Presentación de libro La Crónica de la Facultad de Medicina da constancia de la historia de la institución y de la educación médica mexicana
La Crónica de la Facultad de Medicina es un libro donde el actor principal es la propia Facultad de Medicina y narra —en parte— la historia de la educación médica mexicana; su autor es el doctor Humberto Gasca González y es también la más reciente obra del Comité Asesor de Publicaciones de la Facultad. Tuvieron que pasar nueve años para que estuviera listo el segundo tomo de esta obra que narra la historia reciente (1971-1991) de la FM y la labor de cuatro directores, por lo que el pasado 23 de marzo, en una ceremonia especial, los doctores Octavio Rivero Serrano y Carlos Viesca Treviño fueron los encargados de comentarlo. Al referirse al autor, el doctor Rivero Serrano, ex rector de la UNAM y profesor emérito de la FM, dijo que el doctor Gasca fungió como funcionario de esta institución, principalmente como secretario de H. Consejo Técnico, durante muchos años. “Al dejar este puesto tuvo el encargo de realizar la Crónica de la Facultad en la segunda mitad del siglo XX y lo ha realizado de forma magistral.” Al referirse a la obra, mencionó que este segundo tomo abarca de 1971 a 1991 y lo acontecido en esos años se recopila en dos tomos. El primer relato se inicia con la dirección del doctor José Laguna —periodo de 1971 a 1976— momento en el que dejó el puesto a la mitad de su segundo periodo como director para ocupar el cargo de subsecretario de la entonces Secretaria de Salubridad y Asistencia Pública. Asimismo, se ocupa de lo sucedido durante el periodo del mismo doctor Rivero —1977 a 1980. El segundo tomo abarca un medio periodo natural —1981 a 1982—, ya que el director de la Facultad en dicho periodo, doctor Carlos McGregor, fue llamado a ocupar el cargo de subdirector médico del Instituto Mexicano del Seguro Social. La última parte del segundo tomo corresponde a la dirección del doctor Fernando Cano Valle, y corresponde de 1983 a 1990. “El hacer un relato de lo acontecido en la vida diaria de la Facultad, separando los espacios ocurridos en ella en relación con los periodos en que fue dirigida por diversos médicos profesores obliga al cronista a incluir acontecimientos consignados en documentos. Ésta es una de las características principales del libro, no es una crónica sin bases, por lo contrario, lo sucedido en la vida de la Facultad ha sido recogido por uno de los actores, quien en su tiempo tuvo la responsabilidad de almacenar su memoria. Como todos los documentos históricos basados en hechos documentados, la Crónica de la Facultad de Medicina ofrece a quien hoy la estudia la posibilidad de conocer en la evolución el pensamiento de esta ciencia en México, cómo su acontecer, sus reflexiones, sus proyectos e inquietudes, así como su pensamiento crítico, inciden en la medicina y en México.” Con relación a lo anterior, comentó dos aspectos: En los diversos periodos relatados aparece como una constante la inquietud de la Facultad por insistir en el concepto de que la organización de una buena medicina general es aconsejable para que el país cuente con un esquema de atención a la salud del mexicano de calidad y fácil acceso, con la característica de conservar el sentido humano de la profesión y de un costo que permita ofrecer el mismo nivel de calidad de atención en todos los segmentos del sistema de salud. “Este planteamiento dio origen al Programa A-36. El programa no logró los fines que se propuso debido, en gran parte, a que el esquema de atención de salud en el que se desarrolló no fue el nicho ideal. Este mismo pensamiento dio origen al programa de posgrado de medicina general más tarde. “Durante los cuatro periodos relatados hay otro aspecto en el que el progreso es continuo y obedece a una política invariable, me refiero a los estudios de posgrado; las especialidades con reconocimiento universitario en tiempos anteriores a los que este libro relata han tenido en los cuatro tiempos una constante, se ha buscado la congruencia entre los estudios de especialización y las necesidades de las organizaciones de salud y del país. Un hecho relacionado con esto fue la conformación del Comité Interinstitucional para el Ingreso de Residencias Médicas que fue iniciativa de la Facultad.” Aseveró que la Crónica
relata una de las principales características de la Facultad,
la de la figura de sus profesores-investigadores, y que es dada en pocas
instancias de la UNAM. “El que los profesores realicen numerosos
proyectos de investigación y de gran calidad académica
