De acuerdo al cuestionario los enunciados han sido mezclados
para explorar las 3 dimensiones descritas: el agotamiento emocional,
la despersonalización y la ineficiencia o insatisfacción
en la realización personal, de tal manera que se pueden
medir y diferenciar tres subescalas que representan los tres factores
o dimensiones del síndrome.
Los enunciados 1, 2, 3, 6, 8, 13, 14, 16 y 20 exploran el agotamiento
emocional y sus resultados son directamente proporcionales al
grado de intensidad del agotamiento emocional, es decir, a mayor
puntuación, mayor agotamiento.
Los enunciados 5, 10, 11, 15 y 22 exploran el grado de despersonalización
sufrida por el explorado y sus resultados son también directamente
proporcionales: a mayor puntuación, mayor despersonalización.
Los enunciados 4, 7, 9, 12, 17, 18, 19, y 21 exploran el grado
de percepción de ineficiencia laboral y de realización
personal del explorado. En este caso la puntuación es inversamente
proporcional a la percepción, es decir, a menor puntuación,
mayor afectación del sujeto explorado.
Los resultados de los tres escenarios se deben sumar del 0-6
en forma independiente para los tres escenarios, e interpretarse
los resultados por separado. El puntaje obtenido para los tres
componentes del burnout ha sido validado en numerosos
estudios hechos en trabajadores de la salud, educadores, trabajadores
sociales, asistentes legales, y personal administrativo diverso
de distintas profesiones.
Del global de puntuaciones obtenidas se han descrito tres rangos
distintos para las tres dimensiones exploradas, sin existir un
punto de corte definido que indique la existencia o no del síndrome:
|
Bajo |
Medio |
Alto |
Agotamiento emocional |
< 18 puntos |
19-26 puntos |
> 27 puntos |
Despersonalización |
< 5 puntos |
6-9 puntos |
>10 puntos |
Ineficiencia y realización personal |
> 40 puntos |
34-39 puntos |
< 33 puntos |
La contestación de un cuestionario como éste deberá
hacerse en un entorno en donde exista privacidad (a fin de evitar
influencias de otros trabajadores, amigos o familiares), confidencialidad
(con el objeto de que el encuestado sienta que contesta en forma
anónima a fin de evitar conflictos laborales) y sin sensibilización
sobre lo que se pretende explorar (con la finalidad de evitar
el sesgo natural en un ambiente de por sí cargado de factores
estresantes y cargas de trabajo frecuentemente exhaustivas). Como
ya se ha señalado, el escenario más significativo
de ser interpretado es el agotamiento emocional, y para muchos
autores este es el componente central más importante del
síndrome de burnout y el que mayor valor tiene
en la interpretación de resultados y eventuales medidas
remediales.
El MBI ha sido sujeto de múltiple escrutinios
y modificaciones. Se ha considerado que muchos de los enunciados
describen sentimientos en lugar de preguntar por ellos, que serían
preferibles y de mayor valor cuestionarios que explorasen solo
un escenario o solo dos de ellos y que las respuestas de la escala
de Likert fuesen modificadas en la frecuencia de: 1) nunca, 2)
menos de 12 veces al año, 3) una vez al mes, 4) más
de una vez al mes y menos de una vez por semana, 5) una vez a
la semana, 6) 2 a 4 veces por semana y 7) 5 ó más
veces por semana (14).
En cualquier caso, la escala que eventualmente se use debe tener
pruebas de validez interna y externa. Modificaciones al MBI
existen en la literatura y a las cuales se puede acceder a través
de la red.
Factores que inciden en su desarrollo
Las características del trabajo
En prácticamente todos los estudios disponibles sobre el
tema, el factor desencadenante es una carga excesiva de trabajo
en un tiempo insuficiente para ser realizado. Sobrecarga laboral
y presión del tiempo para realizarla son los factores comunes
y consistentemente relacionados con la aparición del síndrome
de burnout, particularmente con la aparición del
agotamiento emocional (exhaustion).
