|   Regresa 
               
               
            EL 
              PUEM EN EL POSGRADO DE MEDICINA 
            El 
              Plan Único de Especialidades Médicas en el Posgrado 
              de la Facultad de Medicina de la UNAM, contempla entre varios de 
              sus capítulos, un seminario sobre Educación Médica, 
              en el cual se pretende establecer las acciones para lograr que durante 
              el transcurso de este período, el Profesor Titular del curso, 
              sus adjuntos y los alumnos residentes en diferentes especialidades, 
              tengan un criterio uniforme respecto al nivel de conocimientos, 
              de destrezas, de actitudes y de aptitudes a que deben acceder los 
              residentes durante los años que dura este período 
              de entrenamiento. 
             
              En el año de 2006 el Director de la Facultad de Medicina 
              Dr. José Narro Robles, a instancias del Coordinador del Posgrado 
              Dr. Enrique Graue, decidió nombrar al grupo que conforma 
              el Seminario del Ejercicio Actual de la Medicina, como Comité 
              Académico de Educación Médica de Posgrado. 
              A partir de este nombramiento el grupo dedicó sus esfuerzos 
              a analizar la forma en que el mencionado Seminario de Educación 
              Médica del PUEM mejorara el cumplimiento de sus objetivos. 
             
              Concepto de Educación Médica. 
              Una de las tareas iniciales fue establecer un acuerdo sobre el concepto 
              de Educación Médica. Desde las discusiones iniciales 
              quedó claro que el concepto va más allá de 
              la sola instrucción de los residentes en materia médica. 
              En términos generales el concepto de “educación” 
              es mucho más amplio que la sola adquisición de conocimientos. 
              Hay materias del saber en que la adquisición de conocimientos 
              otorga un nivel de excelencia en la preparación de un individuo, 
              como es el caso de la preparación de un matemático. 
              En otros casos además de conocimientos se necesitan destrezas, 
              como sucede con los arquitectos o los ingenieros mecánicos. 
              En el caso de la medicina, sucede que formar un buen médico 
              requiere, sí, de la adquisición de los conocimientos 
              y las destrezas necesarias según la especialidad; pero estos 
              dos aspectos no son suficientes. Dado que los médicos trabajan 
              con seres humanos que no solo enferman de un órgano o sistema, 
              sino que además “padecen” la enfermedad (1) en 
              necesario que el médico en su formación adquiera una 
              preparación humanística que le permita comprender 
              al individuo que padece una enfermedad, ser solidario con su sufrimiento 
              y tener presente que todas las acciones que tome como médico 
              deben ser sólo motivadas por la necesidad de curar, aliviar 
              y consolar al enfermo. En medicina se dice con frecuencia que un 
              médico debe saber curar, cuando esto no es posible debe aliviar 
              el sufrimiento y cuando ni esto es posible debe ser capaz de consolar. 
              En realidad, en la medicina actual, el cambio epidemiológico 
              que origina patologías crónicas, el médico 
              de hoy debe comprender que en todos los casos, aún en aquellos 
              que es capaz de curar, necesita aliviar y además consolar, 
              hacer que el enfermo confíe en él. Para esto se necesita 
              algo más que el empleo de los modernos métodos de 
              laboratorio y gabinete. 
             
              Por ello es necesario que en el transcurso de su formación 
              clínica --que de hecho se da durante le residencia-- se forme, 
              se transforme en este sujeto capaz de tener las aptitudes de sanador 
              y manifestarla en las actitudes necesarias para convertirse en este 
              “curador” que utiliza los modernos métodos clínicos, 
              pero que además, su formación le permite por sus capacidades, 
              aptitudes y actitudes humanísticas ser este “curador”. 
              Los brujos, los hechiceros, los “curadores por la fe” 
              no tiene ni los conocimientos ni las destrezas de un médico; 
              pero explotan esta capacidad de comunicarse con el enfermo, de solidarizarse 
              con él, de hacerle sentir solidaridad y fe. 
             
              La Educación Médica es entonces el proceso en el que 
              un aprendiz de médico no sólo adquiere los conocimientos 
              —y la conciencia de que debe seguirlos renovando en forma 
              continua—, las destrezas modernas de su especialidad, sino 
              esta formación de médico. Cumple mejor con su misión 
              y hace más bien a la humanidad un médico bien formado, 
              que uno sólo bien informado. 
            El 
              Médico como Educador. 
              Una de las características de un buen médico y esto 
              se observa desde la antigüedad, es que el médico es 
              un sujeto que tiende en forma natural a educar. El clásico 
              médico de familia de hace algunas décadas influía 
              en los distintos miembros de la familia con sus consejos, opiniones 
              y en ocasiones en decisiones, más allá de asuntos 
              propiamente médicos. 
             
