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Introducción.-
Los
avances que han ocurrido en la medicina moderna durante el último
siglo, han dado lugar por una parte a cambios muy importantes en
la tecnología aplicable a la atención médica
y por la otra han permitido un acceso fácil tanto a los médicos,
como a los enfermos a la información médica. Esto
ha convertido a los médicos en profesionales más preparados
y más eficientes, y a los enfermos en personas más
conocedoras de su enfermedad, más participativas en su atención
y más demandantes de servicios médicos de alta calidad.
En forma paralela ha ocurrido un deterioro progresivo de la relación
médico paciente, a través del cual cada vez se toma
menos en cuenta los intereses y las expectativas del paciente. En
los programas para mejorar la calidad en los servicios, se fomenta
el desarrollo empresarial de los hospitales, como en el Sistema
I.S.O. y se ha descuidado aspectos esenciales de la práctica
médica, como una buena clínica, la relación
médico paciente, una imagen del médico que le inspire
confianza y seguridad, el respeto a los principios éticos
de la práctica médica y la competencia profesional
de los médicos.
Si
como directivo de un hospital es deprimente observar a médicos
en proceso de formación, atender a sus pacientes sin haberse
lavado las manos, desaliñados, con el uniforme en mal estado
de limpieza, sin afeitarse, con un trato informal o con exceso de
confianza; como paciente produciría grados variables de angustia,
inseguridad, insatisfacción y miedo de adquirir una infección
hospitalaria o de encontrarse ante un profesional incompetente.
Éticamente no es justificable.
En
otra vertiente, las organizaciones dedicadas a la evaluación
y certificación de los médicos y de los servicios
de salud, han generado la necesidad de una capacitación y
actualización permanente del personal de salud y en particular
de los médicos.
Numerosos
esfuerzos se han llevado a cabo con el propósito de formar
médicos con alta capacidad cognoscitiva, con habilidades
bien desarrolladas y con actitudes humanistas, para otorgar los
servicios con alta calidad. Los logros no siempre han sido satisfactorios.
Recientemente
se ha puesto mayor interés en la participación que
tienen los médicos residentes que cursan los años
superiores de una especialidad, en la formación de generaciones
de especialistas de ingreso más reciente, a través
de compartir con ellos en forma solidaria, sus conocimientos, sus
habilidades y sus experiencias.
Se
hace necesario ofrecer a los residentes de grados superiores, formación
específica para el mejor desempeño de esta función,
mediante preparación en los aspectos docentes aplicables,
con el propósito de formalizar su intervención y que
cuenten con los elementos necesarios, para realizarla en condiciones
más favorables y obtener mejores resultados.
Se
propone un conjunto de estrategias, que pretenden mejorar no tan
solo el nivel de preparación de los médicos residentes
egresados de los cursos de especialización, sino también
su actitud y su imagen como médicos ante los pacientes, que
permita garantizarles un ambiente más seguro y de mayor confianza,
con apoyo de los residentes de años superiores.
Se
considera necesario abordar los siguientes enfoques:
-
Proceso de enseñanza aprendizaje.
-
Criterios para la formación de nuevos médicos y
especialistas.
-
Capacitación del personal docente con funciones de tutoría,
incluyendo médicos residentes de grados superiores.
La
disponibilidad indiscriminada de los recursos tecnológicos,
ha desvirtuado una buena practica médica, ha conducido a
omitir pasos de una buena clínica, substituyendo un interrogatorio
minucioso, la aplicación de los principios de la semiología
y una exploración física completa, por la indicación
de estudios de laboratorio y gabinete, a veces complejos y dirigidos
al “estándar de oro” del diagnóstico,
que no aportan información útil, con relación
al riesgo que implica su práctica de producir eventos adversos
para el paciente e invariablemente, con incremento de los costos
para la economía familiar y para las instituciones (1).
Este
tipo de “formación” deja inermes por una parte
a los médicos, que se desempeñan profesionalmente
en medios en los que no esté disponible toda esa tecnología,
a la que se han acostumbrado y a los pacientes que se encuentran
a su cuidado, como consecuencia de estar siendo atendidos por médicos
con habilidades clínicas limitadas, por no haberlas desarrollado
durante su formación,
Puede
aducirse con un buen grado de razón, que no siempre es adecuado
ni conveniente para el paciente, cubrir todas las etapas de una
práctica clínica depurada, dada la urgencia del caso,
el alto costo de los estudios previos, sobre todo si tenemos en
cuenta que la indicación de un estudio complejo, pudiera
permitir reducir el riesgo, el tiempo para tener un diagnóstico
y los costos de la atención.
