Gaceta Facultad de Medicina UNAM
10 agosto 2005
Facultad de Medicina UNAM

NUESTRA COMUNIDAD

La micología y el orgullo de ser universitario: Doctor Ernesto Vértiz, Departamento de Microbiología

  • Alumno, profesor y empleado universitario

En la Facultad de Medicina hay muchos profesores que han iniciado su labor académica desde hace muchos años, algunos de ellos llevan grabados en el corazón el escudo de nuestra Universidad, hacen de cada día un espacio idóneo para demostrar su orgullo e infunden en los alumnos que ocupan sus aulas el sentimiento universitario. En nuestra comunidad, afortunadamente existen médicos como el doctor Ernesto Vértiz, del Departamento de Microbiología, que es un claro ejemplo de una vida dedicada a actividades diversas dentro de la Facultad.

El doctor Ernesto Vértiz

Como algunos otros profesionales, el egresado de médico cirujano pasó por distintas etapas y actividades. Sus inicios como estudiante fueron en 1973 y como laboratorista en 1977. En entrevista para la Gaceta recordó que sus inicios en la UNAM fueron a partir de un concurso: “Yo trabajaba en la Rectoría haciendo inventarios de los bienes inmuebles y a la vez estudiaba medicina. Después me enteré de una plaza vacante como laboratorista en la Facultad y presenté los exámenes que se centraban en temas de micología. Para sorpresa de muchos pasé el examen con diez y a partir de ese momento soy parte de esta Facultad que tanto quiero.”

En su eterna lucha por ser mejor, el reciente laboratorista también se desempeñaba como profesor de biología en escuelas secundarias, lo que le dio herramientas para involucrarse rápidamente en el ambiente de su nuevo espacio laboral: el Departamento de Micología Médica, con el doctor Rubén López. Mientras trabajaba, su vida como estudiante avanzaba, y al recordar esa etapa consideró que lo más importante que le ha sucedido es poder ser empleado universitario, profesor y estudiante al mismo tiempo.

Su labor docente comenzó como ayudante de profesor (profesor de laboratorio) para luego desempeñarse como profesor titular de la materia de parasitología, y hoy también imparte los cursos de laboratorio de parasitología y micología. Afirmó que la docencia ha sido uno de los mecanismos más agradables de desarrollo profesional, ya que es lo que más le gusta porque “... el contacto con los alumnos permite entender más a las generaciones de ahora”; aseveró que los últimos ocho años se ha dedicado a ella y dijo, que se requiere “... vocación, gusto y habilidad, porque tratar de trasmitir un conocimiento no es fácil, ya que los alumnos a veces vienen con hambre, sueño o preocupaciones, y captar su atención es un reto, porque el aplauso y la recompensa es que el alumno acredite las materias bien y que aprenda lo que se busca trasmitir.”

Manifestó que en el aspecto docente la tecnología debe aumentar la calidad de la enseñanza y recomendó a los alumnos buscar la excelencia académica, ya que la competencia es cada vez mayor porque cada día hay más egresados, no sólo de la UNAM, sino de otras instituciones.

Explicó que en la coordinación de los laboratorios de prácticas su labor consiste en “preparar material para los alumnos, mantener y conseguir las cepas en correlación con los hospitales y los institutos que manejan las bacterianas y micológicas vivas”; asimismo reconoció que “la gran ventaja es que los alumnos pueden ver las bacterias realmente como las van a conocer”, y agregó que “puede ser una actividad muy poco reconocida, porque se nota cuando sale mal o cuando algo no funciona, pero mientras funcione no se nota el trabajo”. Precisó que es fundamental el tratamiento de las cepas para que los alumnos observen y trabajen en ellas, y destacó la importancia de que los estudiantes conozcan el tratamiento de las mismas, aun cuando ellos no vayan a tomar la muestra y a prepararla, pero deben conocer el procedimiento para diagnosticar y dar tratamiento.

Informó además que es importante conservar las cepas controladas para que no sean peligrosas y no causen daño a los estudiantes. “Todo es revisado para que no vaya a ser material contagioso, y en muchos de los casos, los estudiantes trabajan con sus propias bacterias, porque se hacen exudados entre ellos y no hay ningún riesgo debido a que son cepas que conocemos como flora normal que todos tenemos en el cabello, la boca, etcétera.”

Dentro de su labor humanista, expresó que en nuestro país, catalogado como tercermundista, los médicos mucha veces atienden a personas que tienen pocos recursos, y que en muchos de los casos las enfermedades infectocontagiosas son continuas, por lo cual su campo de trabajo es la panacea, ya que el número de infecciones intestinales, bacterianas, micológicas y parasitarias es cada vez mayor.

Reconoció el orgullo que siente al ser un médico cirujano universitario y consideró que su alma mater es el alma pater de muchas otras universidades, ya que muchos de los profesores formadores de médicos en universidades privadas son egresados de la FM; además comentó que ser universitario abre muchas puertas, “depende de cada uno que se sigan abriendo” y se definió como un nacionalista que cree en México y en los mexicanos.

Asimismo, destacó que en el diario trabajo, la participación en proyectos conjuntos con otras universidades e instituciones, en labores docentes o de investigación, enriquece su trabajo y permite estabilidad laboral; admitió que el trabajo en equipo que se realiza en su laboratorio es muy importante y reconoció el del personal de limpieza, laboratoristas, técnicos, oficinistas e investigadores.

Agregó que la situación económica de nuestro país no ayuda al desarrollo de los profesionales, y se manifestó orgulloso de poder contar con varios trabajos que le permiten desarrollarse en todos los sentidos y aprender día a día. Además, ha participado en muchos diplomados y cursos, y dijo que no ha dejado de prepararse en su línea de trabajo, que es básicamente micología y parasitología, aunque a veces hace algunas cosas de bacteriología.

Tras hablar de la investigación, consideró que los nuevos médicos no ven en los laboratorios un camino de desarrollo profesional porque no existe mucha difusión de la labor que se lleva a cabo en ellos; explicó que los alumnos ven en la investigación una actividad muy alejada de la idea que tienen cuando ingresan a la carrera, y precisó que el médico puede diversificar entre actividades administrativas, directivas, de docencia, de consulta y de investigación.

Oriundo del Distrito Federal, del pueblo de San Andrés Tetepilco, consideró que su mayor logro en la vida es mantenerse vivo y en esta Universidad sin problemas, además de tener una familia unida.

Argumentó que los logros obtenidos están cimentados en lo que se ha proyectado; consideró que la carrera le ha abierto el camino a la vida, y que a todas las personas que hacen bien su trabajo les va bien. Reflexionó que “ser profesionista es el todo y la nada”.

Aceptó que en su vida personal es un hombre feliz, con alegría y ganas de vivir, y se manifestó satisfecho por haber cumplido sus metas profesionales, ya que trata de dar siempre poco más de 100%; admitió que le gusta el fútbol americano y que los mejores días de su vida han sido cuando nacieron sus hijas y cuando recibió el título de médico cirujano.

De esta forma el alumno, el profesor y el médico son las tres facetas que determinan, en el doctor Vértiz, su labor diaria; cuando se detiene un poco y piensa en el joven universitario que ingresó a la carrera y ve ahora al médico que es, valora en cada momento los 28 años de experiencia que esta Facultad le ha otorgado y con orgullo acepta llevar bien grabado el escudo universitario.