              En la época en que la enseñanza de una especialidad 
              era aprendiendo con un tutor, los médicos jóvenes 
              que se acercaron a recibir esta educación de sus maestros, 
              que durante mucho tiempo fue la forma de formarse médico, 
              estos grandes preceptores, aquellos que se convirtieron en los grandes 
              maestros fueron no solo trasmisores de conocimientos y destrezas, 
              sino que influyeron en la formación de sus jóvenes 
              alumnos en asuntos distintos del ejercicio médico, pues fueron 
              capaces de despertar interés en la cultura general, en la 
              política y en diferentes aspectos de la vida del hombre como 
              ser aislado o como parte de el núcleo social. 
             
              Esta reflexión es de singular importancia cuando se contemplan 
              las obligaciones del jefe de un curso de especialización 
              y la de sus adjuntos. No es posible señalar en reglamentos 
              esta obligación. Los mayores en edad y conocimientos entre 
              un grupo que labora en un hospital en un curso de graduados tiene 
              la gran oportunidad de influir en la formación de un médico 
              joven en aspectos no solo de medicina, sino de cultura general; 
              de aspectos de ética médica del ejercicio de médico 
              que ahora han cobrado gran importancia. Cuando la formación 
              de nuevos especialistas se daba en este aprendizaje con un tutor, 
              al parecer este aspecto formativo se daba en forma natural. La esencia 
              misma del ejercicio de un tutor lleva a esta actividad porque se 
              daba una relación personal en forma continua. Con la organización 
              y sistematización de los cursos de especialidad puede caerse 
              en la tendencia de abandonar o al menos disminuir esta acción 
              educativa; puede caerse en la tentación de pensar que ya 
              que esta definido en el papel todo el plan de enseñanza de 
              los años de que consta una residencia, puede parecer, y no 
              es así, innecesaria la formación del tutor. La relación 
              personal constante e intencionada del profesor del curso con los 
              jóvenes residentes. 
             
              Los grandes maestros de la medicina mexicana, con características 
              personales diferentes en cada uno de ellos, tuvieron este común 
              denominador. Procuraron que el médico en formación 
              adquiriera conocimientos y destrezas, pero además influyeron 
              en esa enseñanza tan importante que se encuentra en el “currículo 
              oculto” en aspectos formativos. En eso se distinguieron maestros 
              tan recordados como Ignacio Chávez, Raoul Fournier, Clemente 
              Robles y en épocas más recientes Ramón de la 
              Fuente. (2) 
             
              Es importante que los titulares de los cursos de residencia adopten 
              esta actividad en el transcurso de la formación de los alumnos-residentes 
              a su cargo. 
            La 
              Enseñanza de la Clínica. Antecedentes. 
              La enseñanza de la clínica en tiempos muy remotos 
              se dio observando las maniobras clínicas que los médicos 
              profesores implementaban con sus enfermos. Esa clínica durante 
              siglos estuvo basada en el contacto cercano del médico con 
              el enfermo. Durante esos tiempos la plática con el paciente, 
              en la cual éste relataba sus dolencias al médico y 
              métodos tan simples como los conocidos de inspección, 
              percusión y auscultación fueron casi los únicos 
              procedimientos del ejercicio clínico, es decir, de los recursos 
              que el médico empleó para tratar de conocer las causas 
              de la enfermedad. 
             
              Dentro de las limitaciones naturales de esta práctica, quizá 
              uno de los elementos fundamentales fue lo que conocemos como interrogatorio; 
              que en ocasiones más que esto, fue la oportunidad del enfermo 
              para hablar de su padecimiento. Dejando al paciente en libertad 
              de explayarse en relación a su enfermedad, el médico 
              fue capaz de conocer no solo de los síntomas con que se manifestaba 
              la enfermedad, sino del grado de aflicción que sus dolencias 
              ocasionaban al paciente. Durante siglos ésta fue la clínica 
              de las enfermedades en manos del médico. A los elementos 
              mencionados se agregó la utilización de recursos intermediarios 
              entre el enfermo y el médico que le permitieron conocer mejor 
              el estado físico de aquel. El estetoscopio, el baumanómetro, 
              el oftalmoscopio y una decena de análisis de laboratorio 
              fueron hasta hace unas décadas los instrumentos de apoyo 
              a las maniobras clínicas. 
             