Otros factores relacionados con el trabajo y que han sido asociados
como factores crónicos desencadenantes son: falta de información
o incapacidad de desarrollar satisfactoriamente el trabajo encomendado;
carencia de apoyo de los supervisores encargados del área;
ausencia de realimentación positiva y reconocimiento en
el trabajo; percepción de inequidad; incompatibilidad de
los valores éticos personales con aquellos de la institución,
y falta de autonomía y autodeterminación en la resolución
de problemas que puedan ser eventualmente resueltos en forma satisfactoria
por el trabajador (10,13).
Las características individuales
El síndrome se presenta más frecuentemente en gente
joven (entre los 30 y 40 años o menores) probablemente
debido a impericia laboral. Los rasgos de personalidad más
frecuentemente asociados son: baja autoestima, personalidades
pasivas y rígidas con dificultades de adaptación
al entorno; e individuos con altas expectativas de desarrollo
(16).
El entorno desencadenante
No es casual que el síndrome de burnout haya
sido inicialmente descrito en trabajadores de la salud y que existan
numerosas publicaciones de su presencia entre enfermeras, médicos
residentes y médicos tratantes. El entorno de un hospital
y, particularmente, en lo referente a las actividades de médicos
internos, residentes y enfermeras novicias, cumple con todos los
prerrequisitos para que el síndrome de burnout
se desencadene.
El interno y el residente son elementos jóvenes que aún
no han adquirido las destrezas necesarias para enfrentar los problemas
de salud que en forma cotidiana se les presentan. Dependiendo
del entorno en que se encuentren, pueden enfrentarse a estos problemas
complejos con grados variables de responsabilidad y con una autonomía
restringida a las distintas escalas de decisión. Con frecuencia
ha idealizado el ejercicio de la medicina y las expectativas de
desarrollo profesional de los médicos jóvenes y
estudiantes, son en la mayoría de los casos, muy altas.
En este entorno, súbitamente se enfrentan a cargas laborales
excesivas que con frecuencia van más allá de los
límites personales de capacidad para superarlas y que exigen
demasiada concentración y dedicación.
Dos factores agregados que actúan como factores gatillo
han sido ampliamente reconocidos: el estrés y la deprivación
del sueño.
El estrés se deriva de una responsabilidad que
va, con frecuencia, mas allá de sus capacidades para enfrentarla
a la que se suman factores de incertidumbre en el futuro; dificultades
económicas, relaciones familiares con poca tolerancia a
los horarios de la residencia y el internado; incertidumbre de
haber escogido la carrera correcta y competitividad profesional
(17, 18, 19). A este estado de estrés con sobrecargas laborales
e importantes responsabilidades se suma la frecuente deprivación
del sueño por las horas de guardia a las que se ven frecuentemente
sujetos.
La deprivación del sueño en medicina, en esta etapa
formativa de los residentes, es una de las características
inherentes a la medicina y probablemente sea más notable
comparada con las diferentes profesiones, pues excede con mucho
a lo autorizado para otros trabajadores tales como los de la aviación,
el transporte y los trabajadores de la industria nuclear (20).
El efecto de la deprivación del sueño en el desempeño
laboral y académico y en la seguridad de la atención
médica, ha sido ampliamente estudiado y recientemente sujeto
a regulaciones normativas, pues está demostrado que la
deprivación crónica del sueño altera la concentración
y capacidad de decisión pudiendo elevar la frecuencia de
errores médicos con consecuencias fatales (21,22). La fatiga
crónica entre los residentes con períodos de trabajo
que van de las 80 a las 120 horas por semana es una práctica
frecuente (23,24). Esta deprivación del sueño y
sus consecuencias en la atención y capacidad de desarrollar
destrezas, después de 24 horas de permanecer alerta, sin
descanso, es equivalente a tener concentraciones de alcohol en
sangre del 0.10% (25), lo que conduce a errores médicos
y a alteraciones del estilo de vida en las relaciones sociales
y familiares (26, 27, 28, 29, 30, 31).