es la diferencia fundamental que se da con otras escuelas de medicina.” El doctor Rivero mencionó que esta Crónica consigna dos reconstrucciones de la Facultad, la de Ciudad Universitaria y la del Palacio de Medicina. Relata los nombres de quienes han sido sus funcionarios, miembros del Consejo Técnico y coordinadores de investigación, de sus funcionarios de posgrado y representantes en el Consejo Universitario. Afirmó que es justo dejar constancia de los nombres de estos profesores, que en estas posiciones han prestado su inteligencia a la Universidad. Estos profesores que a diario laboran incansablemente por preparar las nuevas generaciones son los artífices del prestigio de la Facultad. Recoge los nombres de los que por su distinguida participación en la enseñanza han sido nombrados eméritos y otros honoris causa. Señala peculiaridades que la Facultad ha tenido desde la época en que fue dirigida por el doctor Fournier, da cuenta de la serie de actividades diferentes al área médica a que tienen acceso los alumnos: conciertos de diversos tipos de música, exposiciones de pintura, conferencias, tutorías, actividades culturales que completan la formación de un médico. Cabe mencionar que cada uno de los apartados inicia con una entrevista al director correspondiente al periodo. Al respecto, el doctor Rivero consideró necesario hacer una aclaración sobre una discrepancia notable que el cronista aparentemente respetó. El director Cano Valle, en su entrevista, señaló que en 1983 recibió la Facultad 5 mil 600 alumnos de primer ingreso, cifra que logró disminuir durante los años siguientes. “Esto no es cierto, esto no fue así, hay un primer ingreso de dos mil 83 alumnos en 1979, de dos mil 170 en 1980, de mil 872 en 1981 y de dos mil 49 en 1982, y en la página 377, el cronista relata el dato correcto: el primer ingreso en 1983 fue de mil 598 y no de 4 mil 500. La Facultad tiene un ingreso de 5 mil 450 en 1974, cuando el presidente Echeverría, en franca violación de la autonomía, presionó para que se aceptara a todos los que desearan ingresar; intervención por demás nefasta puesto que dio origen al comienzo de un desorden increíble en la creación de médicos en todo el país. La Facultad trabajó durante ocho o nueve años para contrarrestar ese número de alumnos y salir del problema, pero el país aún no ha salido de él. “Muchas remembranzas tuve al hojear los tomos que me fueron encargados para este comentario. La primera huelga que me tocó vivir, diversas acciones que presencié antes y después de haber sido director de la Facultad, aniversarios de la fundación de la Escuela y su paso a Facultad, de muchos profesores y de algunos maestros de reconocido saber y cultura.” Aseveró que el libro tiene gran relevancia para la vida de la Universidad, pues consigna los esfuerzos de muchos universitarios, profesores, alumnos y administrativos que han hecho de la misma uno de los más sólidos pilares de la Universidad. Dijo por último que intereses mezquinos o interesados periódicamente han tratado de negar la valía de la Universidad, pero hoy es reconocida desde el extranjero como una de las mejores del mundo y este reconocimiento se debe en parte a lo acontecido y narrado en la Crónica. En la presentación del pasado 23 de marzo, el doctor Carlos Viesca Treviño, jefe del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, dijo que la Crónica es importante en muchos sentidos y que significa ni más ni menos que la conciencia histórica de la Facultad, la cual plantea sus problemas; lo que hace preguntarse por dónde han pasado, a qué se han enfrentado y qué se quiere, y agregó: “Hablo en plural porque todos somos parte. Hemos puesto anhelos y ocupaciones diferentes, esfuerzos diferentes no porque se escatimen sino porque en la medida en que cada quien los ha podido poner en juego nos reconocemos en alguno de los pasajes que se van eslabonando.” Aseguró que el doctor Gasca se enfrentó al problema de la historia contemporánea. El distinguir de entre datos, fechas, nombres y circunstancias, cuáles van a ser importantes años después. “Aquí el cronista e historiador tiene que ir cobrando oficio de adivino, pero hay que prever cuál es el curso de los acontecimientos y posibles cambios en las políticas de educación. Se mencionaba la catástrofe de 1974 con infinidad de alumnos y lo recordamos muchos que en esa época comenzábamos como profesores. “Todos recordamos las aventuras con los comités de huelga, algunas veces en el auditorio Fournier, la necesidad de tomar la palabra por dos, tres o hasta cuatro horas diciendo estupideces, y eso lo hicimos muchos de nosotros” Hay circunstancias de este tipo que nos llevan a la parte anecdótica, simpática, y a ver una Facultad que a pesar de sus vicisitudes siempre crece y avanza, ésta es nuestra Facultad, y eso es lo que vamos a ver en el libro del doctor Gasca.” Reconoció que no es un libro de fácil lectura de corrido por la cantidad de información que contiene, pues