Se
concluye que un examen médico integral, que incluya un interrogatorio
completo del padecimiento actual, los antecedentes relativos al
caso, los síntomas por aparatos y sistemas, una exploración
física minuciosa y completa, deben buscarse como estándar
de una atención médica de calidad y como práctica
docente recomendable, en la formación de los nuevos médicos
y especialistas.
Un
elemento fundamental en la formación de las nuevas generaciones
de médicos y de especialistas, es el referente a la actitud
con que desempeñan sus actividades, desde su presentación
personal, su amabilidad, el trato respetuoso y formal, hasta la
atención conforme a los principios éticos de la práctica
médica (2).
Es
necesario contribuir al desarrollo de valores en los médicos
en formación, que los ubiquen en la trascendencia de su misión
y en la situación de desventaja en que se encuentra el paciente,
que los motiven a captar su confianza, a ofrecer un trato humanitario
y de apoyo, para satisfacer sus necesidades de salud (3,4) y sus
expectativas (5).
Proceso
de enseñanza aprendizaje.
El proceso de enseñanza aprendizaje de la medicina, incluye
capítulos que se desarrollan en forma sucesiva o simultanea
y que permiten llevar a una formación integral de los médicos
y de los nuevos especialistas:
-
La adquisición de conocimientos en la materia que se
está aprendiendo, a través de los medios disponibles
en la actualidad, incluyendo: conferencias, simposios, libros,
revistas, Internet, congresos, etc., permite que los médicos
y especialistas en proceso de formación, cuenten con
la información que requieran en cuanto a los conocimientos
médicos, tan actuales como pudieran ser sus fuentes de
información.
-
El aprendizaje de las destrezas requeridas para una buena práctica
médica, que van desde la realización adecuada
y ágil de una historia clínica, hasta la realización
con habilidad de la cirugía más compleja, no podrán
ser adquiridas, sino hasta que se hubieran realizado numerosas
veces, en forma repetitiva, con la guía y retroalimentación
de los expertos en la materia y la propia autocrítica.
-
Se ha criticado constantemente la “utilización”
de los médicos en proceso de formación como fuerza
de trabajo, sin embargo al mismo tiempo se observa, cómo
los médicos especialistas ya formados, permanecen laborando
en los hospitales del sector público, especialmente si
estos hospitales son de enseñanza, con el propósito
de continuar con una práctica de alto nivel, que les
permite desarrollar su experiencia, práctica que se escatima
a los especialistas en formación, con el argumento de
que no deben ser “utilizados” como fuerza de trabajo.
-
Las actitudes representan una parte fundamental en la formación
de los nuevos médicos y de los futuros especialistas,
sin embargo, ésta no se pueden enseñar a través
de conferencias o mediante el estudio o la práctica clínica
o quirúrgica. Las actitudes se aprenden a través
de la convivencia con los maestros, con otros médicos
o con otros médicos en proceso de formación e
inclusive con la sociedad y la familia. Es necesario que el
médico en proceso de formación pueda discriminar
entre las buenas y las malas actitudes de sus maestros, adoptar
las buenas y desechar las malas. Puede considerarse también
que en la medida que un médico en formación pueda
asimilar las mejores prácticas, conocimientos, habilidades
y actitudes de cada uno de sus mentores, podrá llegar
a ser mejor que cualquiera de ellos.
Criterios
para la formación de nuevos médicos y especialistas.
Los cambios culturales que han sido incorporados por nuestra sociedad,
han dado lugar a la pérdida de buenas prácticas en
el proceso de atención médica y a que se hayan asimilado
otras, que en forma indeseable han deteriorado la relación
médico paciente y una buena práctica clínica.
Se
propone retomar las buenas prácticas que han sido olvidadas
o perdidas en el camino y desarrollar nuevas buenas prácticas,
acordes con una mejor medicina y una mejor relación médico
paciente.