En un estudio cualitativo realizado con grupos focales se estudiaron
los efectos que la deprivación del sueño tiene en
el desarrollo académico, laboral y en la vida cotidiana
de los residentes, encontrándose lo siguiente (Cuadro adaptado
de Referencia 31):
Afectaciones en el aprendizaje
y conocimiento
|
Afectaciones en
el trabajo
|
Afectaciones en
la vida personal
|
Alteraciones en la habilidad para aprender y pensar |
Profesionalismo |
Trabajo de atención médica |
Sensación de pérdida del bienestar personal |
Alteraciones en las relaciones personales |
Disminución de la motivación para aprender |
Dificultad para la comunicación con pacientes y familiares |
Errores en la aplicación de destrezas clínicas |
Percepción de disminución de la salud personal |
Dificultades en la relación con el compañero(a)
|
Incapacidad para el pensamiento complejo |
Disminución en el deseo de interacción con
los médicos adscritos |
Ineficiencia |
Alteraciones en el sentido del humor |
Dificultades en la relación con familiares y amistades |
Insuficiencia para la aplicación del conocimiento |
Pérdida de empatía hacia los pacientes. Despreocupación
por sus problemas |
Sueño no controlable durante el desempeño
en el trabajo |
Sensación de necesidad para el esparcimiento personal |
Dificultades en la relación con los hijos |
|
|
Disminución de destrezas manuales |
Disminución de habilidades para manejar |
Alteraciones de las actividades personales |
Su frecuencia entre residentes
Utilizando las escalas de medición de Maslach (MBI)
se ha observado que la frecuencia de aparición del síndrome
entre los residentes, en distintos países es muy alta,
independientemente de la especialidad de que se trate y del año
en el que estén inscritos (32). Una revisión de
la literatura sobre el tema, encontró que la frecuencia
oscilaba entre un 17% hasta un 76% (con una mayor frecuencia entre
el 40% y 50%) con cifras particularmente elevadas en el entorno
del agotamiento emocional (33, 34). En esa misma revisión,
se encontró que las residentes y las médicas especialistas
mujeres tienen una mayor frecuencia de aparición del síndrome
(hasta de un 60% mayor que en los hombres) pues la posibilidad
crece en ellas de manera directamente proporcional al tiempo de
trabajo, incrementándose en un 12% por cada 5 horas arriba
de las 40 semanales de compromisos laborales (34).
Las razones por esta tendencia al mayor agotamiento emocional
entre las mujeres pueden tener diversas explicaciones relacionadas
al género, pues perciben mayores presiones y acoso sexual
entre médicos y residentes; presiones familiares del cónyuge
o compañero; percepción de desaprobación
por parte de los médicos adscritos en caso de quedar embarazadas,
y desaprobación por parte de sus compañeros en caso
de preñez durante la residencia.
Otros síntomas producto del estrés laboral que
pueden presentarse durante la residencia y que no necesariamente
están relacionados con el síndrome son: pérdida
del apetito (hasta 61%); pérdida del sentido del humor
(hasta en un 52%) y alteraciones durante el sueño (hasta
en un 72%). No es de extrañar que en el grupo de residentes
exista entonces una mayor tendencia (7%) a la depresión
clínica y al abuso de alcohol (33, 34, 35,36).
Su impacto en la atención médica y
en la formación de los residentes
La formación de especialistas de acuerdo los objetivos
de Plan Único de Especialidades Médicas y a los
estándares globales internacionales, (entre otros el ACGME
de los Estados Unidos de Norteamérica) pretende: La formación
por competencias en lo relativo a conocimientos materia de la
especialidad; destrezas, habilidades específicas y adquisición
de lo que se ha dado a llamar profesionalismo. El profesionalismo
implica un conjunto de actitudes que van desde identificación
con los valores institucionales, presencia física y aspecto,
hasta valores éticos, habilidades de comunicación
con pacientes y familiares, empatía y compasión
por los pacientes y adherencia a los códigos éticos
que rigen la medicina.
El cumplimiento de estos objetivos se antoja difícil bajo
ciertas condiciones de excesos de cargas laborales, que eventualmente
alteran los estados de ánimo y pueden conducir a la aparición
del síndrome señalado con el consecuente desarrollo
del agotamiento emocional, despersonalización, sensación
de pérdida del desarrollo profesional y eventual ineficacia
en la atención médica prestada y que pueden afectar,
no solo su formación sino la calidad de la atención
médica esperada (37). Un médico o residente afectado
con el síndrome tiene una mayor tendencia a cometer errores
médicos (38) con altos costos para la salud del paciente
y que coadyuvan a agravar los síntomas de agotamiento emocional
(39). Por ello, en los Estados Unidos de Norteamérica la
Comisión de Acreditación de las Organizaciones de
Salud en el 2001 (JCAHO) recomendó que, en los hospitales
a ella asociados, se establezcan políticas encaminadas
al bienestar de los médicos y residentes (38).
