Gaceta Facultad de Medicina UNAM
10 agosto 2005
Facultad de Medicina UNAM

SEMBLANZA

Beatriz de la Fuente

Leticia Staines Cicero
Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM.

El entusiasmo cotidiano por su labor docente, de investigación y amor por la Universidad Nacional Autónoma de México, es la manera como se define, en la doctora Beatriz de la Fuente, la pasión por la auténtica vocación.

Rodeadas por la oscuridad de la noche, bajo un cielo donde no cabía una estrella más, Palenque parecía no estar presente más que en el ánimo incansable de la doctora Beatriz de la Fuente. Sentadas en la escalinata del Templo de las Inscripciones; descansando de un día agitado y emocionante por presenciar los murales recientemente descubiertos en la Estructura XX, la doctora rompió el silencio al decirme: “No dejo de asombrarme ante la maravilla de estas pinturas; por eso mi empeño en no dejar de darle voz y luz a la grandeza de estas obras“.

La investigación en la doctora De la Fuente, iba más allá, era el deseo vehemente por cultivar el amor que sentía por su trabajo.

Su voluntad por comprender el arte prehispánico, de conservarlo y defenderlo como patrimonio nacional, nace desde sus primeros estudios de licenciatura y es su persistente interés en ello, lo que la lleva a realizar un magno esfuerzo. Surge en la doctora la idea de documentar la frágil y perecedera pintura prehispánica. Se propuso conservar las imágenes pintadas a través de diferentes medios y descifrar ese complejo universo pictórico desde varios puntos de vista. Así, en 1990 creó el proyecto “La pintura mural prehispánica en México” y nos invitó a varios especialistas en distintas disciplinas a colaborar con ella. De este ambicioso proyecto se han publicado seis tomos: dos de Teotihuacan; dos de Bonampak y dos del área maya. Ahora se encuentran en edición dos de Oaxaca y concluyéndose el catálogo del área maya; están en proceso de elaboración los de Veracruz y del Altiplano central mexicano después de la caída de Teotihuacan.

Acercarse y mirar, además de ser el título del libro y homenaje que en el Instituto de Investigaciones Estéticas le rendimos a Beatriz de la Fuente, en 2002, era la constante invitación que hacía a todos a descubrir el arte antiguo. Ella acercaba todos sus sentidos retando a su capacidad de asombro, que siempre aumentaba. Sobresaliente investigadora, con un incesante afán en estudiar el pasado, deseaba descifrar lo que comunicaban las formas en piedra, estuco o barro como objetos de arte y por ser una expresión de la creatividad humana.

Tuvo una visión general de Mesoamérica, aunque dentro de las expresiones artísticas le atrajo especialmente la escultura y sus soluciones formales, por ello inició sus estudios en el arte escultórico de Palenque, después se adentraría en el de la cultura olmeca, de occidente, de la huaxteca y de Tula. Le llamaba la atención, de manera singular, el modo en que, en la escultura “se exalta y dignifica lo humano”, pues la reconocía como la “expresión permanente de tiempos y rumbos del pasado”. Por ello se dedicó a estudiar la obra del artista de entonces, y por medio de la iconografía las imágenes representadas.

Como historiadora del arte, la doctora fue pionera en el análisis de los valores plásticos del arte prehispánico al aplicar las metodologías propias de su disciplina.

Su pasión se escuchó en distintos foros y se puede leer en innumerables publicaciones.

Su obra académica es extensa, escribió varios catálogos del arte escultórico, incontables artículos y publicó varios libros, la gran mayoría editados por la UNAM. Dictó un sinnúmero de ponencias, conferencias y cursos. Con todos estos trabajos y participaciones, Beatriz de la Fuente fue una tenaz promotora de la difusión del arte prehispánico a nivel internacional.

Más que impartir conocimiento, llevaba a las aulas su entusiasmo por despertar el interés y asombro por el arte mesoamericano.

Desde 1969 se inició como docente, disfrutaba y le apasionaba dar clases; comunicarse con sus alumnos, a los que impulsaba y apoyaba en sus trabajos. Maestra notable con gran capacidad de enseñanza, sus clases eran sencillas y claras, estimulaba a los alumnos a reflexionar. Le interesaba formar profesionales que continuaran buscando caminos y nuevas propuestas para lograr una comprensión más completa del arte de Mesoamérica. Decenas de tesis dirigidas por ella, fueron el inicio de vidas profesionales de egresados de su alma mater y de otras instituciones.

Colaboradora siempre, desde diversos cargos

Desempeñó responsabilidades académico-administrativas, entre ellas, por mencionar algunas, fue directora de la Colección de Arte de la Coordinación de Humanidades, directora de la Dirección General de Publicaciones, Coordinadora del área de Historia del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras, Directora del Instituto de Investigaciones Estéticas y miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM.

La vocación se premia con la satisfacción personal, la excelencia profesional con reconocimientos

Por ser una extraordinaria investigadora del arte prehispánico y por su notable trayectoria académica, fue distinguida internacionalmente y mereció varios reconocimientos tanto en México como en el extranjero, entre ellos: Presidenta del Comité Mexicano de Historia del Arte, miembro de Número de la Academia de Artes de México, vicepresidenta del Comité International d’Histoire de l’Art, Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía; fue la primera mujer, y hasta ahora la única, miembro de El Colegio Nacional. La UNAM le otorgó el Premio Universidad Nacional en Investigación en Humanidades, en 1992 y la categoría de emérita, en 1996. Investigadora Nacional Emérita del Sistema Nacional de Investigadores, en 1997. En 2003 fue nombrada Investigador Nacional de Excelencia por CONACYT. Recientemente se le informó a la doctora que la Universidad de Harvard le otorgó el premio Tatiana Proskouriakoff.

Beatriz de la Fuente conocía la importancia de realizar una labor rigurosa, constante e intensa, hoy queda testimonio de ello para beneficio de todos los interesados en el mundo prehispánico. Sus amigos, colegas y discípulos reconocemos además de su valiosa trayectoria académica, su invaluable calidad humana.