Gaceta Facultad de Medicina UNAM
25 abril 2006
Facultad de Medicina UNAM

A un año de su desaparición se instaura el Fondo Roberto Kretschmer

  • Para recaudar donativos la UNAM puso a disposición del público el libro Roberto Kretschmer, in memoriam
  • El doctor Ruy Pérez Tamayo coordinó dicho libro
El maestro Carlos Prieto durante la interpretación
musical que amenizó el acto

Con objeto de asegurar que estudiantes o investigadores aceptados para cursar un posgrado o participar en un programa de investigación en la Universidad de Harvard, puedan contar con una beca para financiar sus estudios en las áreas de pediatría, inmunología y salud pública, un grupo de amigos, pacientes y colaboradores del doctor Roberto Kretschmer y la Fundación México en Harvard, A. C., han decidido instaurar el “Fondo Roberto Kretschmer”, el cual encauzará donativos de instituciones, colegas, pacientes y amigos de Roberto para perpetuar la memoria de este destacado médico e investigador mexicano, a un año de su fallecimiento.

A fin de obtener los primeros donativos se puso a disposición del público el libro Roberto Kretschmer, in memoriam, editado con la colaboración de 40 de sus colegas, pacientes y amigos.

Durante la instauración del Fondo, efectuada el pasado 22 de marzo, la participación del doctor Ruy Pérez Tamayo, profesor emérito de la Facultad de Medicina, versó sobre la presentación del libro mencionado, un volumen de 371 páginas con 39 textos divididos en tres partes, la participación de 65 autores y cuya introducción fue escrita por el propio doctor Pérez Tamayo.

“Hace un año que murió nuestro amigo y colega Roberto Kretschmer. En este aniversario corresponde hacer una breve reseña del libro que muchos de nosotros escribimos en su memoria y que nuestra Universidad patrocinó generosamente.

“La idea de este libro surgió muy pronto después de conocerse su muerte y surgió casi de forma simultánea entre varios de sus amigos más cercanos. Todavía agobiado por la enorme pérdida hice una lista de las personas que en ese momento pensé podrían contribuir.”

Afirmó que la lista de los invitados fácilmente podría haber sido más larga porque los amigos y admiradores del doctor Kretschmer son muy numerosos, pero había que poner un limite a las invitaciones para hacerlo viable, por lo que decidió hacerlo en forma arbitraria.

Dentro de la elección a invitados por parte del doctor Pérez Tamayo, la primera exclusión fueron los extranjeros, porque obtener sus colaboraciones —que hubieran sido tanto numerosas como excelentes— hubiera retrasado mucho la aparición del libro. La segunda fueron los clientes de Roberto y la tercera fueron muchos colegas y amigos que tuvieran una relación profesional cercana o algún interés especifico que los uniera con él. Además, agregó que una cuarta exclusión fueron los amigos comunes a ambos.

La invitación se realizó mediante una carta, de la cual comentó haber enviado 35 y recibir 31 recuerdos. “Conociendo las agendas de muchos de ellos les sugerí que no escribieran nada nuevo sino que escogieran un artículo ya terminado, inédito o publicado, que les pareciera representativo de su actividad académica o artística, que se lo dedicaran a Roberto y me lo enviaran.

“Les dije que yo sería el único en escribir sobre Roberto para evitar repeticiones; claro, como era de esperarse, no todos hicieron caso. Sin embargo, respeté todos los textos, y después de revisarlos decidí dividirlos en tres partes. La primera, denominada ‘Laudatoria’, incluye mi propio réquiem, una oración de Sergio Vela, un texto de Carlos Larralde, una partitura original andante redencioso dedicada a Roberto por Mario Lavista, y una pintura, también original, de Sandra Pinto.”

La segunda parte —que podría titularse “Mixta”— contiene textos preparados especialmente para este volumen por algunos colegas y estudiantes que escribieron sobre sus propios trabajos y aficiones, y la influencia que tuvo Roberto en ellos. En esta parte destaca el texto de Jesús Kumate y el de Luis Benítez Bribiesca.