El bienestar de médicos y residentes dentro de una organización
de salud tiene indudablemente un impacto positivo en la calidad
de la atención médica, pues al estar comprometidos
con el trabajo y tener satisfacción en su desarrollo profesional,
los hace ser más productivos lo que se correlaciona directamente
con la percepción de los pacientes sobre la calidad de
la atención médica recibida (40, 41).
A su vez, la satisfacción de los médicos con el
bienestar social y organizacional mejora las condiciones de contratación
de la institución y disminuye los costos salariales al
aumentar la permanencia laboral y disminuir el recambio en la
contratación por abandono o despidos (42,43).
¿Qué hacer?
A pesar de que las condiciones de atención médica
y aprendizaje en las distintas residencias médicas son
casi siempre en un ambiente de estrés en condiciones laborales
exhaustivas (con frecuencia superiores a las 80 horas de trabajo
a la semana) y aceptando que este síndrome se presenta
con mayor frecuencia en los trabajadores de salud, un hecho innegable
es que no todos los residentes lo presentan, y que bajo condiciones
similares, la frecuencia de aparición de los síntomas
relacionados al síndrome puede ser muy distinta entre grupos
de residentes en distintas instituciones de salud.
El síndrome de burnout está, por necesidad,
asociado al desempeño en el trabajo y afecta en forma distinta
a los individuos bajo condiciones de estrés muy parecidas.
Por lo tanto, las medidas preventivas o correctivas deben estar
orientadas al ambiente laboral y al individuo en particular.
En general, al describir los entornos y factores desencadenantes
que inician el agotamiento emocional, se observa que tienen algo
en común: un exceso de carga de trabajo en donde el desempeño
no es gratificante.
Casi por oposición a estos entornos, se podría
describir la antítesis del ambiente y del desarrollo del
burnout como un entorno en donde los trabajadores se
encuentran comprometidos e identificados con el trabajo desempeñado,
y de hecho, ante cargas laborales iguales y factores estresantes
similares, estos ambientes propicios evitan que la presencia del
síndrome sea mayor (10, 11,16).
Al estudiarse estos ambientes favorables para el trabajo se observan:
cargas laborales equitativas, percepción por los trabajadores
de capacidad de decisión y grados de autonomía,
reconocimientos a la labor desempeñada, respaldo y reconocimiento
del ambiente social, y percepción de los trabajadores de
justicia y equidad en sus cargas laborales y remuneraciones. La
relación entre estos diversos factores se describe en la
Figura 2.
Sin duda, estos lineamientos favorables pueden, en cierta medida,
ser aplicados a una residencia médica y transformar un
ambiente agresivo, en un ambiente propicio y significativo para
el aprendizaje y desempeño de un residente, reduciendo
así la carga emocional negativa que pueda eventualmente
experimentar durante el proceso formativo.
Algunas medidas han sido recomendadas para prevenir y disminuir
la aparición del síndrome de burnout (44)
y que son directamente aplicables a las residencias como organización
laboral, y al residente como individuo:
En la organización del
trabajo en las residencias |
En los residentes |
-
La reducción de horarios
excesivos
-
Los días libres de toda actividad
médica u hospitalaria
-
La distribución equitativa
de cargas de atención médica
-
Permitir una autonomía controlada
a las capacidades y destrezas del residente
-
Una supervisión adecuada
durante el proceso formativo
-
Reducción de cargas administrativas
innecesarias
|
-
Crear un ambiente social fuera de
las horas de trabajo
-
Permitir tiempo con la familia y
con los compromisos familiares. Propiciar el apoyo de
esposas y compañeros sentimentales
-
Estimular en los residentes la nutrición
y el deporte
-
Sesiones periódicas y específicamente
dirigidas a ellos de cómo manejar el estrés
|
Los horarios excesivos
Existe una corriente universal a limitar las horas de trabajo
al residente. El Accreditation Council for Graduate Medical
Education de los Estados Unidos de Norteamérica, establece
como criterio de acreditación para las residencias que
el horario laboral de los residentes no debe exceder de las 80
horas semanales, promediando 4 semanas. De hecho, el violentar
esta reglamentación pone en riesgo la acreditación
de las residencias en ese país (46,47). En Europa, las
restricciones horarias son aún más intensas (aprox.
