RECONOCIMIENTO NACIONAL AL SERVICIO SOCIAL COMUNITARIO Treinta y ocho universitarios reciben la distinción
La Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) entregó el Reconocimiento Nacional al Servicio Social Comunitario a 38 alumnos de la Universidad, diez de los cuales se hicieron acreedores a una distinción especial, denominada “Galardón”, por haberse destacado en la atención de las necesidades de los habitantes de las microregiones donde realizaron su servicio comunitario. Por parte de la Facultad de Medicina fueron once los jóvenes afortunados, seis fueron reconocidos y cinco galardonados; de esta manera la dependencia universitaria tuvo el mayor número de premiados en esta categoría. Asimismo, durante el acto, el licenciado Gustavo Serrano Limón, director general de Políticas Sociales de la Sedesol, entregó un reconocimiento a la UNAM por la formación de profesionales con vocación de servicio y compromiso solidario por su contribución al desarrollo social de México. Para esta convocatoria se presentaron 159 propuestas de 19 instituciones de educación superior de 14 estados de la República Mexicana. De ellas fueron calificadas 98 y la institución con más reconocimientos fue la UNAM, con 38, es decir, 43 por ciento del total nacional. Cabe mencionar que este reconocimiento es otorgado a los jóvenes universitarios de conformidad con lo establecido en las Reglas de Operación del Programa Jóvenes por México 2005, publicadas en el Diario Oficial de la Federación el día 18 de febrero de 2005, en el numeral 4.1.1 Universidad Contigo, Reconocimiento Nacional al Servicio Social Comunitario y Servicio Social de Residencia, en el dictamen de proyectos presentados dentro de las Convocatorias Universidad Contigo y Reconocimiento Nacional al Servicio Social Comunitario. Durante la ceremonia, el director general de Políticas Sociales de la Sedesol aseguró que con este reconocimiento se hace una pequeña distinción a quienes se han entregado por unas semanas o meses al servicio social en comunidades, y que se han dejado llevar por la utopía de que la situación, el mundo y nuestro país pueden ser mejores, más justos y más libres. Dijo a los universitarios que son reconocidos porque asistieron a algunas de las comunidades más pobres del país, las cuales se caracterizan porque a pesar de todo cuentan con un retraso de 17 años en comparación con el progreso de las ciudades. Informó que en nuestro país se calcula que hay cerca de dos millones de universitarios y muchos más millones de jóvenes en edades similares que no tienen acceso a una institución de educación superior, por lo que los llamó afortunados al tener la oportunidad de cursar una carrera.
En lo que respecta a su dependencia, afirmó que está a favor de la inversión del Estado mexicano en investigación, pues aunque muchas personas piensen que hay comunidades que necesitan apoyos para alimentación, los beneficios de la investigación se traducen en más ayuda para millones y millones de mexicanos. Durante la entrega de los reconocimientos, efectuada en el auditorio de la Coordinación de Humanidades, la doctora María Elisa Celis Barragán, titular de la Dirección General de Orientación y Servicios Educativos (DGOSE), resaltó que los alumnos de esta casa de estudios fueron galardonados por su desempeño ejemplar, vocación de servicio a la comunidad y compromiso solidario con México, y resaltó que es un orgullo que esta institución haya obtenido 43 por ciento de los reconocimientos otorgados a nivel nacional. “Ustedes — apuntó— forman parte de un grupo de mexicanos que ha aprovechado la oportunidad de acceder y formarse en una institución de excelencia, que a su vez conlleva una gran responsabilidad: servir a la sociedad.” Mencionó que en la UNAM, primera Universidad del continente americano, se han profesionalizado las disciplinas de estudio imprescindibles para el progreso económico y social de México, pero también en ella surgió la iniciativa de solidaridad presentada por el doctor Gustavo Baz, que dio origen al servicio social que se conoce. Recordó que en 1936 el doctor Baz propuso el servicio social para los pasantes de la carrera de medicina, a fin de que atendieran a la población rural y lograran su acercamiento a las pequeñas poblaciones del país. Dos años después, como rector, lo hizo obligatorio para todos los pasantes de la Universidad, y a partir de entonces, al seguir el modelo de la UNAM, las diversas instituciones de educación superior implantaron de manera gradual su propio servicio social. “Así —agregó—, en la Universidad el servicio que los jóvenes prestan a la sociedad como una forma de corresponder a la educación que ésta les ofrece tiene una historia de más de siete decenios, en los cuales la población se ha visto ampliamente beneficiada.” Indicó que esta casa de estudios permanentemente reorienta y fortalece el servicio social, incrementa la participación de los alumnos en proyectos que buscan alternativas de solución a problemas en las comunidades, y que apoyan el desarrollo económico, social y cultural de México. “Este acto es un estímulo para que continúen con el mismo esfuerzo y actitud solidaria, pero también un reconocimiento a la labor de sus profesores y sus padres, quienes con su apoyo han hecho posible que sean estudiantes sobresalientes y ciudadanos comprometidos con su país.” A nombre de los alumnos que obtuvieron el reconocimiento nacional, Linda Cristina Luna, de la carrera de psicología en la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, y quien participara en el proyecto “La UNAM en tu comunidad” en el municipio de la Unión Zihuateutla, en la Sierra Norte del estado de Puebla, subrayó que la realización del servicio social en una comunidad rural representa un desafío de gran importancia, compromiso con la institución que la formó y demostrar con acciones su trabajo como profesionista y como persona. Por parte de los galardonados, Héctor Enrique Soriano Barón, alumno de esta Facultad, mencionó que el sufrimiento humano y la pobreza deben ser los alicientes para mostrar su trabajo y el compromiso social que su Facultad tiene con México, un deber muy superior a los miedos, apegos y resistencias que pudieran sentir.