Como
elementos fundamentales en la formación de nuevos médicos
y nuevos especialistas, se propone hacer énfasis en los siguientes
aspectos:
-
Presentación personal.La presentación
personal de los estudiantes, de los médicos residentes
y de los médicos adscritos, debe ser muestra de pulcritud
e higiene, que permitan desarrollar la confianza de los pacientes,
para que tengan la tranquilidad de que su intervención
como miembros del equipo de salud es la de un profesional de
la medicina, no de un estudiante y que su intervención
no los pone en riesgo de una atención de mala calidad,
de sufrir un evento adverso o de adquirir una infección
intrahospitalaria.
La práctica clínica y por ende la relación
médico paciente, son actos formales, en los cuales por
una parte está en juego la salud o la vida de un enfermo
y por la otra el compromiso de un médico para intervenir
con el propósito de satisfacer sus necesidades de salud.
Por una parte está el enfermo sufriendo las consecuencias
de la enfermedad, con grados variables de ansiedad, angustia
o miedo; del otro lado está un médico que le inspire
seguridad, formalidad y confianza, a través de su imagen,
sus conocimientos, sus destrezas y su experiencia; mismas que
el paciente desconoce y que difícilmente asumirá,
en una persona no pulcra, desaliñada o informal.
El
propósito del uniforme blanco es mostrar cualquier rasgo
de falta de pulcritud, que ofrezca tranquilidad al paciente,
acerca de la higiene con que se está desarrollando el
acto médico. Es de esperarse que un médico pulcro
en su presentación, tenga las manos limpias, como elemento
insustituible para prevenir las infecciones hospitalarias. Es
nuestra responsabilidad como médicos el desarrollo de
actitudes que den confianza la paciente.
-
Formación en los principios éticos de la práctica
médica. Es necesario incorporar a la formación
de nuevos médicos y especialistas el respeto que debe
guardarse por los principios éticos de la práctica
médica (2), como elementos de orden humanista, que conduzcan
la práctica clínica, favorezcan su desarrollo
y contribuyan a lograr la satisfacción de las necesidades
de salud y las expectativas de los pacientes.
Los principios éticos de la práctica médica
no pueden ser aplicados coercitivamente, a excepción
de aquellos que tienen una connotación legal, como el
secreto profesional, el consentimiento informado o la autorización
oficial requerida para el ejercicio de la medicina (Cédula
de Profesiones) o de alguna de sus especialidades (certificado
del Consejo de Especialidad). Por lo tanto la aplicación
de estos principios dependerá de la información,
la capacitación y la formación que se ofrezca
a los nuevos médicos y especialistas, particularmente
con el ejemplo.
El proverbio chino que dice: “Lo que se oye, se olvida;
lo que se ve, se aprende y lo que se hace, se entiende”;
nos sugiere que debemos instruir a los médicos sobre
la práctica de la ética, pero fundamentalmente
que debemos enseñar con el ejemplo y deberemos verificar
que su comportamiento sea congruente, con práctica de
la ética durante su desempeño en la clínica.
-
Evaluar y capacitar a los médicos y especialistas
en formación en la elaboración e integración
correcta de la historia clínica, incluyendo su realización
mediante una relación médico paciente adecuada.
Los aspectos técnico médicos de la entrevista
entre el médico y el paciente, destinados a la recolección
de la información necesaria para establecer un diagnóstico
o programar un tratamiento, deben ser estudiados a fondo en
cada una de las especialidades y en cada uno de los padecimientos,
situación que debe ser seguida por su aplicación
en la práctica clínica y la retroinformación
por los tutores y los expertos.
Es indudable que lo bien aprendido, puede estar sujeto a la
implacable curva del olvido, atenuada por la observación
de su práctica depurada en nuestros maestros y su realización
cotidiana; misma que se entenderá mejor entre más
frecuentemente se repita y con ello, mejor será la capacidad
para hacerlo bien y menos se olvidará. No debe subestimarse
a la práctica repetida, como el método esencial
del aprendizaje que le dé valor a las enseñanzas.
-
Integración de los diagnósticos de probabilidad
o certeza. Una buena recolección de datos por interrogatorio
y exploración, habrá permitido avanzar la mayor
parte del camino hacia un diagnóstico correcto. De la
misma manera que en el punto anterior, es indispensable el estudio
a fondo de los diferentes problemas de salud, mediante la revisión
de los conocimientos actualizados en cada caso, la discusión
y retroinformación con los residentes de años
superiores, los tutores y los expertos. Ello permitirá
una formación sólida de los nuevos médicos
y especialistas.