60 horas a la semana) y comenzaron con la limitación del
tiempo de trabajo en el año 2004, debiendo estar ajustadas
a esos horarios a fines del año 2009 (48). En Australia,
el límite es de 56 horas a la semana (promediando 4 semanas)
(49). En nuestro país la norma oficial mexicana para la
organización y funcionamiento de las residencias médicas
no contempla de manera explícita un tiempo máximo
de trabajo continuo hospitalario, aunque sí contiene lineamientos
para el número y periodicidad de las guardias (50). La
propuesta e implementación de controles más estrictos
en los tiempos de trabajo de los residentes, ya sea por iniciativa
de las instituciones de salud o educativas de los países
en vías de desarrollo, está complicada por la naturaleza
dual del residente como estudiante y como fuerza laboral del hospital,
que aunada a la problemática de recursos humanos en las
instituciones de salud de países con limitaciones económicas
promueve que los residentes tengan que realizar actividades de
manera prolongada, a diferencia de otras actividades profesionales.
Esta problemática constituye uno de los retos presentes
y futuros a enfrentar para disminuir el síndrome de burnout
en los residentes mexicanos.
Una doble razón existe en estas nuevas disposiciones a
nivel internacional: el mejorar la seguridad de los pacientes
al mejorar las condiciones de descanso de los residentes e internos;
y disminuir la aparición del síndrome de burnout
y las tendencias depresivas en ellos (51, 52, 53). Medidas de
esta naturaleza afectan sin duda la economía de la salud
al requerir más residentes y espaciar los horarios laborales
en las guardias. Sin embargo, algunas medidas saludables pueden
ser implementadas sin que repercutan en altos costos tales como:
permitir que los residentes después de 24 horas de trabajo
continuo se vayan a descansar, o la incorporación de un
nuevo residente por cada 3 existentes y reestructurar así
el trabajo de guardias a esquemas A, B, C, D, o redistribuir los
horarios de vigilia y atención entre ellos (51).

Adaptado de referencia 51
Los días libres
Esta bien demostrado que un factor de burnout es el no
tener al menos un día libre a la semana carente de compromisos
hospitalarios o relacionado con actividades de estudio o trabajo
de los residentes. El contar con un día libre a la semana
de esparcimiento, permite un mejor desarrollo profesional y evita
el desgaste emocional de los residentes (54, 55, 56).
La distribución equitativa de cargas de atención
médica
A pesar de que esto se antoja necesario y razonable, no siempre
sucede así, y no es raro que ante un comportamiento que
se ha considerado como inadecuado, la sanción para el residente
infractor sea una sobrecarga de trabajo o un mayor número
de guardias a las previamente establecidas. Sanciones de esta
naturaleza van en detrimento de la formación, de la calidad
de atención, propician el síndrome de burnout
y acentúan la ineficiencia en el trabajo y desarrollo profesional.
Permitir una autonomía controlada a las capacidades
y llevar a cabo supervisión adecuada
Uno de los factores ya señalados como propiciatorios al
desgaste emocional y a la despersonalización, es el llevar
a cabo tareas para las cuales no se tiene la capacidad suficiente
para efectuar correctamente. Lo anterior, genera angustia en quienes
las realizan y sensaciones de culpa cuando existe alguna complicación.
De igual manera, el no permitir la autonomía de decisión
cuando existen esas capacidades, genera una frustración
en las expectativas de desarrollo profesional y de reconocimiento
social. La formación de los residentes y el proceso de
adquisición de destrezas se llevan siempre a cabo entre
estas dos aparentemente antagónicas posiciones, y sin duda,
la respuesta a ello es una correcta y estrecha supervisión.
Es el tutor quien ayuda a desarrollar gradualmente en el residente,
el juicio clínico necesario para la adquisición
de la autonomía y quien conoce el grado de desarrollo en
competencias y destrezas de los residentes a su encargo.