“Es para mí un honor representar a los alumnos de la Facultad de Medicina, escuela que forjó en mí los valores científicos, éticos y humanísticos para realizar un ejercicio profesional digno. Recién llegado a la comunidad se detuvo frente a mí una señora que me solicitó consulta para su hija. En ese momento mi mente se puso en blanco, no sabía cómo ni por dónde empezar y eso que yo sabía que estaba preparado… Fueron las palabras de la señora las que me devolvieron la confianza al decirme: ‘Qué bueno que viene de México, de seguro con usted mi niña se va a curar muy rápido.’ “Su comentario me hizo recapacitar sobre la responsabilidad social que, como egresado de la Facultad de Medicina, tenía. Fue en ese momento que rompí con las ataduras de lo que había dejado, alejé de mí esa sensación de que me habían robado algo al condicionar que mi formación se complementaría con el servicio social en una comunidad rural. “Esta vivencia fue el detonante para establecer una buena relación médico-paciente, y a partir de ahí entendí que estaba en mí vivir al máximo ese año, aprender de cada uno de mis pacientes.” Aseveró que al trabajar en la comunidad, con ella y para ella, pudo vivir las funciones sustantivas de la Universidad; la extensión de la cultura, la docencia y la investigación, a lo que agregó: “Ya que es a través de nosotros y de nuestro trabajo que es posible hacer llegar los resultados de la docencia y la investigación a los lugares más apartados del país. El servicio social deja en nosotros un gran aprendizaje, experiencia y desarrollo personal”, concluyó. Al finalizar el acto y después que los titulares de Políticas Sociales de la Sedesol y la DGOSE de la UNAM pidieron un reconocimiento a todos los profesores que apoyan al Servicio Social, la doctora Josefina Prado, responsable de los proyectos que envían los prestadores de la FM a concursos, dijo que en esta ocasión participaron 24 jóvenes, de los cuales, once resultaron premiados, y de éstos, cuatro fueron además galardonados. Sobre su trabajo con ellos, explicó que, cuando visitan a los jóvenes, desde ahí se dan cuenta de quiénes pueden ser candidatos y los comienzan a motivar. El problema es cuando su trabajo va más allá y ellos no lo visualizan. El primer paso, convencerlos qué fue importante y qué es importante. Cuando lo valoran, comienzan a reflexionar sobre lo que pudieron hacer de más. “Algo que nos da mucho gusto es que cuando vamos a los estados, las autoridades locales califican a nuestros jóvenes de trabajadores, activos, siempre con ideas; aunque a veces no muy de acuerdo con los jefes inmediatos de salud, pero cuando los convencen, las autoridades los ayudan. “Para nosotros todo esto es parte de nuestra docencia, porque el servicio social, aunque es un requisito, tiene un aspecto académico donde los alumnos integran todo conocimiento de los años previos, aquí lo aplican, y como parte también del perfil del egresado se les pide que sean líderes en salud y los premios son resultado de su liderazgo. Consideró que en los últimos años los trabajos han aumentado en calidad y ello es a partir de que los jóvenes ya pueden contar con computadoras, y otro elemento que agregó y consideró importante es que estas generaciones son producto de la huelga, por lo que personalmente piensa que son muy preocupadas y que se han colocado la camiseta seriamente. “Todos esto es un estímulo a nuestro trabajo para sentirnos más comprometidos”, concluyó orgullosa sobre los resultados que han obtenido.
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