La tercera parte, la más extensa y más técnica, contiene escritos seleccionados de la producción científica y académica de sus autores, de acuerdo con lo sugerido en la carta invitación mencionada. Los textos originales son de Paulina Rivero Weber sobre Nitzche y Wagner; Sergio Vela sobre Goethe y la música; Adolfo Martínez Palomo sobre la muerte de Mozart; Armando Isibasi, Carlos Larralde y Fermín Valenzuela.

Afirmó que pudiera pensarse que la versatilidad de los textos contenidos en este número dan buena cuenta de la diversidad de intereses del doctor Kretschmer, pero la realidad es otra: “Hay varios aspectos de la curiosidad cultural de Roberto que no están representados. Su pasión por la arquitectura, sobre todo el barroco del siglo XVIII y la Banhaus; su amor por Venecia, que conocía mucho mejor que muchos venecianos; el afán de coleccionar grabados antiguos de ciudades europeas, que mi esposa y yo solíamos alimentar en cada viaje que hacíamos a Europa. Su preocupación por la estructura económica de la práctica actual y el futuro de la medicina; su amor por los buenos libros, no sólo por su contenido sino por su belleza como objetos de arte; su gran gusto por Rembrandt, a quien consideraba el mejor pintor de todos los tiempos.

“Era un verdadero hombre del Renacimiento, nada de lo humano le era ajeno y se sentía cómodo en los ambientes más disímbolos de la cultura. Un volumen que pretendiera repasar todos sus intereses tendría que tener un carácter enciclopédico.”

El licenciado Federico Reyes Heroles

Mencionó que el libro es una sincera recopilación de textos por colegas, alumnos y amigos del doctor Kretschmer como homenaje póstumo, como expresión de admiración y afecto, y como compromiso de conservar su recuerdo vivo entre nosotros. “Espero haberlo logrado y que Roberto acepte con su habitual generosidad este libro dedicado a su memoria”, concluyó.

Ante un auditorio Fournier lleno, el licenciado Felipe Ortiz Monasterio, vicepresidente de la Fundación México en Harvard, quien hizo la presentación del “Fondo Roberto Kretschmer”, dijo haber conocido al doctor Kretschmer en 1989, cuando nació su hija mayor, desde entonces se convirtió en el pediatra de sus hijos, su médico y, sobre todo, su amigo.

Comentó que en ese año también nació la Fundación México en Harvard, y agregó: “La idea de constituir la Fundación surgió cuando la Universidad de Harvard informó que la mitad de los estudiantes mexicanos que habían sido aceptados para los programas de posgrado no podrían asistir por razones financieras. Ante este dato, un grupo de ex alumnos se dieron a la tarea de constituir un fondo para poder apoyar, aunque fuera parcialmente, a jóvenes estudiantes e investigadores mexicanos que hubieran sido aceptados por Harvard y que demostraran tener necesidad económica.”

La política de la Fundación ha sido proporcionar financiamiento en forma de crédito a aquellos estudiantes que van a realizar una especialidad y cuya expectativa de ingreso no les permita pagar su regreso a México, y apoyo en forma de becas a aquellos que comprueben ingresos que sí se los permita. A esta fecha, 85 por ciento de los apoyos es en forma de becas y 15 por ciento en forma de financiamiento. En todos los casos es política de la Fundación que los estudiantes e investigadores regresen a México a concluir sus estudios o investigación, de tal forma que su contribución se dé en y para México.

Comentó que a lo largo de la historia de la Fundación se ha visto beneficiada por más de 100 patronos, por el trabajo desinteresado de sus funcionarios y consejeros y por el apoyo de entidades federativas e instituciones educativas como la UNAM, que han contribuido a la difusión de las actividades de ese organismo y han sido fuentes de estudiantes calificados.

Aseveró que la Fundación México en Harvard considera que la educación es el reto más importante en nuestro país y que con sus acciones está contribuyendo con un grano de arena a la sociedad.

Durante los más de 15 años de actividades, informó que de 35 estudiantes mexicanos en programas de posgrado en 1988, en su primer año de trabajo, aumentaron a 72 y hoy en día hay entre 90 y 100 estudiantes de posgrado cada año.
“El número de estudiantes por la Fundación ha ido constantemente creciendo y hoy alcanza la cifra de 45. A lo largo de los 16 años de vida ha desembolsado más de 4 y medio millones de dólares en 521 apoyos a estudiantes y a 20 investigadores.

