Gaceta Facultad de Medicina UNAM
25 abril 2005
Facultad de Medicina UNAM

Vacunas e inmunoterapia contra las adicciones

  • Un trabajo de cuatro años que está a punto de consolidarse
  • La búsqueda de tratamientos antiadictivos debe ser multidisciplinaria

Desde hace cuatro años el grupo del doctor Benito Antón Palma trabaja en la producción y validación a nivel preclínico de vacunas que puedan formular y validar nuevos tratamientos terapéuticos contra síndromes adictivos, y con la idea de actualizar a la planta docente y de investigación de la Facultad de Medicina se llevó a cabo la charla titulada “Validación de vacunas e inmunoterapia contra la adicción a sustancias de uso ilegal”.

Benito Antón Palma, de la Unidad Experimental para la Producción de Vacunas del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”, es egresado de la FM, hizo una maestría en la Facultad de Química, en el área de bioquímica, y el doctorado en biotecnología; posteriormente terminó una estancia prolongada en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y ha trabajado cinco años en el Instituto Nacional de Psiquiatría sobre cuestiones de biología molecular y procesos relacionados con la adicción.

Cabe mencionar que el trabajo del doctor Palma se centra en los opiáceos, principalmente heroína y morfina. Existen otros grupos de investigación a nivel internacional, muchos de ellos representativos de compañías farmacéuticas que estudian drogas de gran potencia y morbilidad, como la cocaína y las metanfetaminas, así como trabajos similares con perspectiva a generar vacunas e inmunoterapia contra la nicotina.

Definió a la adicción como una enfermedad orgánica funcional del cerebro que conlleva a la alteración conductual global de los sujetos, producida por el consumo de sustancias, generalmente ilícitas —que no son prescritas por un médico—, y que producen un consumo reiterado, progresivo y crónico, con perdida del control voluntario del individuo; eventualmente este proceso no tiene un final feliz para el sujeto.

En general estas enfermedades son cronicoprogresivas y en muchos casos, aunque se pongan en práctica terapias de desintoxicación y de manutención de sobriedad, un gran número de pacientes sufren recaídas al consumo de la misma droga o de otras con perfil farmacológico adictivo, por lo que la patología es muy compleja, con una historia natural de evolución y un lado epidemiológico grave.

“En nuestro país, por ejemplo, las últimas encuestas muestran que existen grupos de alto riesgo para desarrollar esta patología de consumo incontrolable con rangos de edad entre los 13 y los 20 años. Asimismo, se ve que hay sustancias químicas que antes eran consideradas de uso exclusivo de esferas con alto poder adquisitivo, pero el abaratamiento de los precios está haciendo que la cocaína, las anfetaminas y la heroína estén al alcance de cualquier estrato social. Hay estudios que demuestran que actualmente cuatro de cada cien adolescentes se vuelven cocainómanos o heroinómanos; se piensa que para 2010 las cifras se incrementen en 15 por ciento.

Al considerar tales cifras el doctor Palma mencionó que el futuro no es halagüeño, si se considera que actualmente, para las anfetaminas y la cocaína, no hay terapéutica farmacológica antiadictiva disponible, no obstante los esfuerzos durante 30 años de múltiples grupos de investigación y empresas de biotecnología.

En el caso de la heroína o la morfina —agregó— existen fármacos antiadictivos, pero definitivamente la experiencia de su uso en los últimos años demuestra que no son eficaces y, por otro lado, su consumo crónico produce bastantes efectos colaterales tóxicos, los cuales hacen abandonar tempranamente el tratamiento.

Ante la pregunta de por qué no hay fármacos eficaces para prevenir, desintoxicar o evitar que se sigan consumiendo los opiáceos, dijo que esto se debe a que su estructura es sencilla y el sistema inmune no es capaz de montar una respuesta inmunológica o celular debido a que no las reconoce como sustancias extrañas al organismo. Desde el punto de vista farmacocinético la principal característica de una sustancia adictiva es su gran habilidad para atravesar la barrera encefálica y localizarse en espacios transcelulares del tejido nervioso.

Afirmó que el gran problema al que se enfrentan los nuevos tratamientos es el reto a las industrias farmacéuticas que desde hace casi 40 años venden sus productos por conducto de un hospital a través del tratamiento, aunque esto no dé la solución definitiva, es decir, que no existen tratamientos eficaces, por lo que afirmó que en grupos honestos de científicos todo ello provoca preocupación y genera el interés de desarrollar tratamientos complementarios o sustitutivos.

El especialista mencionó que en el campo de la generación de vacunas se requiere de tres elementos para su producción después de ser aprobadas: que sea la más barata, la más inmunogénica y la menos tóxica. Explicó que su decisión de desarrollar un modelo de vacuna contra la heroína es porque estructuralmente es casi idéntica a la morfina.

Su modelo se encuentra aún en fase preclínica; sin embargo, los resultados vislumbran eficacia; se utiliza como tratamiento terapéutico y dijo que el principio de esta vacuna es atacar y alterar el mecanismo farmacocinético que será permanente cuando la droga entre, produzca anticuerpos y esté alerta siempre.

“El principio es que el anticuerpo se une a la droga en el espacio intravascular, la retiene y ya no permite que permee la barrera encefálica; al no hacerlo, no altera los sistemas efectores receptores, los intracelulares ni los patrones de alteración génica, ni tampoco provocará cambios conductuales. Al anular el estímulo nadie buscará consumir sustancias que no produzcan nada y entonces la droga pierde su capacidad adictiva.”

Aseveró que estas vacunas no van a servir para aplicar profilaxis temprana a la adicción, el problema va a seguir, pero sí pueden ser eficaces para la profilaxis secundaria y se estaría resolviendo el problema de 80 por ciento de la población adicta a nivel mundial.

Con los resultados de eficacia dijo que se están haciendo pruebas de parches, porque —en su opinión— sería útil contar con dosificaciones de reacción prolongada antigénica y mantener la síntesis de secreción de anticuerpos y niveles altos de inmunoprotección de anticuerpos.

Como todo esto es un tópico de actualidad se cuenta con muchos conceptos oscuros y falsos de publicidad, motivo por el cual el investigador se siente con la obligación de difundir parte de los estudios que se hacen en nuestro país y su utilidad: “Quiero dejar claro que las vacunas contra la adicción a sustancias no son la solución final, pretenden ser un tratamiento no sustitutivo, para brindar protección extra, pero definitivamente los que trabajamos en el campo antiadictivo sabemos que el abordaje eficaz en el futuro de dichos tratamientos debe ser multidisciplinario.”

Para finalizar mencionó que también es trabajo de la salud pública el buscar una prevención temprana con múltiples niveles de intervención, desintoxicación eficaz, prevención secundaria —que es el escenario de las vacunas— y una reintegración social del paciente a quien conviene buscarle trabajo.