-
La aplicación de guías diagnóstico
terapéuticas que permitan conducir el proceso de estudio
y tratamiento, ha sido debatida ampliamente en el medio médico,
como consecuencia de la postura que sostiene que su uso limita
la libertad del médico, para el estudio y tratamiento
de sus pacientes.
Los procesos de estudio y tratamiento de los pacientes deben
estar estandarizados, mediante guías integradas con base
en la opinión de los expertos en cada área, como
herramienta docente para los médicos y especialistas
en proceso de formación. Sin embargo es necesario estar
conscientes de que cada paciente representa una situación
inédita, que puede conducir al médico a situaciones
no previstas, que en situaciones críticas lo lleven a
ejercer su iniciativa y su creatividad (6).
-
Elaborar e iniciar un programa de estudio, y tratamiento
que incluya un cronograma tentativo. Es necesario que con
base en un diagnóstico presuncional, correctamente integrado,
el médico o especialista en proceso de formación
pueda elaborar un programa de estudio y un programa de tratamiento,
debidamente protocolizados, sujetos a evaluación y retroinformación,
por parte de residentes de mayor jerarquía, tutores y
expertos. En los casos que se requiera se deberá iniciar
el tratamiento, preferentemente con asesoría de los superiores,
cuando no se tenga los suficientes conocimientos o experiencia.
-
Revisar bibliografía actualizada en revistas e Internet
que le permita fundamentar sus diagnósticos y programas
de estudio y tratamiento. Esta práctica le facilitará
al médico y al especialista en formación, consolidar
o corregir sus propuestas, incrementar y actualizar sus conocimientos
y contar con soporte bibliográfico para su discusión,
con los residentes de grados superiores y con sus tutores.
-
Retroinformación. Invariablemente el ciclo de
enseñanza aprendizaje debe cerrarse a partir de la intervención
del responsable de la tutoría, sea residente de años
superiores, médicos adscritos o expertos en la materia,
que retroinformen al médico en proceso de formación,
con referencia a la recolección de la información
con el paciente, los procedimientos realizados, los diagnósticos
integrados y los programas de estudio y tratamiento propuestos
y le otorgue la asesoría correspondiente.
En lo referente
al desarrollo de destrezas y habilidades, se considera conveniente
seguir pasos similares:
-
Estudio y aprendizaje teórico de la técnica
a desarrollar, con la asesoría de residentes de años
superiores o de su tutor, que le permita conocer en detalle,
todos y cada uno de los pasos a seguir, para continuar con la
observación de su puesta en práctica por su tutor.
-
Demostrar los conocimientos adquiridos a través
la revisión bibliográfica del tema en revistas,
libros e Internet mediante la discusión de los casos,
un examen formal o informal del residente de años superiores
o de su tutor.
-
Desarrollo del procedimiento en presencia y con apoyo
del residente de años superiores o su tutor, una vez
que se hubiera familiarizado con su técnica.
-
Práctica supervisada. Cuando a criterio del
tutor, el médico residente en formación pueda
realizar la técnica en forma autónoma, lo permitiría
bajo su supervisión directa.
-
Práctica autónoma. Como último
paso del proceso, el médico o especialista en formación,
realizara la técnica en forma autónoma, con opción
de contar con apoyo del tutor en caso de requerirlo.
Estrategias
para mejorar la calidad en la formación de nuevos médicos
y especialistas.
-
Identificación, formación y desarrollo de
personal médico interesado en ser docente de carrera
a tiempo completo. La posibilidad de contar con personal
docente de carrera, técnicamente preparado, disponible
a tiempo completo, con el propósito de garantizar el
cumplimiento de los programas docentes y la calidad con que
se da el proceso de enseñanza aprendizaje, hace necesario
identificarlo y prepararlo desde etapas tempranas de su formación;
ello permitiría asegurar un mejor cumplimiento de los
programas y mayor calidad en la formación de nuevos médicos.