a partir de ahí se pueden abordar muchas cosas, por lo que recomendó es muy importante considerar que el texto de la Crónica se acompaña de una interpretación histórica escrita por el doctor Jorge Avendaño, titulada “Saga de la Facultad de Medicina”, ya que ahí se puntualiza lo que el lector no debe perder. La población estudiantil, las especialidades, el involucramiento de la Facultad en la preparación de médicos que respondan a las necesidades sociales en un país como el nuestro, las construcciones y reconstrucciones. “Los grandes rubros que si tenemos en mente nos evitamos el trabajo de leer toda la Crónica para después definir los nuevos y volver a leerla para acomodar los hechos. Creo que todo aquel que lea este libro deberá estar agradecido al doctor Avendaño por esta aportación.” Concluyó al mencionar que la Crónica se proyecta al futuro y no se deben olvidar la tradición y el compromiso para las generaciones que vienen. Ante un auditorio “Dr. Alberto Guevara Rojas” lleno, el doctor Humberto Gasca González, cronista de la FM, agradeció la asistencia de la comunidad y externó la experiencia que obtuvo durante el desarrollo del proceso de este segundo tomo de la Crónica de la Facultad. “Aprender de antecesores, abrevar de paradigmas, incorporar las vivencias, interpretar resultados para amalgamar y plasmar en documentos: hechos, percepciones, conceptos y, de esta manera, contribuir —en parte— a la continuidad en los registros de esta institución, en la que autoridades, profesores, alumnos y trabajadores, ubicados en la Ciudad Universitaria y fuera de ella, como en hospitales y centros de salud, entre otros, son motivados para que, individualmente y en conjunto, y no sólo como suma de esfuerzos, sino integrados, orientados por la estructura conductora del director, busquen la superación de esta casa formadora de médicos. “En esta obra se hace alusión a algunos pasajes, como el establecimiento de planes y programas de estudio y de objetivos educacionales en una etapa de auge de la educación médica y una superpoblación estudiantil, fenómeno trascendente con impacto en diversos ámbitos; a nivel nacional, de 28 mil 731 en 1970, y 10 años más tarde de 93,365; de 27 escuelas de medicina en 1970 se llegó a 59 en 1990. En la Facultad de Medicina, durante la década de los setentas se registró en licenciatura, un primer congreso superior a 5 mil y población total por encima de 22 mil; a estas cifras se agrega la correspondiente a posgrado; las medidas adoptadas fueron múltiples; en la Universidad se crearon las entonces Escuelas Nacionales de Estudios Profesionales Iztacala y Zaragoza, 1975 y 1976, respectivamente. Asimismo, se refieren otras acciones y situaciones del entorno que produjeron disminución y estabilización de la población en pregrado e incremento en posgrado.” Aseveró que no obstante la complejidad de los acontecimientos, la continuidad en la atención de aspectos, como los académicos y los relativos al avance de la tecnología; el impulso a la medicina general, familiar y comunitaria en cuanto a docencia y asistencia; el establecimiento del Examen Profesional Objetivo, que constituyó una solución para la masividad, mejoría en la evaluación y el antecedente para que con las modificaciones pertinentes se aplicara en otras esferas, caso de la selección para residencias en hospitales del sector salud. También el establecimiento del Centro Latino Americano de Tecnología Educacional para la Salud, de asociaciones gremiales. A nivel tecnológico, la Crónica narra la incorporación de sistemas de cómputo para la administración escolar, donde esta Facultad fue la primera —en la UNAM— que contó con la inscripción en línea. Los servicios escolares correspondientes a la División de Estudios de Posgrado fueron incorporados a la Secretaría correspondiente luego de que estuvieron a cargo de la propia División. Establecimiento e impulso de la Unidad de Desarrollo Tecnológico. Creación de la Unidad de Orientación Profesional. El doctor Gasca comentó que los sismos ocurridos en septiembre de 1985 produjeron situaciones graves en la ciudad de México; los hospitales sufrieron el impacto del fenómeno, incluida la función docente. En los Hospitales Juárez y General de México se colocaron placas alusivas donde aparecen nombres de profesores y alumnos de la Facultad que fallecieron en el cumplimiento de su deber. En el área de investigación dijo que se estimuló no sólo a los profesores, sino también a los alumnos; remodelación de instalaciones; construcción de edificios; restauración del Palacio de la Escuela de Medicina; formalización de la Asociación Nacional de Egresados; conformación de las Galerías de Directores, de Profesores Eméritos, de los Mejores Alumnos; también paros y huelgas; la toma de