“Roberto Kretschmer fue miembro del Consejo Directivo de nuestra Fundación y su labor fue determinante e inédita, no solamente fuente de ideas y comentarios inteligentes, sino que fue instrumento para acercarnos a las especialidades científicas. Este hecho queda ampliamente demostrado al decir que en los primeros años los apoyos a estudiantes de medicina y salud pública eran solamente 10 por ciento y hoy representan 34 por ciento.

“Algunos días después de la muerte, en una reunión del Consejo guardamos un minuto de silencio en su memoria y al terminar surgió la idea de que la Fundación hiciera algo para recordarlo y para conmemorar su enorme contribución a ella, en particular, a la medicina y a la ciencia en lo general. La idea fue acogida con gran entusiasmo y aprobada unánimemente. Así se creó el Fondo Roberto Kretschmer y la Fundación busca rendir un merecido homenaje a su memoria y contribuir a la formación de médicos en alguna de las áreas que fuera de su interés.”

Comentó que el objetivo es reunir en los próximos meses al menos un millón de dólares para financiar estudiantes e investigadores en las áreas de inmunología, investigación clínica de amibiasis, inmunodeficiencia, inmunogenética e inmunovirología, así como en otros programas e investigaciones multidisciplinarias relacionadas con la salud pública, que tengan por objeto el desarrollo de mejores elementos de diagnóstico, desarrollo de vacunas y otras intervenciones para la prevención y el control de infecciones y enfermedades, y esperan entregar la primera beca en el año escolar 2007-2008.

El apoyo a los becarios Kretschmer se podrá manifestar como una beca completa de 60 mil dólares al año que le permitan sortear ese periodo en Harvard o como apoyos parciales en montos de 30 mil o 15 mil dólares a dos o cuatro investigadores. Como en los demás casos en los que la Fundación brinda su apoyo, los candidatos deberán haber sido previamente admitidos por la Universidad y se comprometerán a regresar a México a concluir sus estudios.

Los candidatos a la beca Roberto Kretschmer deberán presentar su solicitud, argumentar su petición y demostrar necesidad económica. El comité de becas de la Fundación seleccionará de entre los postulantes a quien o a quienes se hagan acreedores a la beca.

Finalmente, agradeció a Juan Ramón de la Fuente, Carlos Gómez y Gómez, Ruy Pérez Tamayo y Federico Reyes Heroles por su participación hombro con hombro en esta noble tarea junto a los representantes de la Fundación.

Al definir el concepto “virtud” como integridad de ánimo y bondad de vida, el licenciado Federico Reyes Heroles, miembro del patronato de la UNAM, comentó ser una acepción acertada para definir al doctor Kretschmer, al presentar su ponencia “Roberto, los varios robertos...”

“Integridad de ánimo y bondad de vida son características que portó con naturalidad en sus muy diferentes facetas. Imaginémoslo apasionado impartiendo clases en esta su Facultad; retomemos al sobrio investigador que entregaba buena parte de su tiempo laboral a perseguir esas sanas obsesiones, por supuesto era un mentor excepcional y un investigador fuera de serie, pero había algo más que lo distinguió, me refiero a esa bonhomía, a esa generosidad sin control que lo llevaba a compartir lo mejor de sí mismo. A media consulta o a media noche sugería por supuesto tratamientos y medicinas a colegas, o también libros, óperas, pinturas, sinfonías dirigidas por batutas específicas, visitas a recintos de valor arquitectónico, películas o simples platillos de sabores insospechados. La lista no tenía fin.”

Mencionó que todo parece indicar que para el doctor Kretschmer el mejor momento en su vida era ese instante en el que él podía transmitir a otro algo con lo que inquietamente se había topado. “Ésa fue la misma bondad de vida que mantenía vigilante al prestigiado pediatra, para el cual no había horario.”

Afirmó que paradójicamente se dedicó a cuidar a todo aquel que lo necesitara y se olvidó de que también debía cuidarse a sí mismo. Fue esa nobleza la que lo condujo a involucrarse con las instituciones que lo formaron, la UNAM, en la que fue miembro de la Junta de Gobierno, o Harvard, en la que pasó años para su desarrollo profesional. Dio su tiempo, vida y energía sin medida y con sacrificios claros.

