Gaceta Facultad de Medicina UNAM
10 abril 2005
Facultad de Medicina UNAM

Apertura del año académico 2005 de la SMHFM

  • Inicia con un simposio dedicado al centenario del Hospital General de México

La doctora Martha Eugenia Rodríguez Pérez, al dar inicio a la ceremonia de apertura del año académico 2005 de la Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina (SMHFM), de la cual es la presidenta para el periodo 2004-2006, ratificó su compromiso de mantener el dialogo con los integrantes de la misma para favorecer su desarrollo y así mantener el vínculo con la formación humanística del médico.

Al inaugurar las actividades correspondientes el pasado 14 de febrero en el auditorio de la Academia Mexicana de Cirugía, el doctor José Narro Robles, director de la Facultad de Medicina, acotó que la relación entre ésta y la SMHFM es de gran importancia, no sólo porque así ha sido desde el nacimiento de esa sociedad, sino porque en el momento actual los unen objetivos comunes, como el encontrar fórmulas para fortalecer a las humanidades y el impulso para el desarrollo de la filosofía, la reflexión del pasado y la historia de las instituciones de nuestro país, entre otros asuntos de interés en el campo de las humanidades y las ciencias sociales.

Después de felicitar a la actual mesa directiva, el doctor Narro Robles concluyó con una invitación para sumar esfuerzos, capacidades y recursos a fin de fortalecer este campo fundamental de la cultura de los seres humanos.

Esta primera actividad del año académico comenzó con el simposio “El Hospital General de México (HGM) a un siglo de su fundación”, en el que participaron los doctores Martha Díaz de Kuri y Carlos Viesca Treviño, así como Rafael Gutiérrez Vega, en representación de Francisco Higuera Ramírez, actual director del HGM, quienes presentaron un panorama completo desde su creación hasta los retos actuales y futuros que enfrenta el nosocomio con cien años de vida.

En lo que se refiere a los acontecimientos que generaron la creación del HGM, la doctora Díaz de Kuri, jefa del Departamento de Historia de la Odontología de la Facultad de Odontología de la UNAM, comenzó recordando que la idea de conformar ese hospital surgió en 1881 al reunirse la Junta de Gobierno de la Beneficencia Pública. Para esa época ya era inminente la reconstrucción de hospitales que ya no correspondían a los adelantos y exigencias de la medicina que estaba en pleno desarrollo en Francia; entonces, había necesidad de construir nuevas instituciones, por lo que un grupo de médicos mexicanos y el Consejo Superior de Salubridad plantearon la necesidad de que existiera una institución acorde con los requerimientos de ese momento.

Así comenzó a caminar la idea. Después de 1881 se remodelaron algunos hospitales, Eduardo Liceaga, médico recibido en 1885 y quien desde ese momento empezó una brillante carrera hospitalaria, realizó de 1887 a 1888 una serie de visitas a los principales centros hospitalarios de Europa, y debido a su cercanía con el ex presidente Porfirio Díaz, con nuevas ideas, reactivó el proyecto de ese nosocomio.

El HGM fue ideado para estar alejado de la ciudad; el encargado de la obra fue el ingeniero Roberto Gayol, el cual comenzaría su trabajo en los predios que concedió Pedro Serrano, quien estipuló en su testamento que los concedía siempre y cuando se destinaran para un hospital con atención a enfermos menesterosos, y que en el momento en que esto no fuera así los terrenos pasarían a su descendencia. Hasta la fecha el testamento sigue vigente.

La construcción comenzó en 1891 y el presidente Díaz informó a la nación que ya había empezado la edificación de los primeros 17 pabellones. Una vez construido, se le instalaron los adelantos tecnológicos de la época. Se contrataron 315 personas entre médicos, enfermeras y empleados, y se nombró director del nosocomio al doctor Fernando López, quien el 6 de febrero abrió su despacho y así comenzó a funcionar el hospital.

Durante la inauguración, el 5 de febrero de 1905, estuvieron presentes Eduardo Liceaga, Porfirio Díaz y una gran comitiva, personajes de la política y de la medicina, así como mucha gente de la población que se dio cita para atestiguar el acontecimiento. El discurso principal estuvo a cargo de Liceaga, quien en ese momento advirtió la presencia y la postura de México para dar batalla al país del norte; en ese entonces la medicina que se ejercía era la francesa y con esa visión se construyó el hospital. En esa oportunidad el poeta mexicano más importante de ese tiempo, Amado Nervo, leyó una oda. Al término de la ceremonia se hizo un recorrido por el HGM.

La inauguración —dijo la doctora Díaz de Kuri— fue un momento muy solemne para la medicina mexicana, porque se inauguraba el hospital más grande y mejor equipado. Además destacó que el Hospital General de México ha vivido los momentos estelares de la medicina durante el siglo pasado.