              Las tendencias actuales en la práctica clínica y sus 
              repercusiones en la enseñanza son un asunto de capital importancia. 
              Desde principios del Siglo XX, pero en forma explosiva en la segunda 
              mitad del mismo, un sinnúmero de recursos de apoyo al diagnóstico 
              tanto en instrumental de diagnóstico, como en estudios de 
              gabinete y del laboratorio clínico se han puesto a la disposición 
              del médico en ejercicio. Esto ha significado un inmenso avance 
              en las posibilidades del clínico moderno de arribar a diagnósticos 
              más precisos y más oportunos. La endoscopia de fibra 
              óptica, los estudios de Tomografía Axial Computarizada 
              con sus variantes cada vez más precisas y los estudios de 
              Resonancia Magnética son solo ejemplos del gabinete actual; 
              que decir de las numerosas pruebas de laboratorio con que se puede 
              actualmente conocer el estado bioquímico de órganos, 
              sistemas y aún de cierto grupo celular en el organismo. 
             
              ¿Estos avances deben sustituir a las maniobras clínicas 
              clásicas? La respuesta es sin duda que no. No es sensato 
              en medicina olvidar lo conocido por nuevos conocimientos. Menos 
              aún lo es el considerar que estos indiscutibles avances de 
              la tecnología medica actual deban hacer olvidar por innecesarias 
              las maniobras de clínica clásica. 
             
              En ocasiones el olvido o menosprecio de maniobras tan sencillas 
              como la auscultación de un tórax, puede dar más 
              luz en el diagnóstico de un enfermo con insuficiencia respiratoria, 
              que las pruebas de O ó CO2 en sangre; ¿quiere decir 
              esto que estas últimas no son útiles? No, sólo 
              quiere decir que utilizadas después de una exploración 
              clínica clásica permiten comprender mejor en su integridad 
              el problema. 
             
              Quizá el mayor daño ocurre cuando se omite la plática 
              larga e intencionada del médico con el enfermo. Es en esta 
              acción cuando surge en forma natural el encuentro de la confianza 
              del paciente con el médico. El evitar esta acción 
              impide este acercamiento de gran importancia en el proceso de curación 
              del paciente. La relación estrecha del médico con 
              el paciente fue casi la única arma que el médico empleó 
              durante siglos para curar. La buena relación del médico 
              con su enfermo tiene un efecto curativo. 
             
              Impedir esta acción inicial de contacto del médico 
              con el paciente, o dedicarle poco tiempo, no sólo evita el 
              comienzo de una relación de confianza. En ocasiones recurre 
              al empleo de métodos de gabinete y de laboratorio en forma 
              excesiva, que ocasionan no solo un gasto innecesario, sino que conllevan 
              cierto riesgo, que esta justificado cuando es indispensable, pero 
              que no lo es, cuando se emplean para evitar el tiempo empleado en 
              un interrogatorio y exploración física cuidadosa, 
              o peor aún cuando se disfraza la ignorancia clínica 
              para emplearlos para orientarse en el diagnóstico. 
             
              El médico residente aprende de lo que ve que utilizan sus 
              mayores. Por ello es tan importante, que en la clínica actual 
              los profesores del curso, sus adjuntos, y los residentes de grados 
              avanzados realicen un ejercicio clínico completo; esto es 
              utilizando las maniobras clínicas clásicas y empleando 
              todos los elementos de la clínica novedosa como complemento 
              de aquellas. 
            La 
              Educación Médica en el período de las Residencias 
              Médicas. 
              Durante el transcurso de un entrenamiento en una residencia, el 
              alumno pasa del análisis teórico de diversos aspectos 
              de la medicina que obtuvo en la licenciatura, a la aplicación 
              de estos conocimientos al enfrentar los padecimientos de los enfermos 
              a su cuidado. Durante estos años el residente tiene la oportunidad 
              no sólo de aprender maniobras clínicas que le proporcionan 
              destrezas propias de su especialidad, sino formarse un criterio 
              en relación a diversos aspectos del ejercicio médico. 
              En la actualidad, tan importante es reconocer los sistemas actuales 
              de obtener información valiosa respecto de temas de medicina, 
              utilizando los recursos actuales de informática, como conocer 
              las actuales formas de organización de la medicina. La organización 
              de la atención médica, los sistemas de atención 
              médica, tanto públicos como privados se encuentran 
              en manos de NO médicos. En la medicina pública predominan 
              los criterios de economistas y políticos y en los sistemas 
              de atención privada, los de empresarios que han organizado 
              magníficos centros de atención con los mayores adelantos 
              de la tecnología médica actual, y en los que en forma 
              natural la organización tienden a obtener resultados que 
              justifiquen la inversión. La formación del médico 
              actual debe conocer los pormenores de estos asuntos y cómo 
              influyen en el ejercicio de la medicina, pues algunos de ellos son 
              contrarios a la principal obligación ética del médico, 
              que es el que todas las acciones que efectúe deben tener 
              como único interés el beneficio del enfermo. 
             
              En la formación del residente actual, es de la mayor importancia 
              el análisis de diversas situaciones que en la práctica 
              diaria pueden constituir problemas éticos. 
             