“¿De qué Roberto hablamos? ¿Del pediatra que atendía también a adultos, del maestro, del investigador, del lector apasionado, del universitario, del melómano, del germanófilo, del miembro activo de cuanta asociación le pidiera apoyo, del conversador incansable, del generosísimo amigo? ¿De cuál?”

Como científico, dijo que ese hombre que por momentos podría parecer disperso o distraído era ante todo un científico: “El rigor y la crítica a la especulación sin sustento eran obsesivos en él. Era duro con quien debía serlo. El científico no hacía concesiones, como buen científico, pues conocía las potencialidades de su disciplina. A ellas aportó en el laboratorio; sin embargo, nunca se dejó tocar por la vanidad, el embeleso o el regodeo de quienes olvidan que la duda es lo único permanente en la producción científica, quizá por eso podía cruzar mundos sin empacho y hablar de filosofía y de arte, citar a Poper y volver a la probeta; siguiendo a Gandhi nunca olvidó que la única fortaleza proviene de reconocer las propias debilidades.

“Ha llegado el tiempo, no de retribuirle, lo cual es imposible, pero sí de actuar para mantener su memoria viva. Ése es el único recurso que nos queda, recordar que era un ser humano de esa estirpe que anduvo entre nosotros.

“El doctor Ruy Pérez Tamayo ha dado el primer paso al poner en nuestras manos esa espléndida edición de Roberto Kretschmer; ahora la UNAM, la Rectoría y en particular la Facultad de Medicina, acuden al llamado de la Fundación México en Harvard. De aquí en adelante la prueba es para nosotros, está en nuestras manos inyectar energía convocando a todos aquellos que fueron tocados por la generosidad de Roberto. A todos los que se beneficiaron de sus conocimientos, a todos los que algo le debemos. Está en nuestras manos consolidar este noble proyecto de beneficios múltiples”, concluyó.

En nombre del rector de la UNAM, el doctor Juan Ramón de la Fuente, el doctor José Narro Robles, director de la Facultad de Medicina, afirmó que el rector ha encabezado estos esfuerzos para el desarrollo de este Fondo. Por parte de la FM, mencionó que desde el año pasado, el Congreso Académico de la Facultad lleva su nombre.

Aseveró ser sin duda uno de los médicos mexicanos más destacados de la segunda mitad del siglo XX, de un gran profesional de la medicina; de uno que puso en alto las condiciones y características de esta profesión, pero también de un extraordinario científico, de un gran investigador y profesor que tenía tal calidad humana que no tenía ningún empacho de compartir siempre con quien fuera lo que él sabía, lo que él creía o sostenía. Se trata también de un humanista ilustre capaz de entender al hombre y su entorno no sólo en el momento de la enfermedad, no sólo en el momento que se requiere, sino de verlo, entenderlo y comprender ese fenómeno de la vida humana en todo momento y en toda su perspectiva.

“Por las leyes de la biología y la vida, porque así pasa; en efecto, él quería tanto a los demás que se cuidaba menos. Él, físicamente, ya no está con nosotros, a un año de su muerte podemos decir y reiterar que sus ideas y convicciones, sus intereses, sus valores y compromisos están con nosotros. Ese ejemplo de vida, esa calidad que como ser humano transmitió y compartió con todos los que le conocimos y con esa mano que siempre estuvo dispuesta a ayudar; estamos seguros de que en el ejemplo, en su biografía, en su forma de ser, trasciende, y está y seguirá estando con nosotros. Hoy que en este país nos hace falta gente como él. Ejemplos que a partir de la creación de este Fondo podrán seguirse perpetuando para dar cabida a ese ejemplo, a esos valores y a esos principios. Ahora podemos decir que Roberto Kretschmer sigue con nosotros”, finalizó.

En esta instauración, además estuvieron presentes el doctor Joaquín López Bárcena, secretario general de la Facultad de Medicina; la señora Alexandra Kawage de Quintana, presidenta ejecutiva nacional de la Asociación Gilberto, A. C.; la señora Liliana Meckes de Kretschmer, esposa del homenajeado; la licenciada Bárbara Randolph Rodríguez, directora de la Fundación México en Harvard, A. C., y el maestro Carlos Prieto, quien interpretó una melodía.