultad Médica del Distrito Federal (1831-1841); 3) el Consejo Superior de Salubridad (1841-1868); 4) la Escuela de Medicina y Alumnos (1833-1946); 5) la Facultad de Medicina de la UNAM, con varias secciones: a) Personal Académico (1919-1985); b) Departamento de Anatomía (1960-1989), y c) Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina (1956-1983). De los fondos personales destacan el del doctor José Joaquín Izquierdo (1912-1972) y el del doctor Ramón Pérez Cirera (1937-1979). También resguardamos algunas colecciones como: Bandos y Edictos (1787-1913); la Doctor Conrado Zuckermann (1912-1983); la Doctor Salvador González Herrejón (1931-1965) y, finalmente, un pequeño acervo gráfico en donde se conservan fotografías, litografías, negativos, diapositivas, etcétera.

En esta ocasión tocaremos grosso modo el grupo documental del Protomedicato, dado que su importancia reside también en su antigüedad.

El Real Tribunal del Protomedicato fue creado en España por los Reyes Católicos en el siglo XV, como un órgano rector y sancionador de todo lo relativo al ejercicio de lo que hoy llamaríamos “salud pública”, al vigilar el quehacer de los médicos, cirujanos, parteras, flebotomianos y boticarios. Una de sus principales funciones era el atender y poner el debido cuidado en caso de que se desatara alguna epidemia, como las de viruela o cólera morbus, y además el regular la preparación y venta de medicamentos y remedios en las boticas.

Al ser descubierto el Nuevo Mundo y después de la Conquista de México Tenochtitlán, ese órgano real pasó a la Nueva España alrededor de los años setentas del siglo XVI, con un protomédico a la cabeza; sin embargo no fue sino hasta el siglo XVII, en 1628, cuando fue creado por cédula real el Real Tribunal del Protomedicato de la Nueva España.

La documentación del Protomedicato es muy rica en su información, mas no en su extensión , por lo menos en México, y dicha información está dividida en tres “grandes” grupos: 1) el que resguarda nuestro Archivo Histórico (16 legajos), 2) el del Archivo General de la Nación (cinco volúmenes) y 3) el del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Cabe mencionar que la documentación del Protomedicato sufrió un grave incendio en 1692, por lo que la información se vio seriamente mermada.

Es aquí en donde quiero dejar un testimonio de gratitud, ya que en el mes de mayo de este 2006 nuestro Fondo del Protomedicato se vio bastamente enriquecido gracias a la donación de una serie de expedientes, en fotocopias, de cirujanos que de una u otra forma tuvieron algo que ver o hacer en la Nueva España; dicha colección servirá como un apéndice del Protomedicato que, dicho sea de paso, es considerado como nuestro “Fondo reservado” por las características que lo revisten.

Esta donación fue hecha por la generosidad de la doctora Maria Luisa Rodríguez-Sala, del Instituto de Investigaciones Sociales, y por algunas de sus colaboradoras, como Verónica Ramírez y Rosalba Tena, entre otros.

La conformación de estos expedientes es fruto de una ardua labor de varios años de investigación y de trabajo en diversos archivos, tanto mexicanos como españoles, pues podemos mencionar los siguientes como una muestra de los lugares visitados: el Archivo General de la Nación de México; el Archivo General de Indias de Sevilla; el Archivo General Militar de Segovia; el Archivo-Museo Don Álvaro de Bazán, y el Viso del Marqués en Ciudad Real, todos éstos en España. Es menester decir que esta información ha servido para sacar a la luz una serie de libros coordinados por la doctora Rodríguez-Sala como: Los cirujanos del mar en la Nueva España (1572-1820); Los cirujanos del Ejército en la Nueva España (1713-1820), y Los cirujanos de hospitales de la Nueva España (siglos XVI y XVII), entre otros.

No cabe duda alguna de que la comunidad interesada en la historia de la cirugía se ha de beneficiar enormemente gracias a donaciones como ésta de 235 expedientes del Protomedicato, que hiciera una gran amiga del conocimiento y del Archivo Histórico de nuestra Facultad, como lo es María Luisa Rodríguez-Sala.