-
Es necesario protocolizar el proceso de enseñanza
aprendizaje con el propósito de que el personal
docente, cuente con una guía que les permita conducir
sus actividades, a fin de garantizar que la formación
de las nuevas generaciones, corresponda con lo esperado en los
programas vigentes y cumplir con los créditos requeridos
para ser promovidos.
-
Garantizar un equilibrio adecuado entre las actividades
docentes y el aprendizaje a través de la práctica
asistencial. La docencia sin la práctica clínica,
puede considerarse como una falla que conduzca a la formación
de teóricos de la medicina, incapaces de enfrentarse
a un enfermo; en contraposición la habilitación
de médicos prácticos, sin los conocimientos necesarios
para darle una base científica a su actividad, sería
igualmente absurda. Por lo tanto es indispensable identificar
la justa proporción, balance y equilibrio, que asegure
la complementariedad entre estas dos actividades y permita una
formación de médicos, capaces de cumplir con su
misión.
-
Promociones en base a competencias. Tanto en los aspectos
médicos como quirúrgicos, debe considerarse que
no sea factible promover a etapas de mayor complejidad, a médicos
en proceso de formación, hasta que no se hubiera acreditado
las competencias en cuanto a habilidades y conocimientos necesarios
de la etapa previa, con el propósito de evitar la formación
parcial de profesionales o especialistas.
Capacitación
del personal docente con funciones de tutoría, incluyendo
médicos residentes de grados superiores.
-
Identificación y capacitación de personal
médico interesado en ser docente durante su residencia.
Las capacidades como docentes de los médicos residentes,
están siendo desarrolladas en forma intuitiva, con más
buena voluntad que capacidad técnica y no están
siendo las necesarias, para alcanzar los propósitos de
formación y desarrollo de buenos médicos y buenos
especialistas, a pesar de que con frecuencia representen un
porcentaje muy elevado de la enseñanza que estos reciben.
Por lo tanto es necesario ofrecer a los médicos residentes
en formación de grados avanzados, la capacitación
necesaria para convertirse en docentes preparados, para un logro
más eficiente y efectivo en los objetivos educacionales
de nuevos médicos y nuevos especialistas.
El paso inicial en el proceso de capacitación de los
médicos residentes de grados superiores que desempeñarán
funciones docentes, está en identificar a aquellos que
han mostrado interés y capacidad para participar en la
enseñanza de sus compañeros, con competencia profesional
y habilidades de comunicación.
Los mismos médicos residentes identifican y señalan
a los médicos de grados superiores, que a través
de compartir solidariamente sus conocimientos y enseñanzas,
con los médicos de grados inferiores, puedan tener la
disposición y la capacidad de hacerlo formalmente. Esta
selección natural deberá ir seguida de un plan
estructurado, que a través de un proceso de capacitación
incorpore a su formación, las herramientas necesarias
parea hacer más eficiente y efectiva su tarea.
-
Haber acreditado competencia en la realización correcta
de aquellas actividades en que serán docentes, incluyendo:
práctica clínica, elaboración de historias
clínicas, semiología clínica, integración
de diagnósticos, estructuración de programas de
estudio y tratamiento y en su caso la realización de
procedimientos diagnósticos o terapéuticos e intervenciones
quirúrgicas.
-
En los aspectos formativos, el residente de grados superiores
con funciones docentes, habrá de desempeñarse
con actitudes asertivas hacia los residentes de grados inferiores,
hacia sus pacientes, compañeros y superiores, con una
presentación personal impecable, con respeto a los valores
y a los principios éticos de la práctica médica,
que representen un ejemplo para los especialistas en proceso
de formación que está tutorando.
-
Para estar en condiciones de realizar la función de tutoría,
el candidato a tutor deberá haber cubierto una capacitación
formal en aspectos docentes, tanto en caso de médicos
adscritos, como residentes interesados y con capacidad para
ser docentes.
-
Se considera conveniente planear un sistema de estímulos,
no necesariamente económicos, para los residentes que
desarrollan actividades docentes.
-
Se corre el riesgo de que las tendencias recientes a la sindicalización
y politización de los médicos residentes, den
lugar a demandas laborales de mejores percepciones salariales,
que requerirán presupuestos de magnitud aún no
previsible y de la creación de élites, que distorsionen
el proceso docente.
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ISBN: 84-930932-6-2. Depósito legal: MU-132-2002.
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