La reducción de cargas administrativas innecesarias
Las instituciones de salud generan una gran cantidad de documentos
a ser llenados en forma de memorándums, requerimientos,
solicitudes, etc., que aparentemente son necesarios para la correcta
administración de la unidad hospitalaria, recayendo en
los residentes la obligación de llenarlas correctamente
propiciando una carga adicional de trabajo que perciben como innecesaria
y frustrante en su desarrollo profesional.
Corresponde a los administradores de las unidades la evaluación
periódica de estas necesidades administrativas, que con
frecuencia, obedecen a prácticas inveteradas y en algunas
ocasiones innecesarias. De tener que persistir alguna o todas
ellas, es conveniente hacer entender a los residentes e internos
de su importancia y realimentarse de ellos para su simplificación
(52).
Crear un ambiente social fuera de las horas de trabajo
La relación fuera de las horas de trabajo en ambientes
sociales con los médicos adscritos y otros residentes,
permite la socialización y alivia los factores estresantes.
Los programas de tutoría personal donde a cada residente
le es asignado un médico adscrito para la resolución
de dudas y apoyo profesional y social, han demostrado tener un
efecto positivo en el alivio de factores estresantes (51, 53,54).
Propiciar el apoyo de esposas y compañeros. Propiciar
ambientes familiares. Estimular en los residentes la nutrición
y el deporte
El comprometer a la familia con lo que se espera del desarrollo
profesional del residente, tiene una implicación directa
en el bienestar social de ellos. Por el contrario, el desligar
a la familia del ambiente laboral del residente, conlleva a la
incomprensión de su actividad por parte de personas significativas
para él o ella y genera un ambiente hostil en los componentes
familiares.
En los estudios sobre el tema se ha demostrado que los residentes
(tanto mujeres como hombres) que tienen buenas relaciones familiares
e hijos, tienen menores índices de depresión, de
despersonalización y exhiben mayores valores humanísticos
que aquellos que permanecen solteros (55, 56,57).
Sesiones de cómo manejar el estrés
Existen evidencias en la literatura sobre talleres de 4 horas
de duración, encaminados a identificar factores estresantes
en el trabajo cotidiano y cómo superarlos. De acuerdo a
estos reportes, los residentes que se sujetaron a estos talleres
mejoraron sus índices del MBI, particularmente
en lo relacionado al agotamiento emocional (56).
BIBLIOGRAFÍA
-
Freudenberger HJ. 1975. The staff burnout
syndrome in alternative institutions. Psychother Theory Res
Pract. 12:72-83.
-
Maslach C. 1976. Burned-out. Hum Behav.
5:16-22.
-
Maslach C, Jackson SE. 1981. The measurement
of experienced burnout. J Occup Behav. 2:99-113.
-
Maslach C. 1982. Burnout: The Cost of Caring.
Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall.
-
Leiter MP, Maslach C. 1988. The impact of
interpersonal environment on burnout and organizational commitment.
J Organ Behav. 9:297-308.
-
Büssing A. Perrar KM. 1992. Die Messung
von Burnout. Untersuchung einer deustchen Fassung des Maslach
Burnout Inventory (MBI-D) (The measurement of burnout: investigation
on the German version of the MBI). Diagnostica 38:328-53.
-
Dion G, Tessier R. 1994. Validation de la
traduction de l’Inventarie d’épuisement professionnel
de Maslach et Jackson (Validation and translation of the burnout
inventory of Maslach and Jackson). Can J Behav Sci. 26:210-27.
-
García, M., Llor, B. Y Sáez,
C. 1994. Estudio comparativo de dos medidas de burnout en personal
sanitario. Anales de Psiquiatría. 10(5), 180-184.
-
Schaufeli WB, van Dierendonck D. 2000. Utrechtse
Burnout Schaal-UBOS: Handleiding (Utrecht Burnout Scale-UBOS:
Testmanual). Lisse, Neth: Swets & Zeitlinger.
-
Maslach C. Schaufeli WB. 1993. Historical
and conceptual development of burnout. En Schaufeli et al. Eds.
Professional Burnout: Recent Developments in Theory and Research.
Washington, DC: Taylor & Francis. 1993, pp. 1-16
-
Glass DC, Mcknight JD. 1996. Perceived control,
depressive symptomatology, and professional burnout: a review
of the evidence. Psychol Health 11:23-48.