En cuanto a la relación del Hospital con la medicina del país, Viesca Treviño, jefe del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, explicó que el HGM ha sido el alma de este siglo en la evolución de la medicina mexicana, ya que inició planteando la modernidad y lo cierra planteando su responsabilidad ante una nueva modernidad. Asimismo, aseguró que a lo largo de diez decenios libró batallas por la excelencia, para crecer al unísono de una medicina que iba variando en forma vertiginosa para contender con instituciones de diferentes tipos. En un siglo se mantuvo en el centro del interés para que la medicina mexicana siguiera siendo mexicana y fuera de lo mejor.

En sus primeros años el HGM estaba lejos del centro de la ciudad de México y ése fue un inconveniente; incluso se tuvo que poner un consultorio en la calle de Revillagigedo, donde estaba el Hospital de Maternidad e Infancia, para que la gente pudiera tomar un tren que transportaría a los enfermos que se iban a internar al hospital.

La etiqueta central del recién inaugurado nosocomio —dijo el funcionario— fue el paso a la modernidad, ya Porfirio Díaz había tomado la salud como la bandera de progreso, y la medicina como bandera de ciencia, la cual se fue haciendo científica los últimos 50 años del siglo XIX, y para hacer una medicina científica tenía un hospital nuevo para albergar a poco más de mil pacientes.

Más adelante destacó que el recién construido hospital contó con dos pabellones dedicados a la experimentación de medicamentos mexicanos (principalmente de plantas medicinales), también en esos años inició la Unidad de Medicina Experimental, se instalaron pabellones temporales para casos de epidemias, que posteriormente se quedaron como definitivos, para resolver problemas de salud pública importantes en ese momento, y nacieron pabellones como oftalmología y otorrinolaringología. Después nacieron pabellones dedicados a la cirugía general y otros a las especialidades médicas, como neurología, gastroenterología, nefrología, cardiología, ginecología y obstetricia, entre otras, donde destacaron personalidades de la medicina mexicana.

Ya en los treintas el HGM había comenzado la formación de especialistas, y el adiestramiento de manera formal inició en el decenio siguiente; adicionalmente el hospital sobrevivió y marcó la competencia frente a la creación de los institutos, frente a la medicina de alta especialización que éstos representaban. En otra etapa del nosocomio, explica el doctor Viesca Treviño, frente al desarrollo de la seguridad social y de la atención a la salud de los derechohabientes del IMSS y del ISSSTE, contra una población desprotegida, el HGM ha tenido una participación desde su creación y hasta la fecha muy importante para la población carente del servicio a la salud, al cubrir las necesidades de números de pacientes de toda la República.

Después de cien años de beneficiar a los mexicanos que no cuentan con seguridad social en materia de salud, se plantean retos a futuro, y mediante una conferencia titulada “El Hospital General hacia el siglo XXI”, el doctor Rafael Gutiérrez Vega expresó que al entender los compromisos el hospital ha desempeñado su labor y función social, “... en la actualidad estamos inmersos en una diversidad de proyectos que van dirigidos a dar un mejor servicio a la sociedad mexicana”.

Actualmente el HGM puede ofrecer una gran cantidad de actividades asistenciales, ya que cuenta con 35 especialidades, mismas que son validadas por la UNAM, por medio de las cuales, año con año, adiestra a médicos que se dispersan a todos los rincones de la República Mexicana y que transmiten la filosofía de la institución: “servir a la sociedad, resolver problemas de salud, formar recursos humanos, aportar conocimiento científico”.

Al referirse a los retos, el funcionario advirtió sobre la importancia de que la medicina ha cambiado, y señaló como metas del Hospital General de México el trabajo con grupos multidisciplinarios que permiten ofrecer a la población un servicio integral, y que al conocer los retos que se van presentando se han dado a la tarea de crear lo que llaman “clínicas de alta especialidad”, para tratar de no depender de alta tecnología, con un enfoque ético para la atención como parte de la mística de una institución que ha podido trascender en tiempo.

Finalmente, expresó que existe la necesidad de convertir al HGM en una institución de clase mundial, para lo cual ya están trabajando; aunado a la historia de la institución y las luminarias que han pasado por allí, no han perdido el enfoque para el que fue creado: brindar el mejor servicio médico a la sociedad mexicana, aspecto en el que también trabajan desarrollando otros importantes proyectos.

A este acto inaugural asistieron personalidades de la medicina que presidieron la mesa de honor, quienes atestiguaron la entrega de diplomas a la miembros de la mesas directivas 2001-2002 y 2003-2004 de la SMHFM.