posesión de un rector de la Universidad, que se había programado en el auditorio, ocurrió en un estacionamiento, donde le fue colocada la venera y juró servir a la UNAM. “De igual manera se hace referencia a inauguración de cursos de la Universidad por el presidente de la República, que tuvo verificativo en el auditorio Fournier.” En relación con el Congreso Universitario, comentó que se describen antecedentes y evolución; integración del Consejo Estudiantil Universitario; la Comisión Organizadora, los foros precongreso y, en general, los acontecimientos hasta la realización y los resultados en la etapa que cubre esta publicación. Afirmó que la Crónica tiene como denominador común la revisión, entre otras fuentes, de los archivos del H. Consejo Técnico de la Facultad de Medicina, del H. Consejo Universitario y, en lo posible, vivencias de personas involucradas, según las circunstancias. “Para el desarrollo de cada tema, la entrega no ha tenido límites, y su abordaje responde a la objetividad que requiere el juicio de la historia.” Cabe mencionar que cada uno de los cuatro ex directores refiere vivencias de antes, durante y después de su gestión, lo que, indudablemente, enriquece la publicación. Este hecho representa un contraste con lo correspondiente al tomo I en virtud de que los cuatro ex directores habían fallecido. Mencionó que el ver transformada una ilusión en pragmatismo le inspira el sentimiento de corresponder a lo que generosamente —entre muchas lecciones formativas— ha recibido de la Facultad, de la Universidad: Fortaleza, disciplina, des-prendimiento, solidaridad. Agregó que también tolerancia, aunque nunca por complacencia irresponsable; se defienden las ideas, se estimula la creatividad, el avance del conocimiento en los terrenos de ciencia y humanismo, sin excluir el desarrollo tecnológico; esto y mucho más, para formar universitarios, con la genuina aspiración de trascender en aras de un México con tendencias vanguardistas en un ámbito universal. En este contexto y antes de concluir, declaró haber acometido la empresa con verdadera devoción y, al hacer este alto en el camino, expresó, no por formalismo, sino con verdadera convicción, invocar el lema de las dos instituciones: Aliis vivere (vivir para los demás) y “Por mi raza hablará el espíritu”. Por su parte, el doctor José Narro Robles, director de la FM, afirmó que es importante conocer la historia de la Facultad, porque ayuda a entender y explicar lo que pasó, pero, también, a partir de ella, lo que pasa. “La historia tiene un elemento prospectivo que, si nos quedamos en el recuento, podemos estar, en el mejor de los casos, revisando estadísticas o hechos aislados, pero para usar debidamente la historia, hay que pensar en el futuro de esta Facultad, y no podríamos imaginarlo si no conocemos y valoramos debidamente nuestro pasado, el remoto y el reciente. Lo que pasó hace muchas décadas y lo que pasó hace apenas algunos años. El texto de Humberto Gasca nos ayuda a eso, queda como un testimonio, como una crónica —sabrosa—, pero no concluye ahí. Contiene una parte fundamental que sirve para ubicarnos con humildad y comprender que muchas cosas que hoy hacemos otro ya las había hecho, que muchas que imaginamos otros las habían pensado y puesto en práctica; para ponernos a cada quien en su lugar, para que cuando alguien se sienta agobiado por las dificultades revise esas páginas y vea lo que son problemas de verdad, para que cuando en lugar de mil alumnos recibimos mil 28, recordemos que a mediados de los setentas recibimos más de 5 mil, y para tratar de nunca regresar a ese número. Revisemos esas páginas y veamos los problemas que con un gran compromiso universitario y entrega de muchas personas se pudieron atender y resolver sin cancelar un proyecto tan importante como lo es el de esta Facultad.” Afirmó estar convencido de que la obra esta escrita con objetividad por parte del autor, con apego a los actores en su momento y después. Asimismo, agradeció el compromiso que ha tomado el doctor Gasca, quien es entregado y comprometido con la Facultad de Medicina, y agregó: “Es una persona que ha tomado como proyecto de vida su práctica médica, y fundamentalmente su pasión y entrega por la Universidad y la Facultad; en los últimos años se ha dedicado con mucha pasión y dedicación a recuperar, escribir y atesorar lo que pasa en ella. Alguien se lo pidió, Juan Ramón de la Fuente, pero hoy no hay quien se lo quite, lo hace bien y ahora nos presenta este nuevo fruto de esa dedicación, trabajo, pasión y amor por la Universidad.” Finalmente, le dio las gracias al doctor Gasca por guardar todos estos hechos, por reseñarlos, por hacerlo con objetividad y veracidad, y por seguir fiel al principio, al amor y la pasión por su Facultad. |