-
Bakker AB, Schaufeli WB, Demerouti E, Janssen
PMP, Van der Hulst R, Brouwer J. 2000. Using equity theory to
examine the difference between burnout and depression. Anxiety
Stress Coping 13:247-68.
-
Maslach C, Schaufeli W. B., Leiter M P.
Job Burnout. Annu Rev Psychol. 2001. 52:397-422 .
-
Rosalind C. Barnett, Robert T. Brennan,
Karen C. Gareis. A Closer Look at the Measurement of Burnout.
J Appl Behavioral Res. 1999, 4, 2, pp. 65.
-
Lee RT, Ashforth BE. 1996. A meta-analytic
examination of the correlates of the three dimensions of job
burnout. J Appl Psychol. 81:123-33.
-
Gil-Monte P. R., Peiró J.M. Perspectivas
teóricas y modelos interpretativos para el estudio del
síndrome de quemarse por el trabajo. Anales de Psicología
1999, Vol. 15. 15, Nº 2, 261-268
-
Leiter MP. 1993. Burnout as a developmental
process: Consideration of models. See Schaufeli et al 1993,
pp. 237-50.
-
Burke RJ, Greenglass ER. 2000. Hospital
restructuring, work-family conflict and psychological burnout
among nursing staff. Psychol Health. 87:1013-21.
-
Semmer N. 1996 Individual differences, work
stress, and health. In Handbook of Work and Health Psychology,
Ed MJ Schabracq, JAM Winnubst, CL Cooper, pp 51-86. Chichester,
UK: Wiley.
-
Coller V.U., McCue, J..,Markus A., Smith
L.. Stress in Medical Residency: Status Quo after a Decade of
Reform? Ann Intern Med. 2002; 136:384-390.
-
Owens JA. Sleep loss and fatigue in medical
training. Curr Opin Pulm Med 2001; 7:411-8.
-
Office of Technology Assessment. Biological
rhythms: implications for the worker. Washington, D.C.: Government
Printing Office, 1991 (Report No. OTA-BA-462.)
-
Gaba D. M., Howard S. K., M.D. Fatigue Among
Clinicians and the safety of patients. N Engl J Med. 2002; 347:1249-1254.
-
Reynolds PP. The impact of indebtedness
on residents’ professionalism, lifestyle, and career (Abstract).
J Gen Intern Med. 1996; 11(Suppl) 1:83.
-
Dawson D, Reid K. Fatigue, alcohol and performance
impairment. Nature 1997; 388:235
-
Shine KI. Health care quality and how to
achieve it. Acad Med 2002; 77:91-9.
-
Howard SK, Gaba DM, Rosekind MR, Zarcone
VP. The risks and implications of excessive daytime sleepiness
in resident physicians. Acad Med 2002; 77:1019-25.
-
Weinger MB, Ancoli-Israel S. Sleep deprivation
and clinical performance. JAMA 2002;287:955-7.
-
Samkoff JS, Jaques Ch. A review of studies
concerning effects of sleep deprivation and fatigue on residents’
performance. Acad Med 1991; 66:687-93.
-
Asken MJ, Raham DC Resident performance
and sleep deprivation: a review. J Med Educ 1983;58:382-8.
-
Papp K., et al. The Effects of Sleep Loss
and Fatigue on Resident-Physicians: A Multi-Institutional, Mixed-Method
Study. Acad Med 2004; 79: 394-406 .
-
Thomas NK. Resident Burnout. JAMA 2004;
292:2880-2889.
-
Gautam M. Women in medicine: stresses and
solutions. West J Med. 2001; 174:37-41
-
McMurray JE, Linzer M, Konrad TR, et al.
The Work lives of women physicians. J Gen Intern Med 2000; 15:372-380.
-
Daugherty Sr, Baldwin DC Jr, Rowley BC.
Learning satisfaction and mistreatment during medical internship:
a national survey of working conditions. JAMA 1998; 279:1194-9
-
Shanafelt, TD, Bradley, KA, Wipf, JE; Back,
AE. Burnout and Self-Reported Patient Care in an Internal Medicine
Residency Program. Ann Intern Med. 2002; 136:358-367.
-
Plan Único de Especializaciones Médicas.
División de Estudios de Posgrado e Investigación.