              El aprendizaje de la medicina en las residencias médicas 
              se da en las muy diversas actividades normales de un hospital de 
              enseñanza. El residente aprende en la visita diaria del cuerpo 
              de médicos de base, principalmente, cuando esta es encabezada 
              por el profesor titular del curso. Aprende en las sesiones clínicas 
              en donde en la discusión de los pormenores de cada caso puede 
              participar en forma gradual; al principio quizá escuchando 
              las opiniones de los médicos de base y de los residentes 
              más adelantados, para posteriormente participar activamente 
              con mayor actividad cuanto mayor sea su preparación teórica. 
              Aprende en las sesiones anatomo-clínicas, en las que el resultado 
              final del caso pone en claro cuáles de las disquisiciones 
              clínicas fueron las correctas y cuáles no. En los 
              hospitales de enseñanza con frecuencia el profesor del curso 
              es además profesor de clínica o patología para 
              estudiantes de medicina; hay ahí otra oportunidad más 
              de aprendizaje al poder asistir de oyente a las clases y refrescar 
              conocimientos o participar impartiendo clases que el profesor titular 
              le ha encargado con anterioridad. Quizá una de las formas 
              de aprendizaje mayor sea las pláticas informales que pueden 
              ocurrir al terminar una visita a los internados, o al término 
              de una sesión o aún en reuniones informales en lo 
              que se ha dado en llamar el “currículo-oculto”(3), 
              pues en esas ocasiones informales el profesor y otros médicos 
              de base pueden en comentarios trasmitir un gran cantidad de aspectos 
              conceptuales. Cuando en un hospital faltan estas situaciones la 
              enseñanza es limitada. Por ello es superior el aprendizaje 
              de un residente en los hospitales en que ocurren estas situaciones 
              y por eso se distinguen como hospitales de enseñanza, circunstancia 
              que se da más frecuentemente en hospitales públicos 
              y que es rara en hospitales privados. 
            La 
              Labor de los Residentes como Educadores 
              El realizar las actividades del Seminario de Educación Médica 
              en el PUEM, tiene como fundamento, el conocer que en el transcurso 
              de los años de residente, un médico no solo realiza 
              acciones de aprendizaje, sino que esta íntimamente ligado 
              a labores de enseñanza y no sólo de enseñanza 
              de conocimientos y destrezas sino de actitudes y aptitudes, es decir, 
              de aspectos formativos, aquello que hemos definido como educación 
              médica, el conjunto de acciones que permiten convertirse 
              en médico en toda la extensión de la palabra. 
             
              En estudios realizados en otros países y que coinciden con 
              lo observado en nuestro medio, se observa que en la residencia los 
              mismos residentes actúan como responsables de la enseñanza 
              en una proporción elevada. (4). Los residentes avanzados 
              enseñan a los que inician este período, y en los casos 
              en que el servicio en que actúan hay cursos de pregrado es 
              común que actúen como profesores de alumnos en estas 
              etapas (5). Algunos reportes señalan que la enseñanza 
              de un residente puede estar en manos de residentes de años 
              avanzados hasta en un cincuenta por ciento de ella (6). En nuestro 
              medio, en algunos sitios el porcentaje aún puede ser mayor. 
             
              Existe desde siempre una motivación de participar en la enseñanza 
              de la medicina. La mejor manera de aprender es comprometerse a enseñar. 
              El saber que se tiene que desarrollar una conferencia teórica 
              sobre un tema médico es una motivación importante 
              para estar muy bien preparado en el tema. Realizar comentarios clínicos 
              enfrente de residentes de grados inferiores motiva al de grados 
              superiores a ser preciso y seguro de sus conocimientos ya que los 
              jóvenes que le escuchan pueden corregirlo si esta equivocado. 
              Dedicarse a enseñar medicina es asegurarse aprender medicina 
              (6). 
             
              Los cursos del PUEM han sido diseñados para organizar este 
              período de preparación de un médico especialista 
              utilizando los grandes recursos con que se cuenta en la actualidad 
              para el aprendizaje de la medicina y la formación integral 
              del médico. Las técnicas pedagógicas, las diversas 
              fuentes de información a las que hoy se puede acceder y la 
              actividad formativa del profesor del curso y de sus adjuntos pueden 
              hoy lograr la formación de especialistas muy completos. La 
              sistematización de los programas de los cursos, con que ahora 
              se cuenta, permiten la obtención de mucho mejores resultados 
              en la formación de especialistas, principalmente en aquellos 
              casos en que el Profesor Titular del curso utiliza los beneficios 
              de la sistematización de los programas sin perder su actividad 
              como Tutor. 
            Bibliografía.- 
            
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            Regresa 
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