Facultad de Medicina UNAM. http://132.248.160.159/especialidades/web/puem.html
Accesado Junio 2007.
-
Statement of justification/impact for the
Final Approval of Common Standards Related to Resident Duty
Hour. Chicago, Ill: ACGME; 2003. http://www.acgme.org/DutyHours/impactStatement.pdf
Accesado Junio 2007.
-
Petition to the Occupational Safety and
Health Administration requesting that limits be placed on hours
worked by medical residents (HRG publication •1570). Washington,
D.C.: Public Citizen Health Research Group, 2002.
-
ACGME response to the patient and Physician
Safety and Protection Act Of 2001. Chicago: Accreditation Council
for Graduate Medical Education 2001.
-
López Yorente RM, Martín Montero
CM, Fuentes González CI, García García
E, Ortega Trillo R, Cortés Pendón AD, et al. El
síndrome de Burnout en el personal sanitario. Med Pal.
2000; 7(3):94-100.
-
Revisions to Selected Medical Staff Standards,
Physician health. http://www.jcaho.org Accesado Junio 2007.
-
González Correales R., De la Gándara
M. El médico con burnout. Conceptos básicos y
habilidades prácticas para el médico de familia.
IM&C: Madrid. 2004.
-
Hernández Vargas Cl, Dickinson Bannack
ME. Engagement vs Burnout. Aten Fam 2006 ; 13(1):1-2.
-
Hernández Vargas Cl. Engagement una
perspectiva diferente para el estudio e intervención
del burnout. Aten Fam 2006;13 (4):93-95.
-
ACGME approves new proposed common requirements
for resident duty hours. Chicago: Accreditation Council for
Graduate Medical Education 2002. http://www.acgme.org/acWebsite/dutyHours/dh_index.asp
Accesado Junio 2007.
-
H.R.3236:Patient and Physician Safety and
Protection Act of 2001.
-
Pickersgill T. Pickersgill T. The European
Working time directive for doctors in training. BMJ 2001:323:1266
-
Overseas experience in regulating hour of
work of doctors in training: Australian Medical Association,
1998 http://www.ama.com.au/web.nsf/doc/WEEN-6UWAUH Accesado
Junio 2007.
-
Norma Oficial Mexicana NOM -090SSA1-1994
y Proyecto de norma para la organización y funcionamiento
de las residencias médicas PROY-NOM 001-SSA-2006.
-
Landrigan C. P, et al. Effects of Reducing
Interns’ Work Hours on Serious Medical Errors in Intensive
Care Units. N Engl J Med 2004, 351;18:1838-1847.
-
Stone D.J, Bosch RJ, Bothe A. Jr, Steele
G. Effect of resident call status on ABSITE performance. Surgery
2000; 128:465-71
-
Weiner EL, Swain GR, Wolf B. Gottlieb M.
A qualitative study of physician’s own wellness promotion
practices. West J Med. 2001; 174:19-23.
-
Christensen JF, Levinson W, Dunn PM. The
heart of darkness: the impact of perceived mistakes on physicians.
J Gen Intern Med. 1992; 7:424-431.
-
Baruch-Feldman C, Brondolo E, Ben-Dayan
D. Schwartz J. Sources of social support and burnout, job satisfaction,
and productivity. J Occup Health Psychol. 2002; 7:84-93
-
Spickard A., Gabbe S.G., Christensen J.F.
Mid-Career Burnout in Generalist and Specialist Physicians.
JAMA, 2002; 288:1447-1450
-
Williams ES, Konrad TR, Scheckler DP. Understanding
physicians intentions to withdraw from practice: The role of
job satisfaction, job stress, mental and physical health. Health
Care Manag Rev. 2001; 26:7-19.
-
Buchbinder SB, Wilson M. Melick CF, Powe
NR. Estimates of costs of primary care physician turnover. Am
J Manag Care. 1999; 5:1431-1438.
-
Baldwin PJ, Dodd M, Wrate RW. Young doctors’
health. I: how do working conditions affect attitudes, health
and performance? Soc Sci Med. 1997; 45:35-40
-
Marine A, Ruotsalainen J, Serra C, Verbeed
J. Preventing occupational stress in healthcare workers (Review).
2007 The Cochrane Collaboration. John Wiley & Sons, Ltd.